lunes, 19 de agosto de 2019

El cuento de Hadas en el que viven muchos que se dicen “cristianos”


Saltó la noticia hace unos días: el ex pastor Joshua Harris ha declarado tras divorciarse que ya no es cristiano y que se muestra favorable a los grupos LGTBI. Incluso ha asistido a una de sus “festivales de orgullo”. Para el que no lo conozca. Harris se hizo famoso por su best seller “Le dije adiós a las citas amorosas”, libro del cual reniega en la actualidad. Dicha obra la leí hace muchos años y su idea principal me pareció –y me sigue pareciendo- terriblemente mala, por eso la cité para mostrar mi desacuerdo en Fracasos por falta de sabiduría & ¿Citas amorosas? (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2016/09/102-fracasos-por-falta-de-sabiduria_20.html).
Joshua en un festival gay en Vancouver, Canada[1]

Lo mismo ha pasado con Marty Sampson, compositor de la famosa iglesia Hillsong, ha apostatado de la fe. En sus propias palabras, ha llegado a afirmar que está perdiendo su fe, y que eso no le molesta al sentirse muy feliz. Días después, y ante lo llamativo de su historia, ha matizado que no ha “renunciado” a su cristianismo pero que se encuentra en “terreno increíblemente inestable”. Casos como el suyo son más habituales de los que muchos quieren reconocer, solo que a este sí se la ha prestado atención por ser una figura pública.
Mi intención no es “juzgar” el corazón de estos señores ya que no los conozco personalmente, pero sí quiero analizar con “justo juicio” (Jn. 7:24) el porqué cierto tipo de “creyentes”, que sobreabundan hoy en día en muchas congregaciones, terminan tarde o temprano por abandonar la fe en Cristo.

El “cristianismo” de estos “cristianos”
Para no dar lugar a malos entendidos, he entrecomillado las palabras cristianismo y cristiano por la sencilla razón de que lo que voy a describir a continuación es una fe que no se basa en una sana exégesis bíblica sino en los disparates que creen muchos que afirman ser cristianos pero que cuesta creer la misma vida que lo sean de forma genuina ni que hayan experimentado el nuevo nacimiento. Unos dirán que este tipo de personas jamás experimentaron el nuevo nacimiento y otros que sí pero que han apostatado. Para no repetirme, mi opinión al respecto la ofrecí aquí: Silencio: ¿cristianos que apostatan? (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/05/silencio-cristianos-que-apostatan.html).
Ahora veamos este cristianismo fantasioso del que terminan por bajarse muchos:

- Dios cumple todos los deseos que se le piden, sean materiales, económicos, sentimentales, laborales y familiares.
- Dios es un Dios de gracia y amor pero no de juicio.
- Todo lo que confiesan y decretan se hace realidad.
- No existe el dolor físico ni la enfermedad.
- No existe el sufrimiento emocional.
- No existe la persecución.
- No existe el rechazo a tu persona.
- Todo es prosperidad.
- Todo es crecimiento eclesial.
- Nunca te ves atrapado en un atasco de tráfico.
- Siempre llueve o hace sol según las necesidades personales.
- La música es la forma por excelencia de “sentirse” cerca de Dios.
- El dinero sobreabunda para que todos tus seres cercanos vivan como príncipes en este mundo.
- El avivamiento está siempre en camino, llegando o ya se ha producido.
- Nunca hay dudas intelectuales absolutamente de nada.

Cuando la vida de un cristiano no es así, siempre se dice que el fallo es de la persona que no se ha apropiado de las promesas de Dios, o donde su vida esconde algún pecado o que no es suficientemente espiritual.
Este tipo de “fe” se sostiene en base a las emociones, en un estado de éxtasis místico prácticamente continuo, en las experiencias ajenas o propias, con textos bíblicos completamente descontextualizados en términos históricos y teológicos, y en las “promesas” proclamadas a pleno pulmón por el apóstol o predicador de turno. En conclusión: un verdadero cuento de Hadas.

