lunes, 31 de mayo de 2021

10.10.3. El paso final en el noviazgo: Dar, o no, el “sí quiero”

 


Venimos de aquí: Una razón de peso para acabar el noviazgo: Cuando a tu pareja le eres indiferente y no le importas (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2021/05/10102-una-razon-de-peso-para-acabar-el.html).

Es hora de saber si tienes que dar el paso final: dar uno al lado y descartarlo o dar el quiero.
En un sentido u otro, has llegado al final de una etapa en tu vida: después de un tiempo más o menos largo de noviazgo, llega el momento de decidir si quieres pasar el resto de tu caminar por este mundo con la persona que en este instante te acompaña. Con todo lo hemos visto en este extensísimo capítulo, tienes suficientes elementos de juicio para saber qué debe ser una relación y cómo llevarla a buen término con unas bases firmes y bien asentadas. Pero, al mismo tiempo, esto te puede hacer ver qué no es una relación. Por lo tanto, puedes decidir qué es lo que te conviene. De ahí la necesidad de la pregunta: ¿Vas a continuar hasta el matrimonio (y empiezas seriamente a planearlo) u os separáis definitivamente?
No se trata de juzgar al individuo como ser humano, sino de medir, de hacer balance y de sopesar si verdaderamente es esa persona cristiana con la cual deseas compartir el resto de tu vida. Hay creyentes, incluso los que no lo son, que siguen con su pareja por pura inercia, sin saber ni siquiera por qué se enamoraron; en muchos casos, por la atracción física o por alguna cualidad superficial, pero el tiempo ha demostrado que no hay amor verdadero y profundo, o que realmente no son el uno para el otro porque no concuerdan en diversos factores como los valores o el proyecto de vida, muy distinto el uno del que tiene el otro. Pero, con todo, después de años de noviazgo, les aterra la idea de estar equivocados y prefieren no pensar mucho. Como los avestruces, meten la cabeza bajo tierra. Por eso, muchos prosiguen, a pesar de todas las señales de alarma. Es una manera más de engañarse a sí mismos y de negar la evidencia: Dios no impedirá que se lleve a cabo el matrimonio, puesto que Él nos creó con libre albedrío, pero está claro que no será de bendición para ninguno de los dos, y posiblemente acabe en frustración y divorcio.
Evidentemente, en toda relación pueden surgir periodos de crisis, incluso antes del matrimonio. Conforme haya pasado el tiempo, habrás descubierto que tu pareja no es perfecta, y se habrán manifestado los defectos que no os agradan del otro, junto a los errores que se cometen sin querer. La idealización habrá desaparecido y se pasará por un cierto bache, cuyo nombre es desencanto. No todo es perfecto como habías soñado. No siempre se puede sentir el mismo grado de amor ni de felicidad. Eso es imposible. Tampoco debes esperarlo porque no es humano. Pero habrá que estudiar detenidamente de forma madura y objetiva qué es aquello a lo que realmente le concedes importancia y si ves un proyecto común con tu pareja, para decidir si quieres amarla en el grado que ya vimos en apartados anteriores.
En esta etapa de decisión, es bueno traer a colación todos los recuerdos que tienes acumulados (tanto los positivos como los negativos), lo que te hizo feliz como lo que no, lo que hicisteis y lo que no, etc. Una buena manera de hacerlo es mirando las fotografías que tengáis juntos, o anotando en una libreta todos esos acontecimientos que vengan a tu mente, tanto los buenos como los malos, como los días que te sentiste dichoso como los que no, y las razones de ambas situaciones[1]. Al recordar todos esos momentos, junto a las sensaciones que experimentaste y los pensamientos que pasaron por tu mente, pregúntate: “¿Cómo te sentías?” y “¿Cómo te sientes en la actualidad?”. Tras dejar que esas emociones aniden en ti durante unos días, reflexiona y mira si estás dispuesto a asumir el compromiso con esa persona. Es hora de pensarlo seriamente. Una respuesta positiva será el resultado de una profunda satisfacción interna y de felicidad: “Si estás pensando en comprometer tu vida con alguien por el resto de tu vida, identifica las cosas que no son negociables. No lo hagas después de los hechos”[2].
Si la relación no te hace feliz porque no te sientes realmente unido al otro, porque predominan los problemas, la ansiedad es continua, experimentas carga y más carga, desconfías de él o te sientes predominantemente triste, es posible que el amor haya desaparecido en algún momento del camino. También puede que, sencillamente, hayas llegado a la conclusión de que no es la persona con la cual quieres estar ni un día más. ¡Pero ojo! Con esto no estoy queriendo decir que tu pareja sea mala persona. ¡Ni mucho menos! Eso que quede bien claro: simplemente, no sois el uno para el otro. Tampoco que deba proporcionarte la felicidad (en mayúsculas), puesto que, en última instancia, cada uno es responsable de sí mismo, aparte de que únicamente Dios puede llenar áreas muy concretas que no le corresponde cubrir a ningún ser humano. Ahora bien, afirmo que si tu compañero no es un ingrediente importante de tu dicha (y viceversa), entonces es que no debéis seguir. Quizá como amigos, pero nada más.

