lunes, 25 de octubre de 2021

Otra ronda (2ª parte): ¿Usar el alcohol para socializar y “vencer” la timidez”? & ¿Usar el alcohol como parte de la diversión y de forma recreativa?

 

Venimos de aquí: Otra ronda (1ª parte): ¿Tiene cabida el consumo de alcohol en un cristiano? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2021/10/otra-ronda-1-parte-tiene-cabida-el.html).

¿Usar el alcohol para socializar y “vencer” la timidez”?
Los cuatro o cinco años previos a mi conversión fueron una etapa internamente muy oscura a causa de mi depresión existencial (como narré en “Mi historia: Buscando el sentido a la existencia”: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/04/mi-historia-buscando-el-sentido-la.html). Uno de los efectos colaterales fue que desarrollé lo que, en psicología, se conoce como fobia social. Cuando retomé mi vida en el mundo real, observé claramente que a, mi timidez natural, le había añadido una incapacidad recalcitrante para relacionarme con las personas: mi mente se quedaba literalmente bloqueada y en blanco, como si mis ideas y conocimientos hubieran desaparecido. Me ponía muy nervioso, especialmente ante el sexo opuesto. Evitaba pasar demasiado tiempo con los demás, creyendo que, si lo hacía, percibirían lo que me sucedía. Tenía pánico al qué pensarían de mí. Y, entre otras cuestiones, mi falta de autoestima brillaba sobremanera.
Esto mismo, en mayor o en menor grado, le sucede a incontables personas en sus relaciones sociales. ¿Qué hacen muchos tímidos o aquellos que tienen falta de capacidades sociales? ¿Qué hacen para tratar de encajar y atreverse a hacer todo aquello que, completamente sobrios, les da miedo? ¿Qué elemento añaden para soltar la lengua y animarse a hablar sin parar? Está claro: añaden el alcohol a la ecuación. Esto, aunque en términos humanos pueda parecer comprensible, bajo la idea “si algo funciona por qué no hacerlo”, es demencial para un cristiano.
En mi caso, no empecé a tomar copas para mejorar mi vida social. Hice lo que tenía que hacer: pedir ayuda y consejo. Leí varios libros sobre el tema y comencé a poner en práctica lo aprendido. Fue un largo trabajo, con altibajos y lleno de paciencia, pero que, gracias a Dios, poco a poco, comenzó a dar sus frutos. No tiene precio el orgullo sano que sentí al ser capaz de poder desarrollarme como ser humano por mí mismo en todas las esferas que me propuse, sin necesidad de ninguna sustancia que me diera “valor” o “desinhibiera”.
Esto mismo, que he resumido al extremo, y sobre lo cual me extenderé ampliamente en el apéndice de “Crónicas de los solteros”, es lo que debería aprender a hacer cualquier persona que se sienta atrofiado como persona o poco hábil en sus relaciones sociales. Esforzarse. Aprender. Crecer. Madurar. ¿Y el alcohol como ayuda o para lograrlo? Lejos, bien lejos.

