jueves, 12 de septiembre de 2013

Yo declaro: Cristianismo en crisis




El título del encabezado hace mención a dos libros diferentes. El primero de ellos es Yo declaro, de Joel Osteen. Y el segundo Cristianismo en crisis, de Hank Hanegraaff, que es el que recomiendo. He querido hacer un sencillo juego de palabras por una razón muy concreta: libros como el de Osteen han provocado que el cristianismo esté en una profunda crisis.
No somos llamados a juzgar a nadie porque desconocemos las intenciones verdaderas del corazón. He visto videos del señor Osteen llorando de emoción porque dice sentirse sumamente afortunado de poder ayudar a tantas personas. Si es puro teatro o es real es algo que le corresponde juzgar al Soberano y no a nosotros: “Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (1 Co. 4:5). Ahora bien, sí somos llamados a juzgar las palabras y los actos de los demás: “... el espiritual juzga todas las cosas” (1 Co. 2:14-15). En el caso de Osteen, aunque sea sincero, está “sinceramente equivocado”, y es trágico que las editoriales publiquen este tipo de material y que lo expandan como la pólvora. Al final, termina por explotar.
Cristianismo en crisis se encarga de destripar buena parte de las herejías que se han  infiltrado en el cuerpo de Cristo en las últimas décadas. Y para ello analiza a diversos pastores y escritores que son reconocidos mundialmente y que mueven auténticas masas, pero que están llevando a la ruina espiritual a muchos creyentes. Entre ellos, por citar solo a algunos de ellos, están Benny Hinn, Cash Luna, César Castellanos y Joyce Meyer. La lista, incluso de aquellos que no cita el autor, es prácticamente interminable.
Para mí sorpresa (triste sorpresa), incluso cristianos maduros están cayendo en las trampas de determinadas enseñanzas, principalmente dos de ellas que van de la mano: la teología de la prosperidad y la confesión positiva. Estas dicen que si tú le das forma en tu mente a un deseo, lo declaras con tu boca y lo crees con fe, Dios hará que se haga realidad: sanidad para un familiar enfermo (incluso moribundo), auge económico, éxito laboral, la pareja soñada, hijos que se entregan al Señor, etc. La frase que emplean con mayor asiduidad es: “Dios está trayendo algo nuevo a tu vida y Él quiere llevarte a un nivel de prosperidad que jamás hayas soñado. Tú eres un príncipe sobre la Tierra y así tienes que vivir”. Uno de los textos principales que usan para defender estas ideas es Romanos 4:17. Nos dicen que, como imitadores de Dios, tenemos “que llamar las cosas que no son como si ya fueran”. Olvidan que el texto dice que es Dios y no nosotros quien hace eso. ¡Ni que Él estuviera sometido a nuestra voluntad!
¿Por qué hay personas que dicen, basándose en esta pseudo teología: “Señor, yo declaro que este terreno es para ti y que recibiremos los fondos para construir un Templo para tu gloria” cuando Dios no ha dicho nada al respecto y ni siquiera dejó al rey David construirlo? ¿Quiénes somos para declarar que haremos esto o aquello, cuando Pablo siempre decía: “si el Señor quiere” (cf. Hch. 18:21)? ¿Quiénes somos nosotros para declarar que iremos a tal o cual sitio, cuando ni siquiera Pablo pudo ir a Bitinia porque el Espíritu no se lo permitió? (cf. Hch. 16:7) ¿Por qué cuando Esteban estaba siendo apedreado no declaró el Salmo 91 y dijo que caerían diez mil a su diestra pero a él no le tocarían? ¿Alguien se atrevería a decir que el mártir no puso su fe en Dios? Como dice Mario Fumero de esta clase de enseñanzas: “¡Estoy harto!”. Es increíble cómo algunos principios humanistas que enseña la psicología y la Nueva Era se han transmitido a los púlpitos.
Dicho todo esto, añado con sinceridad que no estoy completamente de acuerdo con algunas formas que emplea Hanegraaff (y por eso escribí mi propio libro al respecto: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/search/label/Bibliograf%C3%ADa%20personal), pero creo que este manuscrito es una herramienta muy valiosa que no debería faltar en ninguna biblioteca que se precie y que debería ser leído con suma atención por todos los creyentes. ¿Por qué? Pues, parafraseando las palabras de Bean, el protagonista de la novela La sombra de Ender: “Detectar y advertir los errores es esencial. Si en tu mente no distingues la información útil de la errónea, entonces no aprendes nada, simplemente sustituyes la ignorancia por creencias falsas, lo cual no supone ninguna mejora sino un grave retroceso”.

2 comentarios:

  1. BUENAS TARDES, COMO LO DESCARGO O ADQUIERO, GRACIAS

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola. Lo puede pedir en cualquier librería cristiana física u online, y si no lo tienen disponible seguro que se lo pueden conseguir por encargo. DTB.

      Eliminar