Venimos de aquí: ¿Cómo
encarar los recuerdos y las emociones negativas tras salir de una iglesia
sectaria? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2025/06/159-como-encarar-los-recuerdos-y-las.html).
Muchos cristianos que han estado en un mismo grupo
durante un considerable periodo de tiempo hicieron que sus vidas en general
girasen en torno a él: reuniones, cultos, actividades, talleres, congresos,
conciertos, salidas, grupos de jóvenes, etc. De ahí que sea muy habitual
encontrarse a hermanos completamente desubicados y condicionados en todos los
aspectos sociales de su caminar diario tras su marcha, e incluso reducidos a su
mínima expresión. Es normal quedarse bloqueado. Se sigue andando, pero sin
saber a dónde dirigirse. Si han tenido algún tipo de ministerio, el vacío y la
pérdida se experimenta en mayor grado, como si hubieran perdido la posición que
los sostenía. Incluso pueden llegar a creer que son inútiles. Por eso no es de
extrañar que se escuchen palabras como estas: “Creía saber cuál era mi lugar en
el mundo y que por fin había arraigado. Me estaba equivocando”.
La fuente de
la felicidad
A todos ellos les quiero citar las palabras de Martin
Lloyd-Jones: “No permita que su felicidad
dependa de la predicación porque llegará el día en que ya no pueda predicar. Halle su felicidad en Dios, quien va a
estar con nosotros hasta el final”. Quizá no hayas predicado ni hayas
tenido un ministerio público. O puede que sí. Es algo que solo sabes tú,
lector. Pero la frase es aplicable a todos los aspectos:
No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de un
ministerio
No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de
otros hermanos
No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de las
antiguas amistades
No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de lo
que hacías dentro de la congregación
No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de las
muestras de reconocimiento
No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de los
éxitos humanos
No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de lo
que los demás piensen de ti
No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de lo
que el prójimo diga de ti
Recuerda que
TU FELICIDAD ESTÁ EN DIOS, YA QUE EN CRISTO ESTAMOS
COMPLETOS PORQUE EN ÉL VIVIMOS, Y NOS MOVEMOS, Y SOMOS
(cf. Col. 2:10; Hch. 17:28)
Ten presente que
TU IDENTIDAD Y TU
VALOR ESTÁ EN CRISTO, EN NADIE Y EN NADA
MÁS, YA QUE ERES LUZ
EN EL SEÑOR
(cf. Ef. 5:8)
Nunca
DEJES DE “BEBER” DE
LA VERDADERA Y ÚNICA FUENTE DE VIDA
“el que
bebiere del agua que yo le daré, no
tendrá sed jamás”
(Jn. 4:13-14)
El presente y el futuro
En lo que respecta al presente y al nuevo futuro que
se presenta ante ti, es indudable que un acontecimiento traumático como del que
estamos hablando provoca multitud de cambios y la persona lo sufre en sus
carnes. Si es tu caso, ahora, a diferencia del pasado, está en tu mano qué
hacer con esas transformaciones, tanto las internas como las externas que se
producen en tu vida. Está en ti rehacer la persona que eres y reorganizar todo
lo que haces. Es una nueva oportunidad de vivir sanamente. Lo que en su momento
se tornó incontrolable, en este instante pasan a estar bajo tu dominio para que
tomes las riendas. Estos cambios no sucederán de la noche a la mañana y
avanzarás mientras el dolor se va calmando progresivamente, incluso aunque
tengas recaídas. El Señor sabe que necesitas tiempo y paz, por lo que concédete
paciencia contigo mismo y tus emociones.
Sé realista en tus proyectos. La perspectiva que ahora
posees es mucho mayor de la que tenías, y es posible que tus prioridades
cambien al alinearlas de manera más natural con las expresadas en la Biblia. Sé
tú mismo y establece límites sanos. Inspira profundamente y deja que entre aire
puro en ti. Disfruta de tu nueva vida en Cristo. Limpia tu mente y aprende a
distinguir la voz de Dios de la del hombre. Escudriña su Palabra y que ella sea
la que ilumine tus pasos. Deja que Él te hable por medio de ella. Pídele
dirección para que escriba el resto de las líneas de tu vida. Escucha en tu
corazón su guía: “He aquí que yo hago
cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en
el desierto, y ríos en la soledad” (Is. 43:19).
Continuará en: ¿Se
pierde la salvación al salir de una congregación?
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