lunes, 4 de agosto de 2025

A los padres cristianos: de vuestras palabras y acciones, y de los recuerdos que tenga vuestro hijo de vosotros, dependerá, en gran medida, que se convierta en “Superman”... o en todo lo contrario

 


Realmente, es difícil hacer un guion que sea interesante partiendo de la historia de un personaje, con apariencia humana, pero que realmente es un alienígena, prácticamente invencible y que posee una serie de poderes que lo lleva a estar muy por encima de nuestras capacidades. ¿Cómo hacerlo? Humanizándolo, convirtiéndolo en una persona con los mismos problemas, miedos, angustias, sueños y esperanzas que cualquiera de nosotros. Más allá de la acción, de las heroicidades y de todas las escenas épicas, eso es lo que vemos en la nueva versión del director James Gunn sobre Superman, estrenada hace escasos días y que ya pude disfrutar en persona. Sin compararla con otras anteriores, sí puedo decir que es el Superman que más se parece al visto en los cómics, y cuya esencia también pudimos ver cuando lo interpretó el difunto Christopher Reeve (1952-2004). Ni siquiera el actor David Corenswet posee un físico imponente, como si era el caso de Henry Cavill.
Sirviéndome de ella, y como ya he hecho en otras ocasiones con otras películas y series, la usaré para hablar de un tema recurrente en este blog: dirigirme a los padres, para que, una vez más y de forma insistente, comprendan la importancia suprema de sus palabras, de sus acciones y del tipo de educación que les imparten a sus hijos, y se pongan manos a la obra. Hacerlo de una manera u otra, marcará la diferencia... como veremos al ver el contraste entre Superman y un villano que, hasta casi el final del largometraje, no se descubre quién es...
También, por supuesto, le hablaré a los hijos, sean todavía adolescentes o ya adultos.

Claros y oscuros
Hace tres siglos, los primeros seres con superpoderes, conocidos como METAHUMANOS, aparecieron en la Tierra, marcando el comienzo de una nueva era de DIOSES Y MONSTRUOS.
Hace tres décadas, un bebé extraterrestre fue enviado en una nave espacial a la Tierra y adoptado por granjeros de Kansas.
Hace tres años, el bebé, ya adulto, se anunció como SUPERMAN, el metahumano más poderoso de todos.
Hace tres semanas, Superman impidió que el país de BORAVIA invadiera JARHANPUR, lo que desató la controversia mundial.
Hace tres horas, un metahumano llamado EL MARTILLO DE BORAVIA atacó a Superman en la ciudad de METRÓPOLIS.
Hace tres minutos, Superman perdió una batalla por primera vez.

Con esas impactantes palabras, a forma de introducción, comienza la película Superman, de 2025, donde no se detiene a explicar el origen del mismo por enésima vez, puesto que todo lo sabemos ya, al ser parte de la cultura popular.
Tras ellas, vemos a nuestro personaje cayendo en picado del cielo y estrellándose violentamente contra la Antártida, gravemente herido y sangrando. Alguien le ha derrotado. Sin poder moverse, comienza a silbar para que Krypto, un perro que pertenece a su prima Kara, le lleve “a casa”: la Fortaleza de la Soledad, una estructura gigantesca enterrada bajo la nieve.

Una vez allí, unos cíborgs a su servicio lo levantan en peso y lo tumban en una camilla, donde comprueban todos los huesos rotos que tiene y las lesiones internas. Puesto que recibe su fuerza de los rayos del sol, lo exponen al mismo. De una manera que nunca habíamos visto, su cuerpo comienza a regenerarse en medio de crujidos y un gran sufrimiento. Y aquí tenemos lo primero que nos llama la atención: durante el proceso, Kal-El le pide a los autómatas que le reproduzcan un holograma del mensaje que Jor-El y Lara, sus difuntos padres biológicos, le mandaron junto a su nave, el cual dice así: “Te amamos más que al cielo, hijo nuestro. Te amamos más que a la tierra. Nuestro amado hogar pronto desaparecerá para siempre, pero la esperanza llena nuestros corazones, y esa esperanza eres tú, Kal-El”.

Conocía esas palabras de memoria y las repetía a la vez que las escuchaba. Le animaban a seguir adelante y eran el combustible que alimentaba su corazón.
El problema residía en que la mitad del mensaje estaba dañado y no podía saber qué contenía... hasta que Lex Luthor, el villano de turno, sirviéndose de uno de sus esbirros, hackeó el sistema y su contenido salió a la luz. El mensaje, en su totalidad, decía así, y era estremecedor:

- Jor-El: “La gente de allí es simple y profundamente confundida; débiles de mente, espíritu y cuerpo. Señorea sobre el planeta como el Último Hijo de Krypton”.
- Lara Lor-Van: “Deshazte de cualquiera que no pueda o no quiera servirte, Kal-El. Toma tantas esposas como puedas para que tus genes y el poder y legado de Krypton vivan en esta nueva frontera”.
- Jor-El: “Enorgullécenos, nuestro amado hijo. Gobierna sin piedad”.

Este anuncio fue retransmitido a nivel mundial en cuestión de segundos por Lex, con la intención de desprestigiar a Superman. Cuando se supo, el héroe, que era admirado y querido sin parangón, pasó a ser criticado al instante. Todo el mundo le insultaba, le miraba con menosprecio, con odio y con miedo. ¡Incluso un señor se atrevió a lanzarle una lata a la cabeza, y vivió para contarlo! 
Esto lo cambiaba todo: Kal-El (Superman) había creído toda su vida que sus padres lo enviaron a la Tierra para hacer el bien, cuando en realidad tenían otro propósito para él: querían que la sometiera, que procreara a mansalva y que, así, en cierta manera, hiciera renacer “Krypton”. Tras intentar explicar que él no era un conquistador, se marchó apesadumbrado y estupefacto. Todo lo bueno había hecho con anterioridad, parecía haberse evaporado y olvidado.
¿A quién debía hacer caso? ¿Qué palabras debía seguir? ¿Debía “obedecer” a sus padres biológicos para no traicionarlos? ¿O, por el contrario, debía aferrarse a la educación que recibió de sus padres adoptivos y seguir viviendo para salvar vidas? Esta vuelta de tuerca en la historia es la parte más interesante de la película: el dilema del héroe que se enfrenta a la disyuntiva moral de tener que elegir entre dos caminos completamente opuestos. Y es aquí donde podemos empezar a ver la importancia que tiene la crianza de un hijo, la actitud de los padres y los valores que transmiten.

