lunes, 27 de noviembre de 2023

11.7. ¿Eres soltero porque hay heridas en ti sin sanar?

 


Venimos de aquí: ¿Eres soltero porque sigues prisionero de un pasado hiperactivo? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2023/10/116-eres-soltero-porque-sigues.html).

Lo repetiré a lo largo de todo el capítulo: las causas a la solteria que estamos exponiendo son adyacentes o secundarias. Las causas principales que suelen darse o ser la norma están descritas claramente en el segundo apartado del primer capítulo (Lo que le duele a los solteros: Haciendo malabares: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/03/12-lo-que-duele-los-solteros-haciendo.html). Lo aclaro para que no haya malos entendidos y nadie se cree falsos sentimientos de culpa.

En muchos casos, el pasado hiperactivo del que hablamos en el apartado anterior, trae como consecuencia heridas que aun no han sido sanadas completamente. Quizá creían que lo estaban. Incluso puede que hayan pasado varios años desde aquel estilo de vida, pero en el interior, alguna de ellas, sigue sangrando. Puede ser facilmente observada por terceras personas ya que, externamente, hay aspectos que siguen sin cambiar. En este caso concreto, en lo que respecta a las relaciones de pareja. Y, cuando me refiero a heridas del pasado, no hago alusión únicamente a los acontecimientos fuera del orden de Dios que ya analizamos, sino a posibles traumas que acontecieron y que no fueron sanados: desde una mala ruptura, a una relación previa sumamente negativa que provocó una desconfianza total en las personas del sexo opuesto, o mil situaciones que no tienen nada que ver con la pareja. Cada uno sabe cuáles son esas impresiones que se quedaron profundamente marcadas y cuyos recuerdos impiden que le ofrezcan una sincera oportunidad a un pretendiente o que se muestren excesivamente críticos con ellos.

Consecuencias
Se producen los dos extremos:

1) en unos casos, huyen de toda relación y del amor, se encierran en sí mismos, puesto que no confían en los seres humanos en general, y en el sexo opuesto en particular.

2) El caso contrario se da en aquellos que siempre tienen una relación, para huir del resto del mundo. Ninguna de las dos soluciones son sanas ni quitarán el dolor.

Normalmente, se mueren por amar, pero cuando aparece el sujeto sobre el que volcar su corazón, algo falla. Al igual que los pasados hiperactivos, este tipo de heridas pueden llevar al sujeto a elegir una pareja que no les conviene, aun sabiendo que no es la persona que querrían para sí mismos. También aquí pueden darse dos casos: 

- Si son mujeres, buscan un hombre que haga de padre con ellas, y si son hombres buscan una mujer que haga de madre con ellos. El problema reside en que, cuando comienzan a relacionarse y observan que el otro también tiene algunos miedos e inseguridades (como todo el mundo), incluso ciertas heridas humanas, se alejan de él, buscando a otra persona que no tenga desperfectos en el corazón y que sea emocionalmente perfecta. Esto se nota fácilmente porque cuando estás con ellos y le muestras las debilidades de tu corazón, no te apoyan y se muestran frías. La realidad es que se sienten profundamente desilusionadas de que no seas perfecto, y el mito que habían construido sobre ti se desmorona en cuestión de segundos.

- En el segundo caso, eligen (inconscientemente) una persona herida para rescatarla y así redimirse a sí mismas. De esta manera, harán por otro lo que nadie hizo por ellas. Cuando descubren que su pareja sabe cuidar de sí misma y no necesita de nadie que la salve, sino una relación de igual a igual, pierden la atracción que creían sentir por el otro. Así que siguen buscando a alguien a quien sanar.

