Aunque ya he citado algunas razones para acabar una relación, quiero
centrarme ahora en dos bastante graves (la segunda, en el próximo apartado).
La infidelidad
Aquí me refiero a los dos tipos
que se dan: la emocional y la física, a cual más grave. Esto no sucede
únicamente en los matrimonios, sino también en los noviazgos. En estos casos,
se suele producir una desilusión instantánea, conduciendo irremediablemente al
desamor y a la ruptura. Elimina de golpe cualquier deseo de continuar con esa
persona, ya que se la considera una hipócrita, de doble moral, irresponsable y
en quien no se puede confiar. Y más si es supuestamente cristiano.
El dolor del individuo
afectado suele ser desgarrador y puede acarrear secuelas emocionales a medio y
largo plazo. En este tipo de situaciones, las sensaciones son sumamente
dolorosas: decepción, ansiedad, sentimientos de humillación y autodesprecio,
unido a una profunda desconfianza general en las personas del sexo opuesto. Así
que, si eres el que está dispuesto a ser infiel en el presente o en el futuro,
e incluso ya estás coqueteando con
alguien, te ruego que te alejes inmediatamente
de tu actual pareja, antes de que vaya a mayores y de que aumentes el tremendo
dolor que traerán tus actos.
Si una persona es capaz de ser infiel en el noviazgo
–que se supone es cuando está en la cúspide del enamoramiento-, a saber después
con los años o en el matrimonio. Sinceramente, no es de fiar. Y ahí está el
famoso dicho: “Si me engañas una vez, es culpa tuya. Si me engañas dos, es
culpa mía”. Esta es una señal clara que
jamás hay que pasar por alto. Si la persona que te pretende, o con la cual
estás manteniendo una relación sentimental, no es confiable en este aspecto, no
lo será en ningún otro. No ignores advertencias como esta que pongo de ejemplo:
estás tomando un refresco en una cafetería y alguien del
sexo opuesto pasa por al lado y durante varios segundos mira y sonríe a tu
pareja, la cual le hace algún gesto de complicidad con su rostro, aunque ella
trate de disimularlo ocultándose bajo sus gafas de sol. O cuando va mirando a
los demás para ver si la miran (porque disfruta de ese tonteo). Situaciones así son claros avisos de alarma. No es caer en
los celos paranoicos. Simplemente es no
acallar ante ti mismo las evidencias a causa de unos sentimientos que tienes de
amor. Lo que nunca debes es callar y hacer como si no te dieras cuenta.
Si eres el afectado, te seré muy claro: aunque al principio sientas que
sales perdiendo –porque dejas a tu pareja y te rompe el corazón-, a medio y
largo plazo eres tú el que sale ganando. La
persona que es infiel contigo no te merece ni de lejos. Está demostrando,
tenga la edad que tenga, que es inmadura e infantil, demostrando que no se guía
por los valores cristianos que se le presupone a un hijo de Dios. Aléjate todo
lo que puedas para que no te desgracie la vida. ¡Pobre el que viene detrás de
ti en su lista! Posiblemente pasará por tu misma situación cuando se canse o
venga alguien más llamativo.
Causas, que
no justificación
Se puede explicar, pero nunca justificar la infidelidad. Hay varias razones que llevan a
alguien a ser infiel:
- Aquellos que tienen poco aprecio por sí mismos, en
términos físicos y/o personales. Son bastante susceptibles de ser seducidos por
otras personas cuando éstas las halagan o les prestan más atención de la que se
consideran dignas. Les provoca excitación emocional y física.
- Aquellos que se sienten vivos y extremadamente
especiales cuando comprueban que son amados y/o deseados por otros. Es un
estímulo que sienten en el corazón como una fuerza arrebatadora.
- Aquellos que lo usan para “castigar” a su pareja por
algo que no marcha bien en la relación.
- Aquellos que tienen una conciencia perversa, aunque
traten de engañarse a sí mismos de que no hay nada malo en sus acciones.
