La chica de arriba a la derecha es una modelo, y
la de la esquina inferior izquierda es una cantante que participa en conciertos
y fiestas juveniles imitando a su ídolo Shakira. Ambas tienen 12 años. Dos
sencillos ejemplos que me sirven para escenificar todo lo que voy a exponer.
Cada día que pasa me encuentro con un
mayor número de noticias en la prensa generalista dedicada a los que la
sociedad considera personas famosas, sean actores, cantantes, deportistas,
toreros, millonarios, e incluso “religiosos”. Hasta hace una década, esto era
prácticamente exclusivo de la llamada prensa
amarilla que se dedicaba al puro y duro sensacionalismo. Lo llamativo es
que hoy en día ya no ocupan un lugar reducido ni son un apéndice más, sino que
en muchas ocasiones forman parte de la portada principal y se sitúan al mismo
nivel que otras informaciones realmente importantes y de calado nacional e
internacional.
En este mundo del famoseo se incluye
sus alegrías y desdichas, que abarca desde conquistas sentimentales, escándalos amorosos, problemas de pareja, sus
matrimonios, sus divorcios, la ropa que visten de arriba a abajo, el nuevo
coche y la nueva casa que han adquirido, el lugar de sus vacaciones, sus nuevos
peinados, sus operaciones de cirugía plástica, y prácticamente todo lo que
podamos imaginar.
Basta con ver los programas dedicados
al deporte rey en Occidente: el fútbol. Hace unos años lo más importante era
mostrar las imágenes de las jugadas y los goles, pero ahora lo preeminente es
la polémica extradeportiva, los sueldos astronómicos, el look que lucen, el
lugar a donde van a cenar, las fotos de sus novias en bikini o semidesnudas,
sus agentes, la firma de sus contratos, etc. Como ya dije en Fútbol: ¿Juego o idolatría? (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2014/05/futbol-juego-o-idolatria.html),
este deporte como juego me encanta –tanto verlo como jugarlo-, pero me asquea todo
el dinero que mueve y las actitudes de muchos aficionados.
Las
causas
Curiosamente, y mientras tanto, las
personas se sienten cada vez más atraídas hacia este tipo de espectáculos. Como si fueran
espectadores del Show de Truman,
asisten hechizados ante la vida de estos individuos. ¿Por qué lo hacen? ¿Qué
les motiva inconscientemente a ser parte del público? Algunos dirán que por
morbo –el cual vende y ofrece
suculentos beneficios económicos para los que lo explotan y viven de ello-,
pero la inmensa mayoría afirma que es por entretenimiento y diversión, hasta el
extremo de señalar que les proporciona temas de conversación con los amigos.
Los que han estudiado carreras de marketing
y sociología (que son los que manejan la publicidad de las empresas y de los
medios de comunicación) saben muy bien qué fácil es mover a los seres humanos,
tanto como parte de una masa como a título individual. Basta con que se les
proporcione la zanahoria que más les gusta y los tendrán caminando en la dirección
que ellos marquen. Como conocen muy bien la mentalidad humana, saben qué teclas
emocionales tocar. Para saber qué botones pulsan en nosotros y cómo estamos
siendo manipulados, veamos cuáles son los deseos más profundos de las personas:
a)
deseo de pertenencia (sentirse parte de algo).
b)
deseo de ejemplos a imitar (ídolos que seguir).
c)
deseo de aceptación (sentirse amado por otros seres
humanos).
d)
deseo de trascendencia (sentir que su paso por este
mundo tiene sentido y propósito).
¡Esto es lo que son y proporcionan los
famosos al resto del pueblo llano!
¡Los famosas representan lo que muchos querrían ser y tener!:
- Son parte de algo, de una especie de
élite que destaca sobre la media, y que por ello obtiene reconocimiento ante la
sociedad. En el fondo, son amados y admirados. ¡Justo lo mismo que desea todo
corazón!
- Son el ejemplo a seguir para muchos
que anhelan lo que ellos tienen: profesiones exitosas, dinero, vidas
glamourosas, ropa hermosa, cuerpos fibrados y esbeltos, novios y novias
físicamente espectaculares, etc.
- Cuando mueran, serán homenajeados y
sus nombres permanecerán en la historia humana. Los habitantes de este planeta
desean que sus vidas tengan trascendencia y tienen pánico a que nadie los
recuerde o reconozca sus méritos y logros. Por eso millones alardean en las
redes sociales de lo maravillosas y placenteras que son sus vidas subiendo
decenas de fotos con eternas sonrisas y rostros de felicidad, sea o no verdad. Es
la táctica más antigua del mundo y que con Internet ha cobrado una nueva
dimensión global.