¿Usar el alcohol como parte de la diversión y de forma recreativa?
Dentro del Plan de Acción sobre Drogas 2013-216, en buena parte del territorio de mi país (España), el consumo de alcohol en la vía pública está prohibido. Aun así, salvo momentos puntuales donde la Policia denuncia a sus consumidores, se hace la vista gorda, y cada fin de semana se reúnen miles y miles de jóvenes alrededor del “dios” alcohol.
Parece que, hoy en día, no saben divertirse si no está incluído en el pack. En otros casos, es un ingrediente más que añaden a la actividad principal que están llevando a cabo: la asistencia a un concierto, a un evento deportivo, a un día de playa, a una cena, etc. Pero, viendo la realidad, ¿a qué clase de “diversión” nos estamos refiriendo? A la que consiste en dejarse llevar por “la risa floja”. A contar chistes sin gracia. A hacer el payaso. A hacer comentarios vulgares. A gastar bromas picantes o sexuales. A decir sandeces sin sentido. A hablar de temas banales. A contar chismorreos. O a terminar desnudo, como le sucedió a Noé cuando se embriagó (Gn. 9:21-22).
Por eso, el que no bebe y se anima a salir con estas personas, suele sentirse completamente fuera de lugar en estos ambientes, y más cuando avanza la noche y la falta de pensamiento crítico se apodera del lugar, algo propio de una mente no renovada, y de actitudes meramente carnales. No los verás conversando sobre temas profundos e interesantes. Muchas de las caídas sexuales, o búsqueda de las mismas, vienen precedidas del alcohol.
Usando el título principal como reformulación de la pregunta: ¿tiene cabida este tipo de diversión dentro del cristianismo? Si lo piensas objetivamente y sin prejuicios, la respuesta es clara: no. ¿Significa esto que no puedes contar chistes, reírte sanamente o hablar de temas menos serios? Por supuesto que sí. Así que te hago la pregunta de otra manera: ¿de verdad no puedes hacer eso sin una bebida alcohólica en tu organismo, que modifica tu conducta y relaja tu mora para mal? Además, las opciones de ocio deberían ser otras para un cristiano, como veremos en la tercera parte cuando hablemos de las endorfinas. 
Por último, dentro de la ética cristiana, la diversión vacía en contenido no debería convertirse jamás en la norma. Está claro que hay momentos en que debemos descansar, dormir o simplemente tumbarnos para despejar la mente. Pero no podemos caer en “pasar el tiempo” por “pasar el tiempo”, porque entonces lo único que estaremos haciendo es desperdiciarlo.
Lo habitual es que los pensamientos de muchos creyentes se llenen de estas interrogantes: ¿Qué haré en mi tiempo libre para divertirme? ¿A dónde iré este fin de semana? Como he dicho, la relajación y el disfrute de la naturaleza, de la comida, de la buena compañía o de algún hobby, son parte de una vida saludable y equilibrada. Ahora bien, las cuestiones principales sobre las que debería versar un creyente son: ¿Cuáles son los dones y talentos que Dios me ha dado y cómo puedo usarlos para Su gloria? ¿Qué obras, que Él ha preparado de antemano, puedo llevar a cabo?
Lo que es un despropósito, y que es parte de la religiosidad en la que han caído muchos, es dedicar la mayor parte del tiempo no laboral para el ocio y, lo que sobra, para Dios, que además suele limitarse a asistir a los cultos, como si eso fuera lo principal y “la obra buena”. Aunque no citaré textos bíblicos, la siguiente y pequeñísima lista de lo que puedes hacer, se basa en muchos de ellos:

- Identifica los dones que Dios ha depositado en ti y ejércelos.

- Lee cada año sobre algún tema doctrinal concreto y fórmate profundamente sobre el mismo.

- Trabaja aquellas áreas de tu carácter que debes cambiar y alinea tus pensamientos con los de Dios.

- Visita a aquellas personas que necesitan de compañía, ofreciéndoles tu presencia y cariño.

- Ayuda material o económicamente a alguien, según te haya prosperado el Señor.

- Si tienes hijos, dedica tiempo con regularidad a enseñarle teología sistemática y ética cristiana, adaptada a su edad y madurez. No instruirlo en el Señor y dejarlo a su libre albedrío es otra forma de idolatría mundana. 

- Aprende a cazar al vuelo las oportunidades para predicar el Evangelio. No confundas “amor”, que lo acepta todo –incluso el pecado-, con anunciar las Buenas Nuevas al pecador.

- Siempre que puedas, comparte con otros lo que has aprendido, sea en persona o usando las redes sociales[1]

- Abre las puertas de tu casa y sé hospitalario.

Para todo esto, ten siempre en mente las palabras de Pablo como lema de vida: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres” (Col. 3:23).


Continuará en Otra ronda (3ª parte): ¿Usar el alcohol para confrontar el dolor y reducir la ansiedad? & ¿Usar el alcohol para disfrutar de la vida?


[1] Aquí dejo la manera de hacerlo: Mi exhortación a los cristianos que no le sacan provecho a su propio muro de Facebook (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2021/06/16-mi-exhortacion-los-cristianos-que-no.html); ¿Cómo puede un cristiano sacarle rendimiento a su propio muro de Facebook para enseñar a otros sobre su fe? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2021/06/17-como-puede-un-cristiano-sacarle.html); Últimos pasos para que un cristiano aproveche de cara a los demás su propio muro de Facebook (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2021/06/18-ultimos-pasos-para-que-un-cristiano.html).

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