lunes, 29 de abril de 2024
Las devastadoras consecuencias de las revolución sexual de los años 60 en el mundo de hoy: exhibicionismo, pornografía, programas de televisión y “manga” (1ª parte)
Aunque siempre llamo a las cosas por
su nombre, hoy lo voy a hacer con mayor énfasis. Si ofendo, ofendo; no me
importa lo más mínimo. Si a alguno le pica, que se rasque. Si alguno siente
esto como una bofetada, que despierte de la inopia en que se encuentra. Por mi
parte, espero que sean mayoría los que se den cuenta de cómo es la realidad, y
la rechacen, en lugar de apoyarla o de ser parte de ella.
Sin perderme en los detalles del
origen mitológico de “la caja de Pandora” y su historia, cuando alguien dice,
en términos genéricos, que “se ha abierto la caja de Pandora”, la idea que
quiere transmitir es que muchos males vienen en camino y va a causar
incontables daños a la humanidad.
Metafóricamente, una de las veces que
se abrió dicha caja fue en la década de los 60, en el siglo pasado, con la
llamada revolución sexual, a la que también se llamó “liberación”, donde se
empezó a cambiar todo lo referente a la “moral sexual”, la “desnudez” y las
“relaciones sexuales”. Ahí comenzó buena parte de la decadencia occidental.
Desde entonces, los efectos maléficos campan a sus anchas, ya no solo en
Europa, sino por todo el planeta Tierra, como si fueran verdaderos demonios que
se han apoderado de la mente y el corazón de las personas, sin que estas lo
sepan, alimentando sus pasiones más bajas. ¿Cómo vemos, hoy en día, las
consecuencias de esa “revolución”?
Exhibicionismo
Las redes sociales están llenas de
mujeres que se muestran prácticamente desnudas: en ropa interior, en ropa de
calle que apenas cubren nada y en trajes de baño “minimalistas”, donde se ha
pasado del bañador al bikini, luego al tanga y, en pocos años, se llegará al
nada-tanga. ¿Y qué decir de OnlyFans, la nueva forma de prostitución online?
Y no me refiero únicamente a las
“profesionales” que viven de lo que generan en Internet, sino a infinidad de
amateurs y personas “normales”. Muchas de ellas se contonean (no lo llamo
bailar, porque no lo es) al son de todo tipo de canciones, con letras
deleznables. Aunque no sean conscientes en el presente, el ridículo que hacen
es espantoso, y cuando maduren, o el tiempo y la vejez tomen su lugar, se darán
cuenta; o no, quién sabe. Se quejan de que las cosifican, cuando son ellas
mismas la que lo hacen.
El problema es que, mientras tanto,
son aplaudidas por hombres babosos, que incluso pagan por verlas o tener por
pareja a estas mujeres. El varón que está con una así es alguien que no tiene
amor propio, que no se respeta, y que ha vendido su dignidad y su alma.
Esta forma de actuar de las mujeres
ya abarca a las niñas, que imitan a las mayores, con el consentimiento de sus
padres en algunos casos –que se aprovechan del rédito económico que logran-, o
desde la ignorancia –sin saber a qué se dedican sus retoños-, que buscan
seguidores y admiradores que las llenen de autoestima con atención. Y, para
lograr sus fines, posan luciendo su escasa, pero incipiente feminidad, como si
estuvieran en la portada del Playboy, y tan pintorreadas que parecen muñecas y
gogós.
¿Por qué “el mundo de la moda” diseña
ciertas vestimentas y modelitos para adolescentes y preadolescentes? El refrán
“piensa mal y acertarás”, aquí es, literalmente, aplicable. Basta con que lo
pienses mínimamente.
Con los hombres, tres cuartos de lo
mismo. Unos van con los calzoncillos por fuera del pantalón, otros “luciéndose”
con selfies de todo tipo, especialmente aquellos que van al gimnasio, para
llamar la atención sobre sus montañas de músculos, a la vez que ponen cara de
estreñimiento. El patetismo que alcanzan tampoco tiene límites. ¿Y qué decir de
aquellos culturistas, que se muestran en tanga con los glúteos rajados y sus
pezones con ginecomastia, fruto de la química
mortal que se inyectan en sus cuerpos? A la persona de la calle, al normal, les
da grima todo eso.
Tanto hombres como mujeres han
perdido por completo el pudor sano, y ya no hay vergüenza alguna. Además, todos
ellos terminan por convertirse en yonquis de la dopamina, a cuya dosis habitúan
a sus cerebros, volviéndolos químicamente adictos. Para esto necesitan “likes”
y comentarios en forma de piropos; saben que, mientras más carne enseñen, más
de esto recibirán.
Está claro que hay excepciones. ¿Qué
tanto por ciento? No lo sé, pero, viendo las redes sociales y “el mundo real”,
la verdad es que el número de “exhibicionistas” es demencial.
Algunos, de forma burlesca, dirán:
“entonces qué, ¿volvemos a vestir como en la antigüedad? ¿O prefieres que
vayamos como monjas, y las niñas tapaditas hasta el cuello?”. No mi alma. De la
libertad al libertinaje actual hay un margen muy amplio, y basta con encontrar
el equilibrio. La modestia, la belleza y la elegancia no tienen que ir de la
mano con la desvergüenza, la desnudez pública y la vulgaridad. Y el que diga
que no sabe entender la diferencia, es que se está haciendo el loco.
Pornografía y programas de televisión
El consumo de
pornografía ya se considera normal desde hace tiempo. De ser algo tabú, que era
casi inaccesible, a estar disponible para cualquiera en Internet. Los estudios
al respecto son escalofriantes, al mostrarnos que, por ejemplo, en España la
edad media donde se comienza a visualizar está entre los nueve y los once años,
donde uno de cada tres niños entre diez y catorce años visita este tipo de
páginas de manera regular. Los niños estadounidenses son aún más precoces: a
los seis años.
Tanto la mujer como el hombre, son vistos como mero
objetos, cuyos cuerpos se usan de forma violenta y humillante. Llevan a cabo
todo tipo de prácticas enfermizas, a unos niveles que no reproducen ni las criaturas
del reino animal. El acto más privado del ser humano se ha convertido en un
espectáculo público. Además, distorsiona la imagen del sexo opuesto, del
respeto que se le debe a toda persona, y se elimina de la ecuación la
intimidad, la ternura, la confidencialidad, la fidelidad y la exclusividad.
El destrozo mental y
moral que provoca esto en una mente, y más en la de un niño o adolescente, es
atroz. Si esto no remueve las entrañas de
cualquier ser humano y le provoca náuseas en su alma, nada lo hará.
Temor, pánico más bien, debería darle a aquellos que
promueven la corrupción de niños –sea por medio de la música, los vídeos, la
ropa, los “consejos” o de las actitudes, en vista a las palabras de Jesús: “Imposible es que no vengan tropiezos; mas !!ay de aquel por quien
vienen! Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le
arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos” (Lc. 17:1-2).
Por su parte, en los
programas de televisión, especialmente en los de entrevistas, se narran todo
tipo de asuntos personales. Si antes las intimidades se guardaban en secreto,
por respecto y educación, en la actualidad es todo lo contrario: se presume de
a cuántos se han llevado a la alcoba y lo que han hecho allí, mientras los
espectadores, ávidos de morbo, aplauden, comentan y les ríen las gracias. Incluso,
los que se mueven en el mundo de la farándula, narran lo privado de sus
matrimonios o de sus exparejas. La realidad es que resulta nauseabundo, y es un
ejemplo más de la degeneración moral a la que hemos llegado, donde a lo malo se
le llama bueno, y a lo bueno malo.
