lunes, 12 de junio de 2023

14. Llegó la hora: sal de esa iglesia peligrosa

 


Venimos de aquí: Argumentos finales para salir de una iglesia herética e insalubre (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2023/06/13-argumentos-finales-para-salir-de-una.html).

Quizá fuiste testigo y miembro de una iglesia que comenzó con buen pie, pero que, con el paso del tiempo, se fue separando de la sana doctrina. Si conoces un poco de la mitología de Star Wars, sabrás que en la galaxia existía la República. Reinaba la paz, el deseo de crecer y expandirse. La forma de gobierno era la democracia. Pero, poco a poco, una voz fue autoproclamándose como la única verdadera. Comenzó a adquirir más poder. Sus partidarios así lo permitieron. Aquellos miembros del Senado que disentían de esta forma de pensar y actuar fueron expulsados. El resto de los senadores se corrompieron, viendo el poder y la fama que podían alcanzar al lado del nuevo Emperador. Por otro lado, estaban los androides, aquellos que obedecían cualquier orden, sin ni siquiera plantearse si era lo correcto o no. Habían sido programados para ello. Eran de usar y tirar. Cuando ya no servían, se usaban nuevos modelos que sustituían a los anteriores ya obsoletos. Pero, por último, estaba el consejo Jedi, formado por aquellos que no se doblegaban a la dictadura del terror. Por años combatieron al Imperio desde adentro. Finalmente, y tras el asesinato a traición de muchos de ellos, se exiliaron en distintos planetas de la Galaxia, profundizando en el conocimiento de la Fuerza y ayudando a otros a usarla.
Si has entendido este símil, y es lo que observas en tu congregación (más todo lo que hemos visto en los capítulos anteriores), ha llegado el momento de salir. Como dijo el humorista argentino Landrú: “Cuando esté en un callejón sin salida, salga por donde entró”.
Puede que lo hagas por la puerta pequeña, pero saldrás por la puerta grande de tu corazón.

Saliendo en paz contigo mismo y sin responsabilidades
Cuando una congregación tiene cierta manera de actuar y una doctrina muy concreta en la que respalda su posición, el cambio es bastante complicado, por no decir imposible. Solo puede acontecer si se produce un cambio radical en sus posicionamientos y hay una profunda remodelación. O, en el caso extremo, que los que presiden sean sustituidos. Esto tampoco es es nada fácil, ya que tienen establecido un sistema de jerarquía piramidal que los convierte en intocables, con todas las licencias y libertades que les concede ese modelo, que choca frontalmente con el Nuevo Testamento. Como casi todo el mundo afirma, suelen verse cambios a nivel individual, pero casi nunca en grupos ni en colectivos.
En casos así, cualquier juicio de valor que lleves a cabo los pondrá a la defensiva, ya que pensarán que eres parte de los problemas que ellos mismos niegan, y se defenderán atacando, provocando profundas heridas emocionales y espirituales. De ahí que lo más sano es que te protejas.
En determinadas ocasiones, hay que intentarlo. En otras, donde la verdad expuesta es totalmente rechazada, no hay solución a la vista y la reforma no es posible, lo mejor es marcharse sin más y dejar el asunto totalmente en manos de Dios puesto que:

- No eres responsable del sistema que otros han establecido.
- No eres responsable de los que se quedan.
- No tienes que forzar las puertas de una cárcel para que salgan los que no quieren salir de ella.

El límite
Todo tiene un límite. Absolutamente todo. Hay un momento donde decir “basta”. Hay creyentes que lo soportan todo, creyendo que es parte de “negarse a uno mismo”. Y eso no es así.
Algunos han querido ser como Natán y denunciar las diversas irregularidades que han observado en la congregación, y no les ha quedado más remedio que huir a su particular desierto como Elías, tras ser humillados y desprestigiados ante el resto de hermanos (que desde entonces los han evitado), acusados falsamente de querer postularse como pastores ante la iglesia y de usurpar posiciones, de igual manera que Lucifer trató de hacer con el trono de Dios o Absolón con el reinado de David. En definitiva, todo tipo de falsas imputaciones.
Si te encuentras en una situación semejante a la descrita, pídele al Señor sabiduría para saber qué hacer. Si no hay posibilidad de cambio por la otra parte, el mismo Pablo deja bien claro el camino a tomar: Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales [...] Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos(1 Ti. 6:3-5; Ro. 16:17).
Como señala el pasaje de Romanos, el que provoca la división no es el que denuncia la falsa doctrina, sino el que promueve esa falsa enseñanza. De ellos hay que apartarse, para no ser partícipes de sus pecados (cf. Ap. 18:4).
Si hay unas palabras que son un lema para mi vida desde hace unos años en todos los aspectos, son aquellas en las que Pablo le dijo a Timoteo: Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina” (1 Ti. 4:16). ¿Cómo termina este mismo texto?: persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”. Ni tú, ni yo, ni nadie, tenemos la capacidad de cambiar a los demás si no desean hacerlo. Pablo especificó “a los que te oyeron”. Esto abarca la idea de que los que no oyeren no se salvarían. En el tema que hemos analizado, no está en nuestro poder que nadie oiga o haga lo que no desea oír o hacer, ni podemos cambiar al que no quiere hacerlo. Por eso mi deber principal es cuidar de mí mismo.
Deja que la la paz de Dios y la verdad de Su Palabra gobiernen tu corazón a la hora de tomar la decisión.

Continuará en: ¿Cómo afrontar la vida tras salir de una secta o de una iglesia corrompida?

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