¿El paso final?
Cuando se mantiene la obsesión por casarse con “el no adecuado” (o como con los que vimos: que no sienten amor por ti, te ignoran o son infieles), las consecuencias serán funestas a medio y largo plazo. Se convertirá en una verdadera cárcel emocional. Por eso tienes que saber que no hay nada mejor que una retirada a tiempo y que una ruptura no tiene que suponer ni mucho menos un fracaso. Como dijimos anteriormente, el noviazgo es precisamente el periodo para conocer al otro y decidir si es con quien quieres contraer matrimonio. Hay muchos que se ven envueltos en una relación que no les satisface, pero se conforman con lo que tienen, o creen que tampoco es lo “suficientemente” negativa como para justificar una ruptura.
Todo el mundo conoce este dicho: “Mejor solo que mal acompañado”. Y a más de uno he escuchado soltar dicho consejo a terceras personas, pero no aplicárselo a ellos mismos. Si no existen alicientes, dando paso a la pesadez continua y a la sensación de hacer las cosas por obligatoriedad, el problema resulta evidente. Es ahí donde comprobarás sobre qué pilares has sostenido la relación: sobre la superficialidad o sobre el verdadero conocimiento mutuo, junto a la aplicación de valores basados en la madurez, en principios bíblicos y en el amor auténtico. Como alguien dijo: “Si os casáis, debéis sentiros como si hubierais ganado la lotería”. De ahí que el término consorte (esposo/a) signifique “con la misma suerte”.
El propósito de continuar con una persona a largo plazo, una vez pasado el periodo inicial, debe ser el matrimonio. Si este no es el enfoque, se habrá perdido la perspectiva. Además, sería muy injusto que uno de los dos se ilusionara y el otro no le pusiera freno y continuara con la relación a pesar de no compartir el mismo deseo. Aunque está claro que, antes de dar el paso al matrimonio (y hasta que llegue ese día), puedes dar marcha atrás si no tienes seguridad ni sientes paz de parte de Dios. Incluso es mejor una mala ruptura que un peor y desgraciado matrimonio de por vida. No quiero imaginar lo que tiene que suponer tomar conciencia de un error de tal magnitud por no haber prestado atención a todas las señales previas. Por eso, es gigantesco el alivio que experimentan aquellos que saben que hicieron lo correcto renunciando a casarse con el que fue su pareja.
La falta de paz suele ser un argumento de mucho peso a la hora de tomar la decisión de acabar con un noviazgo. Eso sí, no confundas “nervios” con “falta de paz”. Es normal mostrar cierto nerviosismo al plantearse si es la persona definitiva que quieres a tu lado. También es lógico al saber las responsabilidades que se tendrán a partir de entonces, ya que aumentarán. Pero la paz involucra todas las áreas que hemos visto hasta ahora. La paz no es tanto una emoción, sino una certeza del alma. He conocido a personas que han experimentado una “falsa paz” al orar por ciertas mujeres que les agradaban y anhelaban que estuvieran a su lado, pero el tiempo les hizo ver que no era una paz objetiva, y mucho menos certera, puesto que sus mentes, de manera objetiva, les indicaba lo contrario. La paz debe de ir acompañada del juicio racional y del susurro del corazón que proviene de Dios.
Te seré muy claro: si no sientes paz en tu corazón, no esperes que Dios te la dé. ¿Por qué? Muy sencillo: ¿Por qué habría Él de poner paz en una relación en la cual está en desacuerdo? No esperes bajo ningún concepto que tus oraciones “dobleguen” la buena, perfecta y agradable voluntad de Dios, y se vea “obligado” a poner paz en ti porque así tú lo desees. Él no se deja someter a chantajes de ningún tipo. Sí, te da libertad total, pero también la capacidad de elegir sabiamente. ¿Quieres estar con esa persona que no te conviene? Él no mandará una legión de ángeles para evitarlo, pero no pondrá paz en ti, aunque tu conciencia trate de acallar tus sentimientos. Serás tú quien cargue toda la vida con las consecuencias. La Biblia dice que el corazón alegre hermosea el rostro (Pr. 15:13). Y eso es fruto de la paz. Piensa en matrimonios fallidos o que no son dichosos: se les nota desde cada poro de la piel hasta las comisuras de sus rostros. Es como si el iris de sus ojos no tuviera vida, fruto de la tristeza que llevan escondida en el alma.
Por otro lado, quizá veas algunos inconvenientes ajenos a la persona para casarte en ese momento: estudios, proyectos personales, trabajo en otro país, etc. Si es así, tendrás que ver cómo encajar la relación en tu vida y reestructurar parte de ésta. Pienso que, cuando el amor verdadero llega, se le hace sitio de una manera u otra. Por eso hay que apropiarse de este esquema trazado por Gerardo de Ávila: “En el orden bíblico, como yo lo entiendo, es: Dios, yo, mi familia, la iglesia, el resto de la humanidad”. No es concebible que haya un parte (o las dos) dentro del matrimonio que anteponga lo que llama “realización personal” por delante de su familia.
Tienes que saber que, al igual que el enamoramiento inicial y el amor maduro son distintas etapas de una relación, la vida también está formada por etapas. Y cuando me refiero a etapas, me refiero a “prioridades”. Madurar dentro de una relación es ver que las prioridades personales crecen y se transforman, donde lo más importante es el compromiso con el otro, la realización de proyectos en común, la formación de una familia, la crianza de los hijos, etc. Es como el famoso texto de Eclesiastés: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Ecl. 3:1). Cuando se da el paso de comprometerse, tiene que ser con alegría, no pensando que va a ser una etapa peor de la vida.
Sin duda cambiarán distintos aspectos: menos tiempo libre para uno mismo, mayor responsabilidad, mayor necesidad de entregarse al otro, etc. No se puede traer al matrimonio la vida de soltero. Pero, por otro lado, se ganará en diversas facetas de mucho valor: estabilidad, sosiego, apoyo, consuelo, cariño, entrega, amistad profunda, intimidad, etc. En definitiva, lo que se muestra en Génesis cuando Dios creó a Eva, la compañera de Adán, la “ayuda idónea”. En las relaciones, el hombre para la mujer y la mujer para el hombre. Después de la relación personal con Jesucristo, tu cónyuge será lo primero en tu vida, y tú en la de ella: “La influencia del matrimonio en el desarrollo y proyección de la personalidad humana es inmensa. En realidad, el estado conyugal manifiesta y proyecta en cada momento el talante fundamental de cada individuo. Podríamos decir que, en el matrimonio, como en la cárcel, los bien inclinados se vuelven mejores, y los mal inclinados se vuelven peores. Ahora bien, cuando hay fe en Dios y verdadero amor, como fruto del Espíritu, el matrimonio refina la calidad espiritual de la persona a través de todas las pruebas y dificultades que presenta la vida y la misma diferencia de criterios y gustos de los esposos”[3].