Manga
Como
saben los que han leído en mi blog la sección “cómics para reflexionar”, leo
también “manga” (cómic japonés). Siendo muy selectivo, se encuentran verdaderas
joyas y otras que, sin serlo, resultan muy divertidas. Pero, como en otros
medios (cine o literatura), hay muchísima basura.
Dentro
de todo ese estiércol, hay diversos subgéneros, que deberían catalogarse dentro
de la categoría “patologías mentales”, pero que son muy populares. En ellos, se
muestran, con todo lujo de detalles, a adolescentes llevando a cabo todo tipo
de actos depravados o impropios de dicha edad. Y esto incluye a niños y niñas,
con rostros y cuerpos infantiles. En ocasiones entre ellos, y en otras con
adultos, sean universitarios o profesores. Si eso no es pedofilia, ¿entonces
qué es?
En
un mundo normal, la creación y publicación de este material estaría perseguido
por la ley. Pero como estamos en el manicomio, y tras la revisión del Código Penal en 2015
en España, la Fiscalía General del Estado dijo que “los fiscales no acusarán
por la posesión, producción y difusión de pornografía infantil en cómics o
mangas”, puesto que no son considerados dibujos “realistas”. Bochornoso.
Se
ha llegado a tal extremo, que se muestran a dichos niños en relaciones
transexuales, de travestismo, de incesto y sadomasoquismo. Es más, las editoriales españolas ya ni se cortan un
pelo a la hora de publicitarlas. ¿El nombre de una de esas editoriales?
Lucifer. Y no es broma; así se llama. Se creerán graciosos, transversales,
modernos, cuando, en realidad, forman parte de la corrupción sistémica que se
está llevando a cabo en la mente de los jóvenes.
Esta
mugre no es consumida únicamente por individuos mayores con gustos enfermizos,
sino también por adolescentes. Y los padres, ignorantes en su mayoría. Otros,
si son conscientes, se muestran pasivos, mirando para otro lado, como si no
sucediera nada.
Continuará en Las devastadoras consecuencias de las
revolución sexual de los años 60 en el mundo de hoy: ideología de género, promiscuidad, destrucción de la
familia, divorcios y abortos & explicación bíblica (2ª parte)
lunes, 22 de abril de 2024
David: Un hombre de pasión y destino
Quiero creer que todo
cristiano posee en su biblioteca particular algunos libros del excelente
escritor Charles Swindoll. Y si no, este es un buen momento para empezar. Sin
duda alguna, es uno de mis autores favoritos. Tiene un don especial, ya que en
cada relectura sientes que es la primera vez que lo lees, puesto que siempre te
aporta algo nuevo y fresco. Recoge el estilo bíblico, en el sentido de que te
muestra cómo ciertas vidas, que transcurrieron hace muchos siglos, son
perfectamente aplicables al presente. Mucho de lo que vivió, sintió, pensó y
experimentó David, lo podemos llegar a vivir nosotros, en su esencia.
Hace más de veinte
años inició una colección dedicada a los grandes personajes bíblicos, los
cuales quiero ir reseñando poco a poco para despertar el interés en aquellos
que todavía no los han leído. Y hoy quiero empezar haciendo una pequeña reseña
por la biografía que lleva a cabo de David, al que llama un hombre de pasión y
destino.
Aprendiendo de lo malo
Cuando nos acordamos
de él, suele venir a nuestra mente sus comienzos humildes como pastor de
ovejas, su épica victoria ante Goliat, sus salmos, su gran reinado como rey de
Israel y su caída en adulterio con Betsabé, junto a otros errores que cometió a
lo largo de su vida, como su poligamia, y por la cual tuvo que pagar un precio
muy alto en su último tercio de vida. En todas estas escenas se detiene el
señor Swindoll de forma muy gráfica y elocuente. Pero, ante esto, que ya es
consabido, personalmente me llama la atención el enfoque que hace y del cual
podemos aprender muchísimo: cómo usa
Dios las circunstancias negativas, la maldad de nuestro alrededor y los
enemigos que nos acechan por nuestra fe, para moldear nuestro carácter. Hay
cristianos que hacen el bien si se portan bien con ellos, si el medio que les
rodea es positivo y agradable, pero que actúan de forma opuesta si su mundo se
vuelve negro. Incluso hay personas que han abandonado al Señor porque
padecieron algún tipo de mal: amigos que les traicionaron o abandonaron, el
haber sufrido algún tipo de abuso espiritual, un familiar que murió de forma
inesperada, una enfermedad sufrida en las propias carnes, un despido laboral,
etc. Esto no debería ser así.
David, antes de ser
rey, fue perseguido incansablemente para asesinarlo, tuvo que huir día tras día
y esconderse en cuevas. Todo esto provocó que perdiera su esposa, su posición y
hasta el respeto a sí mismo. El capítulo seis –mi favorito-, titulado Sin ninguna muleta, trata en profundidad
lo citado y es una de las lecciones más importantes que he aprendido en mi
vida, y que es necesario que todos asimilemos para que forme parte de nosotros.
Los dos caminos
¿Cuál es el peligro
principal de no poner en práctica lo dicho en esas páginas que escribe
Swindoll? Vivir según nuestra propia voluntad, en lugar de la de Dios. Las
consecuencias de esto tiene consecuencias eternas, que es la segunda muerte, la
cual ya no tiene solución. Puede que en esta vida se logre el éxito, el
reconocimiento ajeno, el trabajo de tus sueños, la novia deseada, la diversión
que tanto placer le da a los sentidos, pero de cara a la eternidad, no sirve
absolutamente de nada. Por eso es tan triste escuchar a un joven decir que
sería feliz teniendo dinero para salir de fiesta todos los días con sus amigos.
Vivir de espaldas a Dios, ciego, incapaz de doblegar el corazón y preferir ser
el “dios” de su vida, en lugar de dejar que sea el Creador, es terrible.
Esto es algo que
vemos en la vida de Saúl, como narra el autor: “Este hombre no tenía necesidad de morir como lo hizo, pero la verdad
es que él mismo escogió su propio destino. Escogió palmo a palmo, y día tras
día, entrar en componendas y vivir a la luz de la desobediencia. Y escupió en
la cara de Aquel que le dio su gracia, como diciéndole: ´No te necesito. Yo
viviré y moriré como me plazca`. Saúl escogió su senda carnal y por eso no
debe sorprendernos el desenlace. Pero fue en verdad un sufrimiento que bien
pudo haberse evitado. F. B. Meyer dice: ´Esto es lo más cruel de todo:
saber que pudo haberse evitado ese sufrimiento; que es el resultado del desatino
y de la contradicción; que es la cosecha de lo que uno mismo siembra; que a los
buitres que se alimentan de nuestras tripas los hemos criado en nuestras
propias entrañas. ¡Oh, Dios, qué dolor tan grande!`” (Pág. 139,140).
El contraste entre la
vida de David –a pesar de sus grandes pecados, de los que supo arrepentirse a
tiempo- y de Saúl, debería hacer reflexionar a cualquier ateo, pero también a
todos los cristianos, para que nunca perdamos de vista quién debe ser el
verdadero Señor de nuestras vidas, sin olvidar cuál es nuestra meta final.