- Aquellos que son tentados y/o se dejan dominar por
la simple y pura codicia.
- Aquellos que se dejan llevar por hombres o mujeres
desinhibidas.
- Aquellos que no se sienten satisfechos en su
noviazgo y, en lugar de separarse, deciden probar algo nuevo sin llegar a
romper la relación que tienen.
- Aquellos que caen en la rutina y, en lugar de buscar
soluciones, encuentran a alguien que les devuelve la ilusión.
- Aquellos que conocieron a alguien que les gustaba
mucho más que su actual pareja en todos los aspectos, pero no se atreven a
dejarlo.
- Aquellos que carecen de madurez.
- Aquellos que se sienten “débiles” o “vulnerables” en
algún momento de crisis en la relación, y surge o busca la oportunidad de
mantener relaciones sexuales con otra persona, con la que se pueden sentir
vulnerables y establecer un vínculo emocional.
- Aquellos que creen que todos los días deben sentir
el mismo grado de amor y de emoción por su pareja, y que no saben distinguir
entre enamoramiento y amor. Estos son susceptibles a posibles cortejos de terceras personas.
Las palabras
de una infiel que aprende de sus errores
Aunque es el testimonio de una mujer casada, sirve también
como ejemplo para hombres y mujeres que están de novios:
“A
medida que sus sentimientos de soledad y desesperación fueron más profundos, el
cerebro de ella gravitó de modo natural mucho más allá. Ella comenzó a
fantasear con algunos de los amigos de su esposo, quienes parecían mucho más
maduros y emocionalmente disponibles en comparación. No solo había uno en
particular más disponible emocionalmente, sino que él también se ofrecía a sí
mismo físicamente en momentos oportunos.
´Yo sabía en mi corazón que tontear con uno de los
mejores amigos de mi esposo era un movimiento necio, pero mi cabeza lo
justificaba de muchas maneras: Nadie tiene por qué saberlo; Incluso si mi
marido se enterase, ¿cómo puede culparme a mí?; Él haría lo mismo si le dieran
la oportunidad; Me merezco sentirme amada y deseada; Quizá este es mi billete
para salir de este miserable matrimonio`.
Desgraciadamente, no
fue ese billete porque ese amigo se sentía tan culpable después que dejó de
visitarles. Otro de los amigos de él, completamente inconsciente de lo que
había sucedido anteriormente (¿o no lo era?), vio que ella estaba frustrada en
su matrimonio y supuso correctamente que también debería de estar sexualmente
frustrada. Él la buscó y a ella le encantaba a atención y se lo puso fácil, a
pesar del hecho que sabía lo doloroso que demostró ser tal error la última vez.
La historia volvió a repetirse, y ese amigo finalmente dejó de estar a su lado.
Fue entonces cuando ella atrajo a otro buen amigo a su vacío emocional.
´Después de esa tercera aventura, supe que no habría
manera de salvar nuestro matrimonio. Me engañas una vez, debería darte vergüenza; me
engañas dos veces, debería darme vergüenza; me engañas una tercera vez, momento del divorcio`.
Estaba llena de amargura y animosidad hacia él por todo lo que había hecho, o
no había hecho. Pero él también tenía todo el derecho a sentirse del mismo modo
hacia mí por lo que yo había hecho`.
Aunque él desempeñó
un extenso papel para causar que ella se sintiera tan sola en su matrimonio, yo
la desafié a pensar por qué la fantasía de estar con otro hombre la sintió tan
abrumadora que realmente la puso en práctica, tres veces, lo cual había hecho
mucho más daño que bien a su propia autoestima. Me preguntaba si ella reconocía
el modo en que había utilizado su atractivo sexual y su cuerpo para luchar por
la atención y el afecto que anhelaba.
