martes, 25 de octubre de 2016

10.3. ¿Qué es lo que buscas en la otra persona como novi@ y espos@?




Vamos a centrarnos en cómo averiguar si la persona que tienes delante es la que más te conviene. Para esto debes plantearte qué es lo que esperas de él y de una relación. Es muy común en el género humano, sediento por dar y recibir amor, iniciar un romance sin apenas conocer al otro, cuando realmente no se puede amar de esta manera a quien no conoces.

Sincronizando mente y corazón
Deseo que todo lo que expongo a continuación te sirva para elegir sabiamente entre los candidatos que se presenten en tu vida, pidiéndole al Señor discernimiento.
Sé consciente que no consiste en conocer a una persona perfecta, que nunca cometa errores, o que jamás te haga daño en ocasiones puntuales fruto de sus propios errores. Dicen que el amor ciega. Pero eso no es cierto. El enamoramiento es lo que realmente ciega puesto que hace que se pasen por alto los defectos del otro. Un estudio del University College London encontró que el amor maternal y el romántico comparten un patrón de activación cerebral que se plasma en la inhibición de las regiones neuronales donde se procesan las emociones negativas y se gestan los juicios sociales. El resultado es que la persona enamorada “pierde” la capacidad de ver los defectos de su pareja. Sin embargo, el amor racional y verdadero (sin dejar a un lado los sentimientos románticos), contempla los defectos, pero decide seguir amando, porque ama la esencia del individuo.
A partir de ahora, y una vez puesta la base, voy a plantearte una serie de temas y preguntas que deberás resolver a lo largo del tiempo para llegar a conclusiones concretas. En algunos casos, puede bastar con pocos días o semanas para que puedas ver que la persona con la que sales no es el compañero que deseas para tu vida. Analizar diversas cuestiones no te convierte en un frío robot, sino en alguien reflexivo. Esto no significa que tengas que analizar al otro como si fueras una computadora que se limita a almacenar datos, sino que observes qué esperas y deseas exactamente de una relación. No lo hagas con el ánimo de “cortar cabezas” por doquier, ya que entonces el individuo  se sentirá juzgado en todo momento y sin libertad para mostrar su verdadera personalidad. Si tu actitud no es la correcta, posiblemente no serás capaz de reconocer a una gran persona cuando la tengas delante de ti. He escuchado a cristianos jactarse con sorna de cuántos corazones rotos habían dejado en el camino. ¡Eso es pura soberbia!
Tras la amistad de la que ya hablamos y el comienzo de la relación formal, si se da el caso de que conectas, recuerda que sincronizar dos vidas, dos mentes, dos maneras de sentir, no es nada fácil, y requiere de continuos reacondicionamientos. ¿Y por qué no es fácil? Porque al comienzo de una relación ambos miembros tienen contacto durante unas pocas horas al día, y siempre en ambientes agradables, como dar un paseo, cenar o ir al cine, mientras se habla de toda clase de temas sin importar las diferencias. Lo único que interesa es estar juntos. No existen las obligaciones ni las responsabilidades de ningún tipo. Además, todo tiende a idealizarse. Se cree que ese estado será perpetuo, donde no existirán los problemas, ni los enfados, las discusiones o los desacuerdos. Así hasta que, de golpe, viene la desilusión (fruto de una expectativa desmesurada), que suele llevar a los reproches airados.
Si señalan los expertos que conlleva diez años de matrimonio ajustar las  diferencias, ¿crees tú que en unos meses de noviazgo lo vas a conseguir? Requiere flexibilidad continua, educación y respeto. Ambas cosas son imprescindibles. Por muy bien que os llevéis y seáis semejantes en diversas cuestiones, la complementariedad no se logra de la noche a la mañana, y mucho menos al comienzo de una relación. Requiere un amplísimo conocimiento mutuo, miles de horas en compañía y multitud de vivencias juntos.
También te diré que si vienes de malas experiencias pasadas o has sido rechazado en distintas ocasiones, te costará más (tema que trataremos en el capítulo Cuando el problema está en el soltero). Mientras tanto, sé valiente y afronta la situación, poniendo en práctica todo aquello que has aprendido anteriormente. La autocompasión nunca te servirá de nada.