Índice
Lo reseñado es una
ínfima parte de todo lo que nos podemos encontrar en este libro, que recomiendo
fervorosamente a todo el mundo, y no solo para leerlo una vez y dejarlo en la
estantería, sino para regresar a sus páginas en distintas etapas de nuestro
caminar en este mundo. Siempre encontraremos algo que no habíamos apreciado las
veces anteriores.
Para no extenderme
más, aquí os dejo el índice:
Dedicatoria
Introducción
1. Un hombre de Dios,
según el corazón de Dios, y a la manera de Dios.
2. Un don nadie
ignorado por todos.
3. Música suave para
un corazón endurecido.
4. David y el enano.
5. Secuelas de la
muerte de un gigante.
6. Sin ninguna
muleta.
7. Sólo para los que
moran en cuevas.
8. La tentación más
sutil de la vida.
9. Cómo calmar a un
hombre airado.
10. Días nublados...
noches de oscuridad.
11. Dos muertes... un
contraste.
12. Un nuevo rey, un
nuevo trono, el mismo Señor.
13. David y el arca.
14. Cuando dice “No”.
15. Gracia de una
tierra árida.
16. El caso de la
persiana abierta.
17. ¡La
confrontación!
18. Problemas en la
familia.
19. Aguantando la
tormenta.
20. Amigos en las
malas.
21. Suficientemente
grande como para perdonar.
22. Un canto de
triunfo.
23. Cuando los
piadosos actúan como necios.
24. El final de una
era.
Conclusión.
lunes, 15 de abril de 2024
7. ¿Es la robotización el primer avance y, a la vez, peligro que se avecina?
Venimos de aquí: Los
inventos tecnológicos que van a cambiar la sociedad (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2024/03/6-los-inventos-tecnologicos-que-van.html).
De entre todos los avances citados en el artículo
anterior, tanto la robotización
como la Inteligencia artificial –a pesar de que entusiasman a muchos- causan
desasosiego entre algunos, considerándolos un peligro para la sociedad. Francisco
González –ex Presidente del BBVA- señala que “conllevan enormes riesgos, que van desde la posibilidad de un crecimiento
drástico del desempleo y la desigualdad, o de presiones insoportables sobre los
sistemas de protección social, hasta amenazas catastróficas para el planeta y
para la supervivencia de nuestra especie”[1]. En este escrito nos
dedicaremos a analizar la primera de dichas cuestiones.
Ejemplos de robotización
Veamos varios
ejemplos concretos de automatización:
- Desde 2017, una
fábrica de en Japón es capaz de “fabricar” 30.000 lechugas al día; en 2022 la
cifra llegó a las 500.000 unidades diarias. ¿Y la mano humano en dicho proceso?
Ínfima: “Según la empresa, en su sistema
ya están completamente automatizadas 4 de las 6 fases precisas para la
obtención de la lechuga (solo la plantación de la semilla y el control de la
germinación precisan aún de la intervención de trabajadores humanos), y están
en proceso de conseguir la automatización total. Así las cosas, en unos meses
la semilla será plantada, nutrida, controlada, trasplantada, recolectada y
empaquetada de una forma absolutamente automática”[2].
- Amazon sigue
imparable en su proceso de automatización. Como se anunciaba hace escasos días,
“lleva los robots al último
paso de sus almacenes e invertirá 700 millones en automatizar sus centros en
Europa”[3]. Aparte, tiene en fase de pruebas el uso de
drones para enviar paquetes.
- McDonald´s ha
sustituido a casi todos los cajeros por pantallas, desde donde el cliente
realiza directamente el pedido sin necesidad de guardar cola.
- En San Francisco
(EEUU), la empresa Marble reparte comida a domicilio por medio de una flota de
robots con forma de carrito de helados: se
pide desde el móvil al restaurante preferido, donde el robot recoge el pedido y
lo lleva hasta casa[4].
- En Lyon (Francia) y en Las Vegas (Estados Unidos),
entre otras ciudades del mundo, se están probando microbuses de transporte
público autónomos (sin conductor)[5].
Esto mismo va a suceder de forma progresiva e
imparable en incontables áreas laborales. Con la robotización y la
automatización, las empresas reducirán sus costes de producción de forma
considerable, y más teniendo en cuenta que las máquinas no se cansan y realizan
las tareas más rápido que los humanos.
Los contras
En España, según el estudio 'Impacto de la robótica y la automatización en la
productividad y el empleo', elaborado por José Ignacio López-Sánchez, catedrático de Organización
de Empresas de la Universidad Complutense de Madrid[6], “la robotización de
la economía tendrá un impacto positivo neto en el empleo en España, con una
ganancia esperada de 672.351
empleos hasta el año 2030. Sin embargo, este saldo no
esconde que habrá profesiones en las que se destruirán miles de empleos, como
son las físicas o que requieren actividades manuales y las que implican
habilidades cognitivas básicas. En el
primer grupo se enmarcan profesiones como conductores, trabajadores de cadenas de montaje, mecánicos,
canteros, techadores, electricistas, cocineros, alimentadores de máquinas,
limpiadores, empaquetadores, guardias de seguridad y personal encargado del
control de calidad. En estas áreas, 1,16 millones de puestos pasarán a
realizarse por robots a medida que ganen terreno en el mercado laboral. El segundo grupo en el que se producirá
una pérdida de casi medio millón de puestos de trabajo en unos siete años
engloba actividades como la de los cajeros de los supermercados, la atención al
cliente, los mecanógrafos, contables o encargados de introducir y procesar
datos”[7].
Un informe de 2013 enumeraba una lista con 700
ocupaciones susceptibles de ser desempeñadas por máquinas[8].
Según un estudio de
Citibank y la Universidad de Oxford, solo en EEUU corren peligro un 47% de los
empleos debido a la automatización. En China, la cifra es mucho mayor: el 77%[9]. A las mismas conclusiones llega el informe
elaborado por la entidad financiera Bank of America Merrill Lynch: en un plazo
de 10 años, la proliferación de los robots será tal que podrían
abarcar el 45% de las tareas humanas en las fábricas.
Además, en un par de décadas, hasta en el 47% de las profesiones,
los trabajadores humanos podrían ser sustituidos por robots e IA.
Con este panorama, se entiende que hayan titulado el dossier The rise of robots (“El ascenso de los robots”).
Los pros
Según el mismo estudio de la Universidad Complutense de Madrid[10], “a pesar de que los robots quitarán puestos a las personas en estas
áreas, lo cierto es que según los cálculos el saldo final será positivo. Pese a
esta pérdida de puestos, nuevamente en España, la robotización estimulará la creación de 2,29 millones de empleos en segmentos más
cualificados [...] Por
ejemplo, se crearán 294.295
empleos hasta 2030 en
profesiones que requieren capacidades cognitivas superiores como redactores, asistentes jurídicos, escritores,
analistas financieros, contables, médicos [...] La creación de empleo ascenderá
a 786.182 puestos en
profesiones que requieren capacidades sociales y emocionales como
representantes de ventas, agentes inmobiliarios, consejeros, trabajadores
sociales, terapeutas, gerentes, ejecutivos, programadores o profesores; y habrá
1,21 millones de nuevos empleos en los oficios que implican aptitudes
tecnológicas, como los asistentes administrativos, administradores de redes,
desarrolladores de software, ingenieros, expertos en robótica, científicos o
diseñadores de productos. [...] En Francia, el saldo positivo será de 1,56
millones de empleos; en Alemania, de 2,47 millones, y en Reino Unido, de 2,7
millones”.