Cómo se mantiene este circo en funcionamiento
Cuando una iglesia no se sostiene sobre las verdades de Dios y la creencia pura y dura de que el reino de Dios no es de este mundo (Jn. 18:36), sus “líderes” tratan de que el creyente se lo pase lo mejor posible durante los cultos y salga eufórico a “comerse” el mundo tras cada sermón, que más bien es un mensaje motivacional que bien podría darlo cualquier gurú y especialista en marketing añadiéndole el nombre “Jesús”. Para esto llevan a cabo un millón de actividades:

- Danzas.
- Concursos de baile.
- Teatros.
- Música con ritmos sensuales.
- Caídas al suelo como fichas de dominó que afirman provenir del “Espíritu”.
- Conciertos multitudinarios con todo tipo de efectos visuales y sonoros.
- Espectáculos pirotécnicos.
- Ampliación del local y un sinfín de nuevas comodidades.
- Parques recreativos para los niños.
- Salas de cine.

¿Y el estudio concienzudo, analítico, detallado, milimétrico, durante años, de la Palabra de Dios que lleve al cristiano a la madurez y a ponerla en práctica tanto a nivel interno como externo? En retirada. Muchos lo consideran pesado y aburrido. Por eso hay tantos que no saben responder preguntar básicas –pero lícitas- como el porqué del mal en el mundo y la enfermedad, o cómo se reconcilia la idea del infierno con un Dios de amor. Este es el caso de Marty, Joshua y de infinidad de casos como él, que no se ha planteado responder hasta varias décadas después de “hacerse cristiano” y llevar años “cantando” en una congregación de miles de miembros.
¿Leerse buenos libros de apologética? No, eso es tedioso para ellos. Tampoco tienen recursos bíblicos para saber afrontar la ansiedad, la pérdida, los sentimientos reprimidos, el pasado, no saben la diferencia entre “estar” bien y “sentirse” bien, no saben explicar las doctrinas fundamentales del cristianismo, etc. Sin embargo, ¿ver infinidad de programas de televisión, practicar deportes y escuchar el nuevo disco del cantante “cristiano” de moda? ¡Hasta la extenuación!
La realidad es que nadie que haya conocido al Señor –al verdadero Altísimo y no al mago de la farándula que presentan muchas congregaciones- puede decir que conocerle es aburrido porque es todo lo contrario: es apasionante.

Cuando te chocas con el muro de hormigón
¿Qué sucede con estos “cristianos”? Que esta sociedad está envuelta en el pecado y que la realidad termina por alcanzarles, comprobando que:

- Los seres queridos, aun siendo cristianos, mueren de forma inesperada.
- Los amigos, aun siendo cristianos, fallecen en accidentes de tráfico.
- En la mayoría de los casos, el dinero da para comer y vestir pero no para lujos.
- Dios no dice que sí a todas las peticiones.
- El cristiano es perseguido verbal y/o físicamente cuando expresa su fe.
- Hay iglesias que cierran porque los miembros se van.
- Los llamados avivamientos donde supuestamente se entregan a Cristo cientos o miles de personas son pura numerología donde las conversiones son limitadas.
- La tristeza es una parte de la vida.
- No siempre encuentras un aparcamiento en la puerta de tu casa, sino a veces a cientos de metros.
- Llueve cuando quieres que haga sol y hace sol cuando quieres que llueva.

En definitiva, como ya analizamos en su momento, creían que, por ser cristiano, la vida sería un camino de rosas cuando no lo es (https://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2018/02/6-creias-que-por-ser-cristiano-la-vida.html).

Estos “creyentes”, como no conocen al verdadero Dios descrito en la Biblia y tienen un conocimiento muy superficial de Él, se cansan por una u otra razón y se apartan de ese “mundo cristiano”.
¿Qué sucede finalmente? Aunque me extendí ampliamente sobre el tema en el libro Cerca o lejos de Dios: Motivos y soluciones (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/11/1-cerca-o-lejos-de-dios-motivos-y_4.html), podemos citar algunas causas: Que unos encuentran nuevas diversiones en el mundo secular que les apasionan más que esa subcultura cristiana donde han vivido. Otros se enamoran y se casan con un no-cristiano. Luego están los que se sienten tan heridos que no quieren saber nada que tenga que ver con Dios. También están los que creen una injusticia que otros sean prosperados y ellos no a pesar de haber sido siempre fieles. Y por último están los que vivían una doble moral y terminaron por mostrar su verdadera cara: adulterio, promiscuidad, homosexualidad, etc.

Espero que ninguno de los casos descritos sea el tuyo. Pero si te ves identificado, el remedio lo tienes delante tuya. Deja de vivir un cuento de hadas y busca el reino de Dios.



[1] Aquí una reflexión llevada a cabo por amigos cristianos de Joshua:

lunes, 5 de agosto de 2019

10.7.3. ¿Sabes expresarle adecuadamente el amor a tu pareja?