´La fantasía nunca se trató de practicar sexo con esos
hombres, aunque ocasionalmente se dirigió hacia esa dirección, tanto como de
sencillamente que ellos quisieran estar conmigo, hablar conmigo, llegar a
conocerme y que pensaran que yo era interesante... no, que me consideraran
absolutamente irresistible`. ¿No era eso algo que
podrías haber esperado más de tu esposo?, le pregunté. ´Sí, pero no sabía cómo luchar por ello. Ni siquiera sabía cómo
pedirlo. Supuse que él lo sabría. Pero cuando él no lo captó, escogí enojarme y
actuar como pasiva agresiva. No funcionó. Eso solamente le capacitó para
mantener su cabeza en la televisión o en la pantalla de la computadora`.
Aunque la tentación
siempre está en pensar lo que la otra persona hizo mal y por qué, normalmente
un mejor uso del tiempo y de la energía es pensar en por qué nosotros actuamos
del modo en que lo hacemos en las relaciones, y por qué fantaseamos hacia
ciertas direcciones. A veces, la única manera de eliminar las capas de
desilusión y desengaño es alejarse por completo de todas las distracciones.
Entonces podemos descubrir con más facilidad cuál es el factor impulsor central
que hay detrás de nuestras fantasías y tentaciones, y podemos acudir
mentalmente a nuestros pensamientos y sentimientos más profundos acerca de
nosotros mismos, y más especialmente acerca de nosotros mismos en relación con
otras personas.
A ella le daba pánico
estar sola. ´Nunca he estado sola, al
menos no exitosamente. [...] Yo fui una hermana del medio, y por eso siempre
había un hermano mayor o menor alrededor. Mi madre no trabajaba fuera de la
casa, así que siempre estaba por allí también. Cuando me castigaban, mi mamá me
enviaba a mi cuarto para que estuviese sola, pero yo hacía tal pataleta que
ella cedía y al menos dejaba abierta la puerta y ponía música para calmarme. Yo
era una niña que me portaba muy bien simplemente porque la idea de que me
mandasen sola a mi cuarto me aterrorizaba. Me casé bastante joven, pero yo
pensaba que estaba totalmente preparada para el matrimonio, aunque creo que
quizá me casé en parte porque no podía soportar el pensamiento de vivir yo sola,
ni siquiera en una habitación en la residencia universitaria. [...] No me di
cuenta de que mi ansiedad por permitir que ese amigo estuviera en nuestra casa
mientras mi marido estaba fuera se trataba más de aliviar mi pánico por estar
sola más que practicar sexo con ese otro. No creo que fuera eso lo que yo
realmente quería, pero obviamente era lo que él quería, así que me dejé llevar
para mantenerle a mi lado todo el tiempo posible`.
Cuando acabó aquella
relación, ´en lugar de quedarme sentada
pensando en ello mientras mi marido veía la televisión, decidí salir con mis
amigas. Así fue como comenzó esta segunda aventura, cuando me encontré con otro
de los amigos de mi marido cuando estábamos fuera aquella noche. Realmente no
se trataba tampoco de sexo con él. Yo solamente quería mantener su interés en
llegar a conocerme... en estar conmigo`.
´Supongo que nunca podré confiar en que ningún esposo
esté al cien por ciento física y emocionalmente disponible para mí las
veinticuatro del día, ¿verdad?`, entendió.
Esos días a solas fueron
increíblemente difíciles, pero ella se las arregló para pasar cuatro días a
solas sin nada más que su Biblia, su diario y sus pensamientos y sentimientos más
profundos. Ningún televisor, Internet o Ipod. Solamente ella y Dios.
´Sobreviví. El primer par de días me sentía totalmente
extraña, pero a medida que me asenté con mi Biblia y mi diario, comencé a
reconocer el modo en que Dios siempre estaba con su pueblo, cuidando de ellos
constantemente, dándoles victorias en las batallas, proveyendo milagrosamente
para sus necesidades y persiguiéndoles con su extravagante misericordia y amor
incondicional. Le pregunté a Dios si Él también me tiene a mí de tal manera
ante sus ojos, y los días tercero y cuarto pude sentir su presencia rodeándome
como si fuera una manta hecha a mano`.
