lunes, 2 de septiembre de 2019

6. ¿Por qué una persona se une a una iglesia enferma o malsana sin saberlo?


Venimos de aquí: ¿Cuáles son los principios de propaganda en las iglesias malsanas? https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2019/05/5-cuales-son-los-principios-de.html

A primera vista, parece incomprensible que alguien en plena posesión de sus facultades mentales pase a ser parte de un grupo como el que hemos descrito en capítulos anteriores. Nadie en su sano juicio se iría detrás de una serie de individuos que enseñan mentiras, falsas doctrinas, herejías o prácticas enfermizas bajo el supuesto amparo de la Biblia. Aparte de que la persona ignora dónde entra exactamente, las causas y los problemas se observan en tres factores:

1) Necesidades
El individuo llega a ese grupo por una serie de necesidades. Pueden ser:

- Espirituales, buscando respuestas a sus inquietudes.
- Emocionales, por falta de identidad personal, incomprensión, sentirse que no es parte de nada, ausencia de familia, crisis personales o falta de amistades, incluso sentimentales (conocer a alguien que le atraiga románticamente).

Muchos de ellos realmente han encontrado al Señor y han “nacido de nuevo”. Por las razones que hemos visto, y tras buscar en varias congregaciones, se deciden por esa creyendo que es donde mejor encajarán, sin saber realmente el trasfondo que hay, y que no descubrirán hasta que transcurran varios años.

2) Abrumado de amor
Todos los errores, todo lo negativo y todo lo pernicioso se camufla bajo fuertes dosis de “amor”. Al recién llegado se le abruma con multitud de muestras de cariño, como besos y abrazos. También se le halaga a la mínima oportunidad, se exalta sus virtudes, le muestran cuán importante es que esté con ellos, le hacen ver que Dios lo ha traído al sitio correcto tras sacarle de las tinieblas y le hablan de los grandes planes que el Altísimo tiene para él. Por fin siente que ha encontrado su lugar en el mundo y en la vida. Todo esto le impresiona de tal manera que, literalmente, le ciega. Crea una dependencia emocional tan grande que pierde inconscientemente la capacidad de crítica. Cuando contempla algo que no entiende o que directamente está mal, un velo invisible cubre su conciencia tratando de justificar lo que ve.

3) Falsas enseñanzas
Las falsas doctrinas están, aparentemente, en un segundo plano. El grupo puede aceptar todas las verdades fundamentales del cristianismo, pero también otras que chocan de plano. El creyente, al ser un neófito en el conocimiento de las Escrituras, acepta lo que oye como si fuera la pura verdad. Ni se le pasa por la mente que “un siervo de Dios” pueda estar equivocado.

Al ser aceptado y amado, ¿cómo se siente al ser parte de esa comunidad?
Al sentirse parte de ese grupo que le acepta y lo comprende, lo defiende incondicionalmente contra cualquiera que ose alzar una voz crítica. Se siente directamente atacado cuando hablan mal de sus compañeros y reacciona contraatacando sin dudar. Sus líderes le han hecho ver por activa y por pasiva que aquellos que van contra el grupo son “hijos del diablo”. También le han repetido insistentemente que comunique a sus superiores cualquier crítica que otros hagan. Esto le hace sentir importante ya que comprueba que confían en él como informador. La realidad es que, sin saberlo, se convierte en un espía –uno de muchos- que hace un trabajo sucio penado en la Biblia y señalado como pecado.
Se siente seguro, motivado y realizado como integrante del grupo. Sus necesidades son satisfechas. Cree que su vida ha cobrado sentido y que todo tiene un propósito. Su estima propia está en apogeo. Servir al grupo es sinónimo de servir a Dios. Él lo está usando y no hay nada más importante. En esta etapa, siente que todo es una bendición que proviene del mismo cielo. Todo gira en torno al grupo (“su iglesia”) y a las actividades que realizan. Posiblemente, hasta que no se lleve una desilusión personal de proporciones cósmicas que le haga recapacitar y replantearse diversas cuestiones de peso, no despertará a la realidad. Mientras tanto, permanecerá en ese mundo de fantasía y aceptará lo que es inaceptable desde el punto de vista bíblico.

Lo que acepta
Mientras que llega el día del “despertar”, esta persona asumirá que:

- La obediencia a sus líderes debe ser incondicional, ya que ellos son los “ungidos”. Quizá no lo sepa, pero cae en el culto a la personalidad.

- Tendrá que consultar con sus dirigentes cada paso. Hará lo que ellos le digan: qué libros leer y cuáles no, cómo vestir, qué estudiar, a qué dedicar su tiempo libre, si visitar o no otros grupos, con qué chico o chica ennoviar o no, etc. De lo contrario, pensará que Dios se enojará con él.

- Su vida privada deberá estar abierta a las preguntas que sus superiores le puedan hacer, las cuales deberá responder sin ocultar nada.