El copryrigt de la imagen le pertenece a Irene Calvo (https://es-la.facebook.com/irecalgui/).

Venimos de aquí: ¿Sabes escuchar y comunicarte con tu pareja? ¿Te comunicas de forma no-verbal? https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2019/06/1072-sabes-escuchar-y-comunicarte-con.html

Por inercia, cuando nos preguntamos si una persona es cariñosa, solemos ofrecer una respuesta en función de la cantidad de contacto físico que ofrece. Es decir, si es alguien que regala abrazos y besos por doquier. Pero valorar el cariño según este baremo no es del todo acertado.
¿Qué ocurre con parte de la relación física? Que suele ser un barómetro inexacto del grado de intimidad verdadero que puede existir en la pareja. No se puede medir una relación por la cantidad de besos y abrazos que se dan el uno al otro. Sin embargo, muchos cometen ese error, especialmente al principio. Se sienten muy unidos basándose en este argumento. Pero sentirse unidos no tiene que significar estarlo. Sentir amor no tiene que significar necesariamente amor. La pasión, la atracción y el contacto físico confunden los sentidos y la objetividad sobre en qué punto se encuentra la relación. Incluso hay casos donde los deseos sexuales precipitan el matrimonio.
Habrá los que sí lo entiendan, pero personalmente no estoy en ese grupo: no comprendo como dos personas que apenas se conocen se besen en su primera cita,  aunque sea un simple roce de labios. Puede llegar a ser emocionalmente tierno y físicamente sensual, pero sin ningún calado.
En una ocasión, un hermano siguió los pasos adecuados para conocer a una chica en la que estaba interesada. Se hicieron amigos y quedaron para pasar tiempo juntos e ir conociéndose. Finalmente, la relación no surgió. Y me confesó que, aunque fue difícil resistirse, el dolor fue mucho menor que si hubiera existido algún tipo de intimidad física entre ambos, como es el caso de los besos.

