lunes, 21 de octubre de 2024

Coco. El Día de los Muertos, en México, y el Día de Todos los Santos, en España (1ª parte)

 


Las películas de Pixar tienen un no se qué y un qué sé yo que tienen la particularidad de tocar la fibra sensible. No todas lo logran, ni todas las realizadas por dicho estudio me gustan, pero esa mezcla de calidad de animación portentosa y apabullante, con historias atrayentes para un público variado –infantil, juvenil y adulto-, protagonizadas por personajes carismáticos, muy humanos y con los que resulta fácil empatizar, las convierten en una fórmula sencillamente ganadora.
La última que he visto hasta el día de hoy es, curiosamente, una de las más antiguas en el tiempo, ya que Coco data del 2017, que no me extraña en absoluto que se llevara el Óscar a mejor película de animación y otro a la mejor canción, entre otros premios en distintos festivales. Sin saber muy bien el porqué, la había dejado pasar. Siendo la película más vista en toda la historia de México, puedo decir que quien no se haya emocionado con su visualización y, especialmente, con el final –esa escena de Miguel con su bisabuela “Mamá Coco”-, es que tiene un corazón de piedra. 
Que sea un producto cinematográfico de primer nivel, no quita el trasfondo, que es más bien peliagudo. Puesto que trata varios temas, mencionaré algunos de forma escueta, y me centraré en el que me ha chocado, al ir completamente en contra de la enseñanza bíblica, junto a los peligros que supone creer en lo que en ella se nos muestra, y que forma parte de las creencias de millones de personas, especialmente en México –ya que está basada y ambientada en tal país- y en España, del que soy autóctono.

De qué trata
Miguel es un jovencito que ha aprendido a tocar la guitarra mirando una y otra vez las cintas de video de su admirado Ernesto de la Cruz, una leyenda musical. Su máximo sueño es dedicarse a la música, ya que lo considera su auténtica vocación. El problema es que su familia, todos zapateros, tiene completamente prohibida la música, puesto que el tatarabuelo de Miguel abandonó a su esposa e hija (Coco) para alcanzar la fama como cantante. Por cierto, “Mamá Coco” está inspirada en una persona real: María Salud Ramírez Caballero, y que falleció en 2022 a los 109 años, después de dedicar su vida a la alfarería, a sus tres hijos y muchos nietos.
la versión animada/la real

Todo se complica cuando Miguel quiere presentarse a un concurso de talentos, y su abuela, al descubrir su guitarra, la rompe, estrellándola contra el suelo. Nuestro pequeño sale corriendo, diciéndoles que ya no quiere ser parte de esa familia. Llorando desconsolado, se le ocurre un plan: se colará en el panteón donde reposan los restos de Ernesto de la Cruz, y tomará prestada su guitarra para poder tocar en la velada. Esa misma noche, que coincide con “El Día de los Muertos” –una festividad nacional de la que luego hablaremos-, Miguel, sin saber por qué, aparece en la “Tierra de los muertos”. Para poder regresar, necesitará la bendición de algún pariente antes de que salga el sol... y ahí empieza la aventura.

La tierra de los muertos
Lo que observamos en la película de dicho lugar es realmente asombroso. La representación que ha hecho Pixar del mismo es para ponerse en pie y aplaudir. La paleta de colores y las distintas capas de escenarios, dejan sin palabras. Por mucho que trate de describirlo o que ponga aquí varias imágenes, nada le hará justicia; hay que verlo en movimiento.
La sociedad allí establecida es muy llamativa: todos conservan la imagen de cómo fallecieron, con la particularidad de que no tienen carne, solo el esqueleto. Visten con sus trajes tradicionales y hay diferentes clases de ciudadanos, donde los hay solitarios, clase media o pudientes. Incluso trabajan: funcionarios, conserjes, policías, maquinistas de tren, costureras, mariachis, actores de teatro, músicos, bailarines, etc. En definitiva: un mundo muy parecido al nuestro pero con una arquitectura colorida, imponente y de proporciones faraónicas.
El mejor día del año para ellos es el Día de los Muertos. Antes de poder cruzar un puente que les permita regresar al mundo de los vivos para visitar, de forma invisible a nuestros ojos, a familiares y descendientes, deben pasar por una máquina especial: la misma detecta si algún familiar vivo ha puesto alguna foto suya. De lo contrario, se les deniega el acceso y no pueden venir a la tierra de los vivos. El puesto más triste lo ocupan aquellos de quienes nadie se acuerda en el mundo humano: cuando eso sucede, el difunto termina por evaporarse y desaparecer, en lo que llaman “La Muerte Final”.

