lunes, 2 de mayo de 2022

3. ¿Tiene un perfil concreto el consumidor de pornografía?

 


Venimos de aquí: Pornografía: hombres, mujeres, adolescentes y niños que la consumen (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2022/04/2-pornografia-hombres-mujeres.html).

Como no es lo mismo que te cuenten cómo fue un accidente de tráfico que contemplarlo con los mismos ojos, tampoco es igual ojear estadísticas sobre adictos que leer testimonios de aquellos que lo son. Lo primero son puras matemáticas, datos fríos sin más, que no muestran a las personas que hay detrás de los números. Por eso me ha impactado leer la historia de un estudiante veinteañero llamado Joe Sensenom (aunque deja entrever que es un seudónimo, no lo puedo asegurar), y que se confiesa como cristiano. Usaré su testimonio en distintas partes para ampliar diversas ideas[1]:

“Me gusta la música, estar con mis amigos, pasear; la fotografía y el vídeo son mi pasión. He sido criado en un ambiente familiar estructurado y con valores cristianos. Desde pequeño he ido a la iglesia, a campamentos cristianos, encuentros, campañas de evangelización, etc. Acepté al Señor como mi Dios y Salvador de niño, y me bauticé unos años después, en mi adolescencia. Mi vida no ha sido un caminito de rosas, pero he podido ver y sentir el poder de Dios. Ahora ya me conoces un poco más. Me considero un joven cristiano normal, pero no todo es perfecto o bonito. En realidad, estoy aparentemente limpio por fuera… pero realmente sucio por dentro. Si eres joven, o has pasado por la época de la juventud, ya sabes de lo que hablo”.

Con lo único con lo que difiero es con su última frase, aunque entiendo que, por su edad, crea que solo afecta a su generación, cuando esta adición no entiende de edades, como otros estudios demuestran, que incluyen incluso a pastores: “The Barna Group [...] en base a un estudio online que incluyó a 432 pastores adultos y 338 pastores jóvenes [...] revela que el 57% de los pastores adultos admitieron luchar actualmente o haberlo hecho en el pasado contra este tipo de consumo. Un porcentaje que sube al 64% de los pastores jóvenes. El 14% de los líderes de mayor edad dijeron que actualmente están aún sumergidos en este mal, porcentaje que llega al 21% de los líderes de menor edad. Más de uno de cada 10 pastores jóvenes describieron su lucha con la pornografía como una adicción y uno de cada 20 pastores adultos también la consideran así. [...] El 86% de los pastores que lo practican afirman sentir mucha vergüenza por esto y el 55% viven en el constante temor de ser descubiertos”[2]. Por lo tanto, no es algo que afecte únicamente a los jóvenes.

¿Tiene un perfil concreto el consumidor de pornografía?
Me llama la atención la descripción que hace Joe de sí mismo. Solemos tener la idea de que el consumidor de pornografía es una persona introvertida, solitaria, antisocial, ensimismada, evasiva, sin aficiones ni amigos, y encerrado en un cuarto oscuro con olor a podredumbre las veinticuatro horas del día. Aquí vemos que dicho estereotipo se derrumba y que no estamos hablando de un asesino en serie que puede tener un perfil muy definido.
He leído a algunos autores que señalan que las causas que conduce a las personas hacia la adicción a la pornografía son:

- Sentimientos de soledad y aislamiento.

- Sentimientos de ira, ansiedad y frustración.

- Sentimientos de odio hacía sí mismas.

- Depresión.

- Falta de autoestima.

- Falta de habilidades sociales.

- Heridas emocionales sin resolver de la infancia.

- Hambre de amor y de afecto.

- Anhelo de contacto físico.

- Haber sido víctima de maltratos físicos y/o emocionales.

- Insatisfacción sexual en el matrimonio.

- Falta de amigos, de metas en la vida y aburrimiento generalizado.

Según estos escritores, la pornografía proporciona una vía de escape a todas estas experiencias y emociones negativas. Para llegar a estas conclusiones, se basan principalmente en la experiencia que ellos mismos o conocidos sufrieron. Es cierto que hay individuos que se evaden de sus problemas con este vicio, pero tales conclusiones tajantes son imparciales e incompletas, ya que se sustentan en lo que pasaron algunas personas (incluso muchas), por lo que dichas afirmaciones contienen varios errores:

a) Sería como decir que todos los violadores fueron violados y que por eso repiten el mismo patrón de conducta, o que fueron miembros de familias disfuncionales o desestructuradas. ¿Qué habrá casos que sí? Por supuesto, pero generalizar es caer en el recurso sencillo. Este tipo de razones de fondo ya las analizamos en Origen y desarrollo del deseo sexual & Lujuria y pornografía (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/08/origen-y-desarrollo-del-deseo-sexual.html), donde también vimos algunas de las razones que pueden llevar a una persona a sentir atracción hacia determinadas perversiones.

b) Omiten al resto que nunca ha tenido grandes traumas en el pasado ni tienen deficiencias emocionales llamativas en el presente.

c) Conlleva implícita y explícitamente el peligro de que el afectado justifique su propia conducta pecaminosa amparándose en las circunstancias negativas de su vida o en lo que terceras personas le hicieron.

d) Basta con leer los testimonios de muchos adictos para comprobar que sufren todo eso por consumir pornografía, y no al contrario.

La verdadera raíz del problema
Ya hemos visto que las motivaciones que algunos señalan como causantes del consumo de pornografía es un error de base y una manera de querer reducirlo todo a una simple fórmula, dejando de lado aspectos igual o más importantes, como son:

1) En primer lugar y por encima de todo: la naturaleza caída del ser humano, siendo la única característica en común de todo aquel que ve pornografía. Esta es una de las doctrinas fundamentales de toda la Biblia y que hizo necesaria la muerte expiatoria de Cristo en la cruz: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios. [...] Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Ro. 3:23; 5:12). Cuando la persona se deja dominar por su naturaleza caída, se manifiesta irremediablemente lo malo del corazón: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mt. 15:19). El mal está en el interior. Por lo tanto, las “causas/circunstancias” citadas líneas atrás son “disparadores”, “detonantes” y “agravantes”, pero nunca la raíz del problema. ¿Hay que tratarlos? Si son evidentes, claro que sí. Pero recordemos que la primera y última causa está situada en la naturaleza caída del corazón humano, y es en ésta sobre la cual hay que centrar principalmente la solución.

2) La realidad de la sociedad global donde vivimos, y en la cual los mismos padres se han visto desbordados, como analizaremos en el siguiente artículo.

Por lo tanto, en este tema, hay de todo un poco, por lo que no podemos caer en el encasillamiento y en la simplificación excesiva de lo que es complicado (reduccionismo). La pornografía afecta a personas de todos los estratos sociales. Los hay con pareja, casados, solteros, viudos y divorciados. Los hay con mucho o poco tiempo libre. Los hay nerviosos o tranquilos. Los hay con estudios y sin ellos. Los hay alegres o tristes. Los hay felices e infelices. Los hay con multitud de hobbies o con pocos. Los hay con autoestima o sin ella. Los hay mayores y jóvenes. Los hay con habilidades sociales o sin ellas. Los hay codependientes o completamente independientes. Y así todo lo imaginable. Lo que tienen en común es que, aunque pueden ser personas sanas en muchas áreas, ocultan un secreto que es un cáncer en el alma.

Continuará en Una sociedad que incita a la pornografía & Padres que no educan a sus hijos.

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