Le pregunté a ella
cómo se sentía ahora al estar sola. Ella respondió: ´No me gusta, pero sé que sobreviviré y que probablemente creceré mucho
más como resultado. Hasta que me sienta bien con estar a solas, en realidad no
está bien que tenga una relación con nadie. No puedo esperar que nadie me
conozca hasta que yo me conozca a mí misma, y voy a seguir buscando a Dios para
lograr eso, ya que Él es quien me creó en un principio`[1]. Todo un testimonio a
tener muy en cuenta.
El
coqueteo
¿Y si estás soltero y un chico o una chica
que tiene pareja coquetea contigo? En
el caso de que se vaya contigo, el día que conozca a alguien que le atraiga más, se irá con él y te hará lo mismo que hizo en el pasado. Y, aunque no lo
haga, la conclusión es la misma: personas así de inmaduras no son de fiar ya
que atrapan a los ingenuos y van de “seductores”.
Guárdate
especialmente de mujeres y hombres casados que sepas que sus matrimonios no
marchan bien o que estén faltos de algo: “La
frigidez, la indiferencia o la poca disponibilidad de la esposa pueden acarrear
la infidelidad por parte del marido. El egoísmo, la desconsideración, la
violencia, pueden aminorar el afecto de la esposa”. Recuerda el
proverbio como aviso: “Vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven
falto de entendimiento, el cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba
camino a la casa de ella, a la tarde del día, cuando ya oscurecía, en
la oscuridad y tinieblas de la noche. Cuando he aquí, una mujer le sale al
encuentro, Con atavío de ramera y astuta de corazón. Alborotadora y rencillosa,
sus pies no pueden estar en casa; Unas veces está en la calle, otras veces en
las plazas, acechando por todas las esquinas. Se asió de él, y le besó. Con
semblante descarado le dijo: Sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado
mis votos; por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu
rostro, y te he hallado. He adornado mi cama con colchas recamadas con
cordoncillo de Egipto; He perfumado mi cámara con mirra, áloes y canela. Ven,
embriaguémonos de amores hasta la mañana; alegrémonos en amores. Porque el
marido no está en casa; se ha ido a un largo viaje. La bolsa de dinero llevó en
su mano; el día señalado volverá a su casa. Lo rindió con la suavidad de sus
muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios. Al punto se marchó
tras ella, como va el buey al degolladero, Y como el necio a las prisiones para
ser castigado; Como el ave que se apresura a la red, y no sabe que es contra su
vida, hasta que la saeta traspasa su corazón” (Pr. 7:7-23). Cuando hablamos de
las “Complicaciones y posibilidades” que pueden surgir entre las amistades con las
personas del sexo opuesto (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/06/52-complicaciones-y-posibilidades-en.html), dije que “pocas
cosas hay más terribles ante los ojos de Dios que una persona se entrometa en
un matrimonio con el propósito de romperlo para atraer hacía sí a uno de los
miembros. Tal actitud es inmoral y aborrecible. Puede que se haya enamorado
sinceramente sin buscarlo, pero lo que haga con esos sentimientos mostrará
claramente quién es realmente el Señor de su vida: Dios o él mismo. Romper o ayudar a romper un pacto sagrado trae frutos: a nivel interno, ya que no hay conciencia que pueda vivir
en paz sabiendo lo que ha hecho. A nivel externo, ya que lo que mal empieza mal
acaba, y posiblemente esa relación terminará en ruina. O puede que pague los
platos rotos en la otra vida: aunque sea capaz de autoconvencerse de que no ha
hecho nada malo (más bien, engañándose a sí mismo en nombre del amor), y la “nueva pareja” sea aparentemente feliz
durante su paso por este mundo, pagará las consecuencias ante el juicio de
Dios, a menos que se arrepienta previamente y abandone esa relación adúltera”: “Así es el que se llega a la mujer de su
prójimo; no quedará impune ninguno que la tocare. [...] Mas el que comete
adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace. Heridas
y vergüenza hallará, y su afrenta nunca será borrada” (Pr. 6:29-33).