Estas que hemos vistos son las ideas que
esconden las verdaderas causas del porqué se siente atracción hacia los
famosos. Aunque sin cometer sus errores, ¡se desea ser como ellos! ¡Nadie desea
ser invisible! ¡Les da miedo! ¡Todos desean amor, reconocimiento y admiración!
Cualquiera que sea mínimanente avispado
ya habrá reconocido los puntos concretos en que todo esto afecta en sentido
negativo y en los cuales los cristianos deben cuidarse para no dejarse
influenciar, puesto que las personas tendemos a imitar a aquellos que
admiramos: “Los estudios mas recientes en el campo de la
enseñanza secular revelan que la
presencia de un modelo sigue siendo la dinámica de aprendizaje más
importante. En el desarrollo de la conducta humana, ´la motivación de parecerse
a una persona que admiramos` está por encima de la coacción y la recompensa. El
nivel mas bajo de aprendizaje es el de la sumisión o conformidad, cuando una
persona controla a la otra. El segundo nivel es la identificación. Puede haber
influencia porque existe el deseo de que la relación sea satisfactoria. El
tercer nivel y el mas alto es el de la interiorización, porque la conducta
deseada se ha convertido de forma intrínseca en algo gratificante. Cuando se
ofrece un modelo se crea un ambiente que afectará
a los valores, las actitudes y la conducta”[1].
Los
valores sentimentales, sexuales y la forma de vestir
El
corazón del ser humano fue creado para darle la gloria a su Creador: “Todos
los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”
(Is. 43:7). Cuando esto no
sucede, el corazón busca otras maneras de cumplir ese propósito y llenar el
vacío consecuente, por lo que termina adorando cualquier otra cosa, sea una
persona, actividad u objeto. La cuestión es que el corazón no tiene en cuenta
si –en el caso de ser una persona- es alguien infiel, promiscuo, libertino,
favorable al aborto, a la legalización del consumo de drogas o si ha defraudado
a Hacienda. Se le exalta por sus cualidades externas, aunque su ética sea
repugnante.
Por
citar un solo ejemplo: Gerard Piqué, el polémico jugador del Barcelona pero admirado por muchos. Mucho tiempo después, él
mismo reconoció en una entrevista que, cuando comenzó su relación sentimental con
Shakira –su actual pareja-, ella tenía novio desde hacía muchos años[2]. Lo curioso es que, aunque fue cosa de los
dos (él se entrometió y ella dio el paso a la velocidad del rayo), nadie los
criticó. ¿Por qué? Porque ambos son muy populares, adinerados, guapos y exitosos. La ética de ambos no le
importa a nadie, y esto es un craso error porque lo uno va intrísecamente unido
a lo otro. Son la misma persona, no dos. Cuando alguien le pide un autógrafo o
se hace una foto con la persona que dice admirar, no lo hace solo con el que
marca goles o canta muy bien, sino con el que, a la vez, es inmoral, infiel, promiscuo,
deslenguado o estafador.
Tras
este caso concreto, a los padres que tienen hijas jóvenes les haría esta
pregunta: ¿Qué les parece que sus pequeñas admiren a una chica de poco más de
veinte años como Ariana Grande –entre otras muchas “artistas”-, cuyas letras de
algunas de sus canciones son de carácter sexual y que viste en sus conciertos como
si fuera una conejita de playboy? Por
el hecho de que luego la vean visitar un hospital tras el atentado de
Manchester o haciendo alguna obra social –lo cual es loable-, ¿pasarán por alto
el trasfondo de sus valores perniciosos que atentan contra la ética cristiana
más básica? ¿Es el ejemplo que quieren para sus hijas? ¿Responderán que es una
etapa de la vida, que ya pasará? ¿No sería mejor educar desde el principio en
lugar de evadir la propia responsabilidad y achacarlo todo a la edad del pavo? ¿Es que no se dan cuenta
de la hipersexualización que se está llevando a cabo en los medios de
comunicación, en las películas y en las series, con modelos, bailarinas y actrices
infantiles y adolescentes que son presentadas como Lolitas, y que sus hijas ven y asimilan como algo normal?
