lunes, 28 de enero de 2019

¿Qué harías si tú fueras Dios?


Tanto si vives en mi país –España- como si no, habrás conocido en días pasados la dramática historia de Julen, un niño de apenas dos años que se precipitó al vacío por un pozo de más de setenta metros y al que se intentó rescatar por todos los medios posibles durante casi dos semanas. Sabiendo que el tiempo máximo que puede permanecer una persona sin beber son entre tres y cinco días en condiciones muy favorables –y en este caso no era así-, y aunque los medios de comunicación eludieron por completo dicha cuestión hasta prácticamente algunas horas antes –posiblemente para no ser tachados de insensibles[1]-, el desenlace del pequeño fue el esperado desde la racionalidad: había fallecido.
Igual que me ha pasado en otras ocasiones, a cada noticia que se producía en la prensa sobre los avances en el túnel paralelo que se estaba cavando para intentar el rescate, me imaginaba por mi parte salvándolo en cuestión de segundos si tuviera “poderes especiales” para penetrar dentro de esas toneladas de tierra que sepultaban al jovencito. Seguro que, en tu caso, en otras circunstancias negativas, se te ha pasado por la mente qué habrías cambiado en el mundo en caso de tener esos “poderes”. Aquí van varios ejemplos propios:

- Habría impedido todas las guerras de la historia antes de que comenzaran.
- Habría impedido que seis millones de judíos murieran a manos de los nazis.
- Habría impedido que cualquier dictador se hiciera con el poder, fuera del país que fuera.
- Habría impedido la Inquisición.
- Habría impedido que los aviones del 11-S se estrellaran contra las Torres Gemelas.
- Habría impedido el asesinato por parte de la organización terrorista ETA de Miguel Ángel Blanco.
- Habría impedido que los verdaderos cristianos fueran engañados por los que enseñan falsas doctrinas.
- Habría impedido que cualquier hombre o mujer casada engañara a su cónyuge.
- Habría impedido todo aborto.
- Habría impedido todo tipo de abuso físico y violación.
- Habría impedido el maltrato animal.
- Habría impedido que cualquier persona pasara hambre.
- Habría impedido que en Internet y en los programas de televisión hubiera desnudos, pornografía y humor vulgar.
- Habría impedido la trata de blancas.
- Habría impedido el cultivo, producción, distribución y consumición de cualquier droga, incluyendo el tabaco.
- Habría impedido que unos países explotaran y expoliaran a otros.

Esta es mi lista –y no lo he dicho todo-, y si hicieras una propia añadirías otros puntos. En definitiva, tanto tú como yo reharíamos la historia de arriba a abajo, impidiendo cualquier desgracia y acto de maldad por parte de los seres humanos. El problema, como vamos a ver, es que no habríamos sido “Dios” sino un dictador.

El argumento de los ateos
El caso de Julen me ha llevado una vez más a uno de los temas que nos suelen plantear los ateos a los cristianos y que se podría resumir en esta afirmación que llevan a cabo: “Me resulta inconcebible creer en un Dios que se dice Todopoderoso, que señaláis que tiene la capacidad de evitar todo lo malo, y no lo hace”. Ante esta idea –que a ojos meramente racionales resulta muy lógica- los creyentes tenemos que saber qué contestar.
Son las mismas palabras que he leído una y otra vez por parte de los ateos en Internet y en persona, incluyendo los comentarios que muchos dejaban en la prensa ante las noticias de la historia de Julen.
Aunque teológicamente profundizaré muchísimo más sobre este tema cuando lo toque en un libro que estoy preparando para el blog y dirigido contra todos los argumentos que presentan los ateos contra el cristianismo –y, por extensión, contra Dios-, aquí haré una breve exposición que mostrará de forma bien clara la respuesta al tema en cuestión.

La base en la cual nos sustentamos los cristianos
Los cristianos creemos que Dios lo que enseña la Biblia sobre Él; toda la Biblia, no solo partes de ella como hacen algunos inconversos que se forman una imagen de Dios según les conviene. Creemos que:

1) Él conoce toda nuestra vida, desde los pequeños detalles hasta los grandes: “Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos” (Sal. 139:2-3).
2) Él conoce de antemano la senda que tomará nuestra vida día tras día y sabe exactamente cuáles serán nuestras actitudes, tanto las presentes como las futuras: “Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda” (Sal. 139:4).
3) Él es soberano en todo y para todo: Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Stg. 4:15).
4) Nada acontece sin su permiso: “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados” (Mt. 10:29-30).
5) Tanto los creyentes como los incrédulos están dentro del Gobierno de Dios: “... que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mt. 5:45). 
6) Dios sustenta el universo en su totalidad: (El Hijo) quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (He. 1:3).