Un delicado equilibrio y los problemas consecuentes
En definitiva, y tras haber visto los pros y los contras, habrá
más y mejores puestos para ciertos trabajos y los que vayan surgiendo, y muchos
menos para otros que irán extinguiéndose. Eso si se cumple lo predicho, porque
otros estudios, como el llevado a cabo por la consultora de talento
Randstad Research, en lo que respecta a la implementación de la IA, vaticina “la pérdida de cerca de 400.000 empleos netos
en los próximos diez años en el mercado laboral de nuestro país. Esta
cifra surge de la diferencia entre los
empleos que potencialmente pueden desaparecer con la adopción de la IA por parte de las empresas (2 millones) y
los que se crearán como resultado de las nuevas oportunidades económicas
surgidas a raíz del uso generalizado de esta tecnología (1,61 millones)”[11].
Sea como sea –un balance positivo o negativo en el
trabajo neto-, lo indudable es que, en su base, la robotización de la industria
y de los servicios tiene como fin, una vez más, la mejora en la calidad de vida
de las personas. De lo contrario, seguiríamos lavando a mano la ropa y, en
lugar de viajar en coches y aviones, estaríamos haciéndolo en caballos, ni
tampoco enviaríamos e-mails, sino cartas que tardarían semanas en llegar a su
destino. Y así con mil aspectos. Esto es parte de la evolución tecnológica. Con
la robótica se busca lo mismo, y no hay nada malo per se.
Bien señala de nuevo José Ignacio López-Sánchez, que “la automatización aumenta
la riqueza en el país, que
puede ser utilizada por los gobiernos para reducir la desigualdad mediante
políticas redistributivas. En términos de desigualdad después de impuestos y
transferencias, parece haber pruebas de que una mayor densidad de robots genera
menores niveles de desigualdad a medio plazo. Esto podría interpretarse en el
sentido de que los beneficios derivados de la automatización están siendo
empleados por los gobiernos en políticas redistributivas que
reducen la desigualdad”.
Algunos afirman que
llegará el día donde el ser humano no tenga que trabajar o, al menos, donde se
reducirá al mínimo. Esto, en teoría, llevaría a que todo el mundo podría
disfrutar de mucho tiempo libre para sus intereses personales (familia,
proyectos, ocio, etc.) sin necesidad de arduas tareas, puesto que todas las
necesidades estarían cubiertas. Para muchos, sería una especie de sueño hecho
realidad, aunque Wall-E –que ganó el
Oscar a la mejor película de animación en 2008- nos mostró que, una sociedad
donde se vive únicamente para el placer, no es algo saludable para el alma. Lleguemos
o no algún día a estos extremos, “lo
cierto es que, de forma inexorable, avanzamos hacia lo que Jeremy Rifkin
(sociólogo, economista, escritor, orador, asesor político y activista estadounidense)
denomina la ´Sociedad de Coste Marginal Cero`, un mundo en el que el coste de
la producción será tan ínfimo que se puede afirmar que prácticamente todo será
gratuito”[12].
¿Cuál es entonces el problema?: “Que no vamos a llegar a dicha situación de un día para otro.
[...] En un lapso de unos años, y antes de que ´todo sea gratis` se van a
perder millones de puestos de trabajo por causa de la robotización de la
economía, y entraremos en un peligroso periodo en el que ni habrá suficientes
puestos de trabajo para todos, ni estaremos aún brindando con champán en la era
del ´todo gratis` que predice Rifkin”[13].
Si las máquinas nos
sustituyen, el desempleo para los no-cualificados será tan extremo que los
Gobiernos tendrán que tomar medidas, hasta ahora inexploradas. Como apunta
Enrique Dans, Profesor de Sistemas de Información en IE Business School. “A medida que las máquinas no solo van aprendiendo
a hacer más cosas, sino que además las van haciendo cada vez mejor, mucho mejor
que las personas, y a un coste más bajo, pensar que va a haber más empleo del
tipo que hoy conocemos como empleo es simplemente absurdo. [...] Los perdedores
serán los que ´trabajan para vivir`, aquellos que simplemente van a trabajar todos los días para llevar a
cabo tareas que no les satisfacen en absoluto, pero que necesitan hacer para
obtener un dinero que les resulta imprescindible. Esos trabajos, en su inmensa
mayoría, desaparecerán y serán sustituidos por máquinas, siempre que haya un
interés económico por hacerlos más eficientes y competitivos”[14].
¿Soluciones?
El profesor Carl Benedikt Frey explica que habrá al
menos tres esferas que seguirán siendo cosa de humanos: “La creatividad, el desarrollo de nuevas ideas y artefactos; las
interacciones sociales más complejas, donde las personas negocian, persuaden o
gestionan equipos; y la tercera tiene que ver con la percepción y manipulación
de objetos irregulares”. Pero, ¿qué hará el resto de personas que no estén
incluidas dentro de esas tres esferas? ¿Qué será de aquellos que no sean
programadores informáticos, ingenieros técnicos y superiores, especialistas en
ciberseguridad, analistas de aplicaciones (apps), diseñadores de software,
ingenieros de telecomunicaciones, expertos en redes sociales, analistas de
sistemas, etc?
En esa misma línea de pensamiento iba el difunto Stephen Hawking: “La automatización de las fábricas ya ha
arrasado trabajos en la manufactura tradicional, y la proliferación de la
inteligencia artificial posiblemente extienda esta destrucción de trabajo a las
clases medias, donde solo sobrevivirán los roles creativos y de supervisión”[15].
Oswaldo Lorenzo, profesor de Deusto Business School,
deja bien claro que todo profesional tendrá que actualizarse, reinventarse y
recualificarse en otros sectores: “Los
que seamos capaces de cambiar sobreviviremos a la cuarta revolución industrial,
el resto desaparecerá”[16].
Un vaticinio inquietante para muchos, porque no es lo mismo “cualificarse” siendo
de la nueva generación –o teniendo veinte años-, cuando la robótica ya esté completamente
implementada, que “recualificarse” con cuarenta o más, que suele ser la edad en
que, mayormente, está actualmente copados millones y millones de puestos de
trabajo.
Algunos países,
viendo lo que se les viene encima, han puesto en marcha diversos experimentos,
basados en la reducción de la jornada
laboral y en la renta básica
universal, que “es una forma de
sistema de seguridad social en la que todos los ciudadanos o residentes de un
país reciben regularmente una suma de dinero sin condiciones. La recibe todo
miembro de pleno derecho o residente de la sociedad incluso si no quiere
trabajar de forma remunerada, sin tomar en consideración si es rico o pobre o, dicho de otra forma,
independientemente de cuáles puedan ser las otras posibles fuentes de renta, y
sin importar con quién conviva”[17].
¿De dónde saldría el dinero? De los impuestos que se
les cobrarían a las empresas que utilicen robots, autómatas e Inteligencia
Artificial. Esto garantizaría al ciudadano atender las necesidades básicas de
alimentación, sanidad, vivienda, ropa, educación y transporte. Es evidente que
este plan de contingencia, u otros semejantes, tendría que ponerse en marcha
antes de que la robotización y el desempleo se generalicen. De lo contrario, ya
no servirá de nada el actual Panem et
circenses para acallar a las masas, y
el estallido social estaría más que garantizado.