¿La culpa es de la biología?
A principios del 2017, la actriz Scarlett Johansson,
tras su segundo divorcio, dijo que no creía que una persona pueda ser monógama de manera natural[3]. Ella, como muchos
otros, son los mismos que usan como
excusas las dichas por Allan y Barbara Pease en su libro Por qué los hombres no se enteran y las mujeres siempre necesitan más
zapatos, donde señalan que la razón por la cual a los hombres les cuesta
tanto ser monógamos es porque sus cerebros no están preparados para ello. Le
echan la culpa de sus infidelidades a la biología como un intento de excusa perfecta, cuando la verdadera causa reside en el mal que anida en el corazón del ser humano. En mi infancia, conocí a una
chica que se desenamoró completamente de su novio, pero no le dijo nada. Se
marchó a la Universidad a estudiar donde conoció a otro hombre. Hasta que no se
aseguró de tenerlo, no abandonó a su novio oficial. Cuando él lo supo, cayó en
una profunda depresión, en la que vivió instalado
durante muchos años, de tal manera que su carácter cambió por completo. De ser
una persona alegre, risueña y jovial, a vivir amargado en todas las facetas de
la vida. ¿Qué te quiero decir con esto? Que, si ya no amas a tu pareja y te
enamoras de otra persona, no seas tan ruin de no dejarla hasta lograr a la
otra. Aunque tengas miedo a la soledad, a experimentar el vacío emocional, enfréntate a la vida en lugar de ser cruel con
otro ser humano que merece tu respeto por encima de todo, incluso aunque hayas
dejado de amarlo, e incluso, en el peor de los casos, que lo consideres una
mala persona. Evítale un dolor que le puede marcar para siempre.
La fidelidad y la voluntad
Las bases que
asientes durante el noviazgo para mantenerte fiel y guardar tu corazón serán
las que tendrás el resto de tu vida ya dentro del matrimonio. Ante cualquier situación de
riesgo a causa de algún déficit sentimental y emocional en la relación, se debe
hablar con la mayor premura posible, no dejando que esas emociones crezcan.
Para eso es fundamental la comunicación, el establecimiento de pautas a seguir
y qué cambiar, con el propósito de solucionar aquellas áreas que flojean en la
relación. Así se evitará sentirse tentado
a buscar en otro lugar aquello de lo que adolece la relación. Lo que te
hace un verdadero hombre y una verdadera mujer no es decir SÍ, sino decir NO al
pecado. Si tienes pareja y tratan de seducirte o conquistarte, hazte respetar.
Si alguien te quiere hacer
entrar en ese juego, corta radicalmente y no dejes lugar a ningún género de
dudas. Lo contrario te convertiría también a ti en una persona en la cual no se
podrá confiar: “Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia
inclina tu oído, para que guardes consejo, y tus labios conserven la ciencia.
Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando
que el aceite; Mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos
filos. Sus pies descienden a la muerte; sus pasos conducen al Seol. Sus
caminos son inestables; no los conocerás, si no considerares el camino de vida.
Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca. Aleja de
ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa” (Pr. 5:1-8). Igualmente aplicable para las mujeres respecto a
los hombres.
Para no
encontrarse con problemas inesperados y ser fiel a tu pareja, tienes que marcar
límites muy claros con las personas del sexo opuesto: las palabras que puedan tener un doble sentido o se puedan
malinterpretar, los temas de conversación a tratar, el tiempo que se pasa con
otros, el control de lo que permitirás que te digan en lo que respecta a
piropos físicos y personales, la intimidad física, etc. Hay hombres y mujeres que
desean conservar sus relaciones con amigos del sexo contrario exactamente igual
que la que tenían antes de tener pareja y con el mismo grado de intimidad
emocional y física. En la realidad, esto es imposible.