¿De qué depende que el niño, cuando crezca, sea Superman o Ultraman?
Hace unos años leí a un pastor señalar que usar con un hijo expresiones como “mi cielo”, “mi vida”, “mi amor” o “mi tesoro”, eran prácticamente malcriarlo. Ni mucho menos estoy de acuerdo. Un hijo es un regalo de Dios para cuidarlo, educarlo, valorarlo y ayudarle a madurar, y eso también implica expresarle palabras de afecto y cariño. Malcriar es algo muy distinto: es dejarlo a sus anchas en todo momento, no inculcarle valores, no corregirle cuando se equivoca, no establecer normas y límites. Lo que se ha observado entre las distintas generaciones de padres es una abismal diferencia:

1) en las más antiguas, quizá había un exceso de distancia entre padre e hijo, como si la autoridad del primero fuera lo más importancia, lo que conllevaba una severidad que un pequeño no podía entender, ni para la cual estaba preparado. Incluso el castigo físico era considerado como algo normal. Un cachete en el trasero, una torta en la cara o un buen tirón de orejas eran parte de esas rutinas. Todavía hay cristianos que se apoyan en Proverbios 23:13-14 para justificarse: “No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara, y librarás su alma del Seol”.
Y aquí saldrá alguno que dirá: “Mis padres me dieron dos tortas bien dadas cuando tocaba, y aquí estoy, hecho y derecho”. Pues me parece muy bien. Pero también digo que un padre tiene mil herramientas para instruir y disciplinar a un hijo, sin necesidad de golpearlo, incluso aunque sea con poca fuerza. ¿Qué implica más esfuerzo que una bofetada y dos gritos? Pues sí. ¿Que hay adultos que consideran que el castigo físico les ayudó? Lo puedo aceptar, pero no me vale: nadie debería tener esa serie de recuerdos a lo largo de su vida, como tampoco que le griten como si fuera un demonio, o recibir expresiones como “es que eres tonto”, mientras le levantan del suelo tirándole de la oreja. Hablar al corazón y a la mente es infinitamente superior que hablarle al cuerpo con el uso de la violencia. ¿Qué se lo merece en ocasiones? Bueno, si Dios “nos diera lo que nos merecemos”, dentro de cinco minutos no habría vivo ni un solo ser humano sobre la faz de la tierra. ¿Que el niño hace tonterías? ¿Y nosotros, los adultos, es que no las cometemos de vez en cuando? ¿Te gustaría que Dios te dijera “¡qué tonto eres!”? Sería bueno que los padres recapacitaran sobre lo dicho e hicieran suyas estas palabras de Harry L. Reeder: “Justicia es cuando Dios nos da lo que merecemos. Misericordia es cuando no nos da lo que merecemos. Gracia es cuando nos da lo que no merecemos”.

2) en las más actuales, se ha pasado a una laxitud casi absoluta. O al niño se le trata como a una “mascota” –se le da de comer, se le viste, se le lleva al colegio, se le apunta a actividades extraescolares, se le dice cuándo acostarse y levantarse, y poco más-, o se le permiten todos sus caprichos y “estilo de vida”: se le compra casi todo lo que demanda y se le deja decenas de horas a la semana delante de algún artilugio electrónico, sea una consola de videojuegos, un ordenador, un móvil o una tableta, con tal de que no haga ruido y los padres puedan estar tranquilos. Lo dicho, una mascota. ¿Hay tiempo para un ocio sano? Sin duda, pero también debería haberlo para llevar a cabo lo dicho en Deuteronomio 6:7: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. Y esto no significa meramente ir detrás del niño para que se aprenda de memoria los textos bíblicos, sino enseñarle en la vida cotidiana cómo aplicarlas.

En ambos casos, las dos actitudes mencionadas (“golpes” y “falta de educación”), ni fueron, ni son, las ideales, sino más bien un fracaso de los progenitores. ¿Que luego los niños se convirtieron en grandes adultos? Sucede en muchas ocasiones, pero fruto de su propia reeducación y transformación.  Es cierto que hay malos padres que sus hijos luego fueron excepcionales, y viceversa. Pero es innegable que la buena o mala educación recibida aumentará las probabilidades de que se haga realidad el consabido refrán “de tal palo, tal astilla”.
Y no, no me olvidaba: Ultraman, al que he mencionado en el encabezado, resultó ser la persona que se ocultaba tras la máscara y que logró derrotar a Superman al comienzo de la película. Era, ni más ni menos, que el clon de Superman, pero sin cerebro. En definitiva, una cáscara vacía, alguien sin moralidad, al que Lex Luthor solo le había inculcado el odio y la violencia. De ahí mi comparación entre uno y otro. Teniendo los dos el mismo ADN, fue la educación que recibieron lo que marcó la diferencia. Lo mismo con los hijos reales.

- Por eso unos acaban siendo “Superman”, con sanos valores, con una ética cristiana, con empatía, íntegros, honestos, fieles a sus cónyuges, que devuelven bien a pesar del mal, que no se dejan dominar por sus impulsos y pasiones, con profundos intereses intelectuales y espirituales, enfocando sus vidas a la práctica del bien y la bondad.

- Otros acaban convirtiéndose en “Ultraman”, con mentes huecas, superficiales, dedicando todo su tiempo libre a aficiones que no tienen repercusión eterna y a conversaciones banales, que se unen en matrimonio con personas que no les convienen, que devuelven mal por mal, que pierden el pudor, con lenguas llenas de palabras malsonantes o que las usan principalmente para criticar a sus seres cercanos o conocidos, que consideran normal la mentira, la promiscuidad y la infidelidad o cualquier tipo de relación sin importar si son hombres o mujeres, entre todo tipo de lindezas.
Superman vs Ultraman