Muestras de cariño
El cariño se muestra de mil maneras distintas. Una de ellas, y muy importante, es apoyando al compañero en los momentos de crisis personal. Ese es un cariño de mucha profundidad. Puedes dar cien mil abrazos, pero si no van acompañados de un verdadero apoyo, lo demás será insípido. Pregúntate respecto a esta faceta tan importante y extremadamente fundamental del cariño: ¿Es tu pareja un verdadero sustento para ti? ¿Trata de aligerar tus cargas? ¿O, por el contrario, te deja caer sin hacer nada para remediarlo? Las crisis personales pueden surgir por muchos motivos, y no tienen que venir motivados por la pareja. Hay otros muchos: problemas familiares, de salud, laborales, etc. Incluso traumas del pasado que salen a relucir después de años reprimidos. Cada cual sabe su historia personal.
Aquí hay mucho que tratar. Casi todos los consejos bíblicos para el matrimonio sirven para el noviazgo. Si por ejemplo la Escritura señala que el esposo ame a la esposa como vaso frágil, lo mismo se puede aplicar a ambos estados civiles. Lo que no se lleva a cabo antes de casarse, tampoco se hará después, por mucho que creas lo contrario en tu imaginación. Creer que en el matrimonio las cosas cambiarán, es un pensamiento erróneo extendido por toda la faz de la tierra, incluso entre los cristianos. Amigos y amigas, ¡la edad y el paso del tiempo no cambian a las personas como por arte de magia, lo único que logran es realzar las virtudes y los defectos, a menos que se tomen cartas en el asunto con anterioridad!
Otra forma de mostrar cariño es a través del respeto, del aprecio y de la delicadeza, cuestiones que son imprescindibles.
Pablo señaló que la esposa respete al marido, y una de las maneras de hacerlo es concediéndole el valor que tiene. Como señalé unas líneas más atrás, nosotros no estamos hablando de matrimonio, sino de noviazgo, pero lo que se siembra en éste es lo que se recogerá en el futuro. Si siembras irrespetuosidad en el noviazgo, eso recogerás en el matrimonio. Y, sin querer añadirle nada a la Palabra, es de sentido común entender que el respeto debe ser mutuo. También dice Pablo que el esposo ame a la esposa como Cristo amó a la Iglesia: el noviazgo es también un periodo de observación para saber si tu actual novio será capaz de amarte de esa manera en el matrimonio.
Tanto hombres como mujeres no se sienten amados si no creen que se las respeta por encima de todo. Por ejemplo, hacer chistes a su costa, criticarlo y hablar mal del otro en público, rompe ese vínculo basado en el respeto. También debería molestarte que hablaran mal de él o de ella a sus espaldas. Si eres capaz de señalar el valor que tiene para ti delante de otros, ni te imaginas el mérito incalculable que eso supondrá. No me refiero a que seas hipócrita, a alabar por alabar, sino a que el amor sea sin fingimiento (cf. Ro. 12:9).
Si estás en una relación es porque, de una u otra manera, admiras al otro en cierto sentido, ¿verdad? De lo contrario... Solamente tienes que observar con detalle de qué manera fue atraído el joven por la mujer adultera: con la alabanza sobre su persona y no tanto por su cuerpo. Falsamente le decía que quería estar con él. Y cayó (cf. Pr. 7).
También se demuestra el respeto y la valoración de una manera muy concreta. Una cualidad que hoy en día no es muy alabada, y menos practicada (especialmente en ambientes seculares): la fidelidad. Es impresionante observar la extrema y justificada necesidad que tienen hombres y mujeres de sentir que les son fieles. Aquí no me refiero únicamente a la fidelidad física. Esta es solo una parte más. Se puede ser infiel de muchas maneras. A las mujeres les hiere profundamente cuando ven a su compañero mirando a otras féminas. Hay maneras y maneras de mirar. Alguien dijo que la mirada es un puente entre dos almas. Cuando miras a otras, y tú sabes cómo, destruyes ese puente con tu pareja.
Cuando el ojo del hombre analiza al milímetro el cuerpo de alguien que no es su compañera, eso es ser infiel. Ella se siente acomplejada y despreciada con toda la razón del mundo. Si eres tú la afectada: créeme, eso no lo arreglarás maquillándote más o vistiéndote más elegante, porque el problema no eres tú, sino él.
“¡No, no tiene importancia!”, dirán algunos hombres que se recrean mirando. Pues sí, la tiene, y mucha. Provoca el mismo efecto en ti que cuando la ves mostrarse muy sonriente y amable con otros hombres, y más cuando sabes cómo piensan éstos. Igual que no conviene un hombre cuyos ojos se pierden en cuerpos ajenos, tampoco es nada apropiado que un hombre esté con una mujer que coquetea disimulada o directamente con todo ser andante, cuyo corazón está siempre divagando en sus sentimientos entre diversos candidatos y que su pensamiento principal es estar pendiente de que la miren otros hombres.
Ni ellos ni ellas serán de fiar y ninguno se sentirá tranquilo jamás. En otro apartado dentro de este capítulo profundizaremos en esta cuestión.

Los cinco lenguajes del amor
¿De qué otras maneras se puede mostrar el cariño? En primer lugar, tienes que saber que es sumamente importante el hecho de tener un trato igualitario en lo que concierne a la calidad del amor. Es decir, ambos deben recibir la misma proporción en lo que respecta a cantidad. Es terrorífico pensar en una relación en la que solamente uno de los miembros de la pareja ofrezca amor. Pero esta cantidad será en formas diferentes, las cuales se adaptarán a la manera de ser de cada uno.
Para entender esto, no conozco libro más extraordinario que “Los cinco lenguajes del amor”, del escritor Gary Chapman, y que te recomiendo encarecidamente. Desarrolla de manera breve, clara y concreta cómo cada ser humano siente el amor a través de 5 formas distintas: las palabras de afirmación, los actos de servicio, el contacto físico, los regalos y, por último y no menos importante, el tiempo de calidad (aunque parte de estas manifestaciones de amor se reservan para el matrimonio). Puesto que el libro merece ser leído en su totalidad, haré un brevísimo resumen:

- Palabras de Afirmación: Son las palabras de valor, aliento y ánimo que se ofrecen a la pareja, destacando sus cualidades de manera honesta, y agradeciéndole por medio de cumplidos aquellas cosas que hace bien o que lleva a cabo por ti. Hay personas que creen que con la mirada es suficiente para expresar el amor. ¡Incorrecto!: en la mayoría de las ocasiones es necesario decirlo con palabras.

- Actos de Servicio: Aquellos favores prácticos que sabes que son importantes para tu pareja: recoger la mesa, ayudarla cuando tenga que levantar peso o hacer la compra, ir a por ella al trabajo, llevarla a distintos lugares, preparar una comida especial que le guste, limpiar el coche, etc.