¿Qué esperan hombres y mujeres?
Muchos no saben lo que quieren y cuando tienen a la persona ideal delante de sus narices no son capaces de reconocerla. Este tipo de personas son los que saltan de pareja en pareja porque no han definido sus prioridades y lo que es realmente importante para ellas. Alguien que no sabe lo que quiere va dando palos de ciego. Tener las ideas claras (siendo flexible en algunos puntos y en diversos detalles), evita errores futuros y decisiones carentes de sabiduría.
Empecemos por desglosar aquello que se suele desear de una relación para que tengas las ideas bien definidas. A grandes rasgos:

1. La mujer espera del hombre que:
a) La acepte tal y como es.
b) Le proporcione ternura, afecto, apoyo en todo momento (especialmente en las circunstancias negativas).
c) La escuche.
d) La sorprenda cada cierto tiempo con detalles.
e) La valore por todas sus cualidades personales.

2. El hombre espera de la mujer que:
a) Lo valore en todas las áreas personales y profesionales.
b) Confíe en él.
c) Le haga saber que se sienta cómoda y relajada a su lado.
d) Le conceda tiempo para sus propias actividades y aficiones.
e) Lo considere muy importante en su vida para así poder compartir su ser más íntimo con libertad.

Esta es la norma general, aunque las distinciones en las características del hombre y la mujer no son valores absolutos, ya que no todos somos iguales. Sea un género u otro, lo que ambos desean es amor, seguridad, intimidad, consuelo, aceptación y afirmación.

Características de los candidatos
Por todo lo visto, sería una excelente idea por tu parte que tomaras papel y lápiz para anotar qué características te gustaría que poseyera el otro. Es muy habitual escuchar a chicos y chicas confesar que no saben qué clase de persona les gustaría tener a su lado. Dejan la mente a un lado y lo espiritualizan al extremo de decir: “No pienso en eso. Lo dejo en manos de Dios”. Luego viene el primero que les pone ojitos y dicen con suspiros y voz acaramelada: “Fue Dios quien me lo trajo”. Poco tiempo después se separan porque era un ogro. ¿Pero no era Dios quien lo había traído? Pura comedía que refleja la realidad.
En lo que concierne a la lista que propongo, y con todo mi respeto hacia los autores, me sorprende leer la respuesta que ofrecen Justin Lookadoo y Hayley Dimarco en su libro “Noviazgo: ¿Están preparados?”. Ellos afirman que los principios de esa lista deben ser pocos y sencillos, como que sea cristiano, no fumador y nada de sexo. Lo siento, pero esos requisitos son muy simples y genéricos, y los cumplen muchísimos creyentes verdaderos. Sin más, no me sirven. Hay que ser claros y concretos, como vemos en el ejemplo que cita Norman Wright: “Solo saldré con alguien que sea generosa, alguien que muestre tener el fruto del Espíritu y que sea la mujer de Proverbios 31 en cierta medida”[1].
Antes de hacer el “registro”, pídele a Dios que te muestre qué es realmente importante y conveniente para ti. Él te conoce bastante mejor que tú mismo.
Voy a citar la lista íntegra que me escribió una de las personas que mejor conozco en este mundo de lo que buscaba en una mujer. Así te harás una idea de lo que puedes añadir o excluir de la tuya. No es una transcripción literal, pero las ideas sí lo son:

- Que sus pensamientos, principios éticos y morales, junto a su estilo de vida, se muevan por las enseñanzas bíblicas.
- Que esté dispuesta a servir al Señor según los talentos y dones que haya recibido de Él, ni más ni menos, sin necesidad de que sean llamativos, y que no haga ostentación de ellos.  
- Que sea fiel, tanto física como emocionalmente.
- Que sea íntegra y transparente, con todo lo que ello supone: honestidad, sinceridad, pureza, sencillez, lealtad, generosidad, etc..
- Que cuente conmigo para todo en primer lugar: búsqueda de cariño, de consuelo, de consejo, etc.
- Que me abra su corazón de manera natural sin necesidad de tener que estar forzando la situación para que hable.
- Que sea equilibrada a la hora de hablar y escuchar, ya que la persona que habla sin parar durante extensos periodos de tiempo termina por abrumar, y la que sólo escucha es aburrida, convirtiéndose en una relación de un solo sentido.  
- Que sea equilibrada consigo misma. Esto significa que no sea altiva ni que se desprecie. Por lo tanto, que no caiga en compararse con otras mujeres ni en competir con nadie, sino que se limite a ser ella misma.
- Que sea emocionalmente sana. Esto incluye que no sea sarcástica, controladora, manipuladora, narcisista, histriónica, histérica, posesiva, ni que use el chantaje emocional para lograr lo que desea.
- Que no esté obsesionada con su aspecto físico (aunque se cuide sanamente), ni provoque con su forma de vestir, ya que la feminidad va en el carácter y no en las vestimentas minimalistas.
- Que podamos compartir algunas diversiones en común.
- Que respete mis aficiones y mi tiempo libre, el cual será negociado para que en ningún momento afecte a la relación y a la intimidad entre ambos.
- Que los secretos queden dentro de la pareja.
- Que sepa ser cariñosa conforme a mi lenguaje del amor (de esto hablaremos en La expresión del cariño).
- Que entre en mi mundo, interesándose verdadera y realmente por mis pensamientos y sentimientos.
- Que esté a mi lado en los momentos de dolor, ofreciéndome su cercanía física.
- Que hable con madurez los problemas que puedan ir surgiendo en lugar de manifestar ira desbocada.  
- Que esté dispuesta a crear paso a paso un hogar de paz.
- Que no busque la perfección, sino que se centre en lo bueno de mí. Que sepa perdonar mis errores cuando los cometa y le pida perdón.
- Que su valoración sobre mí no dependa del estatus social, tanto si es alto como si no.
- Que sus críticas sean constructivas. Y cuando las haga, que sea en privado y no en público. 
- Que no me falte el respeto y que no use el conocimiento que tiene de mis debilidades para burlarse.
- Que no trate de cambiar mi esencia como persona, sino que la ame.
- Que no esté conmigo porque se siente sola, sino porque ve en mí las cualidades que busca en un hombre.
- Que desee ser mamá.

Mi amigo me dijo que algunas características eran innegociables y otras se podían ir puliendo en amor a medida que se fueran conociendo, como a la forma de negociar los problemas.
Posiblemente te habrás asustado con tanto nivel de detalle y de supuestas exigencias. Pero si lees con detenimiento y juicio las características de los candidatos, tendrás que reconocer que no sobra nada. También puedes pensar que mi amigo buscaba una cristiana perfecta, pero no es así. Matizaremos claramente todo esto en la continuación para ponerlo en su justa balanza y no dar lugar a malos entendidos.

* En el siguiente enlace está el índice:
* La comunidad en facebook:
* Prosigue en:
       10.4. Dos características fundamentales entre novi@s y espos@s: Reciprocidad & Madurez.


[1] Wright, Norman. 101 preguntas antes de volver a casarte. Casa Bautista de Publicaciones. P. 16

martes, 4 de octubre de 2016

Lucifer: ¿Simpático, de buen corazón y condenado injustamente?



El famoso autor cristiano C. S. Lewis dijo: “En lo que se refiere a los diablos, la raza humana puede caer en dos errores iguales y de signo opuesto. Uno consiste en no creer en su existencia. El otro, en creer en los diablos, y sentir por ello un interés excesivo y malsano. Los diablos se sienten igualmente halagados por ambos errores, y acogen con idéntico entusiasmo a un materialista que a un hechicero”[1]. A estos dos peligros habría que añadirle uno más: el cambio de imagen y el nuevo lavado de cara. Han sido muchas las representaciones que se han hecho de él: con forma de carnero, con piel rojiza, con cuernos de cabra, con una cola acabada en forma de flecha, con dientes afilados como los de un vampiro y portando un tridente, etc.  
Tras el estreno de la serie americana Lucifer nos encontramos con un cambio absoluto de paradigma del susodicho personaje. Dicho programa de televisión podría resultar hasta cómico si no fuera porque muestra una imagen esperpéntica y distorsionada del verdadero diablo descrito en la Biblia, hasta el extremo de hacerle ver finalmente como alguien bondadoso, con capacidad de redención y con un carácter simpático y glamuroso. Esa es la manera en que ha evolucionado desde la antigüedad hasta el presente la percepción de este querubín (cf. Ezequiel 28:14), donde la  sociedad ha pasado de hacerle demasiado caso a no hacerle ninguno, y finalmente a reírle las gracias.
Esta “transformación” ya ha sido apuntada en las últimas décadas en diversas películas, como en la comedía Al diablo con el diablo (interpretado por una mujer, Elizabeth Hurley) y en Pactar con el diablo (Al Pacino). También podemos verlo en anuncios donde se promocionan diversas marcas de bebidas alcohólicas, que muestran el infierno como una macro-discoteca donde la fiesta no tiene fin. En ella suena música electrónica mientras que todo el mundo baila o se divierte a su manera, al mismo tiempo que el atractivo dueño de la sala –el diablo- observa a la multitud desde su sala vip vestido elegantemente de Prada y Armani, sentado en un amplio sillón y rodeado de varias mujeres despampanantes, mientras bebe el mejor whisky del universo.
Es evidente que a un verdadero cristiano –con conocimiento real de las Escrituras- lo que se diga o deje de decir de él no le afecta y sabe discernir fácilmente lo real de lo falso respecto a este Ser. Pero a los que no lo son, si ya de por sí no suelen creer en su existencia (aunque cuando ven películas de posesiones, exorcismos y casas encantadas –tan de moda en la actualidad- se quedan pensativos), este nuevo perfil dicharachero y simpático del diablo les alejará aun más de la verdad.
Por otro lado, al analizar esta cuestión aparentemente sin importancia, los creyentes vemos que este ángel caído sigue ahí entre bambalinas, engañando a la humanidad de distintas maneras a lo largo de la historia y buscando como león rugiente a quien devorar (cf. 1 Pedro 5:8).