Atados por las heridas
Quizá crea que sanó las heridas porque se siente bien en este preciso instante. Incluso puede aparentar ser una persona positiva y llena de vitalidad. La realidad es que, sin saberlo, se engañan a sí mismas hasta cierto punto. Cuando en el horizonte se vislumbra una relación formal, seria y con un proyecto de futuro, los fantasmas del pasado se manifiestan: A veces una persona accidentalmente dice o hace algo que dispara una vieja herida del pasado. Si está es una relación personal nueva, la reacción puede deberse a una conexión previa, su familia de origen, o ambas cosas. [...] Por eso hay personas que se sienten atacados cuando alguien les dice algo sin mala fe, pero que sí fue dicho con mala fe por otra persona en el pasado. En situaciones como estas parece como si una persona fuera un campo minado. Cuando el otro inocentemente pisa heridas enterradas, la persona tipo campo minado estalla en temor, retirada o enojo”[1].
Es entonces cuando se da cuenta de que sigue emocionalmente enferma, al menos en esa área. Lagrimas que fueron reprimidas. Palabras de dolor que se callaron. Rabia contenida. Perdón no concedido. Incapacidad para aceptar los propios errores. Equivocaciones que se repiten. Un periodo de duelo no experimentado. Incapacidad para amar románticamente en una relación. Un tiempo que pasó pero permaneció en lo profundo del corazón que sigue cerrado a cal y canto, y que les pesa. Un alma llena de inseguridad. Creen buscar el amor pero cuando hallan un candidato encuentran mil razones para rechazarlo. Como señala Bernardo Stamateas: “Mucha gente sufre por el enamoramiento porque no pueden enamorarse, son personas que han tenido una gran desilusión y que viven descalificando a la gente que conocen”. Son sentimentales pero inaccesibles.
Puede que, durante la corrección del pasado, estuvieran mal por un tiempo, incluso bastante, pero las cicatrices del alma no llegaron a formarse o no cauterizaron correctamente. Aparentemente, llevaban una vida normal, aunque cada cierto tiempo rompían a llorar cuando menos lo esperaban sin saber las razones exactas. Continuaron con su vida tiempo después, se embarcaron en multitud de actividades y proyectos personales, creyendo que así pasarían página, pero en algún momento del presente se dieron cuenta de que a su corazón aun le afectaban esas heridas. Esto provoca que, sin ser plenamente consciente de ello, se hagan daño a sí mismos, ya que boicotean toda relación con su actitud, al no prestarle a la otra persona la atención que sería lógica, aparte de que vuelven a poner el listón sumamente alto en lo que dicen buscar.
Por el contrario, si algún detalle de la nueva relación se asemeja en lo más mínimo a la anterior, aunque sean nímios y donde no tienen nada que ver las circunstancias actuales con las pasadas, la persona abandonará a su pretendiente porque sus miedos internos toman de nuevo el control.

¿El amor sana?
He leído opiniones diversas sobre si el amor es terapéutico o no. La realidad es que sí, pero hay un matiz muy importante: mi opinión es que no se debe buscar una relación con el propósito de sanar heridas ya que es conveniente curarlas antes. Si se comienza un vínculo serio con heridas graves, puede que se paguen con la persona con la que se establece la relación: con una forma dura de hablar, con resentimiento, frialdad, indiferencia emocional, etc. Las persona heridas hacen daño a otras: “Si el enojo no se desfoga apropiada e inofensivamente, ¿quién sabe cuándo se desbordará y contaminará tu nueva relacion? A veces el enojo toma la forma de resentimiento y amargura”[2]. Bernardo Stamateas añade a esto que “muchas personas son como un camión de basura: andan cargadas de frustración, odio, enfado y decepción. A medida que la basura se va amontonando necesitan encontrar un lugar donde arrojarla. Si se lo permito, me la arrojarán a mí”[3].
Incluso se darán otro tipo de complicaciones, como la dificultad para abrirse plenamente, tanto a nivel emocional como en el plano romántico. Pienso que, cuando alguien está profundamente herido, no está en condiciones de ofrecer un amor sano y tampoco es capaz de recibirlo en igual medida, ya que le costará sentirlo realmente. Siempre habrá una barrera.
Ahora bien, también estoy plenamente convencido de que una relación sana, donde impera el amor, ayuda a terminar de cerrar lesiones del pasado. Una persona que abandonó su relación anterior porque su pareja era agresiva verbalmente y no mostraba ningún tipo de cariño, sentirá un gran vigor si en su nuevo emparejamiento encuentra calidez, ternura, dulzura, respeto, comprensión, confianza, valoración y aprecio.
¿Cómo no iba a ser el amor terapéutico, cuando el amor de Dios sana tantas heridas del alma? El ser humano es capaz de mostrar parte de ese amor: “Debido a que somos heridos en las relaciones, nuestra sanidad tambien se encontrará en las relaciones con otros. Encontrar a alguien, un consejero, líder espiritual, cónyuge o amigo, con quien puedas ser totalmente sincero [...] es una parte vital de ese proceso. Mientras tú batalla permanezca entre tu orejas, tiene mucho poder sobre ti. Expresarla con alguien que te amará incondicionalmente y te alentará hacia la victoria es una increible experiencia de crecimiento”[4].
Así que sí, el amor sana. Pero, como he dicho, no se debe ir a una relación con el propósito principal de sanar todo el pasado, porque si las heridas son muy grandes, nada de lo que haga el benefactor será suficiente para su amado. Siempre se sentirá insatisfecho con lo que recibe y reclamará sin descanso, lo que será fuente continua de conflictos, y más sin son los dos los que tienen heridas sin sanar: “Cuando tú vives en una miseria personal de insastisfacción y te juntas con otra persona igual de insatisfecha y miserable, la otra persona está cargando con su vida y tu miseria”[5].