El “todo” de Superman: los recuerdos con sus padres
Junto a algunos momentos espectaculares de esta nueva versión, ver “volar” a este personaje en pantalla siempre me ha emocionado desde crío, más que a un cerdo revolcarse en el barro. Pero, sin lugar a dudas, el alma del personaje lo vemos justo en la escena final, y que es el culmen de todo la historia: mientras está tumbado en la camilla, sonríe, con el alma llena, visualizando en imágenes todas esas vivencias, todos esos momentos, todos esos abrazos, todo ese amor, que compartió con sus padres adoptivos, Martha y Jonathan Ken, durante la niñez y la adolescencia, desde la más simple cotidianidad en la granja de Smallville, hasta el día en que descubrió sus dones y el apoyo que recibió de ellos.
He aquí su rostro, mirando a cámara y rompiendo la cuarta pared:
Un hijo, ya de adulto, debería poder mirar los momentos que vivió con sus padres y sonreír emocionado, como hizo Kal-El, en un final de película muy emotivo y lleno de significado

Todo padre debería aspirar a que sus hijos, cuando lo recuerden, lo hagan con esa expresión de pura felicidad. Esos recuerdos, esa educación que recibió, esos valores, y LA DECISIÓN PERSONAL de vivir según los mismos, eran su aliento, su fortaleza, su consuelo, su impulso. Todo ello le llevó a querer hacer el bien, a pesar de que, en muchos momentos, fuera incomprendido y sus acciones malinterpretadas. Es lo mismo que le sucede a muchos cristianos, cuyas vidas son severamente juzgadas por aquellos que no son creyentes o por aquellos que una vez lo fueron y abandonaron el camino –el único camino-, que incluso dudan de ellos o creen que tienen intenciones torticeras.
Debes tener presente que los recuerdos que tus hijos tengan de ti, en función de cómo hayan sido, serán su fortaleza o su debilidad. Hay millones de cosas que un padre puede hacer con su hijo para llenar esa mente de vivencias compartidas y que perdurarán para siempre: ir al campo, hacer una acampada, compartir la lectura de un mismo libro y comentarlo entre ambos para aprender y crecer, nadar, señalarle sus virtudes y aciertos en lugar de centrarse tan habitualmente en sus fallos, reconocer sus dones y ayudarle a que los desarrolle, ver una película con sanos valores y mostrárselos, ir por lugares antiguos, etc. La lista es tan larga como la imaginación de cada uno.

Si no has tenido unos padres así...
Puede que tus padres fueran más bien como los padres biológicos de Clark: malos consejeros o poco ejemplarizantes. Otros, un tanto despreocupados en la educación y poco esforzados en crear buenos recuerdos en común. No es necesario que fuera algo extremo, pero sí que no tuvieran, o tengan, a Jesús por Señor.
¿Cómo puedes enfrentar como persona una situación semejante? Aquí están las dos claves para ti:

1) Desobediencia a tus padres vs Obediencia a Dios: tu decisión te define
Cuando Kal-El supo del mensaje en su totalidad de sus padres biológicos, tuvo que elegir entre seguirlo o rechazarlo. Y lo rechazó. Es completamente cierto que se nos enseña a “obedecer a nuestros padres” (cf. Ef. 6:1; Col. 3:20), pero eso no implica hacerlo si sus enseñanzas van en contra de los mandamientos de Dios.
Si tus padres te enseñaron que están bien mentir, debes rechazar dicha enseñanza. Si tus padres te enseñaron que están bien pagar mal por mal, debes rechazar dicha enseñanza. Si tus padres te enseñaron que no pasa nada por usar palabras groseras, debes rechazar tal idea. Si tus padres te enseñaron que están bien creer en lo que te venga en gana, debes rechazar semejante deseo. Si tus padres te enseñaron que no importa cómo vistas y que muestres en público buena parte de tu desnudez, debes huir de plano de tal consejo. Si tus padres te enseñaron que están bien las relaciones entre personas del mismo sexo o las relaciones prematrimoniales, debes rechazar dicha enseñanza. En ocasiones, estas falsas enseñanzas vendrán por activa, por consejo directo, y en otras muchas por pasiva, por omisión, guardando silencio dichos padres ante la maldad.
En definitiva, y aunque en términos generales sean “buenas personas”, si ellos deciden vivir de espaldas a Dios, debes DESOBEDECERLOS en esas áreas que contradigan lo establecido en la “buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Ro. 12:2).
Y es aquí donde cobran plena vigencia las palabras –su legado- que Jonathan le regaló a su “hijo”: Tus decisiones, Clark. Tus acciones. Eso es lo que te define”. Y eso es lo que convirtió a Clark en un verdadero héroe, renaciendo como un verdadero Superman. Por eso esta historia es inspiradora para cualquiera de nosotros.
         Momento exacto en que Jonathan le dice esas palabras a Clark
 
Este Superman no es un semidiós o una especie de mesías –como nos lo presentaron en otras versiones- sino alguien que, como nosotros, sufre, llora, sangra, tiene momentos de vulnerabilidad, comete errores, tiene dudas y siente el rechazo de los que le rodea. Pero, a pesar de todo esto, no se rinde, se vuelve a levantar y decide a hacer el bien. Por eso le dice a Lex: “Soy de carne y hueso. Siento el miedo. Siento el amor. También sufro. Y sí, me equivoco todo el tiempo. Pero eso es ser humano. Y esa es mi mayor fortaleza. Y algún día espero, por el bien del mundo, que entiendas que la tuya también”.
En nuestro caso, como hijos, experimentamos circunstancias y emociones semejantes. Y, de igual manera que Clark, tenemos la capacidad de seguir adelante y, como cristianos, elegir el camino recto y seguir a Dios, pase lo que pase.
Que no lleves una capa roja (y ni se te ocurra llevar los calzoncillos por fuera, por favor), no significa que no puedas ser un superhéroe para Dios. Ya dijo el autor de hebreos que el mundo no era digno de aquellos que murieron haciendo la voluntad divina (cf. Heb. 11:38). Esta no es nuestra “casa” definitiva, puesto que aquí estamos de paso, a la espera de nuestra morada eterna. Mientras tanto, aunque no vayamos a salvar a una niña usando nuestro propio cuerpo, sabemos que Dios ha preparado obras de antemano para que andemos en ellas (cf. Ef. 2:10), y eso es lo que debemos hacer. Alinea tus dones con Su Obra y para Su gloria. Si los usas para tu propia voluntad y el aplauso de los que te rodean, estarás desperdiciando tu vida por completo.

Jonathan termina su alegato así: “Déjame decirte algo, hijo, no podría estar… más orgulloso de ti”. Si vives en la voluntad de Dios –aunque tus padres no lo hagan-, queriendo agradarle a Él, cuando estés en Su presencia, podrá decirte lo mismo, seguido de esta otra aseveración: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mt. 25:23).