No es
fruto del azar que en youtube haya
miles de vídeos donde crías de 6 a 15 años bailan como si fueran gogós. Sencillamente, se dedican a
imitar lo que han aprendido de “adultos” sin sabiduría alguna como la citada
Ariana, y otras como Rihanna, Miley Cyrus, Selena Gomez y todas las que van
surgiendo año tras año. Y todo esto con la permisividad y pasividad de los
progenitores, que no controlan lo que sus hijos e hijas ven y escuchan en
Internet y en la televisión.
Basta
con ver cómo visten hoy en día muchas mujeres –con edades comprendidas entre
los 10 y los 40 años (no todas, ni muchos menos, gracias a Dios)-, y las fotos
que suben a las redes sociales: posando como si fueran la portada de una
revista erótica, con ropas minimalistas y enseñando todo lo que pueden y más por
puro lucimiento.
Pocas
cosas hay más vacías e inmaduras que estas actitudes (tengan la edad que
tengan), cuyo propósito es atraer miradas, sentirse deseadas –un sucedáneo del
amor-, y que los demás les digan cuán sexys
son para sentirse bien consigo mismas, cuando lo que objetivamente logran
es parecer floreros y objetos sexuales. No entiendo el porqué entran en ese
juego. ¿Machismo por mi parte? Eso sería si considerara a la mujer una persona
de segunda categoría o la despreciara por su género, lo cual dista sobremanera
de mi manera de pensar, ya que las valoro internamente más de lo que ellas
suelen hacerlo con su propia persona. Solo estoy ofreciendo una muestra de la
realidad presente en nuestra sociedad libertina para hacer saltar las alarmas a
aquellos que están dormidos. Y todo lo que he dicho sobre las chicas es exactamente igual de aplicable a los
hombres y que visten para llamar la atención y decir “aquí está mi
esculpido body”.
Con la
sexualidad sucede exactamente igual: “La conclusión es que
estamos dejando en manos de Internet la educación sexual de nuestros hijos y
éstos se están instruyendo en la pornografía. ´Los chicos están copiando los modelos pornográficos que ven en
Internet. No hay nadie que les esté dando una visión humanista de la sexualidad
porque no invertimos en educación en valores`, se lamenta Marisa Soleto,
directora de la Fundación Mujeres[3].
Los psicólogos y educadores advierten
que “las
consecuencias de que los niños tengan una educación sexual basada en la
pornografía serán directamente proporcionales a los modelos de sexualidad que
vean en las pantallas: dominación, machismo, desprecio de la mujer e
incapacidad para vivir una sexualidad que garantice el respeto y el amor. [...]
Otra revisión académica, realizada en 2012, da la razón a esta iniciativa
ciudadana. Según la investigación ´El impacto de la pornografía
en internet en los adolescentes`, realizada por las universidades de California, de Duquesne y West
Chester -todas en Estados Unidos-, ´la
exposición a material pornográfico en la Red` en edades tempranas ´es causa y
consecuencia de la creencia de que la mujer es un objeto sexual (...),
distorsiona la realidad de lo que es el sexo y, en varones con tendencia a la
agresividad sexual, ésta se ve multiplicada por cuatro`. El informe llega a
afirmar que ´aquellos adolescentes que, intencionadamente, consuman pornografía
de contenido sexual violento tienen seis veces más probabilidades de ser
agresivos sexualmente`. Además, incide en la autoestima. Así, ´las chicas se
sienten físicamente inferiores a las mujeres que ven en los vídeos y los chicos
dudan de su virilidad`”[4].
Aunque la sociedad lo considere algo bueno,
la realidad es que la pornografía está creando monstruos sexuales. Y cuando me
refiero a un monstruo no hago alusión a un pederasta o a un violador, sino a alguien
externamente normal pero que tiene su mente llena de depravaciones y de sexo
ilícito. De estos los hay de todas las edades a partir de los 10 u 11 años.
Ellos, a base de una libertad absoluta en su teléfono móvil con acceso a
Internet, han aprendido lo peor del ser humano, hasta considerar muchas de las
prácticas que ahí se observan como normales. Basta con ver este vídeo de
advertencia sobre los menores pornodigitales (https://www.youtube.com/watch?time_continue=59&v=FxrMhLnwCl8) y,
a continuación, los comentarios sobre el mismo, donde se comprueba hasta
qué punto están denigradas las personas que consideran normal la pornografía.
Como dice Pablo al describir al hombre de los últimos tiempos, son impíos y
amadores de los deleites más que de Dios (2 Ti. 3:2, 4)
Y no hace falta ni que vean pornografía
explícita: hoy en día es extrañísimo que no haya una serie de televisión o una
película sin escenas de sexo.