Una pequeña descripción
“En el comienzo, el ángel Lucifer fue expulsado del cielo y condenado a gobernar el infierno por toda la eternidad. Hasta que decidió tomarse unas vacaciones”. Con estas palabras comienza este show televisivo. ¡Menuda bofetada a la teología bíblica la idea de que el diablo gobierna el infierno!
Teóricamente, la serie de televisión iba a ser la adaptación del cómic del mismo título guionizado por Mike Carey y publicado por la editorial Vértigo –dirigida principalmente a un público adulto- pero aunque toma ideas del mismo, está muy alejada del tono y de la trama original. El cómic en sí merecería otro artículo y dejo abierta la opción de hacerlo en el futuro, pero centrémonos en la serie televisiva.
Satanás vive ahora en Los Ángeles (Estados Unidos), donde es dueño de uno de los clubs nocturnos más prestigiosos de la ciudad, el Lux. Entre sus posesiones más valiosas se encuentra un espectacular Chevrolet Corvette C1 del 62 (información facilitada por un amigo, cuyo hijo es todo un experto en coches). Allí trabaja también Mazikeen, una diablesa que junto a él se marchó del infierno hace cinco años y viene a ser su protector. Fue ella la que le arrancó las alas, a petición de él, quien tiempo después las quemó.
Podemos ver que viste elegantemente, es seductor, presuntuoso, promiscuo, bisexual, fumador, con un retorcido sentido del humor bastante negro, y canta y toca el piano extraordinariamente bien. Entre sus cualidades sobrenaturales, destaca su capacidad para que los seres humanos revelen sus deseos más ocultos.
Tras ayudar a la inspectora Chloe Decker a resolver varios crímenes, es nombrado por la capitana como Asesor Oficial Civil de la Policía.

El Lucifer de la serie Lucifer y el Lucifer de la Biblia 
La imagen externa que nos ofrece el protagonista es un simple reflejo de lo que anida en su interior: ególatra, narcisista, egocéntrico y cínico. Resultan sumamente llamativas sus palabras y cómo lo describen quiénes interactúan con él. Veámoslas y analicemos qué dice la Biblia al respecto:

- No tiene problemas en decirle a todo el mundo que es el diablo, pero nadie le cree. Es como una burla sarcástica a la realidad de nuestro mundo caído, donde son pocos los que creen en su existencia y sucede justo lo contrario, donde “el mejor truco del diablo fue convencer al mundo de que no existía”, como bien dijo el poeta francés Charles Baudelaire (1821-1867).

- Tiene la desfachatez de decir que Dios no tuvo fe en él. ¿Acaso olvida el guionista de esta infame serie que Dios sí tuvo fe en Lucifer Morningstar (Estrella de la mañana) puesto que lo creó como un querubín grande, protector, lleno de sabiduría y acabado de hermosura, al que puso en el santo monte por donde se paseaba? (cf. Ezequiel 28:12, 14). Si eso no es tener fe...