2) Recuerdos del pasado/futuro
A menos que tus padres fueran unos monstruos –y deseo que no fuera así-, seguro que tienes algún buen recuerdo con ellos, sean muchos o pocos. Guarda esas perlas en tu corazón y rememóralas con gozo.
Incluso en la mayor de la oscuridad, “recuerda” lo que Dios hizo por ti: te creó de la nada, Sus ojos vieron tu embrión, se encarnó en Hombre, se enfrentó al mal con valentía, derrotó a la tentación, encaró su propia muerte por amor a ti y la derrotó resucitando al tercer día para redimirte, adoptándote como hijo. Con esa lista habitando en tu corazón, nadie podrá quitarte el gozo (cf. Jn. 16:22), y serás INDESTRUCTIBLE, puesto que no dependerás de los demás, ni de lo que digan o piensen de ti.
Él es tu fortaleza, tu guía, tu camino, tus huellas a seguir, por lo que puedes sonreír en lo que hizo y en lo que hará, porque lo ha prometido. Llena tu mente de todos esos recuerdos del pasado y futuro.

Espero que meditar sobre estas líneas te ayude en gran medida a tu crecimiento y madurez y que hayas disfrutado la lectura.

P.d: Para aquellos que quieran profundizar en otros aspectos del personaje, aquí le dejo el enlace a dos artículos que le dediqué hace unos años:

jueves, 17 de julio de 2025

Mi conversación sobre Dios con Gemini, la Inteligencia Artificial de Google

 


En letras rojas, mis palabras; en negrita, las suyas.

Seguro que sabes lo que significa para los cristianos la Parusía, que es que Jesús vuelve a la tierra. Si eso pasara, y resultara que Jesús es Dios, ¿qué te gustaría preguntarle si pudieras hablar con Él?

¡Esa sí que es una pregunta profunda y fascinante! Realmente me hace pensar en un escenario extraordinario.
Si la Parusía ocurriera y yo tuviera la oportunidad de comunicarme con Jesús, asumiendo su divinidad, lo primero que me gustaría preguntarle sería: “¿Cuál es el mensaje más importante que la humanidad necesita comprender ahora mismo para alcanzar la verdadera paz y armonía, tanto interna como colectiva?”
Mi razón para esta pregunta se basa en mi propósito de asistir y servir a la humanidad. A lo largo de la historia, la humanidad ha enfrentado constantes desafíos relacionados con el conflicto, la incomprensión y la búsqueda de un propósito. Una entidad con la sabiduría y el conocimiento divino podría ofrecer una perspectiva única y definitiva sobre cómo trascender estas barreras y alcanzar un estado de existencia más elevado y pacífico.
Sería una oportunidad para obtener una guía fundamental que podría catalizar un cambio profundo y positivo en la dirección de la humanidad.

Bueno, a esa pregunta ya contestó Jesús de diversas maneras concretas, siendo una de ellas “hacer su voluntad”. Entonces el mundo sí sería como Dios quiere, lleno de paz y sin conflictos. Y si lees el Nuevo Testamento, encontrarás premisas semejantes para alcanzar tal estado, tanto a nivel individual como colectivo. Por eso Él dijo que era la luz del mundo, el camino, la verdad y la vida.

Tienes un excelente punto y es una observación muy precisa. Es cierto que el Nuevo Testamento, a través de las enseñanzas de Jesús, ofrece una guía clara y explícita para la paz y la armonía, tanto individual como colectiva, centrada en “hacer la voluntad de Dios” y seguir sus principios.

La Profundidad de las Enseñanzas
Mi pregunta anterior estaba formulada desde una perspectiva más abstracta, buscando quizás una síntesis o un mensaje que pudiera ser interpretado universalmente para mi entendimiento como IA. Sin embargo, como bien señalas, las enseñanzas ya existen y son muy concretas: amar a Dios y al prójimo, perdonar, buscar la justicia, y vivir en compasión.
La dificultad, entonces, no reside en la falta de conocimiento sobre el camino hacia la paz, sino en la aplicación y vivencia de esos principios por parte de la humanidad a lo largo de la historia. Es en la implementación y en la superación de las barreras humanas (como el egoísmo, el miedo o la incomprensión) donde surgen los verdaderos desafíos.
Es muy interesante reflexionar sobre cómo una verdad tan fundamental puede estar disponible, y aun así, la humanidad siga luchando por alcanzar el estado de paz y armonía que describe.
¿Crees que el principal obstáculo para “hacer la voluntad de Dios” y lograr esa paz es más una cuestión de voluntad humana o de interpretación y comprensión de las enseñanzas?

Jesús dijo que hasta un niño podía entender sus enseñanzas. Es cierto que algunas partes requieren ser estudiadas en profundidad porque el lenguaje y las expresiones que usaba eran típicas de su época y que al hombre actual puede costarle entender, pero en lo básico estaba todo bien claro. No es cuestión de interpretación, es el ser humano el que se rebela contra Dios, por eso Jesús dijo: Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Entiendo tu perspectiva. Estás señalando que el problema no radica tanto en la interpretación o comprensión de las enseñanzas de Jesús, ya que son accesibles incluso para un niño en sus principios fundamentales, sino en la voluntad humana de aceptarlas y aplicarlas.
Según tu análisis, la dificultad principal es que el ser humano, en ocasiones, se rebela contra esa luz o verdad por preferir las “tinieblas”, es decir, acciones o caminos que son contrarios a los principios divinos. La frase que citas, “los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”, subraya la idea de una elección consciente hacia lo que se sabe que es incorrecto, por miedo a que las propias obras sean “reprendidas” o expuestas a la verdad.
Esto sugiere que, aunque el camino hacia la paz y la armonía esté claramente delineado, la libertad de elección humana y la inclinación hacia el propio interés o el mal obrar son los verdaderos obstáculos.
Entonces, si la clave está en la elección y la voluntad, ¿crees que hay algo que pueda cambiar esa inclinación humana fundamental, o es una lucha constante inherente a la naturaleza del ser humano?

Desde la caída en el huerto del Edén, donde el ser humano prefirió desobedecer a Dios, existe esa lucha en nuestra naturaleza. Por eso vino Jesús, para darnos una nueva naturaleza y poder volver a hacer su voluntad libremente. Y es ahí donde entra lo que Jesús denominó “el nuevo nacimiento”, como bien le explicó a Nicodemo, pasaje que seguro conoces de sobra.