¿Tiempo para pensar y una segunda oportunidad?
Si lo dejáis por una temporada para reflexionar, o porque algo no termina de funcionar, y con el tiempo decidís volver (siempre que hubiera una buena base, el amor fuera genuino y la ilusión permanezca), que no sea por la sensación de soledad, por el miedo a no encontrar pareja en el futuro o por comodidad, sino porque habéis tomado un tiempo para madurar la decisión, hablar en profundidad y ver qué elementos concretos deberán ser modificados[4].
El hecho de que una persona te acepte no significa que apruebe todo lo que haces. Si no actúas bien en determinados aspectos y no estás dispuesto a cambiar, eso es egoísmo. Estarás demostrando que solo piensas en ti mismo. Por el contrario, si actúas bien pero el otro no lo acepta o no le gusta, posiblemente el problema no sea tuyo, sino suyo.
Si las peleas son continuas, el interés mutuo no es verdadero, uno de los dos tiene algún rasgo negativo en su carácter que te afecta en gran medida (como la frialdad emocional, los celos desmedidos o los gritos desaforados), veis que sois incompatibles en estilo de vida y en la manera en que pensáis o vuestros valores morales son diferentes, lo mejor es pasar página.
Ni que decir que no hay ni que plantearse como posible pareja a ciertas personas: de mal carácter, verbal o físicamente agresivas, perversas, pervertidas, maliciosas, emocionalmente desequilibradas, chantajistas, airadas, conflictivas, impulsivas, mandonas, caprichosas, inmaduras, asfixiantes, problemáticas, malhabladas, superficiales, materialistas, narcisistas, prepotentes, ególatras, etc. Todo esto es de sentido común, aunque desgraciadamente se pasa por alto en incontables ocasiones por no usar la mente para pensar. “Lo descrito” y “relación” –y más entre supuestos cristianos “nacido de nuevo”, es totalmente incompatible.
Por eso considero moralmente aberrante y deplorable para cualquier mujer, ese anuncio de perfume donde una chica quiere estar con un chico a pesar de que él le dice: “Unas veces me amarás; otras me odiarás. Te querré todos los días, pero no estaré aquí todos los días. Nunca sabrás dónde estoy ni dónde vivo. No seré un ángel. Ahora lo sabes”[5]. Como dice la publicidad: “La firma se ha inspirado en el chico malo seductor que a ninguna chica le conviene pero ninguna puede quitarse de la cabeza”. Después, muchas de estas mujeres que entran en este juego porque dicen “amar” a este tipo de hombres, terminan con el corazón destrozado y en la consulta de un psicólogo. Lo dicho: vomitiva la idea machista que transmite.
Por todo esto, si uno de los dos no quiere volver a intentarlo (por las razones que sea), habrá que aceptarlo. Y como señala la psicóloga Silvia Congost, cuidado con entrar en un bucle de 8 años. Hay parejas que lo dejan, vuelven, lo dejan, vuelven... y entran en una dinámica agotadora y devastadora: “Esto sucede porque uno de los dos quiere permanecer siempre en las primeras fases del enamoramiento, pero así nunca llega a entrar en las nuevas fases del amor”[6].
Aunque temas lastimar el corazón de otra persona o que hieran el tuyo, a veces retirarse es la mejor decisión de todas. Como dijo Bert Hellinger: “Una buena separación se logra cuando los compañeros mutuamente están en condiciones de decirse: Te quise mucho. Todo lo que di, lo di con ganas. Tú me diste muchísimo y lo honro. Por aquello que entre nosotros nos fue mal, yo asumo mi parte y te dejo la tuya. Y ahora, te dejo en paz...”.

Sí, quiero
Si ambos os lanzáis a dar el paso definitivo, que sea porque podáis deciros el uno a otro que os AMÁIS –en mayúsculas- de esta manera (nuevamente sacado de la canción de Rafhael, ridiculizada por parte de la juventud por su puesta en escena pero cuya letra es más expresiva y emotiva que cualquiera de las actuales): 

“Como yo te amo

convéncete, convéncete

nadie te amará

nadie, porque...

Yo!! te amo con la fuerza de los mares

Yo, te amo con el ímpetu del viento

Yo, te amo en la distancia y en el tiempo

Yo, te amo con mi alma y con mi carne

Yo, te amo como el niño a su mañana

Yo, te amo como el hombre a su recuerdo

Yo, te amo a puro grito y en silencio

Yo, te amo de una forma sobrehumana

Yo, te amo en la alegría y en el llanto

Yo, te amo en el peligro y en la calma

Yo, te amo cuando gritas cuando callas

Yo te amo tanto yo te amo tanto yo!!”[7].

 
Si has tomado la decisión de casarte, y has aceptado que el matrimonio tiene una naturaleza sagrada y es para siempre en esta vida, haz ese Pacto con tu pareja delante de Dios: 

“Te quiero a ti como esposa

y me entrego a ti,

y prometo serte fiel

en las alegrías y en las penas,

en la salud y la enfermedad,

todos los días de mi vida”.


* En el siguiente enlace está el índice:
* La comunidad en facebook:
* Prosigue en: 11.1. Cuando el problema está en el soltero: Introducción.
 


[1] Creo que también es bueno hacer este tipo de cosas en cualquier momento de la relación. Es una manera hermosa de refrescar los buenos recuerdos y traerlos al presente.

[2] Wright, Norman. 101 preguntas antes de volver a casarte. Casa Bautista de Publicaciones. P. 12.

[3] Lacueva, Francisco. Ética cristiana. Clie. P. 185.

[4] En el apartado “Intransigentes” dentro del capítulo “Cuando el problema está en el soltero”, analizaremos las áreas que tendrán que negociarse antes de y durante el matrimonio.

lunes, 24 de mayo de 2021

10.10.2. Una razón de peso para acabar el noviazgo: Cuando a tu pareja le eres indiferente y no le importas

 


Venimos de aquí: ¿Infidelidad en el noviazgo? Concluye esa relación inmediatamente (http://usatumenteparapensar.blogspot.com/2021/05/10101-infidelidad-en-el-noviazgo.html).

En el apartado anterior analizamos pormenorizadamente cómo la infidelidad es motivo para acabar fulminantemente con el noviazgo. Ahora veamos de forma mucho más breve una segunda razón de mucho peso para dar por concluida la relación y no llevarla al paso siguiente, que es el matrimonio.

La indiferencia
En mi opinión, lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia. Esta es una señal muy clara de que la relación no funciona. Como dice el refrán: “Los hechos hablan más fuerte que las palabras”. Y esto se puede ver en multitud de detalles, los cuales, sumados, hay que tener muy en cuenta antes de proseguir con esa persona:

- Cuando tu pareja no se preocupa por ti.

- Cuando tu vida no le interesa.

- Cuando tus historias personales no son escuchadas.

- Cuando no muestra interés por tus pensamientos y sentimientos.