- De manera surrealista, culpa a Dios de su desdicha. Adán culpó a Eva de su propio pecado; Eva culpó a la serpiente de su propio pecado; el diablo culpa a Dios de su propio pecado. La misma excusa de siempre para eludir la responsabilidad sobre los propios actos, con el falaz argumento de la supuesta falta de libre albedrío.

- Sentencia una y otra vez que él no eligió ser denostado, que fue “su padre” (Dios) el que eligió que pasara la eternidad en el infierno y que él no es malo sino el que inflige dolor a los malos. ¿Acaso ha olvidado sus propias palabras? Si es así, se las recordamos: Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13-14). Por querer suplantar a Dios, por el enaltecimiento de tu corazón a causa de tu hermosura, por corromper tu sabiduría a causa de tu esplendor, por la multitud de tus maldades y pecados, te expulsaron del cielo y fuiste derribado hasta el Seol, a los lados del abismo (cf. Isaías14:15; Ezequiel 28:15, 17, 18).
La inspectora Chloe le dice que él hace favores por el poder, puesto que así se siente superior, con el control. Y que es adicto a crear el caos sin importarte las consecuencias: “Es como si tuvieras un complejo de Dios”. Esto sí coincide plenamente con la realidad bíblica.

- Dice que no miente pero que no siempre dice toda la verdad. Pura malicia que coincide con la realidad vista cuando tentó a Jesús en el desierto: Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios” (Lc. 4:3-12). La realidad es que las medias verdades son igualmente mentiras, y más si cita las Escrituras según le conviene.
A pesar de que dice no soportar a los mentirosos y charlatanes, él es el primero de todos. Igualmente, lo vemos una y otra vez ejercer de tentador. Por ejemplo, a un joven virgen le incita para deje de serlo con una chica que le gusta: “La deseas, ¿por qué resistirte?”. Por eso el Maestro dijo de él: “Ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).

- Sorprendentemente –y absurdo en grado extremo-, Lucifer acude a terapia con una  psicóloga que también se acuesta con él. Según ella, lo que le pasó a Lucifer fue injusto, así que le dice que su verdadera pretensión al vivir entre los humanos es reinventarse, lo cual él niega al principio: “¿Por qué cambiar la perfección?”. Ella, Mazikeen y Amenadiel apuntan en la misma dirección: está cambiando pero no saben la razón, aunque ésta es evidente, que no es ni más ni menos que el aprecio que siente hacia la inspectora Chloe. Ante esta transformación, Amenadiel se queda desconcertado al comprobar que Lucifer salva una vida humana y no por motivos egoístas, e incluso la misma psicóloga dice de él que “no solo disfruta castigando a los malos, sino que ha empezado a buscar justicia para los buenos”. Lucifer no tiene más remedio que aceptar que se siente bien cuando hace el bien.
De manera opuesta, la Biblia nos dice que este “acusador” no es el que hace el bien sino el que acusa a los creyentes de día y de noche (cf. Apocalipsis 12:10).

- Lucifer afirma que Dios perdona a todo el mundo menos a él. Sin embargo, vemos en la Biblia que desde su rebelión hasta la escena con Jesús en el desierto pasaron miles de años y en ningún momento hubo arrepentimiento por su parte, sino todo lo contrario. Y sabemos que no lo hará por todo lo descrito en el libro de Apocalipsis, ya que Dios conoce el futuro. Así que la opción del perdón queda descartada por su propia maldad, tan grande que arrastró con él a la tercera parte de los ángeles (cf. Apocalipsis 12:4). Fue él quien eligió libremente revelarse contra su Creador, al igual que las personas que rechazan voluntariamente a Cristo y su salvación.
He buscado y rebuscado en Internet pero no he encontrado el ejemplar que leí hace muchos años en un periódico (concretamente en El Mundo) donde una pequeña secta que había en Israel le “rezaba” a Dios para que perdonara a Lucifer. Según ellos, el día en que eso ocurriera se acabaría el mal en el mundo. Como hemos visto, el diablo ni se ha arrepentido ni se va a arrepentir, así que dicha petición no tiene ni pies ni cabeza. Lo llamativo de la serie de televisión de la que hemos hablado es que pregona ideas similares a la de esa secta. Curioso...