Las acusaciones contra Dios son una incitación a la dictadura
Ante esto, la supuesta incongruencia surge aquí: si Dios es todo eso y hace todo eso, ¿por qué la historia está llena de actos de maldad y de hechos desgraciados? Esta pregunta se basa en la llamada paradoja de Epicuro, la cual expuso dicho filósofo griego respecto al problema del mal en el mundo: ¿Es que Dios quiere prevenir la maldad, pero no es capaz? Entonces no es omnipotente. ¿Es capaz, pero no desea hacerlo? Entonces es malévolo. ¿Es capaz y desea hacerlo? ¿De donde surge entonces la maldad? ¿Es que no es capaz ni desea hacerlo? ¿Entonces por qué llamarlo Dios?”.
La respuesta a todas estas preguntas es muy sencilla de exponer en varios puntos:

a) Si Él usara continuamente su Omnipotencia en todo momento y en todo lugar para que siempre se hiciera el bien, sería un tirano y nosotros los títeres, eliminando por completo la libertad con la cual nos creó de elegir entre el bien y el mal: lo que llamamos libre albedrío.

b) Los que piensan que “Dios debería detener a una persona justo antes de cometer un asesinato o una violación”, se olvidan del resto de maldades que ellos mismos cometen, aunque no las consideren malas. Qué tendría que hacer Dios, ¿intervenir únicamente en los casos de “intento” de asesinato y violación o algún otro gran mal, e impedirlos antes de que ocurran? Pero, ¿y en el resto de cuestiones que muchas personas no consideran malas a sus propios ojos pero que sí lo son? Siguiendo la lógica que emplean, y siendo consecuentes, Dios debería:

- Volver mudo durante una hora a todo aquél que vaya a mentir o a herir con sus palabras a otra persona.
- Cerrarle los labios al que se vaya a emborrachar, a calumniar y a chismorrear.
- Inmovilizar a todo médico que se dispusiera a cometer un aborto.
- Taponar la nariz del que fuera a consumir alguna droga.
- Bloquear los pensamientos del que fuera a inundar su mente de lascivia.
- Quitarle toda apetencia sexual o volver impotente a todo hombre y mujer que fuera a cometer adulterio.
- Cortar la señal de internet al que fuera a ver pornografía.

Si Dios hiciera todo esto y cumpliera todos nuestros deseos, desaparecería el libre albedrío, como se comprueba de forma cómica en la famosa película “Como Dios”.
Él se convertiría en un dictador y al día siguiente habría manifestaciones a nivel mundial “reclamándole” que nos devolviera nuestra libertad para hacer “lo que nos diera la gana”. Los mismos que rechazan la existencia de Dios a causa de la existencia del mal, se enojarían y se quejarían de vivir coaccionados bajo una dictadura. En realidad, la paradoja de Epicuro es un problema de índole moral: el hombre quiere ser quién dictamine las normas, y cuando las del Creador no se ajustan a las que ellos creen, entonces el “malo” es Dios al que hay que ignorar, rechazar o negar. Deberían darse cuenta de que la maldad del mundo es responsabilidad y fruto del pecado del ser humano que desprecia las normas establecidas por Dios, cuya voluntad es buena, agradable y perfecta (cf. Ro. 12:2).
Como señala el doctor Peter John Kreeft: “La abrumadora mayoría del sufrimiento en el mundo se debe a nuestras elecciones de matar, difamar, de ser egoístas, de las desviaciones sexuales, de romper nuestras promesas, de ser imprudentes”[2]. Este planeta es cómo es porque hemos sembrado de una manera y estamos cosechando en consecuencia, siendo la muerte física uno de los efectos directos. Acusar a Dios del mal es la excusa “perfecta” y necia para evadir la culpa que recae sobre el ser humano en particular y sobre la humanidad en general.
Con las catástrofes de la naturaleza, la causa y el patrón es el mismo: desde la entrada del pecado en el mundo, la tierra está maldita y esperando su redención. Por eso “toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” (Ro. 8:22).

Para terminar
El suceso de Julen –como otros que acontecen- es una tragedia. No entendemos el porqué ya que la existencia humana es como un lienzo: por ahora solo vemos una pequeña parte del cuadro, a diferencia de Dios que lo ve completo. Dentro de esa desgracia humana, y sintiendo en el alma el dolor de los padres, podemos asegurar que el pequeño está ahora junto al Padre, como dijo el rey David tras la muerte de su propio hijo, que también era un bebé: Yo voy a él, mas él no volverá a mí” (2 S. 12:23).
El tema es tan extenso ya que abarca términos y conceptos como “Voluntad permisiva”, “Voluntad decretada”, “Determinismo”, “Indeterminismo”, “La temporalidad del mal”, “El Juicio futuro”, etc., que, como dije al comienzo, lo dejo para más adelante cuando suba al blog los capítulos sobre el ateísmo. Espero que con esto baste por ahora para aclarar la mente de aquellos que se hacen preguntas pero nunca han buscado respuestas.


4 comentarios:

  1. Muy bien explicado Jesús, como siempre.

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  2. Gracias Diego. La verdad es que es un tema apasionante de analizar.

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  3. Es increíble como describes a la perfección lo que pasa por mi mente en muchos de tus artículos.
    Durante estos días con el caso de Julen también pensaba en los ateos, el dilema de Epicuro y todas las cuestiones que plantean.
    Muy bien explicado. Siempre es de gran bendición echar un ojo a tu blog.
    Muchas gracias y que Dios te siga bendiciendo.

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  4. Gracias. Me alegra que se plantee la cuestión y estemos en el mismo sentir. Un abrazo. DTB.

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