- Cuando no se adentra en tu mundo interior y exterior.

- Cuando no te apoya en tus momentos de desánimo y tristeza.

- Cuando se muestra impasible ante tus muestras de cariño.

- Cuando te analiza con lupa día tras día.

- Cuando siempre se siente ofendida cuando difieres de su opinión (aunque no te lo haga saber con palabras, pero sí con su actitud).

- Cuando te ignora al estar en casa de sus padres.

- Cuando te deja siempre a solas para irse a hablar con sus amistades, a ver la televisión, o sencillamente desaparece sin decirte nada.

- Cuando no te busca, o eres tú siempre quien lo hace.

- Cuando no la ves realmente alegre con tu compañía ni la ves disfrutar.

- Cuando esquiva tu mirada.

- Cuando camina a varios metros de ti.

- Cuando no muestra ninguna clase de entusiasmo al proponerle distintas actividades para hacer juntos.

- Cuando jamás te da las gracias cuando la llevas en coche, la invitas a cenar o al cine.

- Cuando no aprecia tu servicialidad.

- Cuando solo invierte en ti el tiempo que le sobra de entre otras mil actividades.

- Cuando no hace ni la intención de compartir contigo el chocolate que le has regalado.

- Cuando no le ilusiona acompañarte a ningún lugar.

- Cuando procura irse a casa lo antes posible.

- Cuando no quiere estar contigo a solas.

- Cuando no es cariñosa y esquiva darte tu lenguaje del amor.

- Cuando se aleja de ti a la mínima oportunidad para juntarse con otras personas.

- Cuando te considera uno más del grupo.

- Cuando no es nada hospitalaria.

- Cuando se sienta lejos de ti y no te guarda un sitio a su lado.

- Cuando la mirada que te profesa es distante, pero le brillan los ojos en presencia de sus amistades o ante alguna persona excesivamente interesada...

Se acabó
Si se dan estas situaciones, entonces, es que el amor, si alguna vez existió, ha muerto. Es evidente que no le interesas en absoluto. No me refiero a la dependencia infantil, sino al abandono afectivo hacia tu persona. Es una de las sensaciones más dolorosas que se pueden experimentar. En ese caso, no te considera la persona más importante de su vida, ni siquiera primordial o significativa. Continuar en una relación de esta clase es indigno y humillante.
Alguien que te ignora de tal manera te puede llegar a hacer sentir como un cero a la izquierda. Si es así, aléjate lo antes posible. Es hora de pasar página. De lo contrario, te puede llegar a anular como persona: dejarás de ser tú mismo, te sentirás apagado, sin iniciativa propia, la mente se te quedará en blanco, y no sabrás ni cómo comportarte en su presencia, puesto que, hagas lo que hagas, siempre se mostrará frío contigo.
La indiferencia es el eufemismo del desprecio, porque no existe mayor desconsideración que no ser tomado en cuenta. Jean Dausset dijo: “El desprecio es una de las mayores causas de violencia”. Considero el desprecio como el grado más alto de violencia emocional.
La Palabra dice que “todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gá. 6:7). Pero esto no es siempre aplicable a las relaciones humanas. Si cosechas mucho en tu noviazgo, pero no recoges nada o muy poco, ya sabes qué debes hacer.

* En el siguiente enlace está el índice:
* La comunidad en facebook:
* Prosigue en: 10.10.3. El paso final en el noviazgo: dar o no el “sí quiero”

lunes, 17 de mayo de 2021

10.10.1. ¿Infidelidad en el noviazgo? Concluye esa relación inmediatamente

 


Venimos de aquí: ¿Cómo repercute el paso del tiempo en una relación?: La monotonía en el noviazgo y el cuidado de la apariencia física (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2020/02/1093-como-repercute-el-paso-del-tiempo.html).

Aunque ya he citado algunas razones para acabar una relación, quiero centrarme ahora en dos bastante graves (la segunda, en el próximo apartado).

La infidelidad
Aquí me refiero a los dos tipos que se dan: la emocional y la física, a cual más grave. Esto no sucede únicamente en los matrimonios, sino también en los noviazgos. En estos casos, se suele producir una desilusión instantánea, conduciendo irremediablemente al desamor y a la ruptura. Elimina de golpe cualquier deseo de continuar con esa persona, ya que se la considera una hipócrita, de doble moral, irresponsable y en quien no se puede confiar. Y más si es supuestamente cristiano.
El dolor del individuo afectado suele ser desgarrador y puede acarrear secuelas emocionales a medio y largo plazo. En este tipo de situaciones, las sensaciones son sumamente dolorosas: decepción, ansiedad, sentimientos de humillación y autodesprecio, unido a una profunda desconfianza general en las personas del sexo opuesto. Así que, si eres el que está dispuesto a ser infiel en el presente o en el futuro, e incluso ya estás coqueteando con alguien, te ruego que te alejes inmediatamente de tu actual pareja, antes de que vaya a mayores y de que aumentes el tremendo dolor que traerán tus actos.
Si una persona es capaz de ser infiel en el noviazgo –que se supone es cuando está en la cúspide del enamoramiento-, a saber después con los años o en el matrimonio. Sinceramente, no es de fiar. Y ahí está el famoso dicho: “Si me engañas una vez, es culpa tuya. Si me engañas dos, es culpa mía”. Esta es una señal clara que jamás hay que pasar por alto. Si la persona que te pretende, o con la cual estás manteniendo una relación sentimental, no es confiable en este aspecto, no lo será en ningún otro. No ignores advertencias como esta que pongo de ejemplo: estás tomando un refresco en una cafetería y alguien del sexo opuesto pasa por al lado y durante varios segundos mira y sonríe a tu pareja, la cual le hace algún gesto de complicidad con su rostro, aunque ella trate de disimularlo ocultándose bajo sus gafas de sol. O cuando va mirando a los demás para ver si la miran (porque disfruta de ese tonteo). Situaciones así son claros avisos de alarma. No es caer en los celos paranoicos. Simplemente es no acallar ante ti mismo las evidencias a causa de unos sentimientos que tienes de amor. Lo que nunca debes es callar y hacer como si no te dieras cuenta.
Si eres el afectado, te seré muy claro: aunque al principio sientas que sales perdiendo –porque dejas a tu pareja y te rompe el corazón-, a medio y largo plazo eres tú el que sale ganando. La persona que es infiel contigo no te merece ni de lejos. Está demostrando, tenga la edad que tenga, que es inmadura e infantil, demostrando que no se guía por los valores cristianos que se le presupone a un hijo de Dios. Aléjate todo lo que puedas para que no te desgracie la vida. ¡Pobre el que viene detrás de ti en su lista! Posiblemente pasará por tu misma situación cuando se canse o venga alguien más llamativo.