Sin precipitaciones
Dicho esto, también quiero subrayar la importancia de no iniciar una relación justo en el momento en que se ha producido una herida emocional profunda, ni siquiera en los días o semanas siguientes. La razón se basa en una cuestión meramente orgánica que afecta directamente al estado de ánimo y a las emociones. He aquí el porqué: poseemos lo que se conoce como el sistema nervioso vegetativo (o autónomo), que se encarga del movimiento y del funcionamiento de los órganos internos sin la necesidad de que los controlemos directamente. Para levantar mi brazo, tengo que ordenar voluntariamente a mi cuerpo que lo haga. Pero de hacer que mi corazón o mis riñones funcionen, se encarga el sistema nervioso autónomo. Este sistema nervioso está dividido en dos partes:

- El simpático: Se activa en actividades que requieren un trabajo físico, y especialmente en situaciones de estrés  (aumentado los latidos del corazón, proveyendo así de mayor aporte de oxígeno a los músculos y prepararando el cuerpo ante una posible amenaza).

- El parasimpático: Se activa en condiciones de calma y bienestar, relajando el pulso y la tensión arterial.

Es importante señalar que ambas partes no pueden estar activas al mismo tiempo. Una persona que está sumamente herida tiene su sistema nervioso parasimpático a pleno rendimiento a causa del estrés. Por lo tanto, será incapaz de disfrutar de la persona que está interesada en ella. Aun cuando quiera, le será imposible. Pueden estar en el ambiente más idílico, paseando tranquilamente, mientras toman un helado, pero su mente no estará allí. Los chistes no le harán gracia. Las historias ajenas no le interesarán lo más mínimo. Se mostrará tensa, seria, ausente y distraída. En estas circunstancias, es mejor posponer el encuentro hasta que las aguas hayan vuelto a su cauce.

Afrontando las heridas
¿Qué hacer ante una herida profunda? Tomar decisiones drásticas como dejar el trabajo, cambiar de casa, de congregación o incluso de ciudad no suele servir. Puede proporcionar un alivio temporal, e incluso en ciertos casos puede ser muy recomendable. Pero, si te sientes identificado con lo que hemos visto y crees que es tu caso, el único camino es entregar tu dolor al Señor para que Él lleve todas tus cargas y heridas: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt. 11:28). No olvides que Cristo no vino “solo” a salvarnos, sino también a sanar a los quebrantados de corazón (cf. Lc. 4:18).
Terminado citándote las palabras que Hilary Swank (protagonista femenina de “Escritores de la libertad/Diarios de las calles”) le dice a sus alumnos: “Quiero que hagas un brindis por el cambio. Y eso significa que a partir de este momento todas las voces que te han dicho que no a algo, quedan silenciadas. Todas las razones que dicen que las cosas nunca cambiarán, desaparecen. Y a partir de este momento, la persona que eras ya no cuenta. Ahora te toca a ti”.

* En el siguiente enlace está el índice:
* La comunidad en facebook:
* Prosigue en: ¿Eres soltero porque solo esperas recibir amor y no darlo?


[1] Townsend, John. Más allá de los límites. Vida.

[2] Wright, Norman. 101 preguntas antes de volver a casarte. Casa Bautista. Pág. 26.

[3] Stamateas, Bernardo. Gente tóxica. Zeta Bolsill. Pág. 48.

[4] Ethridge, Shannon. La falacia de Grey. Nelson.

[5] Davila, Zoricelis. Felizmente Solteros. Mundo Hispano.

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