lunes, 5 de septiembre de 2022

El trol ateo: ofensivo, ignorante e irritante

 


La definición de trol
Por si alguien no sabe qué es un trol, “en la jerga de Internet, describe a una persona que publica mensajes provocadores, irrelevantes o fuera de tema en una comunidad en línea, como pueden ser un foro de discusiónsala de chat, comentarios de blog, o similar, con la principal intención de molestar o provocar una respuesta emocional negativa en los usuarios y lectores, con fines diversos (incluso por diversión) o, de otra manera, alterar la conversación normal en un tema de discusión, logrando que los mismos usuarios se enfaden y se enfrenten entre sí. El trol puede crear mensajes con diferente tipo de contenido como groserías, ofensas, mentiras difíciles de detectar, con la intención de confundir y ocasionar sentimientos encontrados en los demás”[1].
Esto suele darse entre personas con una moral libertina, a los cuales no les importa si ofenden con sus palabras al resto de lectores. Experimentan bienestar, placer mental, sintiéndose importantes molestando a los demás y llevando la contraria per se. Buscan atención y reconocimiento. Muchos de ellos carecen de una sana autoestima y no tienen excesivamente desarrollado el sentido de la empatía. Como se sienten intocables detrás de la pantalla de un ordenador, directamente se desinhiben y escriben todo aquello que cara a cara no se atreverían a decir porque saben las reacciones y las consecuencias que conllevaría, incluso de índole físico, como el sufrir posibles agresiones.
También están aquellos que no se identifican a sí mismos como troles y que no son maleducados, pero sus palabras tienen las mismas intenciones: confrontar con temas que desconocen, ofreciendo opiniones sin tener conocimientos profundos del asunto del que están hablando.
Por el contrario, no es un trol el que discrepa educadamente y expone sus argumentos con riqueza intelectual y buenos razonamientos, sino el que dispara de forma hostil, irónica o burlesca a todo el que tiene una opinión distinta a la suya. En muchos casos ni se molestan en leer las opiniones contrarias.

El clásico ejemplo de cómo trolean
Por mentar un ejemplo que ya vimos en uno de mis escritos, el de una chica lesbiana que dejó este comentario: “Los cristianos y la iglesia es la raza más tóxica del mundo”. Si es un trol por norma general o es algo puntual, no lo sé, pero analicemos cómo trolea con dicho mensaje:

1) Participa de un foro cristiano cuando ella ni lo es ni tiene intención de serlo, y más sabiendo qué pensamos sobre la ética sexual, la cual es muy contraria a la suya.

2) No expone ningún argumento. Se limita a descalificar y punto. Puede que pensara que nos iba a perturbar, algo que no logró.

3) No dejó abierta ninguna puerta a un debate sano. Lanza su mensaje incendiario y provocativo, y adiós muy buenas, o quizá esperaba a que le contestásemos airadamente para así dejarnos en evidencia, algo que nadie hizo sabiamente viendo en qué términos se manifestaba y sus propósitos.

4) Encasilla a un colectivo –los cristianos- como si todos fueran iguales, por lo que posiblemente solo conoce la religiosidad de personas cercanas.

5) Con total seguridad desconoce que la Iglesia únicamente está formada por las personas que han nacido de nuevo y no por todo los que se hacen llamar cristianos.

6) Nos califica como lo peor del mundo, lo cual implica que, para ella, somos peores que el fascismo, el nazismo, el comunismo, las dictaduras, el terrorismo, el aborto, la violencia de género, el maltrato animal, la destrucción de la naturaleza por la mano del hombre, etc.

En unas pocas palabras lleva a cabo lo que, en términos legales, podría considerarse “violencia religiosa”. En definitiva: un troleo en toda regla.
También, de vez en cuando, suelo encontrarme con los clásicos burladores que me envían comentarios al blog y que no publico. Aquí una muestra de uno que se hace llamar así mismo “mesías” y que me mandó estas líneas al artículo Las abismales diferencias entre Jesús y Superman (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2016/04/las-abismales-diferencias-entre-jesus-y.html): “El caso es que Jesús se afectó bastante y absurdamente, cuando salió la primera película, y comics de Superman ya que Jesús en su vida terrenal, y luego durante su reinado en el cielo había llevado la capa siempre sobre la espalda. Cuándo esto aconteció cambió el uso de la capa, llevándola entonces sobre el pecho. Fue esto que lo acomplejó, y causó el cambio. Así que hubo influencia, pero más efectivamente de parte del personaje de Superman sobre Jesús. Lo supe porque Jehová mismo me lo reveló”. Penoso. Sinceramente, es pena lo que se siente por una persona así. Espiritualmente muerto y regodeándose en ello sin saberlo. Aparte de que tiene que tener una vida muy vacía para perder el tiempo escribiendo sandeces como estas.
Nadie debería asustarse de que existan millones de troles en Internet. Ya dijo Pablo hace 2000 años que en los postreros tiempos habría hombres soberbios, blasfemos, implacables y calumniadores (cf. 2 Ti. 3), y Pedro se refirió a ellos como “burladores” (2 P. 3:3). Los troles, que son todo esto y más, al trolear solo manifiestan lo que hay en sus corazones.