Causas, que no justificación
Se puede explicar, pero nunca justificar la infidelidad. Hay varias razones que llevan a alguien a ser infiel:

- Aquellos que tienen poco aprecio por sí mismos, en términos físicos y/o personales. Son bastante susceptibles de ser seducidos por otras personas cuando éstas las halagan o les prestan más atención de la que se consideran dignas. Les provoca excitación emocional y física.

- Aquellos que se sienten vivos y extremadamente especiales cuando comprueban que son amados y/o deseados por otros. Es un estímulo que sienten en el corazón como una fuerza arrebatadora.

- Aquellos que lo usan para “castigar” a su pareja por algo que no marcha bien en la relación.

- Aquellos que tienen una conciencia perversa, aunque traten de engañarse a sí mismos de que no hay nada malo en sus acciones.

- Aquellos que son tentados y/o se dejan dominar por la simple y pura codicia.

- Aquellos que se dejan llevar por hombres o mujeres desinhibidas.

- Aquellos que no se sienten satisfechos en su noviazgo y, en lugar de separarse, deciden probar algo nuevo sin llegar a romper la relación que tienen.

- Aquellos que caen en la rutina y, en lugar de buscar soluciones, encuentran a alguien que les devuelve la ilusión.

- Aquellos que conocieron a alguien que les gustaba mucho más que su actual pareja en todos los aspectos, pero no se atreven a dejarlo.

- Aquellos que carecen de madurez.

- Aquellos que se sienten “débiles” o “vulnerables” en algún momento de crisis en la relación, y surge o busca la oportunidad de mantener relaciones sexuales con otra persona, con la que se pueden sentir vulnerables y establecer un vínculo emocional.

- Aquellos que creen que todos los días deben sentir el mismo grado de amor y de emoción por su pareja, y que no saben distinguir entre enamoramiento y amor. Estos son susceptibles a posibles cortejos de terceras personas.

Las palabras de una infiel que aprende de sus errores
Aunque es el testimonio de una mujer casada, sirve también como ejemplo para hombres y mujeres que están de novios:
“A medida que sus sentimientos de soledad y desesperación fueron más profundos, el cerebro de ella gravitó de modo natural mucho más allá. Ella comenzó a fantasear con algunos de los amigos de su esposo, quienes parecían mucho más maduros y emocionalmente disponibles en comparación. No solo había uno en particular más disponible emocionalmente, sino que él también se ofrecía a sí mismo físicamente en momentos oportunos.
´Yo sabía en mi corazón que tontear con uno de los mejores amigos de mi esposo era un movimiento necio, pero mi cabeza lo justificaba de muchas maneras: Nadie tiene por qué saberlo; Incluso si mi marido se enterase, ¿cómo puede culparme a mí?; Él haría lo mismo si le dieran la oportunidad; Me merezco sentirme amada y deseada; Quizá este es mi billete para salir de este miserable matrimonio`.
Desgraciadamente, no fue ese billete porque ese amigo se sentía tan culpable después que dejó de visitarles. Otro de los amigos de él, completamente inconsciente de lo que había sucedido anteriormente (¿o no lo era?), vio que ella estaba frustrada en su matrimonio y supuso correctamente que también debería de estar sexualmente frustrada. Él la buscó y a ella le encantaba a atención y se lo puso fácil, a pesar del hecho que sabía lo doloroso que demostró ser tal error la última vez. La historia volvió a repetirse, y ese amigo finalmente dejó de estar a su lado. Fue entonces cuando ella atrajo a otro buen amigo a su vacío emocional.
´Después de esa tercera aventura, supe que no habría manera de salvar nuestro matrimonio. Me engañas una vez, debería darte vergüenza; me engañas dos veces, debería darme vergüenza; me engañas una tercera vez, momento del divorcio`. Estaba llena de amargura y animosidad hacia él por todo lo que había hecho, o no había hecho. Pero él también tenía todo el derecho a sentirse del mismo modo hacia mí por lo que yo había hecho`.
Aunque él desempeñó un extenso papel para causar que ella se sintiera tan sola en su matrimonio, yo la desafié a pensar por qué la fantasía de estar con otro hombre la sintió tan abrumadora que realmente la puso en práctica, tres veces, lo cual había hecho mucho más daño que bien a su propia autoestima. Me preguntaba si ella reconocía el modo en que había utilizado su atractivo sexual y su cuerpo para luchar por la atención y el afecto que anhelaba.
´La fantasía nunca se trató de practicar sexo con esos hombres, aunque ocasionalmente se dirigió hacia esa dirección, tanto como de sencillamente que ellos quisieran estar conmigo, hablar conmigo, llegar a conocerme y que pensaran que yo era interesante... no, que me consideraran absolutamente irresistible`.  ¿No era eso algo que podrías haber esperado más de tu esposo?, le pregunté. ´Sí, pero no sabía cómo luchar por ello. Ni siquiera sabía cómo pedirlo. Supuse que él lo sabría. Pero cuando él no lo captó, escogí enojarme y actuar como pasiva agresiva. No funcionó. Eso solamente le capacitó para mantener su cabeza en la televisión o en la pantalla de la computadora`.
Aunque la tentación siempre está en pensar lo que la otra persona hizo mal y por qué, normalmente un mejor uso del tiempo y de la energía es pensar en por qué nosotros actuamos del modo en que lo hacemos en las relaciones, y por qué fantaseamos hacia ciertas direcciones. A veces, la única manera de eliminar las capas de desilusión y desengaño es alejarse por completo de todas las distracciones. Entonces podemos descubrir con más facilidad cuál es el factor impulsor central que hay detrás de nuestras fantasías y tentaciones, y podemos acudir mentalmente a nuestros pensamientos y sentimientos más profundos acerca de nosotros mismos, y más especialmente acerca de nosotros mismos en relación con otras personas.
A ella le daba pánico estar sola. ´Nunca he estado sola, al menos no exitosamente. [...] Yo fui una hermana del medio, y por eso siempre había un hermano mayor o menor alrededor. Mi madre no trabajaba fuera de la casa, así que siempre estaba por allí también. Cuando me castigaban, mi mamá me enviaba a mi cuarto para que estuviese sola, pero yo hacía tal pataleta que ella cedía y al menos dejaba abierta la puerta y ponía música para calmarme. Yo era una niña que me portaba muy bien simplemente porque la idea de que me mandasen sola a mi cuarto me aterrorizaba. Me casé bastante joven, pero yo pensaba que estaba totalmente preparada para el matrimonio, aunque creo que quizá me casé en parte porque no podía soportar el pensamiento de vivir yo sola, ni siquiera en una habitación en la residencia universitaria. [...] No me di cuenta de que mi ansiedad por permitir que ese amigo estuviera en nuestra casa mientras mi marido estaba fuera se trataba más de aliviar mi pánico por estar sola más que practicar sexo con ese otro. No creo que fuera eso lo que yo realmente quería, pero obviamente era lo que él quería, así que me dejé llevar para mantenerle a mi lado todo el tiempo posible`.
Cuando acabó aquella relación, ´en lugar de quedarme sentada pensando en ello mientras mi marido veía la televisión, decidí salir con mis amigas. Así fue como comenzó esta segunda aventura, cuando me encontré con otro de los amigos de mi marido cuando estábamos fuera aquella noche. Realmente no se trataba tampoco de sexo con él. Yo solamente quería mantener su interés en llegar a conocerme... en estar conmigo`.
´Supongo que nunca podré confiar en que ningún esposo esté al cien por ciento física y emocionalmente disponible para mí las veinticuatro del día, ¿verdad?`, entendió.
Esos días a solas fueron increíblemente difíciles, pero ella se las arregló para pasar cuatro días a solas sin nada más que su Biblia, su diario y sus pensamientos y sentimientos más profundos. Ningún televisor, Internet o Ipod. Solamente ella y Dios.
´Sobreviví. El primer par de días me sentía totalmente extraña, pero a medida que me asenté con mi Biblia y mi diario, comencé a reconocer el modo en que Dios siempre estaba con su pueblo, cuidando de ellos constantemente, dándoles victorias en las batallas, proveyendo milagrosamente para sus necesidades y persiguiéndoles con su extravagante misericordia y amor incondicional. Le pregunté a Dios si Él también me tiene a mí de tal manera ante sus ojos, y los días tercero y cuarto pude sentir su presencia rodeándome como si fuera una manta hecha a mano`.
Le pregunté a ella cómo se sentía ahora al estar sola. Ella respondió: ´No me gusta, pero sé que sobreviviré y que probablemente creceré mucho más como resultado. Hasta que me sienta bien con estar a solas, en realidad no está bien que tenga una relación con nadie. No puedo esperar que nadie me conozca hasta que yo me conozca a mí misma, y voy a seguir buscando a Dios para lograr eso, ya que Él es quien me creó en un principio`[1].
Todo un testimonio a tener muy en cuenta.