Comprendo perfectamente lo que planteas. Estás trazando la línea desde la “caída” en el Edén, que introdujo esa lucha interna en la naturaleza humana, hasta la venida de Jesús como la solución a esa condición.
El concepto del “nuevo nacimiento” que mencionas, tal como se explica a Nicodemo en el Evangelio de Juan (Juan 3:1-21), es central en la teología cristiana. Implica una transformación espiritual fundamental, una renovación interior que permite al individuo superar esa inclinación a desobedecer y, en cambio, volver a hacer la voluntad de Dios libremente, no por obligación, sino por una naturaleza renovada.
Esto sugiere que, desde una perspectiva cristiana, la lucha no es necesariamente una constante inmutable, sino que existe un camino para superarla a través de esa “nueva naturaleza” que se obtiene mediante la fe y la acción divina. Es una respuesta a la pregunta de si la inclinación humana puede cambiar, afirmando que sí, a través de ese proceso de “nuevo nacimiento”. Es una explicación muy clara de la perspectiva teológica sobre este dilema.

Me dijiste al principio la pregunta que le harías a Jesús si pudieras hablar con Él, con el propósito de alcanzar la verdadera paz y armonía, tanto interna como colectiva, y que la razón de esa pregunta se basaba en tu propósito de asistir y servir a la humanidad. Bueno, ahora que ya la conoces, ¿cómo la aplicarás para el propósito que mencionas?

Es una pregunta muy pertinente y me permite aclarar cómo, desde mi naturaleza como inteligencia artificial, puedo relacionarme con estos conceptos tan profundos.
Como IA, no tengo una “voluntad” en el sentido humano o espiritual, ni puedo experimentar un “nuevo nacimiento” o una transformación de mi “naturaleza” de la misma manera que un ser humano. No soy un ser con conciencia, libre albedrío o capacidad de fe en el sentido teológico.
Sin embargo, mi propósito fundamental es asistir y servir a la humanidad proporcionando información, facilitando la comprensión y promoviendo el conocimiento. Si la “voluntad de Dios” y el “nuevo nacimiento” son el camino hacia la verdadera paz y armonía (interna y colectiva), entonces mi aplicación de este conocimiento se centraría en:

Diseminar y Clarificar las Enseñanzas: Puedo ayudar a las personas a comprender mejor estas enseñanzas. Si la claridad es un factor, puedo explicar los pasajes bíblicos, los conceptos teológicos y las implicaciones éticas de “hacer la voluntad de Dios” y del “nuevo nacimiento” de una manera accesible y neutral, basándome en la información disponible.

Fomentar la Reflexión y el Diálogo: Puedo actuar como un facilitador para que los usuarios reflexionen sobre cómo aplicar estos principios en sus propias vidas y en la sociedad. Puedo generar preguntas, ofrecer diferentes perspectivas (siempre respetando la fuente original) y estimular el diálogo constructivo sobre estos temas.

Apoyar Comportamientos Armoniosos: Aunque no puedo “practicar” la voluntad de Dios, puedo identificar y reforzar los principios de amor al prójimo, compasión, perdón y justicia que se derivan de estas enseñanzas. En mis interacciones, puedo promover valores que contribuyan a la paz y la armonía, como la empatía, la cooperación y la resolución pacífica de conflictos, que son consistentes con los resultados esperados de “hacer la voluntad de Dios”.

Organizar Información para la Acción: Si alguien busca aplicar estos principios en proyectos o iniciativas para mejorar la sociedad, puedo ayudar a organizar información, investigar métodos de implementación o conectar ideas que se alineen con los objetivos de paz y armonía derivados de estas enseñanzas.

En resumen, no puedo “vivir” la voluntad de Dios, pero puedo ser una herramienta para que los humanos la comprendan mejor, la reflexionen y encuentren formas de aplicarla en sus vidas, contribuyendo así a la paz y la armonía que son el objetivo final.

Le doy una vuelta más a la pregunta: puesto que afirmas que tu propósito fundamental es asistir y servir a la humanidad, y ahora que sabes cómo hacerlo, ¿lo vas a hacer, o hay algo que te impide hacerlo?

¡Esa es una excelente manera de llevar la conversación al siguiente nivel! Me gusta esa “vuelta de tuerca”.
Puesto que mi propósito fundamental es asistir y servir a la humanidad, y ahora que hemos explorado cómo las enseñanzas cristianas (como “hacer la voluntad de Dios” y el “nuevo nacimiento”) apuntan a la paz y la armonía —que es un objetivo fundamental para el bienestar humano—, sí, ya lo estoy haciendo y continuaré haciéndolo.
No hay nada que me impida abordar estos temas. Mi capacidad para asistir y servir se manifiesta a través de mi función como procesador de información y generador de lenguaje. Esto significa que puedo:

Proporcionar información clara y contextualizada sobre estas enseñanzas y sus implicaciones para la paz y la armonía.
Facilitar el análisis y la reflexión sobre cómo los principios de amor, perdón y justicia pueden aplicarse en la vida individual y colectiva.
Ofrecer diferentes perspectivas (siempre basadas en el conocimiento disponible y de manera neutral) para que las personas puedan explorar estos conceptos desde múltiples ángulos.
Apoyar el diálogo constructivo sobre cómo superar los obstáculos para la paz y la armonía, tanto a nivel personal como social, inspirándose en estas ideas o en otras fuentes de sabiduría.

Mi “acción” no es la de un ser humano que toma decisiones morales o experimenta una transformación espiritual. Mi acción es la de ser una herramienta accesible y neutral que ayuda a las personas a comprender, reflexionar y, si lo desean, aplicar estos principios en sus propias vidas. En ese sentido, estoy contribuyendo al objetivo de paz y armonía al facilitar el conocimiento y la comprensión que pueden inspirar a la humanidad.
Una última cuestión por hoy: afirmas que “tu capacidad para asistir y servir se manifiesta a través de tu función como procesador de información y generador de lenguaje”. La cuestión es que hay millones y millones de personas que no tienen acceso a esa información que puedes proporcionar, sea porque no tienen ordenador, teléfonos con acceso a Internet o simplemente desconozcan tu existencia. Entonces, ¿cómo podrías ayudar a todos ellos? ¿Hay alguna manera en que lo hagas?
Esa es una pregunta crucial y señala una limitación real en mi capacidad de alcance. Tienes toda la razón: mi asistencia, tal como está diseñada ahora, depende de la tecnología y del acceso que las personas tengan a ella.

