lunes, 13 de febrero de 2023

1.2 ¿Los grupos LGTBI ignoran voluntariamente u olvidan que no todos los que se dicen cristianos lo son realmente?


Venimos de aquí: 1.1 ¿Es homofobia que los cristianos no pensemos como los grupos LGTBI? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2022/11/11-es-homofobia-que-los-cristianos-no.html).

Como haré a lo largo de toda la obra, aviso que los capítulos de este libro hay que leerlos en el orden en el que están escritos, sin saltarse ninguno. El lector queda prevenido.

Meter a los cristianos dentro del mismo saco es hacer una generalización errada. Es como considerar violentos a todos los aficionados al fútbol porque haya un pequeño grupo que lo sea.
Por eso digo que es lamentable que haya “creyentes” que se dediquen a hacer bullying y lancen insultos grotescos en Internet contra todo el conjunto de los homosexuales, como si fueran monstruos sin alma que ya están condenados y que Dios ya los ha predestinado al infierno sin posibilidad de que se conviertan.
¿Es que no recuerdan ya que Cristo tuvo que morir por todos los pecadores, incluyéndolos a ellos, heterosexuales y homosexuales? ¿Es que estos cristianos ya se consideran completamente puros y nunca pecan en otras áreas? ¿Acaso no enseña la Escritura que “no hay hombre que no peque”? (1 R. 8:46; cf. Ecl. 7:20).
No hay razón alguna para jactarse y, si somos “justos”, es porque hemos sido “justificados por gracia”, no porque seamos mejores. 
Es una desgracia infinita que muchos homosexuales no quieran ni escuchar el mensaje de Cristo a causa de actitudes soberbias de determinados “creyentes”. Estas personas me recuerdan a los hijos del trueno (Jacobo y Juan), los cuales le dijeron a Jesús: “Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?” (Lc. 9:54), ante lo cual el Señor los tuvo que reprender: “Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas” (Lc. 9:55-56).
Se puede decir la verdad bíblica, incluso de forma clara y tajante –y yo casi siempre lo hago en todos los temas, y más teniendo en cuenta que es la eternidad lo que está en juego-, pero sin condenaciones definitivas, puesto que “mientras hay vida hay esperanza” (recordemos a uno de los ladrones de la cruz que se arrepintió o la parábola del hijo pródigo), y sin insultos ni palabras malsonantes como los que suelo leer entre los que se parapetan detrás del monitor de un ordenador, como si ellos ya fueran perfectos.
Por eso no me sorprende haber leído testimonios de personas que querían pedir ayuda y no se han atrevido porque sabían de antemano que iban a ser directamente condenados. A ellos solo puedo decirles que lamento profundamente el mal que les han causado y que, en ocasiones, siento vergüenza ajena por la forma en que algunos que se dicen cristianos hablan de los homosexuales, limitándose a condenarlos y obviando las palabras de Jesús: “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lc. 5:32).
Así que, si alguno de los condenadores profesionales está leyendo estas líneas, espero que reflexionen y cambien sus actitudes, puesto que con el odio no se alcanza a nadie. Dejen de cantar esa lamentable canción que se escucha en muchas iglesias locales que dice “perseguí a mis enemigos, los alcancé, los destruí, los atravesé, bajo los pies del Señor cayeron, no se levantaron más” y sustitúyanla por las palabras de Cristo: “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mt. 5:44). En lugar de tirar las piedras que quisieron lanzar los escribas y fariseos contra la mujer sorprendida en adulterio, no olvidemos las palabras finales de Jesús: “Vete, y no peques más” (Jn. 8:11).

Continuará en 1.3 ¿Los cristianos predicamos que tanto homosexuales como heterosexuales somos malos por naturaleza y necesitamos de la misma salvación, o solo nos referimos a los homosexuales? 

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