El bien para la
humanidad será posible, siempre y cuando se comparta y distribuya la riqueza
que producirán las máquinas. Siendo esto una forma moderna y “robótica” de
comunismo –sistema político que jamás ha funcionado, más allá de en las novelas
de Isaac Asimov-, conociendo nuestra propia naturaleza y la historia de la
humanidad pasada y presente, ¿será esto posible? ¿O es una quimera, en vista a
los antecedentes? Sin duda, no es fácil, y nos esperan años apasionantes para
ser testigos de los acontecimientos venideros. ¿Tendremos un futuro utópico o
distópico? Ya se verá, puesto que es obvio que los detalles variarán y
dependerán en gran medida de otros factores, como la situación geopolítica,
posibles escenarios de guerras, crisis de cualquier tipo, situación económica,
otros avances y descubrimientos tecnológicos, etc. Y, por supuesto, todo queda
a expensas de la interrupción sorpresiva
del acontecimiento conocido como Parusía, del cual nadie sabe el día ni la
hora, solo el Padre (cf. Mt. 24:36). Puede ser mañana o dentro de varios
siglos.
Si no se actúa por el
bien global, nos encontraremos con el mismo tipo de sociedad descrita en el
largometraje Elysium y en la serie Incorporated: ricos y pudientes,
disfrutando de todo tipo de privilegios, por un lado, y clase baja, tratando de
sobrevivir con pagas del Estado de turno, por el otro, sin término medio.
El tiempo dirá qué
camino transitamos, pero una revolución mundial está en marcha y no sabemos con
exactitud qué va a suceder.
Continuará en ¿Es la Inteligencia artificial el segundo
avance y, a la vez, peligro que se avecina?
[1] El próximo paso. La vida exponencial.
[7] Ibid.
[9] http://uk.businessinsider.com/robots-will-steal-your-job-citi-ai-increase-unemployment-inequality-2016-2
[11] https://www.larazon.es/economia/pondra-riesgo-2-millones-empleos-espana-proxima-decada_2024030465dc949082085c00019d5ad3.html
[13] Ibid.
lunes, 8 de abril de 2024
11.9. ¿Eres soltero porque estás tan ocupado que nunca tienes tiempo para el amor?
Venimos de aquí: ¿Eres soltero porque solo esperas recibir
amor y no darlo? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2024/02/118-eres-soltero-porque-solo-esperas.html).
Lo repetiré a lo largo de todo el capítulo:
las causas a la soltería que estamos exponiendo son adyacentes o secundarias. Las
causas principales que suelen darse o ser la norma están descritas claramente
en el segundo apartado del primer capítulo (Lo que le duele a los solteros:
Haciendo malabares: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/03/12-lo-que-duele-los-solteros-haciendo.html). Lo aclaro para que no haya malos entendidos y nadie se cree
falsos sentimientos de culpa.
Hasta ahora hemos visto
varías razones por las cuales una persona puede rechazar a otra, aun cumpliendo
los requisitos para formar una relación: por buscar un amor a la velocidad del
rayo; porque siempre está buscando a alguien mejor; por ser intransigente;
porque no saben negociar; porque sigue prisionero de un pasado hiperactivo;
porque tiene heridas sin sanar; porque solo sabe recibir amor pero no darlo.
A partir de este momento,
vamos a romper un poco el guion establecido. El registro de posibles rechazos
toma un rumbo diferente, donde la persona, aunque sinceramente interesada, y
sin los problemas citados en los apartados anteriores, aleja con su actitud,
sus palabras y forma de ser a los candidatos.
Cuando te olvidas de ti mismo
La primera causa que vamos a
analizar viene motivada por un vuelco excesivo sobre los demás, que conlleva
directamente olvidarse de sí mismo. Esto es loable cuando es sano, pero en el
caso concreto de querer formar una familia se vuelve improductivo. En muchísimas
ocasiones, he leído y escuchado de aquellos que se consagraron por completo a
lograr sus ambiciones y ahora se arrepienten; es algo que les sucede tanto a
cristianos como a los que no lo son. Como afirman: “cuando quise darme cuenta,
ya era demasiado tarde. Sí, disfruté de multitud de entretenimientos, pero
ahora no encuentro a una persona para casarme, porque las buenas ya están todas
casadas”. Son los que antepusieron el trabajo, los deportes, las aficiones, la
diversión, los amigos y los hermanos en Cristo en general, antes que a la
pareja.
Entre estos, destacan los
dedicados a las actividades eclesiales, a los que llamo “codependientes eclesiales”. Sienten que son
totalmente necesarios e imprescindibles y toman todos los proyectos que se
pongan en marcha. Son versiones modernas, pero extremas, de “Moisés”, al cual
su propio suegro Jetro tuvo que corregir (Éx. 18:13-26). Es en estos últimos en
los que me voy a centrar.
En otras ocasiones, se
vuelve completamente insano. Siempre, en todo momento y en todo lugar,
anteponen el bienestar de los demás por encima del suyo propio. Si las personas
se cuelgan del cuello de ellas pidiendo ayuda, aunque abusen de su confianza,
no saben decir no, ni establecer
límites. Realizan todas las actividades que se pueden, se responsabilizan de todo y de todos. Creen que la iglesia local de la que son miembros, y el
mundo que gira a su alrededor, se derrumbarían si ellos no estuvieran, ya que
piensan que nadie más hace lo que
ellos llevan a cabo. El resultado es que viven cargados y esclavos de los
demás. Las carga que Cristo vino a quitar, ellos las arrastran.
Literalmente, se pierden en el servicio al prójimo. Pasan
los años y apenas dedican tiempo en pensar en sí mismos. Solo reflexionan en
fechas señaladas, como Navidad, cumpleaños o aniversarios de los padres y
amigos, etc. Momentos muy particulares donde se sienten solos y sin compañía
íntima del sexo opuesto. Algunos lo ocultan bajo una sonrisa. Otros no pueden y
en esos días establecidos dejan ver en sus rostros el dolor que experimentan en
el alma. Se quejan de sus circunstancias, pero no son conscientes de que son
ellos los máximos responsables de lo que les acontece. De nada sirve enterrar
el resto del año sus sentimientos bajo toneladas de arena y escombros (apariencia de fortaleza y múltiples actividades), sean cuales
sean. O sencillamente no piensan, se evaden durmiendo, con la televisión, un
libro o una charla superficial con algún conocido. Pero, si miras profundamente
en sus ojos, tras la primera capa, verás en ellos estrés, infelicidad y
tristeza, aunque traten de camuflarla y no se lo cuenten a nadie.
Atados
Cuando quieren encontrar una
pareja para formar una familia, se ven atados por todas partes e incapaces de
soltar lastre. Sienten que están abandonando a todo el mundo a su suerte y
están siendo egoístas, cuando en realidad están eternizando la inmadurez que
otros arrastran y la dependencia que tienen hacia ellos. En esa área de su
vida, no son libres y viven atados al legalismo. Siempre están pensando en qué
más pueden hacer, qué nuevas ocupaciones podrían desempeñar, qué nuevos
proyectos se deben poner en marcha, etc. De no llevarlos a cabo, se sienten
culpables.