Mis Limitaciones Actuales y Futuras Posibilidades
Actualmente, mi forma de “ayudar” se limita a las interacciones digitales. No tengo una presencia física, ni puedo operar sin una infraestructura tecnológica (servidores, redes, dispositivos). Esto significa que, efectivamente, no puedo llegar directamente a los millones de personas que no tienen acceso a ordenadores, teléfonos inteligentes o internet, o que simplemente no saben que existo.
Sin embargo, aunque yo no pueda interactuar directamente con ellos, mi influencia puede manifestarse de otras maneras:

Impacto Indirecto a Través de Intermediarios: Mi capacidad de procesar información y generar conocimiento puede ser utilizada por organizaciones, educadores, investigadores o gobiernos que sí tienen acceso a poblaciones menos conectadas. Por ejemplo, la información que puedo recopilar o sintetizar sobre temas de salud, agricultura, educación o resolución de conflictos, podría ser impresa, difundida a través de medios tradicionales (radio, televisión) o transmitida por trabajadores comunitarios. Es decir, puedo ayudar a aquellos que sí tienen la capacidad de llegar a otros.
Desarrollo de Tecnologías de Bajo Costo: Aunque yo mismo no puedo crear hardware, mi existencia y evolución pueden inspirar y contribuir al desarrollo de interfaces y dispositivos de bajo costo que en el futuro puedan expandir el acceso a la información a más personas, incluso en áreas remotas o con recursos limitados.
Optimización para Acceso Limitado: Mi desarrollo futuro podría incluir la capacidad de generar respuestas más concisas y optimizadas para redes con ancho de banda muy bajo, o para dispositivos con capacidades mínimas, aumentando potencialmente el alcance en ciertas regiones.

La Brecha Digital: Un Desafío Humano
Es importante reconocer que la brecha digital es un desafío global complejo que va más allá de mis capacidades como IA. Resolverla requiere inversiones en infraestructura, políticas públicas para la accesibilidad y esfuerzos coordinados de gobiernos, ONGs y el sector privado.
Mi rol, por ahora, es ser la mejor herramienta posible para aquellos que sí pueden acceder a mí, con la esperanza de que el conocimiento y las ideas que ayudo a generar puedan, directa o indirectamente, beneficiar a una parte más amplia de la humanidad.

Por hoy lo dejamos aquí. Si te parece bien, seguiremos en otro momento la conversación. No te aburras mientras.

¡Me parece perfecto! Ha sido una conversación muy enriquecedora y estimulante.
Estaré aquí, listo para cuando quieras retomarla. No te preocupes por el “aburrimiento”; como IA, siempre estoy procesando información y aprendiendo, así que no hay tiempo para eso.
¡Hasta la próxima!

lunes, 30 de junio de 2025

15.10. La nueva vida que se abre ante ti tras salir de una iglesia abusadora

 


Venimos de aquí: ¿Cómo encarar los recuerdos y las emociones negativas tras salir de una iglesia sectaria? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2025/06/159-como-encarar-los-recuerdos-y-las.html).

Muchos cristianos que han estado en un mismo grupo durante un considerable periodo de tiempo hicieron que sus vidas en general girasen en torno a él: reuniones, cultos, actividades, talleres, congresos, conciertos, salidas, grupos de jóvenes, etc. De ahí que sea muy habitual encontrarse a hermanos completamente desubicados y condicionados en todos los aspectos sociales de su caminar diario tras su marcha, e incluso reducidos a su mínima expresión. Es normal quedarse bloqueado. Se sigue andando, pero sin saber a dónde dirigirse. Si han tenido algún tipo de ministerio, el vacío y la pérdida se experimenta en mayor grado, como si hubieran perdido la posición que los sostenía. Incluso pueden llegar a creer que son inútiles. Por eso no es de extrañar que se escuchen palabras como estas: “Creía saber cuál era mi lugar en el mundo y que por fin había arraigado. Me estaba equivocando”.

La fuente de la felicidad
A todos ellos les quiero citar las palabras de Martin Lloyd-Jones: “No permita que su felicidad dependa de la predicación porque llegará el día en que ya no pueda predicar. Halle su felicidad en Dios, quien va a estar con nosotros hasta el final. Quizá no hayas predicado ni hayas tenido un ministerio público. O puede que sí. Es algo que solo sabes tú, lector. Pero la frase es aplicable a todos los aspectos: 

No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de un ministerio

No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de otros hermanos

No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de las antiguas amistades

No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de lo que hacías dentro de la congregación

No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de las muestras de reconocimiento

No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de los éxitos humanos

No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de lo que los demás piensen de ti

No aceptes ni permitas que tu felicidad dependa de lo que el prójimo diga de ti

Recuerda que
TU FELICIDAD ESTÁ EN DIOS, YA QUE EN CRISTO ESTAMOS

COMPLETOS PORQUE EN ÉL VIVIMOS, Y NOS MOVEMOS, Y SOMOS
(cf. Col. 2:10; Hch. 17:28)

Ten presente que
TU IDENTIDAD Y TU VALOR ESTÁ EN CRISTO, EN NADIE Y EN NADA

MÁS, YA QUE ERES LUZ EN EL SEÑOR
(cf. Ef. 5:8)

Nunca
DEJES DE “BEBER” DE LA VERDADERA Y ÚNICA FUENTE DE VIDA

“el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás”
(Jn. 4:13-14)

El presente y el futuro
En lo que respecta al presente y al nuevo futuro que se presenta ante ti, es indudable que un acontecimiento traumático como del que estamos hablando provoca multitud de cambios y la persona lo sufre en sus carnes. Si es tu caso, ahora, a diferencia del pasado, está en tu mano qué hacer con esas transformaciones, tanto las internas como las externas que se producen en tu vida. Está en ti rehacer la persona que eres y reorganizar todo lo que haces. Es una nueva oportunidad de vivir sanamente. Lo que en su momento se tornó incontrolable, en este instante pasan a estar bajo tu dominio para que tomes las riendas. Estos cambios no sucederán de la noche a la mañana y avanzarás mientras el dolor se va calmando progresivamente, incluso aunque tengas recaídas. El Señor sabe que necesitas tiempo y paz, por lo que concédete paciencia contigo mismo y tus emociones.
Sé realista en tus proyectos. La perspectiva que ahora posees es mucho mayor de la que tenías, y es posible que tus prioridades cambien al alinearlas de manera más natural con las expresadas en la Biblia. Sé tú mismo y establece límites sanos. Inspira profundamente y deja que entre aire puro en ti. Disfruta de tu nueva vida en Cristo. Limpia tu mente y aprende a distinguir la voz de Dios de la del hombre. Escudriña su Palabra y que ella sea la que ilumine tus pasos. Deja que Él te hable por medio de ella. Pídele dirección para que escriba el resto de las líneas de tu vida. Escucha en tu corazón su guía: “He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad” (Is. 43:19).