- Contacto Físico: Los besos, las caricias y el simple hecho de tocarse son fundamentales para que las personas que tienen este lenguaje del amor se sientan amadas. Hay muchas personas que se sienten terriblemente incómodas si les muestran este tipo de afecto en público o delante de la familia, así que deberán hablarlo. Como aquí estamos hablando de personas cristianas que aún no se han casado, trataré en el siguiente apartado cómo deben protegerse el uno al otro en lo que respecta al plano sexual.

- Regalos: Pequeños detalles como notas de amor son fundamentales. Basta con ir descubriendo qué elementos le produce mayor felicidad (flores, libros, etc.). Aunque, como dice el autor, el mejor regalo es la presencia física.

- Tiempo de Calidad: Es pasar tiempo juntos de calidad, realizar actividades que ambos disfruten y sentarse a conversar de todo tipo de temas. Aquí también se incluye un dialecto al que Gary llama “conversación de calidad”, donde las dos partes se escuchan atentamente y sin distraciones: sus pensamientos y sentimientos, sus experiencias en la vida, sea en un picnic, sentados en un sofá, en un parque, o paseando por la playa.

La mejor manera de saber cuál es el lenguaje de amor de tu pareja (y el tuyo propio) es preguntándole directamente (o leyendo el libro juntos). Con el paso del tiempo, y a medida que conozcas su sensibilidad sentimental, serás más y más consciente de aquellos detalles que realmente le llenan el corazón. Así te podrás ocupar de ellos. Hay detalles que pueden parecer que no tienen importancia, pero sí lo tienen. En la teoría se llega a creer que todas las muestras de cariño son igualmente válidas porque las intenciones son buenas, pero en la práctica no siempre quedan del todo bien. Por ejemplo, si la invitas al cine es más caballeroso que pagues directamente tú en lugar de darle el dinero a ella en la mano para que saque las entradas. Sin mala intención, y aunque ella quizá no le conceda mucha importancia, dar el dinero sin más es poco romántico. De lo contrario, aunque no sea ese el propósito, dará la impresión de que estás queriendo comprar su cariño.
Recuerda que las muestras de afecto en los diferentes lenguajes del amor depende del momento de la relación en que ambos os encontréis. Al igual que las relaciones sexuales son para la etapa del matrimonio, en el noviazgo también hay distintas fases. Un regalo muy ostentoso o un intenso abrazo al comienzo de la relación, más que agradar a tu compañero, le puede asustar o incomodar. Si eres el afectado, y tu pareja y tú vais a distintos ritmos (uno de los dos más deprisa que el otro) háblalo con naturalidad en lugar de guardar silencio.
Cada uno tiende a sentir el amor por medio de alguno de estos cinco lenguajes del amor y, por norma general (y de manera inconsciente), se suele ofrecer el que se espera recibir. Pero las cosa no funciona así exactamente. Quizá crees que tu novio debe sentirse loco de amor al ofrecerle un fuerte y tierno abrazo, cuando en verdad lo que necesita es que paséis tiempo a solas hablando. Por el contrario, hay personas que su lenguaje del amor es el contacto físico: necesitan que les abracen y les tomen de la mano.
Hay parejas que se escudan bajo el caparazón de su propio carácter: “Es que no es lo mío dar abrazos”, “nunca me han expresado el cariño de esa manera”. He oído ese argumento en personas que afirman que “son así, muy secas”. ¿Sabes qué? Aprende. Al principio te costará, pero luego verás cómo repercute para tu propio bien. Mientras más lleno se sienta tu pareja, más dará. Los sentimientos de amor pueden ser auténticos pero quizá os falta poneros en sintonía en esta faceta.