¿Lucifer castiga como juez en el infierno?
Amenadiel (¡?!), un ángel de color y carnal –y digo carnal puesto que tiene relaciones sexuales con la diablesa-, trata de convencerlo de que regrese al infierno, ya que allí está su lugar para juzgar quién recibe castigo y cómo, aparte de impedir que las almas condenadas escapen de dicho lugar. Cansado de la labor que realizaba y de sentirse predestinado por Dios para esa labor –aunque Lucifer dice que no le gustó cuando su padre le obligó a hacerlo pero que bajo sus propias condiciones le resultaba una delicia-, rechaza volver y ejercer dicha labor.
La psicóloga trata igualmente de persuadirlo de la necesidad del trabajo que desempeña Lucifer: “Dios no te expulsó del cielo porque estuviera enfadado contigo. Dios te echó porque necesitaba que llevaras a cabo su tarea más difícil; fue un regalo”. Ante lo que él contesta: “¿Un regalo? Me apartó, me denigró, me convirtió en un torturador. Pasé eones proporcionando paz a los mortales para luego torturarlos. Durante toda la eternidad evocarán mi nombre para representar toda su depravación. Ese fue el regalo que mi padre me hizo”. Ella vuelve a replicar: “Fue un acto de amor, porque eres su hijo predilecto, Samael (“el que ilumina”). Eres su ángel caído. Pero cuando un ángel cae, también se alza. Lo único que tienes que hacer es aceptar todo lo que eres”.
De jovencito vi la famosa película Ghost, más allá del amor. En ella, Patrick Swayze era asesinado pero decidía no irse todavía al cielo para proteger a su novia Demi Moore. Y recuerdo que había una escena que me daba auténtico pavor: cuando una persona malvada fallecía, aparecían los espíritus inmundos –que emitían unos aullidos aterradores- para llevarse el alma del difunto al infierno.
Cualquiera que conozca mínimamente lo que la Biblia enseña al respecto, sabrá perfectamente que esa representación como la que a su vez describen en la serie Lucifer está muy alejada de la realidad. Los demonios no se llevan a nadie al infierno. Tampoco el diablo está sentado en el infierno como si fuera un Juez esperando a los condenados para imponerle castigos que ejecutarán y disfrutarán los demonios. La  realidad es completamente opuesta.
El verdadero infierno es el lugar “preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41). Hay otros “ángeles” que pecaron Dios que los arrojó “al infierno y los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio” (2 Pedro 2:4). Allí, tanto los seres humanos condenados, como Lucifer, la bestia, el falso profeta y el resto de demonios, recibirán el castigo correspondiente: la separación eterna respecto a Dios, y con ello el llanto y crujir de dientes (cf. Mateo 13:50), en el lago de fuego y azufre, donde “serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 20:10). Así que del concepto de una sala de fiesta donde ser sirven deliciosas bebidas alcohólicas, llena de hombres y mujeres hermosas, no queda nada de nada. Tampoco de esos demonios que se lo pasan en grande torturando a los humanos. 

¿Continuará?
¿Qué deja en el aire la primera temporada para su continuación? Aparte de que la madre de Lucifer (¡¡¿what?!!) se ha escapado del infierno y de la revelación sobre quién es realmente la inspectora Chloe (la única a la que no le afecta los poderes de Lucifer), lo más llamativo es lo que se deja vislumbrar en uno de los capítulos: un cura del que se hace amigo, antes de morir le viene a decir que Dios tiene un plan para él lleno de esperanza. Aunque no sé qué nuevos caminos transitará la serie y me puedo equivocar, hasta ahora se puede deducir que finalmente Lucifer se redimirá y volverá al cielo puesto que ese era el plan de Dios desde el comienzo. 
No creo que después de haber leído todo esto sigas pensando que la serie es simplemente un pasatiempo divertido. Se puede ver con esos ojos, pero en el fondo es perversa, engañosa y manipuladora. Nos muestra una visión del padre de mentiras como alguien dócil, arrepentido, incomprendido y falto de amor. En definitiva, una víctima del plan preestablecido por Dios. Quizá los guionistas se lo pasen muy bien escribiendo las tramas y las descripciones del protagonista, pero no son conscientes qué mano hay detrás de ellos y hasta qué punto están siendo usados para los perversos planes del Maligno.




[1] Lewis, C. S. Cartas del diablo a su sobrino. Ediciones Rialp.