sábado, 24 de agosto de 2013

Dios eliminado de este mundo


En una ocasión, un niño, con su corazón agujereado por el dolor, le hizo a su padre una serie de preguntas: “Papá, ¿por qué existen las guerras? Papá, ¿por qué asesinan a los niños antes de nacer? ¿Por qué los jóvenes se reúnen alrededor de una botella que les roba la inteligencia? ¿Por qué esnifan un polvo blanco que les hace olvidarse de quienes son? ¿Por qué escuchan esa música que solo sirve para no pensar en el dolor que sienten? ¿Por qué se insultan unos a otros? ¿Por qué se ríen de los más débiles? ¿Por qué no respetan a los profesores en el instituto? ¿Por qué se acuestan personas que apenas se conocen ni se aman? ¿Por qué Internet está lleno de personas desnudas? ¿Por qué hay adultos que abusan de los indefensos? ¿Por qué los programas de la televisión hieren la sensibilidad? ¿Por qué los niños de África pesan menos que la ropa que llevo puesta? ¿Por qué hay unos pocos que tienen mucho y otros muchos que no tienen nada? ¿Por qué algunos se suicidan matando a otros en nombre de un dios? ¿Por qué algunas señoras llevan el cuerpo completamente oculto y a otras se les ve todo? ¿Por qué a las personas se les valora por su belleza y por el dinero que tienen? ¿Por qué las personas se preocupan por tener más y más objetos materiales? ¿Por qué se odian aquellos cuya piel es de diferente color? ¿Por qué se desprecian aquellos que son de diferentes equipos deportivos? ¿Por qué los gobernantes mienten mientras gritan? Papá, ¿por qué...?". Pasaron los años y el niño se convirtió en adulto. Por fin halló en un Libro la respuesta que nadie supo ofrecerle: “Pues aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias. Al contrario, han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras. Decían que eran sabios, pero se hicieron tontos” (Ro. 1:21-22, DHH). No le gustaba del todo esa respuesta pero era LA RESPUESTA. Olvidaron a su Creador y se dedicaron a propagar el mal por todo el planeta. Finalmente, se hicieron tontos. Muy tontos.
Todo el mal que vemos en nuestra sociedad es consecuencia de haber eliminado a Dios de la ecuación. Nada se solucionará con medidas políticas, nuevos gobernantes, nuevas leyes, nuevos inventos tecnológicos ni nada que salga de la mente del ser humano. Todo se resolverá cuando Aquel al que expulsaron de la ecuación sea el centro de la misma. Y eso ocurrirá cuando Él mismo se manifieste por segunda y definitiva vez.




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