Cada uno debe poner de su parte
Es comprensible que un hombre no se entusiasme ante la idea de que el lenguaje de ella puede ser los “actos de servicio” (hacer la compra, llevarla en el coche a un asunto personal, etc.). Pero, si es ese, debes aceptarlo y aprender a amarla como ella quiere y necesita ser amada. No esforzarse en este aspecto es mostrarse egoísta. A quien no esté dispuesto a poner de su parte, le pido por favor que deje a esa persona para que pueda encontrar a otra que verdaderamente le ofrezca lo que anhela.
Está claro que nadie debe obligarse a mantenerse en una relación en la cual no se le ofrezca el cariño que necesita. Ambos deben demostrar que el amor es real, y no limitarse a promesas que se las lleva el viento. O te quiere o no quiere. O la quieres o no la quieres. En el amor no hay término medio. Como dijeron respectivamente Amado Nervo y Jacinto Benavente: “Si no te quieren como tú quieres que te quieran, ¿qué importa que te quieran?”, porque “al verdadero amor no se le conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece”.
Ni mucho menos justifico la infidelidad bajo el argumento expuesto –es más, la condeno absolutamente-, pero muchas parejas que no reciben su lenguaje del amor corren el serio peligro de buscar fuera de la relación lo que no encuentran en ella. Quizá no lo busquen intencionadamente, pero puede que lo encuentren de manera involuntaria en otra persona. De ahí la enorme importancia de tener las ideas claras.
Retomando el asunto, admiro a las mujeres que leen libros sobre la pareja para extraer sus principios y aplicarlos, y no comprendo a los hombres que se muestran reacios a ellos por completo. Cuando se trata de aprender sobre algo que les interesa, se vuelcan, sea deportes o frikadas de Star Wars. Sin embargo, aprender cómo amar... Muchos creen que lo saben todo y que su manera de querer a su novia es la correcta. ¡Qué equivocados!
Un hombre suele pensar que invitándola a cenar ya se ha ganado el amor de su pareja para la siguiente década. ¡Qué digo! ¡Para el siguiente siglo! Aunque muchos insistan en sus actitudes, están errando sobremanera. Hay maneras infinitas de expresar verdadero afecto y ternura, mucho más allá de pagar la cuenta de un restaurante. La mujer promedio no se siente más amada porque viva en la mejor casa de la urbanización o porque le compren un coche descapotable. Solamente necesita sentirse amada.
Lo que voy a decir llevará a pensar a más de uno que nací en el siglo XVIII. Quizá sí o quizá no; quién sabe en qué año nací, y de ahí esta reflexión: antes los enamorados se escribían a mano cartas de cuatro folios, ¡¡incluso de veinte!!; cartas que tardaban en llegar dos semanas y donde todos los días se esperaba al cartero para ver si la traía, y así poder leerla cincuenta y cinco veces seguidas para luego memorizar las frases y expresiones que habían tocado el alma. ¿Hoy qué tenemos? El “modernísimo” wasap que usan los tortolitos para escribirse, donde se comen la mitad de las letras como si fuera un jeroglífico escrito en egipcio y mezcla de ucraniano que no es capaz de descrifrar ni la CIA. Eso sí, al final del mensaje encriptado se mandan el uno al otro muchas caritas felices y corazoncitos. ¿Y las flores? ¿Enviadas por encargo desde la floristería? ¡No, que eso es muy caro! ¡¡¡Las flores en emoticonos!!! ¡Y ya está, ya le han expresado a sus parejas cuánto las quieren! ¡¡¡Qué sosos por favor!!! ¡Ay mi madre! ¡En mi caballo, con mi bastón y mi sombrero de copa me vuelvo al siglo XVIII!
¡Esfuérzate un poco hombre! ¡Échale imaginación! ¡Esfuérzate un poco mujer! ¡Échale imaginación! Una pequeña carta de amor. Un sencillo poema. Una nota escrita en pocos segundos o un pequeño detalle en forma de regalo. Detén el tiempo con una mirada tierna que atraviese el alma y donde no exista nada más que los ojos de tu amada. Un abrazo de oso que dure minutos. Palabras que expresen lo que significa para ti, valorando todas las cualidades que posee y cuánto la admiras por ello. Un paseo por un hermoso paraje. Una sonrisa cómplice. Incluso una pequeña broma compartida puede ser una muestra de cariño. A todo esto lo llamo “abstraerse”. Son esos momentos donde te olvidas del resto del universo, estés donde estés, y te centras únicamente en el otro. No importa el lugar o las circunstancias externas.
Que el cariño no se convierta en algo rutinario ni que se lleve a cabo cada medio año por obligación o después de reclamarlo. Que se convierta en un hábito que fluya con naturalidad y de forma espontánea.

* En el siguiente enlace está el índice:
* La comunidad en facebook:
* Prosigue en: 10.8. Enamorado de un verdadero creyente. ¿Cómo deben protegerse los novios cristianos en lo que respecta al plano sexual? https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2019/11/108-como-deben-protegerse-los-novios.html