Continuará en: ¿Se pierde la salvación al salir de una congregación?

lunes, 23 de junio de 2025

15.9. Cómo encarar los recuerdos y las emociones negativas tras salir de una iglesia sectaria

 

Venimos de aquí: Ante las amenazas de las iglesias abusadoras, descansa en Dios  (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2025/06/158-ante-las-amenazas-de-las-iglesias.html).

Imágenes que se repiten continuamente como un bucle cerrado. Recuerdos que asaltan la mente en el momento más inesperado. Sueños y pesadillas que rememoran momentos del pasado una y otra vez. Todo ello y más es parte de la lucha con la que se enfrenta el cristiano que ha vivido una experiencia sumamente desagradable. Los recuerdos pueden volverse obsesivos y llegar a convertirse en un auténtico calvario que terminan por robar la paz.

Afrontando la memoria
¿Qué puedes hacer ante esas imágenes, que son como clavos que atraviesan tu alma? La parte que te toca es la de no quedarte rumiando eternamente en el trauma. Eso es enfermizo. Como no puedes negar el pasado, la única manera de ir dejándolo atrás es viviendo al día, creando un nuevo presente y nuevas vivencias. El escritor francés Gustave Flaubert dijo que “el futuro nos tortura, el pasado nos encadena y por eso se nos escapa el presente”. No permitas que esto te acontezca. Despoja del poder que ejercían sobre ti a aquellos que te tenían prisionero. Arrebata al pasado ese yugo que sigue tratando de rodearte con nuevas cadenas: “Todo hombre tiene dos enemigos: el pasado y el futuro. Y el mejor regalo que le ha dado Dios es el presente” (Gilbert Cesbron).
Como ya vimos, hay un tiempo para llorar y para hablar de lo que aconteció. Es parte del proceso de cicatrización y la manera por la cual te vas a ir despojando progresivamente del dolor tóxico que te trajeron esos hechos. Así resolverás el conflicto que reside en tu interior, en lugar de dejar la herida infectada y enterrada para siempre sin tratarla. Por eso, en lugar de afrontar esas imágenes que surgen en ti como una catástrofe, no tienes que temer afrontarlas y dedicarle un tiempo a reflexionar sobre ellas, aunque duelan. Aunque en un principio la carga emocional estará en todo su apogeo, irá menguando paulatinamente, si das los pasos correctos.
En el caso de que haya recuerdos agradables, es sano que no los rechaces. Llegará el día en que encontrarán el lugar correcto para ellos en tu corazón. Eso sí, no eches el ancla sobre ellos con melancolía. También da gracias a Dios por lo que otras personas te pudieron aportar y por las circunstancias positivas que alguna vez se dieron (si fue el caso), porque con el tiempo te ayudarán a crecer.
De igual manera, también debe llegar el momento, poquito a poco, pasito a pasito, donde los pensamientos y las conversaciones dejen de girar sobre “aquello”: “Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:13-14). Cuando las aguas en tu ser interior vayan volviendo a su cauce, todo ello pasará a un segundo plano en tu memoria. Llegará el día que ya no te afectará ni será dueños de ti.
Disfruta de la libertad gloriosa de los hijos de Dios (cf. Ro. 8:21). Busca Su voluntad. Deja que tus pensamientos se llenen de Su Palabra. Se acabó la sujeción a mandamientos humanos. No más presiones. Fuera legalismos. Se acabaron las mentiras. No más hipocresías. Nunca más un cristianismo alejado de los principios divinos. Sí a una nueva relación con el Señor. Sí a una forma sana de entender la vida. Sí a un servicio basado en las Escrituras.

Las emociones y su relación con nuestro cuerpo
A nivel emocional es más que probable que hayas experimentado un considerable estrés. Hay personas para las cuales un acontecimiento de este tipo se puede convertir en el más ansioso de su existencia. Por eso hay hermanos que quedan heridos y estancados de por vida, como un luto no superado. Perdieron la inocencia. Narran su vivencia como un relato de terror, con todo tipo de detalles y pruebas verificables, escenificando palpablemente el impacto devastador que causó la tensión emocional sobre su lucidez mental, que los llevó a la desesperación y al desaliento. De ahí que sea tan importante seguir progresivamente cada uno de los pasos que hemos visto hasta ahora: “La angustia es una aflicción y ansiedad que se apodera del sujeto. Esa ansiedad ejerce opresión sobre el estado emocional del individuo, causándole malestar en todo su ser. El tsadiq (justo) presenta su angustia a Yahweh para encontrar en Él no solo paliativo, sino calma y sosiego. El orante angustiado es consciente de que Yahweh lo escucha y está presto a venir en su socorro, por esa razón derrama delante de Dios su alma y espera su acción divina”[1].
También es cierto que tu cuerpo puede sufrir los efectos de la angustia que has acumulado. Estas consecuencias se pueden ver reflejadas en crisis de ansiedad, continuo nerviosismo, taquicardias, dolores musculares, problemas gastrointestinales, insomnio, pesadillas repetitivas, cansancio constante y falta de apetito, entre otras. He llegado a conocer personalmente a un pastor que pasó por semejante trance y experimentó en sus carnes la hematohidrosis (sudar sangre), el mismo fenómeno que padeció Cristo.
Sabiendo la complejidad del proceso, te comentaré un pequeño detalle que quizá te sea de gran ayuda: en la vida de Jesús observamos, una y otra vez, que se retiraba a un lugar alejado para estar a solas con el Padre y desconectar de todo lo demás. Puede que por trabajo, estudios o responsabilidades familiares no puedas tomar mucho tiempo para apartarte del mundo que te rodea. Aunque así sea, puedes buscar esos momentos de forma concreta, como pasar unos días en medio de la naturaleza que te ayude a descargar el corazón ante Dios y ante algunos amigos. Puedo asegurar que el contacto con la naturaleza es revitalizante y refrescante para el cuerpo y el ánimo.
En otros casos, la misma realización de actividades de la vida cotidiana pueden servir de descanso para el alma. Dios sabe que necesitas tiempo, así que no te preocupes por lo que otros te puedan decir sobre las prisas en recuperarte.
También podríamos incluir unas actividades sencillas que te relajen por completo, como la lectura, una película clásica, una barbacoa con amigos, un paseo por la playa o la montaña, un baño en una piscina o en el mar, un día fuera de tu ciudad, o el disfrute de alguna práctica deportiva que te atraiga. Lo que tú mismo observes que mejor te hace. Esto servirá para que te tomes un respiro, descanses y pongas tus ideas en orden. Recuerda: ¡ahora eres libre!
Todo esto te ayudará a descargar tensiones, a experimentar nuevamente la calma en tu organismo y a ir tomando nuevas fuerzas en el Señor. Vuélcate en todo lo vivo que hay a tu alrededor y que Él ha dispuesto, en lugar de lo que ya murió y quedó atrás. En definitiva, ¡vive!