- Su grupo es el único que tiene la verdad absoluta en todas las cuestiones, puesto que ellos poseen la interpretación correcta de la Biblia y la doctrina perfecta.

- Todas las críticas hacia ellos están motivadas por el odio.

- Todos los que no piensan de la misma manera son sospechosos y están fuera de la voluntad de Dios.

- El grupo es prioritario sobre todo lo demás. De igual manera, el sustento económico es prioritario para el crecimiento del grupo. Se le debe anteponer a la familia, incluso cuando sus seres cercanos tengan necesidades económicas.

- Tendrá que alejarse de las personas que ellos le digan: amigos, familiares, etc., para no “contaminarse”.

- Deberá “negarse a sí mismo” (tergiversando el verdadero significado de estas palabras que pronunció Cristo) y sus deseos personales. Si cae enfermo, posiblemente es porque no está suficientemente entregado a la causa o por algún pecado oculto.

- Creerá que de no asistir a alguna de las reuniones se estará perdiendo una gran bendición y tendrá sentimientos de culpa.

- Pensará que no existe felicidad ni salvación fuera de ese grupo en particular. Por lo tanto, su vida se arruinaría si decidiera abandonarlo.

Este tipo de cuestiones, que para una persona fuera del grupo son claramente irracionales, para él son lógicas y cuerdas. No sabe el lavado de cerebro al que le han sometido. Es más, lo niega: “El proceso de manipulación no cambia a la persona en pocas horas. Lleva un poco de tiempo. Cada día, los responsables hacen repetir lo mismo, y poco a poco añaden elementos nuevos para que surjan cambios. En los meses que siguen a su llegada a la comunidad la persona cambia su comportamiento y su manera de pensar completamente, sin que se dé cuenta. Un amigo o un pariente pueden darse cuenta, pero no el afectado”[1]. Por eso son ciertas las palabras de Mark Twain: “Es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados”.

¿Bendecidos?
Un argumento que presentan en su defensa los miembros de estas congregaciones es que “están siendo bendecidos”. La replica habría que basarla en los principios bíblicos: ¿Bendice Dios la mentira y el error? Según ellos, si están siendo bendecidos es porque están respaldados por el Espíritu Santo y enseñan la verdad, y porque sus errores no son tan importantes como se les quiere hacer ver; de lo contrario, habrían desaparecido. Pero aquí volvemos al caso de la numerología. El hecho de que algo vaya aparentemente bien para muchas personas no tiene que significar que esté acorde a la voluntad de Dios. La única realidad objetiva es que, si una enseñanza va en contra de las enseñanzas escriturales, la supuesta bendición es falsa. En mi país, millones de personas salen en profesión detrás de imágenes de santos, de vírgenes y de diversos “cristos”. Ellos sienten que es una bendición: se emocionan, se sobrecogen, lloran y sienten paz. ¿Procede esta “bendición” de Dios? Cualquiera que conozca mínimamente las Escrituras puede afirmar que no. También los budistas dicen sentir “paz”, pero no es la paz del verdadero y único Dios.
Por lo tanto, el argumento que expresan los miembros de estos grupos/iglesias no tiene validez alguna cuando no se ajusta a la VERDAD reflejada en la Palabra de Dios. Dios no bendice la mentira. En estos lugares pueden tener amigos, proyectos, sueños, motivaciones y estima, aparte de trabajar en obras sociales, pero eso no significa automáticamente que provenga de Dios todo lo que hacen.
¿Puede Dios bendecir y usar a los verdaderos creyentes, aun en estos grupos? Sí. De eso no me cabe ninguna duda. Lo entiendo como parte un proceso de maduración que Él permite para que el verdadero converso crezca y pueda conocer parte de la verdad, al menos la fundamental. Durante buena parte de ese tiempo el Señor obrará en él. Le enseñará grandes principios bíblicos, curará heridas del pasado, aprenderá muchísimo de las Escrituras y de algunas personas que le rodearán (incluso de las malas), pasará buenos momentos con verdaderos amigos, despertará el deseo de servir de forma sana, descubrirá sus dones, etc. Así hasta que esté preparado para afrontar la realidad y tomar las riendas de la situación. Entonces sus ojos serán abiertos y tendrá que tomar una decisión al respecto: seguir siendo parte de una comunidad herética y enferma o salir de ella y descubrir partes básicas del cristianismo que no conocía. Ahí se enfrentará a una compleja disyuntiva personal: conservar su posición y lo que tanto trabajo le costó alcanzar, o perder mucho de lo que obtuvo para ser libre como hijo de Dios. Deberá preguntarse quién es el amo de su vida: Jesucristo o los líderes que han distorsionado Su verdad, “que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia” (Ro. 10:2).

Continuará en El carácter maquiavélico y oscuro de los lobos eclesiales: https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2014/11/el-verdadero-lobo.html



[1] Zivi, Pascal & Poujol, Jacques. Los abusos espirituales: Identificar. Acompañar.

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