Venimos de aquí: ¿Eres
soltero porque tienes miedo? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2025/02/1111-eres-soltero-porque-tienes-algun.html).
Lo repetiré a lo largo de todo el capítulo:
las causas a la soltería que estamos exponiendo son adyacentes o secundarias. Las
causas principales que suelen darse o ser la norma están descritas claramente
en el segundo apartado del primer capítulo (Lo que le duele a los solteros:
Haciendo malabares: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/03/12-lo-que-duele-los-solteros-haciendo.html). Lo aclaro para que no haya malos entendidos y nadie se cree
falsos sentimientos de culpa.
Este tipo de creyentes se
toma las relaciones como un juego de adolescentes, donde prima el presente y
nada más, mostrando una actitud infantil. Como me
dijo un compañero de trabajo de sí mismo: “A mí lo que me gusta es la
conquista”, tomándolo prácticamente como si fuera una adicción para él. Esto se convierte en puro
capricho emocional y en un mero entretenimiento, ya que sus vidas suelen estar
vacías de contenido. Al igual que a un niño se le antoja un juguete
determinado, ellos se encaprichan de distintas personas sin apenas argumentos
de peso, a las que dejan en un rincón cuando se cansan de ellas.
Saltan de “pareja” en
“pareja”, como saltamontes jugando en una colchoneta elástica, con la
particularidad de que ninguna tiene nada en común entre ellas, lo que indica
que no saben lo que quieren. Cambian de opinión como quien cambia de camisa. No
pueden vivir sin una relación, y son vistos por los demás como lo que son:
personas inmaduras. En la conquista se muestran sumisos y complacientes. Pero
cuando logran lo que desean, se vuelven controladores y dictatoriales, tomando
las riendas en la relación, hasta convertir a la pareja en su perrito faldero,
que tiene que hacer lo que le digan. En otros casos, son directamente
controladores y no quieren saber nada de aquellos que no son dóciles.
Se muestran
externamente como narcisistas, aunque en el fondo son profundamente inseguros y
temen el rechazo. De ahí que le retiren la palabra a quienes se atreven a ignorarlos. Pasan del amor al odio antes
de decir amén. Son seductores natos y celosos patológicos. Los sensatos y
prudentes huyen de ellos a la velocidad de la luz cuando los ven acercarse.
Dentro de este grupo podríamos encajar a aquellos que describe Bernardo
Stamateas: “Los enamorados de cada día,
aquellos que ni bien conocen a alguien se enamoran; aquellos que necesitan
tener una pareja para controlar a alguien; los amores de verano idealizados”.
Este tipo de
personas deben tener cuidado con su forma de actuar, porque pueden cruzarse con
alguien que se sienta realmente lastimado por el trato recibido y, aunque sea
cristiano, nunca se sabe cómo podrá reaccionar si siente que han jugado con él
y sus sentimientos.
Por lo tanto,
antes de pensar en mantener una relación, primero deben madurar en todos los
aspectos, ya que esta forma de ser es manipuladora, incluso cruel.
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* Prosigue en: ¿Te sientes culpable por rechazar a un pretendiente?
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