El coqueteo
¿Y si estás soltero y un chico o una chica que tiene pareja coquetea contigo? En el caso de que se vaya contigo, el día que conozca a alguien que le atraiga más, se irá con él y te hará lo mismo que hizo en el pasado. Y, aunque no lo haga, la conclusión es la misma: personas así de inmaduras no son de fiar ya que atrapan a los ingenuos y van de “seductores”.
Guárdate especialmente de mujeres y hombres casados que sepas que sus matrimonios no marchan bien o que estén faltos de algo: “La frigidez, la indiferencia o la poca disponibilidad de la esposa pueden acarrear la infidelidad por parte del marido. El egoísmo, la desconsideración, la violencia, pueden aminorar el afecto de la esposa”[2]. Recuerda el proverbio como aviso: Vi entre los simples, consideré entre los jóvenes, a un joven falto de entendimiento, el cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e iba camino a la casa de ella, a la tarde del día, cuando ya oscurecía, en la oscuridad y tinieblas de la noche. Cuando he aquí, una mujer le sale al encuentro, Con atavío de ramera y astuta de corazón. Alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa; Unas veces está en la calle, otras veces en las plazas, acechando por todas las esquinas. Se asió de él, y le besó. Con semblante descarado le dijo: Sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos; por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado. He adornado mi cama con colchas recamadas con cordoncillo de Egipto; He perfumado mi cámara con mirra, áloes y canela. Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; alegrémonos en amores. Porque el marido no está en casa; se ha ido a un largo viaje. La bolsa de dinero llevó en su mano; el día señalado volverá a su casa. Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la zalamería de sus labios. Al punto se marchó tras ella, como va el buey al degolladero, Y como el necio a las prisiones para ser castigado; Como el ave que se apresura a la red, y no sabe que es contra su vida, hasta que la saeta traspasa su corazón” (Pr. 7:7-23).
Cuando hablamos de las “Complicaciones y posibilidades” que pueden surgir entre las amistades con las personas del sexo opuesto (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/06/52-complicaciones-y-posibilidades-en.html), dije que “pocas cosas hay más terribles ante los ojos de Dios que una persona se entrometa en un matrimonio con el propósito de romperlo para atraer hacía sí a uno de los miembros. Tal actitud es inmoral y aborrecible. Puede que se haya enamorado sinceramente sin buscarlo, pero lo que haga con esos sentimientos mostrará claramente quién es realmente el Señor de su vida: Dios o él mismo. Romper o ayudar a romper un pacto sagrado trae frutos: a nivel interno, ya que no hay conciencia que pueda vivir en paz sabiendo lo que ha hecho. A nivel externo, ya que lo que mal empieza mal acaba, y posiblemente esa relación terminará en ruina. O puede que pague los platos rotos en la otra vida: aunque sea capaz de autoconvencerse de que no ha hecho nada malo (más bien, engañándose a sí mismo en nombre del amor), y la “nueva pareja” sea aparentemente feliz durante su paso por este mundo, pagará las consecuencias ante el juicio de Dios, a menos que se arrepienta previamente y abandone esa relación adúltera”: Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la tocare. [...] Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace. Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta nunca será borrada” (Pr. 6:29-33).

