lunes, 24 de mayo de 2021

10.10.2. Una razón de peso para acabar el noviazgo: Cuando a tu pareja le eres indiferente y no le importas

 


Venimos de aquí: ¿Infidelidad en el noviazgo? Concluye esa relación inmediatamente (http://usatumenteparapensar.blogspot.com/2021/05/10101-infidelidad-en-el-noviazgo.html).

En el apartado anterior analizamos pormenorizadamente cómo la infidelidad es motivo para acabar fulminantemente con el noviazgo. Ahora veamos de forma mucho más breve una segunda razón de mucho peso para dar por concluida la relación y no llevarla al paso siguiente, que es el matrimonio.

La indiferencia
En mi opinión, lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia. Esta es una señal muy clara de que la relación no funciona. Como dice el refrán: “Los hechos hablan más fuerte que las palabras”. Y esto se puede ver en multitud de detalles, los cuales, sumados, hay que tener muy en cuenta antes de proseguir con esa persona:

- Cuando tu pareja no se preocupa por ti.

- Cuando tu vida no le interesa.

- Cuando tus historias personales no son escuchadas.

- Cuando no muestra interés por tus pensamientos y sentimientos.

- Cuando no se adentra en tu mundo interior y exterior.

- Cuando no te apoya en tus momentos de desánimo y tristeza.

- Cuando se muestra impasible ante tus muestras de cariño.

- Cuando te analiza con lupa día tras día.

- Cuando siempre se siente ofendida cuando difieres de su opinión (aunque no te lo haga saber con palabras, pero sí con su actitud).

- Cuando te ignora al estar en casa de sus padres.

- Cuando te deja siempre a solas para irse a hablar con sus amistades, a ver la televisión, o sencillamente desaparece sin decirte nada.

- Cuando no te busca, o eres tú siempre quien lo hace.

- Cuando no la ves realmente alegre con tu compañía ni la ves disfrutar.

- Cuando esquiva tu mirada.

- Cuando camina a varios metros de ti.

- Cuando no muestra ninguna clase de entusiasmo al proponerle distintas actividades para hacer juntos.

- Cuando jamás te da las gracias cuando la llevas en coche, la invitas a cenar o al cine.

- Cuando no aprecia tu servicialidad.

- Cuando solo invierte en ti el tiempo que le sobra de entre otras mil actividades.

- Cuando no hace ni la intención de compartir contigo el chocolate que le has regalado.

- Cuando no le ilusiona acompañarte a ningún lugar.

- Cuando procura irse a casa lo antes posible.

- Cuando no quiere estar contigo a solas.

- Cuando no es cariñosa y esquiva darte tu lenguaje del amor.

- Cuando se aleja de ti a la mínima oportunidad para juntarse con otras personas.

- Cuando te considera uno más del grupo.

- Cuando no es nada hospitalaria.

- Cuando se sienta lejos de ti y no te guarda un sitio a su lado.

- Cuando la mirada que te profesa es distante, pero le brillan los ojos en presencia de sus amistades o ante alguna persona excesivamente interesada...

Se acabó
Si se dan estas situaciones, entonces, es que el amor, si alguna vez existió, ha muerto. Es evidente que no le interesas en absoluto. No me refiero a la dependencia infantil, sino al abandono afectivo hacia tu persona. Es una de las sensaciones más dolorosas que se pueden experimentar. En ese caso, no te considera la persona más importante de su vida, ni siquiera primordial o significativa. Continuar en una relación de esta clase es indigno y humillante.
Alguien que te ignora de tal manera te puede llegar a hacer sentir como un cero a la izquierda. Si es así, aléjate lo antes posible. Es hora de pasar página. De lo contrario, te puede llegar a anular como persona: dejarás de ser tú mismo, te sentirás apagado, sin iniciativa propia, la mente se te quedará en blanco, y no sabrás ni cómo comportarte en su presencia, puesto que, hagas lo que hagas, siempre se mostrará frío contigo.
La indiferencia es el eufemismo del desprecio, porque no existe mayor desconsideración que no ser tomado en cuenta. Jean Dausset dijo: “El desprecio es una de las mayores causas de violencia”. Considero el desprecio como el grado más alto de violencia emocional.
La Palabra dice que “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gá. 6:7). Pero esto no es siempre aplicable a las relaciones humanas. Si cosechas mucho en tu noviazgo, pero no recoges nada o muy poco, ya sabes qué debes hacer.

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* Prosigue en: 10.10.3. El paso final en el noviazgo: dar o no el “sí quiero”

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