Lo único que deseo es que los padres cristianos,
en estos tiempos tan complicados y difíciles para criar en sanos valores, dejen
de mirar para otro lado pensando que sus hijos no están siendo afectados ni ven
lo que los demás ven. Es hora de que tomen las riendas sobre la educación de
sus hijos en todos los aspectos y que ellos mismos sean el primer ejemplo para
sus retoños cuando todavía son niños y preadolescentes; luego ya será demasiado
tarde. No consiste en reprimir
ni en prohibir, sino en educar. Creo que estos escritos y vídeos son buenos
medidores de cómo hacerlo:
1)
Educación general. Esta entrevista a Emilio Calatayud, el
famoso juez de menores: http://www.elmundo.es/cultura/2016/08/22/57b72da246163fc8448b4658.html
2) ¿Cómo debe vestir una mujer
cristiana?: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/10/77-como-debe-vestir-una-mujer-cristiana.html.
3) Todo el capítulo concerniente a la
sexualidad que comienza aquí: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/07/7-la-sexualidad-del-soltero-cristiano.html.
4) Una serie de pautas sobre la exposición
de fotos personales que ofrece el Observatorio de la Seguridad de la
Información (OSI) en la Guía sobre
adolescencia y sexting: qué es y cómo prevenirlo: http://www.elmundo.es/promociones/native/2017/10/09/.
5) Mamá,
hablemos de sexting:
6) Preguntas que deben hacerse los padres
para saber si están educando bien a sus hijos: Cómo maleducar
–sí, maleducar- a un hijo desde pequeño hasta que cumple dieciocho años: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2018/05/como-maleducar-si-maleducar-un-hijo.html.
A los
adultos desinhibidos no tengo nada nuevo que decirles que no haya dicho en
otros artículos; ya son mayorcitos para saber lo que hacen y las consecuencias eternas
y finales de sus actos.
Valores
inmorales
Los famosos tienden a ofrecer unos
modelos perniciosos de conducta, ya que sus valores no son los de Dios sino los
del mundo caído: falta de pudor, exhibición de la vida privada y de la
intimidad física, relaciones sexuales prematrimoniales o abiertas, parejas que
conviven y que tienen hijos sin estar casadas, adulterios, borracheras,
búsqueda de objetivos materiales y económicos que no satisfacen las verdaderas
ansias del alma ni son el verdadero propósito de la existencia, la adicción a
las compras, a las nuevas tecnologías y al ocio en general, obsesión con alguna
práctica deportiva, etc.
El
cristiano promedio no llega a estas exageraciones, pero a menor escala se ve
afectado por la presión que recibe continuamente sobre lo que la sociedad marca
qué es normal y qué no lo es, sobre lo qué es el éxito y qué no lo es, entre
otros muchos temas, especialmente entre los más jóvenes y los creyentes
inmaduros. Esto se observa claramente con la sobreexposición que hacen de sus
vidas en las redes sociales buscando atención sobre sí mismos y para mostrar
que están ahí triunfando.
Falsas ideas sobre el éxito
Se nos
inculca por activa y por pasiva que el éxito consiste en:
-
Tener una buena cuenta bancaria que nos permita unas excelentes vacaciones,
comer en los mejores restaurantes, presumir de teléfono móvil de 600€, etc.
-
Estar en posesión de un físico llamativo –que por supuesto hay que enseñar y
lucir-, sea por pura genética (como si esto tuviera algún mérito...) o forjado
en el gimnasio (¿para qué están los espejos en estos lugares? Para admirarse a
uno mismo como buen narcisista. ¡Qué triste!). Esto ya lo analizamos en Cómo nos adoctrinan sobre nuestro
cuerpo y qué hacer al respecto (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2016/06/como-nos-adoctrinan-sobre-nuestro.html).
-
Tener dones naturales que sobresalgan, como un gran talento musical, una
habilidad especial para los deportes, una inteligencia por encima de la media,
etc.
Esto
hace creer erradamente a millones de personas que el valor que poseen como
seres humanos depende de lograr este tipo de éxito. Aunque no la reconozcan abiertamente, ese es el origen de
muchas de sus obsesiones, desánimos y sentimientos de frustración. Viven por y para alcanzar alguna de estas metas. Los mismos cristianos caen en
este grave error, como también detallamos en Encarando el sentimiento de fracaso: El concepto de éxito (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/04/encarando-el-sentimiento-de-fracaso-el.html).
Continuará en: ¿Cuáles son los valores que te entusiasman,
los de las personas famosas y exitosas o los de Cristo?
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