El ateo cristiano
Hay otro tipo de personas que pululan por las redes sociales y son aquellas a las que denomino ateos cristianos. Está formado por aquellos que se hacen llamar cristianos pero al leerlos se comprueba de forma sencilla que no lo son. Sus respuestas son humanistas, religiosas, antibíblicas y contrarias a las reveladas por Dios en su Palabra. Como más de una vez he dejado bien claro, no es que yo sea infalible; ni mucho menos. Es más, soy el primer interesado en que me corrijan si estoy equivocado, pero hay temas básicos que no se pueden refutar, digan lo que digan otros; por ejemplo, el yugo desigual, que clarísimamente y a lo largo y ancho de las Escrituras se señala como ajena a la voluntad de Dios. Y como este, muchos otros temas.
A estos individuos, llenos de prejuicios e ideas propias, cuando les respondo con la Biblia –la única norma de fe y norma para los cristianos genuinos- te acusan de obsesionado o de fanático. Puesto que no desean rectificar ni aprender, no tiene sentido seguirles el juego del que te quieren hacer partícipe, así que, según la ocasión, sigo el doble consejo de Proverbios 26:4-5: “Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión”.

¿Qué actitud tomar ante los troles en general?

Ante este tipo de personas se pueden tomar dos actitudes:

1) Responder. En uno de los primeros artículos que publiqué en el blog denuncié de forma contundente el aborto como un acto atroz. Y si eres un habitual por estos lares, seguro que recuerdas que una proabortista me contestó y me puso “de vuelta y media”. A pesar de todos los insultos que me dedicó, decidí responder porque expuso una serie de argumentos tan manidos que había que desmontar, por lo que escribí una contraréplica desmontando una por una sus ideas (Respuesta a un anónimo a favor del aborto: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2013/10/respuesta-un-anonimo-favor-del-aborto.html).

2) Ignorarlo, o como se dice en la jerga de Internet: “no dar de comer al trol”. Esto se puede hacer bloqueándolo, eliminándolo de los contactos o borrando sus mensajes. Así no podrá ni un segundo más seguir “jugando” ni dejarás que te haga partícipe del mismo. Si quiere aprender, escuchar y preguntar interesadamente, se le responde con toda la atención y humildad del mundo. Si viene a molestar, a insultar, a irritar o a reírse, no. Hay otras muchísimas personas que quieren ser bendecidas y que merecen nuestro esfuerzo. Además, el tiempo es oro como para perderlo. Si tú decides a quién invitar a comer y si quieres comer con una persona, ¿por qué tendrías que hacerlo con alguien que quiere humillarte?

Ya dije en otra ocasión que, tanto en la vida real como digital, me he topado con personas que han cambiado su actitud hacia mí cuando han conocido mis creencias bíblicas sobre la sexualidad, el consumo masivo de alcohol, la forma de vestir, la ideología de género, el aborto, etc. De ser amables y cariñosos, a secos y cortantes. De hablarme a no hacerlo, o solo lo necesario y si es obligatorio. En las redes sociales me han borrado antiguos compañeros de trabajo por lo mismo. Pero es normal: quien no quiere saber nada de Dios y prefiere vivir según sus propios pensamientos, no quiere oír hablar a alguien que le lleva la contraria. Con los religiosos, como tienen por norma de conducta sus propios pensamientos y tradiciones, pues termina por suceder lo mismo. Uno llegó a decirme una vez que no me leía porque solo escribía de moral. ¿Y qué quiere, que escriba de videojuegos? También conozco personas que, sin ser cristianas y sabiendo mi pensar, me tienen en alta estima y no han cambiado ni un ápice respecto a mí, estemos de acuerdo en algunos temas o no.
Todo esto es parte del precio a pagar por ser cristiano y, si vives como tal, seguro que te ha pasado en alguna ocasión. Aunque como ser humano duela en ocasiones, no debería importarte, pero de de ahí a aceptar libremente a los troles en las redes sociales hay un trecho enorme.

Continuará en El trol cristiano: burlador, desalentador profesional y juez implacable.

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