lunes, 6 de noviembre de 2023

1.3 ¿Los cristianos predicamos que tanto homosexuales como heterosexuales somos malos por naturaleza y necesitamos de la misma salvación, o solo nos referimos a los homosexuales?

Venimos de aquí: 1.2. ¿Los grupos LGTBI ignoran voluntariamente u olvidan que no todos los que se dicen cristianos lo son realmente? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2023/02/12-los-grupos-lgtbi-ignoran.html).

Como haré a lo largo de toda la obra, aviso que los capítulos de este libro hay que leerlos en el orden en el que están escritos, sin saltarse ninguno. El lector queda prevenido.

A lo largo de los años, he ocupado el mismo puesto laboral con varios homosexuales no creyentes y, excepto con uno que se reconoció, literalmente, como “vicioso y bisexual”, yendo contra mí desde el momento en que supo que yo era cristiano –por el simple hecho de serlo y sin hablar conmigo sobre nada-, y usando un lenguaje soez, el trato mutuo con el resto ha sido cordial. Ahora bien, según la definición hecha por Jesús, “bueno” solo hay uno: Dios (cf. Mr. 10:18). El resto, se denominen homosexuales o heterosexuales, “están destituidos de la gloria de Dios” (Ro. 3:23) puesto que “no hay justo, ni aun uno” (Ro. 3:10). Por lo tanto, todos necesitamos del arrepentimiento y de Cristo. Si nos quisieran acusar de algo por señalar esta idea, no nos tendrían que acusar de homófobos, sino de “hetero-homo-fobos”. Además, abarcamos también a cada habitante de los cinco continentes, de toda raza, lengua y nación, ya que incluimos a todo el mundo. ¿Nos llamarán, entonces, todo-fobos, por predicar el mensaje de salvación?
En multitud de ocasiones –incluso de boca de cristianos- he oído decir que “Dios nos acepta tal y como somos”. Eso es completamente falso. Si esas palabras fueran reales, no habría existido la necesidad por parte del Hijo que hubiera muerto por nosotros en la cruz. Tal y como enseña el diccionario, aceptar significa “aprobar o dar por bueno”[1]. Únicamente somos aprobados por Dios cuando aceptamos el sacrificio que Jesús llevó a cabo por nosotros y que lavó nuestros pecados: “Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Ro. 3:21-26).
“Amar” y “aceptar” no son sinónimos. Sí, somos amados por Él antes de ser aceptados, pero no somos aceptados antes de habernos arrepentido: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Ro. 5:8-9).
Por lo tanto, todo lo reseñado en este apartado del capítulo primero, abarca tanto a heterosexuales como a homosexuales, ya que Cristo murió por toda clase de persona, y demanda el arrepentimiento en todos aquellos aspectos que van en contra de Su voluntad.

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