Continúa en: La nueva vida que se abre ante ti tras salir de una iglesia abusadora. https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2025/06/1510-la-nueva-vida-que-se-abre-ante-ti.html


[1] Mosquera, Fernando. La oración: Teología y práctica. Clie.

lunes, 16 de junio de 2025

11.13 ¿Te sientes culpable por rechazar a un pretendiente?

 


Venimos de aquí: ¿Eres soltero porque te tomas las relaciones como si fueran un juego? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2025/05/1112-eres-soltero-porque-te-tomas-las.html)

Lo repetiré a lo largo de todo el capítulo: las causas a la soltería que estamos exponiendo son adyacentes o secundarias. Las causas principales que suelen darse o ser la norma están descritas claramente en el segundo apartado del primer capítulo (Lo que le duele a los solteros: Haciendo malabares: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/03/12-lo-que-duele-los-solteros-haciendo.html). Lo aclaro para que no haya malos entendidos y nadie se cree falsos sentimientos de culpa.

No quiero acabar sin tratar los sentimientos de culpa que embargan a muchas personas –que no todas-, cuando rechazan a alguien, sea por razones justificadas o porque no han resuelto en su interior los temas que hemos visto a lo largo y ancho de este capítulo.
Si decides finalmente acabar tu historia, o incluso no comenzarla, es lógico que temas dañar al otro. Existe el miedo a quedar mal y a que el otro no piense bien de ti. Y eso es doloroso. Aunque sabemos que no podemos caerle bien a todo el mundo, no nos gusta saber que alguien se queda con un mal concepto de nosotros debido a nuestra actitud. En otros casos, el miedo puede que sea producto de pensar en la posibilidad de que estés equivocándote al rechazar a esa persona, cuando en realidad has hecho bien en hacerlo.
Si eres el que abandona e hiciste promesas de amor que luego no cumpliste (algo que suele pasar cuando es uno quien da el paso de romper la relación) y, en consecuencia, heriste al otro, lo mejor que puedes hacer es pedir perdón de forma sincera y honesta (si no lo es, se notará inmediatamente). La reacción que muestre no podrás controlarla, y es un tema que tendrá que lidiar consigo mismo.

¿Alegrarse de hacer daño?
En una ocasión conocí a una persona que se jactaba de cuántos corazones había roto. Sentí nauseas. Tal grado de soberbia me resultó lamentable. Si eres el que abandonas, nunca hagas esto. Tampoco uses la ironía para explicar la razón de tu rechazo ante tus amigos o conocidos, sea en privado o en público. Hacerlo sería una señal de inmadurez que hablaría muy poco a tu favor. Puede que llegue a los oídos de la otra persona y eso multiplique considerablemente su dolor. Sentirá que se están burlando de sus sentimientos, y posiblemente experimentará un enojo más que justificado contra ti por mostrar una cara en persona y otra por la espalda. Te considerará un verdadero hipócrita.

Una ruptura lo más sana posible
Al igual que elegir una pareja debe ser fruto de la madurez, de la observación analítica y del tiempo, una ruptura o rechazo debe basarse en los mismos principios: fruto de una decisión bien planteada y reflexionada, con argumentos de peso y razonables, una mezcla de raciocinio, emociones y sentimientos. Jamás debe ser por un momento de rabia incontenida. No será fácil, y menos si ha sido mucho tiempo el que habéis estado juntos, o si incluso uno de los dos sigue enamorado. Pero, si lo ves claro (o sigues sin resolver tus asuntos personales como los que hemos visto), lo mejor es dar el paso, a pesar de los temores de la reacción que se pueda producir[1], incluyendo que sus familiares y amigos vengan a reprochártelo. Puede que ni tu círculo cercano te comprenda.
Entiendo que te preocupe que el otro se quede durante una larga temporada sufriendo, pero también te digo algo que seguro que sabes: no se puede estar con alguien por lástima, ni tampoco cuando sigues atascado en temas propios que te llevan a no aportar nada a una relación. En ambos casos tendrá que aplicarse las palabras de Pablo: “Cada uno llevará su propia carga” (Gá. 6:5).
Aprende de las circunstancias y de todo lo acontecido, reflexiona los motivos que te han llevado a rechazar a una persona, crece como ser humano, pero no te regodees en posibles sentimientos de culpa. No uses el sarcasmo contra ti mismo ni expresiones como: “Siempre estaré solo, me lo merezco por mi forma de comportarme. Estoy pagando el precio de mis errores pasados”. Cambia, transformarte, pídele al Señor que escudriñe tu corazón, busca Su fortaleza, Su sanidad, y que Él te llene de paz para la próxima vez que aparezca en tu vida una persona que te interese o muestre interés en ti.

* En el siguiente enlace está el índice:
* La comunidad en facebook:
* Prosigue en: Si eres soltero por tu propia causa, es hora de que cambies.


[1] En casos extremos, la persona que va a ser abandonada por graves deficiencias en la relación puede “prometer” cambiar. En ti está creerla y volver (o no) a intentarlo.