Nuevamente, es
una decisión de tu voluntad, reconociendo los riesgos que supone tratar a otras
personas que poseen cualidades atractivas, y por las cuales podrías sentir
atracción si te dejaras llevar, y viceversa. Todos tenemos puntos débiles a los
cuales tenemos que prestar atención. Seguimos siendo seres humanos de carne y
hueso, y, por lo tanto, perfectamente influenciables, seducibles y conquistables. Ahora bien, seguir buscando fuera de tu pareja el deseo de
sentirte buscado y deseado por otras personas es incompatible con una relación. Además, nunca sabes cuál es el verdadero
interés de otra persona en ti, al que, por su falta de ética, puede no importarle que tengas
pareja.
Las personas sumamente
extrovertidas deben cuidar esa parte de sí ante personas del sexo opuesto, ya
que no saben cómo reaccionarán los demás ante sus actitudes alegres,
espontaneas y cariñosas. Lo que para ellas puede ser algo totalmente inocente, para
el resto puede ser considerado como señales,
lo que se conoce en el lenguaje común como “estar tonteando”. Así que cuidado
con los halagos, los piropos, con el tiempo que pasas a solas, el contacto
físico y los temas de conversación.
No entres en ese
juego con nadie y evita todo tipo de situaciones que puedan suponer un riesgo
para tu corazón. Sé consciente de que el amor a tu pareja no te hace inmune a
caer en otras redes. Nadie está exento de tal peligro[4]. Casi nadie cae en una infidelidad de la noche a la
mañana, sino que es un proceso lento que va hirviendo a fuego lento.
Conclusión
Personalmente, en el
noviazgo, rompería inmediatamente la relación, fuera cual fuera el tipo de
infidelidad física: la súbita o la que se ha cocido durante mucho tiempo, aun
cuando se hubiera cometido una sola vez y se arrepintiera. Y siendo más claro: aunque me pidieran perdón, rompería igualmente. ¿Perdonaría? Por supuesto que
sí, pero no querría volver a estar con esa persona nunca más. Puede sonar
radical, pero es como pienso. No sería una decisión basada en el dolor del
momento, sino bien meditada con antelación. Es algo que no permitiría por muy
grande que hubiera sido el amor. Y me baso en que, durante ese periodo de
tiempo, no se ha establecido ningún Pacto ante Dios como el que se produce al
contraer matrimonio y, por lo tanto, no tengo por qué considerar una
reconciliación. Sinceramente, no querría casarme bajo ningún concepto con una
persona que ha cometido tal acción, de igual manera que nunca tendría por
pareja a una mujer que se exhibe sin pudor en las redes sociales o en la vida real.
Eso para mí es otra forma de infidelidad.
¿Qué debes hacer tú si han
sido infieles contigo? Eso lo dejo en tus manos. Me he limitado a ofrecerte mi
opinión con argumentos de mucho peso. Espero que las pautas que he marcado te
hayan servido para reconocer posibles señales de alarma y tomar medidas por tu
parte.
* En el siguiente enlace está el índice:
* La comunidad en facebook:
* Prosigue en: 10.10.2. Una razón de peso para acabar
el noviazgo: Cuando a tu pareja le eres indiferente y no le importas.
Ethridge, Shannon. La falacia de grey.
Grupo Nelson. P. 56-59.
Lacueva, Francisco. Ética cristiana.
Clie. P. 189.
Una
encuesta de 2005-2006 entre pastores evangélicos de EE.UU. reveló que el 37 por
ciento admitió haber tenido alguna conducta sexual impropia durante su
ministerio. Fuente: Christian Post. Edición: ProtestanteDigital.com. 7 de
septiembre de 2010.