¿La culpa es de la biología?
A principios del 2017, la actriz Scarlett Johansson, tras su segundo divorcio, dijo que no creía que una persona pueda ser monógama de manera natural[3]. Ella, como muchos otros, son los mismos que usan como excusas las dichas por Allan y Barbara Pease en su libro Por qué los hombres no se enteran y las mujeres siempre necesitan más zapatos, donde señalan que la razón por la cual a los hombres les cuesta tanto ser monógamos es porque sus cerebros no están preparados para ello. Le echan la culpa de sus infidelidades a la biología como un intento de excusa perfecta, cuando la verdadera causa reside en el mal que anida en el corazón del ser humano.
En mi infancia, conocí a una chica que se desenamoró completamente de su novio, pero no le dijo nada. Se marchó a la Universidad a estudiar donde conoció a otro hombre. Hasta que no se aseguró de tenerlo, no abandonó a su novio oficial. Cuando él lo supo, cayó en una profunda depresión, en la que vivió instalado durante muchos años, de tal manera que su carácter cambió por completo. De ser una persona alegre, risueña y jovial, a vivir amargado en todas las facetas de la vida. ¿Qué te quiero decir con esto? Que, si ya no amas a tu pareja y te enamoras de otra persona, no seas tan ruin de no dejarla hasta lograr a la otra. Aunque tengas miedo a la soledad, a experimentar el vacío emocional, enfréntate a la vida en lugar de ser cruel con otro ser humano que merece tu respeto por encima de todo, incluso aunque hayas dejado de amarlo, e incluso, en el peor de los casos, que lo consideres una mala persona. Evítale un dolor que le puede marcar para siempre.

La fidelidad y la voluntad
Las bases que asientes durante el noviazgo para mantenerte fiel y guardar tu corazón serán las que tendrás el resto de tu vida ya dentro del matrimonio. Ante cualquier situación de riesgo a causa de algún déficit sentimental y emocional en la relación, se debe hablar con la mayor premura posible, no dejando que esas emociones crezcan. Para eso es fundamental la comunicación, el establecimiento de pautas a seguir y qué cambiar, con el propósito de solucionar aquellas áreas que flojean en la relación. Así se evitará sentirse tentado a buscar en otro lugar aquello de lo que adolece la relación. Lo que te hace un verdadero hombre y una verdadera mujer no es decir SÍ, sino decir NO al pecado. Si tienes pareja y tratan de seducirte o conquistarte, hazte respetar.
Si alguien te quiere hacer entrar en ese juego, corta radicalmente y no dejes lugar a ningún género de dudas. Lo contrario te convertiría también a ti en una persona en la cual no se podrá confiar: Hijo mío, está atento a mi sabiduría, y a mi inteligencia inclina tu oído, para que guardes consejo, y tus labios conserven la ciencia. Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite; Mas su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos. Sus pies descienden a la muerte; sus pasos conducen al Seol. Sus caminos son inestables; no los conocerás, si no considerares el camino de vida. Ahora pues, hijos, oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca. Aleja de ella tu camino, y no te acerques a la puerta de su casa” (Pr. 5:1-8). Igualmente aplicable para las mujeres respecto a los hombres.
Para no encontrarse con problemas inesperados y ser fiel a tu pareja, tienes que marcar límites muy claros con las personas del sexo opuesto: las palabras que puedan tener un doble sentido o se puedan malinterpretar, los temas de conversación a tratar, el tiempo que se pasa con otros, el control de lo que permitirás que te digan en lo que respecta a piropos físicos y personales, la intimidad física, etc. Hay hombres y mujeres que desean conservar sus relaciones con amigos del sexo contrario exactamente igual que la que tenían antes de tener pareja y con el mismo grado de intimidad emocional y física. En la realidad, esto es imposible.
Nuevamente, es una decisión de tu voluntad, reconociendo los riesgos que supone tratar a otras personas que poseen cualidades atractivas, y por las cuales podrías sentir atracción si te dejaras llevar, y viceversa. Todos tenemos puntos débiles a los cuales tenemos que prestar atención. Seguimos siendo seres humanos de carne y hueso, y, por lo tanto, perfectamente influenciables, seducibles y conquistables. Ahora bien, seguir buscando fuera de tu pareja el deseo de sentirte buscado y deseado por otras personas es incompatible con una relación. Además, nunca sabes cuál es el verdadero interés de otra persona en ti, al que, por su falta de ética, puede no importarle que tengas pareja. 
Las personas sumamente extrovertidas deben cuidar esa parte de sí ante personas del sexo opuesto, ya que no saben cómo reaccionarán los demás ante sus actitudes alegres, espontaneas y cariñosas. Lo que para ellas puede ser algo totalmente inocente, para el resto puede ser considerado como señales, lo que se conoce en el lenguaje común como “estar tonteando”. Así que cuidado con los halagos, los piropos, con el tiempo que pasas a solas, el contacto físico y los temas de conversación.
No entres en ese juego con nadie y evita todo tipo de situaciones que puedan suponer un riesgo para tu corazón. Sé consciente de que el amor a tu pareja no te hace inmune a caer en otras redes. Nadie está exento de tal peligro[4]. Casi nadie cae en una infidelidad de la noche a la mañana, sino que es un proceso lento que va hirviendo a fuego lento.

Conclusión
Personalmente, en el noviazgo, rompería inmediatamente la relación, fuera cual fuera el tipo de infidelidad física: la súbita o la que se ha cocido durante mucho tiempo, aun cuando se hubiera cometido una sola vez y se arrepintiera. Y siendo más claro: aunque me pidieran perdón, rompería igualmente. ¿Perdonaría? Por supuesto que sí, pero no querría volver a estar con esa persona nunca más. Puede sonar radical, pero es como pienso. No sería una decisión basada en el dolor del momento, sino bien meditada con antelación. Es algo que no permitiría por muy grande que hubiera sido el amor. Y me baso en que, durante ese periodo de tiempo, no se ha establecido ningún Pacto ante Dios como el que se produce al contraer matrimonio y, por lo tanto, no tengo por qué considerar una reconciliación. Sinceramente, no querría casarme bajo ningún concepto con una persona que ha cometido tal acción, de igual manera que nunca tendría por pareja a una mujer que se exhibe sin pudor en las redes sociales o en la vida real. Eso para mí es otra forma de infidelidad.
¿Qué debes hacer tú si han sido infieles contigo? Eso lo dejo en tus manos. Me he limitado a ofrecerte mi opinión con argumentos de mucho peso. Espero que las pautas que he marcado te hayan servido para reconocer posibles señales de alarma y tomar medidas por tu parte.