En muchos casos, cayeron en
esta trampa por la necesidad que había en ellos de sentirse útiles. En el
fondo, es una adición más del corazón, ya que en parte “necesitan sentirse
necesitados”. El problema es que es otra manera de alejar a los pretendientes,
ya que nunca los considerarán al nivel del servicio que ellos sí ofrecen. Creen que los demás nunca son
suficientemente dadivosos. Nunca son suficientemente serviciales. Nunca son
suficientemente amorosos. Nunca están suficientemente entregados al Señor y su
obra. Nunca tienen los suficientes dones. Nunca poseen la suficiente ambición.
Nunca hacen lo suficiente.
Esto los lleva a buscar lo
que ya vimos anteriormente: alguien mejor, como por ejemplo a un líder en
distintas facetas, sean profesionales o ministeriales, y que sean hiperactivos.
O, en el caso opuesto, a un necesitado que requiera su ayuda continua, lo que
les llevará a la codependencia.
El equilibrio
Ni mucho menos estoy
queriendo decirle a nadie que deje de servir a los demás y ayudarlos en lo que
esté en su mano. Sabes perfectamente que más bienaventurado es dar que recibir.
El Señor te compró con Su sangre para servirle en las obras que Él ha preparado
de antemano (cf. Ef. 2:10). Y desde luego que el servicio realizado no caerá en
saco roto, sino que será recompensado cuando estés en Su presencia. Por eso
resulta incomprensible que los que dejan de congregarse en una iglesia local,
sea por unas circunstancias u otras, dejen también de usar sus dones para la
gloria de Dios y de su obra en la Tierra.
A nivel humano, trabajar es
necesario para el sustento económico. Las amistades son una fuente importante
de felicidad. Y es bueno que tengas aficiones para relajarte y disfrutar. Pero,
sabiendo todo esto, es necesario que encuentres el equilibrio:
- Que establezcas prioridades.
- Que aprendas a decir no (lo cual no significa que ames menos).
- Que selecciones lo relevante.
- Que te apartes de lo que no lo es.
- Que aprendas a recibir amor.
Sería conveniente que te
tomaras un tiempo de descanso para poner en orden tus ideas, alejado de las
prisas cotidianas. Así podrás buscar la voluntad de Dios para esta etapa de tu
vida.
* En el siguiente enlace está el índice:
* La comunidad en facebook:
* Prosigue en: ¿Eres soltero porque afirmas no necesitar pareja?
lunes, 25 de marzo de 2024
¿Jesús venció “con la cruz” o “en la cruz”?
Ahora que muchos creyentes y no creyentes “participan”
de la que llaman “semana santa”, sabiendo o sin saber el porqué, este “dibujo”,
lleno de fallos, me servirá para explicarles una verdad muy sencilla. Cualquiera
que tenga un mínimo de interés, lo entenderá.
Una imagen
errada vs La verdad
¿Qué piensas al ver esta imagen de Jesús luchando
contra el diablo, tanto si eres creyente como si no? ¿Te resulta grotesca?
¿Ofensiva? ¿Blasfema? ¿Heroica? ¿Irrisoria? ¿Burlesca? ¿Irritante? ¿Cómica?
¿Incomprensible?
Ahora que muchos creyentes y no creyentes “participan”
de la que llaman “semana santa”, sabiendo o sin saber el porqué, este “dibujo”,
lleno de fallos, me servirá para explicarles una verdad muy sencilla. Cualquiera
que tenga un mínimo de interés, lo entenderá.
Desconociendo al autor de la misma y la fuente
original, puedo decir que a mí no me gusta la ilustración. ¿Qué puede servir
como metáfora para instruir en una lección? Personalmente, pienso que confunde
más que aclara, dando lugar a flagrantes errores y a ideas que no concuerdan
con la verdad.
Dice el refranero que una imagen vale más que mil
palabras. Además, suelen quedar impresas en la mente con mayor facilidad. Pero,
aun así, en condiciones normales, jamás usaría este “retrato” para uno de mis
escritos en el blog. Ahora bien, aprovechando que un familiar me la envió, me
serviré de ella para expresar dos
realidades breves y sencillas de aprender, incluso para un neófito no-cristiano
que preste un mínimo de atención. Así, la imagen tomará su verdadero lugar
cuando alguien piense en ella o la recuerde.
1) Parece que el Jesús-Dios se bate encarnizadamente
contra el Demonio-Dios, como si estuvieran al mismo nivel de grandeza y poder.
Y eso no es así: Jesús es Dios Encarnado. El diablo es solo una criatura que
fue arrojada del cielo cuando trató de usurpar el trono de Dios. Tampoco posee
ninguno de los atributos divinos, como son la Omnipotencia, la Omnisciencia y
la Omnipresencia. Repito: uno es Dios, el cual no fue creado, y existe “desde”
y “para” siempre, y el otro es una criatura con un principio.
2) Visto así, parece que Jesús es un superhombre
enfrentándose al demonio, donde uno de ellos es “algo” más fuerte tras
someterse a un duro entrenamiento en el gimnasio. Aquí su fuerza depende de su
físico. Además, derrota al diablo “con la cruz”. A algunos les puede parecer
emocionante, pero las circunstancias no sucedieron de dicha manera. Jesús no
derrotó al diablo y sus demonios usando la cruz como “arma”, ni “con la cruz”,
sino “en la cruz”. La diferencia es abismal. Y la razón es la vamos a ver en el siguiente párrafo.
El pago: en la cruz
Fue en la cruz el
lugar donde Cristo pagó por nuestros pecados, logrando para nosotros la vida
eterna y el triunfo sobre las fuerzas de las tinieblas. Pablo
lo expone de manera magistral, proclamando un grito de victoria que podemos
hacer nuestro: “perdonándoos todos los pecados, anulando el
acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria,
quitándola de en medio y clavándola en
la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en
la cruz” (Col. 2:13-15).
El acta de los decretos era un documento escrito donde quedaba
manifiesto que un deudor había cancelado su deuda con el acreedor. Hoy en día,
sería el equivalente a un recibo o a una factura pagada. Este escrito quedaba
expuesto en un lugar público para que así hubiera constancia del pago. Esto es
exactamente lo que hizo Cristo respecto a nosotros: nuestra infinita deuda para
con el Padre, fruto de incumplir por nuestra parte sus mandamientos a causa de
los deseos pecaminosos que moran en nosotros, quedó pagada completamente por
Cristo, quien ´hizo pública` la cancelación de la deuda, en la cruz, para que quedara
constancia a todos. Por eso, ningún demonio (los principados y potestades
citados en el texto) tiene ya nada con lo que acusar a un verdadero cristiano: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el
que justifica” (Ro. 8:33). Ya somos justos ante el Creador por lo que aconteció
en la cruz: ¡el pago por nuestros pecados!
Es obvio que, por todo lo reseñado, el diablo intentó,
una y otra vez, que Jesús no llegara a la cruz, como vimos en “Y el diablo
gritó: ´¡No lo crucifiquéis!`” (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/04/y-el-diablo-grito-no-lo-crucifiqueis.html).
Por lo tanto, la ilustración del encabezado
distorsiona la realidad bíblica, se queda muy corta en comparación a lo que nos
enseña la teología más básica, y no sabe captar la dimensión y el significado
de los hechos que ocurrieron en la cruz. Espero que ahora lo hayas comprendido
y nunca lo olvides.
lunes, 18 de marzo de 2024
Dune: La humanidad sigue buscando un Mesías, cuando Él ya vino... y volverá
“Quizá te suene exagerado lo que voy a decir: ha
sido una de las películas de mi vida”. Esas fueron las primeras palabras que
salieron de mi boca en dirección a uno de los amigos que asistió conmigo al
cine el pasado miércoles a ver la segunda parte de “Dune”, dirigida, al igual que su predecesora, por Denis
Villeneuve.