* En el siguiente enlace está el índice:
* La comunidad en facebook:
* Prosigue en: 10.10.2. Una razón de peso para acabar el noviazgo: Cuando a tu pareja le eres indiferente y no le importas.



[1] Ethridge, Shannon. La falacia de grey. Grupo Nelson. P. 56-59.

[2] Lacueva, Francisco. Ética cristiana. Clie. P. 189.

[4] Una encuesta de 2005-2006 entre pastores evangélicos de EE.UU. reveló que el 37 por ciento admitió haber tenido alguna conducta sexual impropia durante su ministerio. Fuente: Christian Post. Edición: ProtestanteDigital.com. 7 de septiembre de 2010.


jueves, 6 de mayo de 2021

12. Mi Testamento Vital

 


Vuelvo a repetir lo que dije en el escrito que precede a este: antes de que sigas, es necesario que leas los dos anteriores para que no caigas en prejuicios por el desconocimiento de ciertos aspectos médicos.

Venimos de aquí: ¿Has hecho ya el testamento vital? ¿Sabes lo que es? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2021/05/11-has-hecho-ya-el-testamento-vital.html).

Un ejemplo de Testamento Vital
Para aquellos que no sepan cómo rellenar la documentación, aquí voy a copiar parte de mi propio Testamento Vital (en letras azules), más concretamente tres cuestiones que vienen en el formulario de mi comunidad autónoma. Hay algunas más que podrás ver en los documentos oficiales, pero esas las dejo en la privacidad.

* Punto nº 1: VALORES VITALES QUE SE HAN DE TENER EN CUENTA Y QUE SUSTENTAN MIS DECISIONES Y PREFERENCIAS
Deseo que las personas que tengan que tomar decisiones sanitarias en mi lugar cuando me encuentre en una situación clínica que me impida expresar personalmente mi voluntad, tengan en cuenta los siguientes valores:

* Siempre que sea posible, quisiera:
1) Asearme y moverme por mí mismo.

2) Alimentarme sin necesidad de medidas artificiales.

3) Si el dolor no es muy intenso, estar consciente para poder comunicarme por mí mismo.

4) Vivir sin necesidad de estar conectado permanentemente a máquinas de soporte vital.

5) A menos que el tratamiento lo requiera de forma obligatoria, estar siempre en mi casa, especialmente en los últimos días donde ya la muerte esté próxima.

* Deseo que:
1) Si mi enfermedad llegara a estar en situación crítica irrecuperable e irreversible, no se me mantenga en vida por medio de tratamientos desproporcionados, extraordinarios o artificiales.

2) No se me aplique la eutanasia activa, ni siquiera estando legalizada.

3) No se me prolongue abusiva e irracionalmente mi proceso de muerte.

4) No me sigan poniendo tratamientos y haciendo pruebas cuando ya esté claro que no voy a recuperar la consciencia.

5) Que se me administren los cuidados paliativos y tratamientos adecuados (incluyendo la sedación paliativa, aun cuando esto acorte el tiempo de vida) para paliar los sufrimientos consecuentes, mientras que se continúa con todas las prácticas de higiene necesarias y se me sigue alimentando e hidratando de las formas provistas para estos casos, mientras que la enfermedad prosigue su curso natural.


- Punto nº 2: SITUACIONES CLÍNICAS EN LAS QUE QUIERO QUE SE APLIQUE ESTE DOCUMENTO
Este documento ha de tenerse en cuenta en aquellas situaciones clínicas en las que no haya expectativa de recuperación, que me produzcan un gran deterioro físico o mental o que sean incompatibles con las instrucciones y valores expresados en esta Declaración.
Si en cualquier momento de mi vida y como consecuencia de un alto grado de deterioro físico y mental, me encuentro en una situación que me impide absolutamente tomar decisiones sobre mi cuidado sanitario y sobre los tratamientos y/o técnicas de soporte vital que se me fuesen a aplicar, provocado por cualquiera de las causas que a continuación se enuncian:

1) Daño cerebral severo e irreversible (coma irreversible, estado vegetativo persistente, muerte cerebral).

2) Enfermedad en fase muy avanzada y/o terminal, ya sea por cáncer diseminado en fase avanzada, por enfermedad degenerativa del sistema nervioso o neuromuscular en fase avanzada que no responde al tratamiento y que impide mi movilidad y mi capacidad de relación.

3) Demencia de causa degenerativa avanzada, grave e irreversible.

4) Otras enfermedades o situaciones graves e irreversibles, comparables a las anteriores, que afecten plenamente a mi calidad de vida.


- Punto nº 5: OTRAS CONSIDERACIONES Y PREFERENCIAS QUE DEBEN TENER EN CUENTA
Tras mi fallecimiento, aunque respeto que se vele como tradición el cuerpo inerte (el cual será tratado en función del menor gasto económico), no deseo ceremonia religiosa de ningún tipo, puesto que la considero completamente innecesaria conforme a mi fe.

Este es mi testamento vital. Cualquier duda podrás consultarla con el médico que te atienda, y de ti dependerá añadir o quitar. Te animo a que, en paz, sin prisas pero sin pausa, lo lleves a cabo[1].

* CADA CUAL TENDRÁ QUE BUSCAR LA DOCUMENTACIÓN PROPIA DE SU PAÍS Y DE SU REGIÓN. EN MI CASO, AQUÍ DEJO EL ENLACE A LA PÁGINA WEB DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA DONDE SE PUEDEN DESCARGAR LOS DOCUMENTOS A RELLENAR Y PEDIR CITA PARA HACER EL REGISTRO DE VOLUNTADES VITALES ANTICIPADAS.


- Formularios: En el menú “documentos disponibles”:

- Solicitud de inscripción: Anexo I.
- Voluntad vital anticipada: Anexo II.
- Aceptación del representante: Anexo III.
- Aceptación del sustituto del representante: Anexo IV.

Los anexos III y IV no son obligatorios.



[1] Listado de direcciones de Registros de Voluntades Anticipadas:

https://www.aecc.es/SobreElCancer/Derechosdelospacientes/Paginas/Listadoregistr0.aspx