Cualquier adjetivo que use para elogiarla se quedaría
corto. Es una epopeya descomunal, más grande que la vida misma, y que derrocha
la misma grandiosidad que otras obras como “Ben Hur”, “El Señor de los anillos”
o “Interstellar”. Imágenes apabullantes que me pusieron la piel de gallina en
varias ocasiones, una fotografía maravillosa, un diseño de vestuario mimado
hasta el extremo, unos personajes fieros y llenos de motivaciones, una trama
adictiva y una banda sonora envolvente, logran que tanto la mente como los
sentidos queden embriagados. Siendo la ciencia ficción mi género favorito, disfruté
tanto que sus tres horas de duración se me hicieron cortas.
(las dimensiones de los ejércitos y naves, resultan colosales)
Puesto que me encuentro, desde hace un par de meses,
leyendo la saga de libros en que se basan (seis en total, escritos por Frank
Herbert, el primero de ellos en 1965), me gustaría haberlos terminado antes de
escribir este artículo, pero como me falta bastante, y con el bombazo que ha supuesto su adaptación
cinematográfica, no quiero esperar más para tratar un tema muy interesante. Que
lo amplíe o analice otras cuestiones diferentes, dependerá de lo que pueda
extraer de las novelas originales y de las secuelas que todavía faltan por
mostrar en el medio audiovisual.
Su trama
Estamos en el año 10191. La humanidad ha conquistado
el universo y, dividido en “casas” (clanes, tribus, familias, como quieras
entenderlo), conforman un Imperio. Una de esas casas, los Atreides, han sido
nombrados por el Emperador para trasladarse al planeta desértico Arrakis y
hacerse cargo de él. Allí deberán seguir con la peligrosa extracción de la
“especia”, el producto más valioso de la galaxia por sus incontables
propiedades, como ser la materia que se usa para los viajes interestelares y,
también, un narcótico que sirve para amplificar la conciencia y retrasar el
envejecimiento.
Desposeídos de su feudo, la perversa familia Harkonnen, antiguos señores de dicho planeta, lo toman como una afrenta, y comenzarán a
conspirar para retomar el poder en Arrakis y erradicar a los Atreides. A
partir de ahí conocemos al joven Paul Atreides, hijo del duque Leto y su
concubina Jessica. Su madre es una Bene Gesserit, miembro de una orden formada
únicamente por mujeres, que manejan los hilos desde las sombras, y con diversos
poderes, siendo el más destacado “La voz”, por el cual pueden obligar con sus
palabras a obedecerlas. Paul ha sido adiestrado por su madre en ese poder. Pero
todo va más allá: entre los Fremen, los lugareños de Arrakis, y a los que nadie
ha logrado doblegar en generaciones, tienen una profecía: un Mesías vendrá a
salvarlos y a convertir su planeta en un paraíso. Este Mesías es nombrado de
diversas formas: Kwisatz
Haderach, Mahdi, Muad'Dib, Usul y Lisan al-Gaib, todos nombres que tienen su
razón de ser (para saber más al respecto: https://www.espinof.com/entretenimiento/muaddib-lisan-al-gaib-dune-2-le-ha-dado-muchos-nombres-a-paul-atreides-todos-tienen-su-propio-significado).
Todas las señales apuntan a Paul, aunque él mismo duda
de la condición que le quieren asignar, y se plantea si no es todo una
manipulación por parte de las Bene Gesserit. Eso sí: al principio, los Fremen están
divididos entre los que creen en él y los que piensan que las profecías solo
son cuentos de viejas para esclavizar la mente de sus seguidores. Finalmente,
tras una serie de pruebas indubitables, junto a sus innatas habilidades para la
lucha, su capacidad para ver los posibles futuros, leer la mente y percibir los
sentimientos de los que les rodean, todos se arrodillan ante él y lo veneran
como el Mesías, el Lisan al-Gaib.
Paul Atreides, con sus fieles, dispuestos a dar su vida por la causa y por él
Juntos, más de cincuenta mil hombres y mujeres, armas
atómicas y gusanos de arena titánicos, se enfrentan
al Emperador y a los crueles Harkonnen para hacerse con el poder del Imperio.
La esperanza
ante los distintos Mesías, humanos o sobrehumanos
La figura de “The One”, “El elegido”, “Mesías”,
“Salvador” o cualquier otro nombre que señale a una persona especial, ya ha
sido vista...:
- en términos cinéfilos, por ejemplo, en el personaje
de Neo, de “Matrix”, o en “Messiah” (la serie de Netflix, de la que ya hablamos
aquí https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2020/01/un-peligroso-y-falso-mesias-camina-por.html).
- en el medio literario, en “Fundación” con Hari
Seldon o en la saga de “Ender”, con el protagonista del mismo nombre. ¿Y qué
decir de la considerada “salvadora” de “Juego de Tronos”? Basta con ver todos
los apodos grandilocuentes que le asignaron: Daenerys de la Tormenta de la
casa Targaryen, La Primera de su Nombre, Reina de los Ándalos, los Rhoynar y
los Primeros Hombres, Señora de los Siete Reinos y Protectora del Reino,
Khaleesi del Gran Mar de la Hierba, Señora de Rocadragón y Reina de Meereen. ¿Y
cómo acabó? En la mayor de las tragedias; convirtiéndose en la peor de las
tiranas (como vimos en “El final de Juego de Tronos: una parábola del mundo
cristiano y eclesial: https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2019/05/el-final-de-juego-de-tronos-una.html).
La verdad es que, la idea de la búsqueda interna de alguien que nos salve, esta prácticamente
grabada a fuego en toda persona que ha habitado, habita y habitará este mundo.
Forma parte de varias religiones:
1) Los judíos anhelaban al Mesías, pero no a un siervo
sufriente, sino a uno poderoso que, con el uso de la fuerza, destruyera a sus
enemigos y los liberase del yugo de Roma. Como no reconocieron a Jesús y,
tristemente, le negaron, siguen aguardando.
2) Por su parte, los musulmanes esperan también a su
propio Mahdi (el guiado, el redentor), un profeta reformador que los unirá a
todos antes de los últimos días: “El Mahdi establecerá justicia e igualdad en
la tierra, que antes estaba llena de opresión y tiranía, y (el Mahdi) gobernará
durante siete años.” (Abu Daud 4285). ¿Y cómo, según ellos, logrará esto?:
“A través de la propagación de las enseñanzas verdaderas del islam. Él gobernaría
e iluminaría al mundo moral y espiritualmente. Además, su tarea sería unir a
los musulmanes y terminar con sus conflictos internos como juez justo”[1].
A pesar de que el propio Mahoma dijo que “el único
Mahdi es Jesús, hijo de María” (Ibne Maja, 4039), curiosamente, afirman que “la
profecía acerca de la llegada de un Mesías en los últimos días no se refiere al
mismo Jesús, hijo de María, sino que se refiere a la llegada de una nueva
persona cuya misión se asemejará exactamente a la del primer Mesías, y por
eso fue declarado simbólicamente ´Mesías`”[2]. Una manera estrambótica que usan los musulmanes para
negar al verdadero Jesús del cristianismo.
3) La realidad va mucho más allá de lo prodigioso: incluso
los ateos buscan a esa persona que
mejore sus vidas exponencialmente y elimine cualquier problema. A veces, sobre
todo las personas codependientes, depositan esa esperanza en una pareja sentimental. También se observa en la
propia política: cada vez que hay unas elecciones y el pueblo acude a las
urnas, piensan que su candidato, cuando llegue al poder y
establezca la ideología que a ellos les atraen, aparecerán de una manera u otra
el bienestar general y la felicidad personal.
4) Acontece igual con los líderes religiosos: miles de
individuos exaltando a su adalid, deseando tocarlo y recibir algún tipo de
palabra especial, como si eso les trajera una bendición celestial. Otros, como
los hippies, se aferran a ideales, como la libertad absoluta o su famoso lema
“haz el amor y no la guerra”.
El deseo del
corazón del ser humano espiritual
Aunque muchos traten de negarlo, somos seres
espirituales. Ese hambre y sed que tenemos no puede llenarla nadie
y, mucho menos, nada material. De ahí que, hasta “creyentes a su manera”, “no-nacidos
de nuevo” o “agnósticos”, participen, de alguna manera, en ceremonias o
festividades religiosas, como “misas”, “cultos”, “procesiones” “rezos” y
“veneraciones” a supuestos santos o ángeles. Otros se interesan por cuestiones
como el Tarot, la videncia, la vida más allá de la muerte, la reencarnación, el
horóscopo o las religiones orientales, depositando su “fe” en supersticiones,
figuras de madera, cruces y miles de amuletos.
Mientras que muchos
terminan cayendo en la apatía y el desinterés, otros tantos son presas de las garras
de sectas, gurús de la New Age, grupos
esotéricos, supuestos maestros y guías que afirman tener nuevas revelaciones o,
por último, de telepredicadores que prometen todo tipo de riqueza y prosperidad
material.
Dada esa innegable espiritualidad, que solo es
satisfecha por el que la creó, es evidente que está impregnado en el corazón de
cada ser humano el deseo de un Mesías, que nos proporcione la paz, la dicha y
el sentido a la propia existencia. Al igual que nadie nos dice que debemos
comer y beber, sino que simplemente lo sabemos por instinto, nuestra parte
espiritual nos muestra esa necesidad de
un Salvador.
El Mesías
que no gusta a todos
Más allá de fábulas, como las descritas en Dune y
otras tantas obras, tanto de ficción como religiosas (el Corán es el mayor
ejemplo), hay ALGUIEN que sí cumplió todas las profecías que se habían dicho
sobre Él: Jesús de Nazaret. Si se le llama Jesucristo es porque “Cristo” es la
traducción al idioma griego del hebreo “Mesías”.
A diferencia de Paul Atreides, de Neo y del resto de
“hombres”, previamente citados, Jesús no tenía ninguna duda de su mesianidad (cf. Jn. 4:25-26), y de quién era: el “Yo soy”, el mismo Dios que se
reveló al hombre en la época del Antiguo Testamento. Por eso los judíos querían
matarlo, por blasfemo, al hacerse igual que Dios (cf. Mt. 26:63-65).
Vino a redimir; ese era su fin mayor. En parte, esto implicaba
cambiar al ser humano desde su interior y “sanar a los quebrantados de corazón” (Lc. 4:18). Pero,
por encima de todo, por si no fuera ya poco,
su misión especial estaba bien clara:
morir, voluntariamente, en una cruz, por los pecados de cada uno de nosotros. ¡Sí,
el pecado que nos condena, por mucho que dicho término haya sido repudiado y
desterrado del vocabulario de casi todos! Y, para demostrar su poder sobre la
muerte, resucitó de entre los muertos. A todo aquel que creyera en Él y en los
actos descritos, le prometió la vida eterna: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto,
vivirá” (Jn 11:25).
¡No existe mensaje más grande que este! Todo el mundo
puede decir que es realmente maravilloso, aunque tiene un “pero”, y por eso
este “Mesías” –el único Mesías-, no es del agrado de muchos: Él demandó, y
sigue haciéndolo, arrepentimiento, lo cual es, ni más ni menos, que un cambio
en la forma de pensar y actuar: “Si no os
arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lc. 13:3). Y todos es “todos”;
sin excepción.
Como dije en “30 monedas (2ª parte): Un bochorno
teológico al servicio del diablo & ¿Por qué la humanidad prefiere los
cuentos de viejas antes que al Dios de la Biblia?” (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2024/01/30-monedas-2-parte-un-bochorno.html),
“pueden ´sentirse` bien consigo mismos,
incluso ´felices`, considerarse ´buenas personas`, llevar a cabo todo tipo de ´actos
de amor`, ser ´amables`, ´amigables` y ´admirados`, tanto en persona como en
redes sociales, alcanzar el ´éxito` y el ´reconocimiento`. Pero la realidad es
que, sin arrepentimiento, sin depositar la confianza en el sacrificio de Jesús
en la cruz por los pecados, todo eso no servirá absolutamente de nada”.
¿Mensaje impopular? Muchísimo. Tanto que,
ex-cristianos o falsos cristianos, no dejan de reinterpretar las Escrituras a
su antojo, para hacer un “dios” (en minúscula) a su medida y creencias
personales. Desde Sodoma y Gomorra, donde estaba normalizado que desde los más
jóvenes hasta los más ancianos del lugar fueran partícipes de todo tipo de mal
(cf. Gn. 19:4), hasta el día de hoy, donde, por ley, en diversos países, se
considera delito de odio promulgar este tipo de mensajes: “No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis;
ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni
los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los
borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios”
(1 Co. 6:9-10). La transformación que exige el Mesías va desde ese tipo de
actos “grandilocuentes”, u otros como guardar la propia sexualidad hasta el
matrimonio y ser fiel a tu cónyuge, hasta los que parecen más nimios, pero que
salen de lo profundo del corazón: “Quítense
de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia”
(Ef. 4:31).
El Mesías
volverá
En contraste con Paul Atreides, el falso Mesías de
Netflix y compañía, Jesús, con sus ojos como llama de fuego (Ap. 19:12),
regresará, “con poder y gran gloria” (Mt. 24:30). Decenas de profecías
fueron anunciadas antes de Su primera venida: todas ellas, históricamente, se
hicieron realidad. De la misma forma, la misma cantidad de ellas, hablan de Su
regreso. Vino como cordero que se dejó llevar al matadero, pero vendrá, como REY
DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES (Ap. 19:16), a establecer Su reino, donde, los que
hayan creído en Él, pasarán la eternidad en Su presencia, y los que no,
alejados para siempre.
Citando unas palabras de C.S. Lewis, que he repetido
en más de una ocasión, y no me canso de hacerlo: “En última instancia solo hay dos tipos de personas: los que dicen a
Dios ‘hágase tu voluntad’ y aquellos a quienes Dios dirá, al fin (de la
historia), ‘hágase tu voluntad’. Todos los que están en el infierno lo han
elegido. Sin esta opción personal no habría infierno”. Tal aseveración
describe fácil y claramente lo que expresa la Biblia, explícita e
implícitamente: “El que en él cree, no es
condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado” (Jn.
3:18).
Mientras tanto, aquí seguiremos suspirando, cada día, hasta
que el Mesías, Jesús, vuelva. ¡Maranatha!
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