¿Dónde se celebra? & Preguntas que nos haremos y responderemos
Aunque dicho día se celebra en diversos países latinoamericanos, de América Central y en la zona andina de América del Sur, entre el 1 y el 2 de noviembre –en algunos lugares comienza antes-, me centraré en los dos países que ya he mencionado: México y España. Mostraré el significado que tiene en ellos y los rituales que se llevan a cabo. Tras hacerlo brevemente –ya que lo realmente me interesa es lo que vendrá después-, en el siguiente escrito, nos plantearemos tres cuestiones muy serias:

- ¿Algunas de ellas son ciertas o, por el contrario, falsas?

- ¿Algunas de ellas son peligrosas y contrarias a la voluntad de Dios?

- ¿Algunas de ellas son rescatables y tienen algún sentido?

Empecemos.

El Día de Todos los Santos en España
El catolicismo romano de origen latino hace distinción entre el 1 y el 2 de noviembre. En el segundo se celebra la llamada “Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos”, donde se lleva a cabo una misa especial para orar por los fallecidos que se encuentran purificándose en el Purgatorio (según la doctrina católica). Mientras tanto, el primero del mes es el llamado “Día de Todos los Santos”, destinado a honrar a todos aquellos difuntos que ya están en el cielo con Dios; de ahí su nombre (para ellos, ya son “santos”). Los creyentes que son practicantes asisten a una misa especial de recuerdo, aunque lo más habitual es que acudan a los cementerios a visitar a sus difuntos, llenando de flores y velas sus sepulcros. Entre múltiples tradiciones, los puestos de venta de comida en los mercados se llenan de dulces como buñuelos de viento, huesos de santo, castañas asadas o panellets, según la región del país.
En los últimos años, especialmente entre las generaciones más jóvenes, se ha mezclado con la pantomima de Halloween, y que a muchos católicos ofende, ya que rompe con el sentido que tiene para ellos esa fecha tan señalada, y que se ha importado desde Estados Unidos como una forma más de hacer negocio.

El Día de los Muertos en México
Como se explica desde la propia web del gobierno mexicano[1], “el Día de Muertos se considera una celebración a la memoria y un ritual que privilegia el recuerdo sobre el olvido”. Aunque sus detalles varían de un estado a otro del país, “tiene un mismo principio, reunir a las familias para dar la bienvenida a sus seres queridos que vuelven del más allá”. Es el día en que, de forma temporal, regresan a la tierra los seres queridos fallecidos. Por eso, los vivos les dan la bienvenida con altares que llenan, entre algunos detalles más, con fotos o retratos, velas e incienso, y donde presentan ofrendas en forma de catrinas (calaveras), flores, pétalos de cempasúchil, bebidas y la comida favorita del difunto. De maneras parecidas, adornan las tumbas y los cementerios. Viene a ser una celebración, donde la muerte no es vista como ausencia sino como una presencia viva. Se considera que la muerte no es el final, sino un paso más en la vida.
Tal festividad es una mezcla de los dos días festivos católicos (los citados “Día de los Fieles Difuntos” y “Día de Todos los Santos”), junto a diversas costumbres y creencias de las culturas indígenas y civilizaciones pasadas de Mesoamérica (“América media”, que hoy en día comprende la mitad meridional de México, los territorios de Guatemala, El Salvador, Belice, Honduras, el occidente de Nicaragua y Costa Rica). Es decir, el “Día de los Muertos” es puro sincretismo, donde se han unido doctrinas diferentes. En este caso, de tradiciones prehispánicas con otras católicas.
Se le concede mucho valor, tanto que en 2003 la UNESCO distinguió tal conmemoración como Obras Maestras del Patrimonio Cultural e Intangible de la Humanidad, considerándola una de las representaciones más relevantes del patrimonio del mundo y de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas de México.
Tal día aparece en incontables novelas, series y películas, tanto pasadas como presentes. Por citar una sola de ellas, Batman v Superman: El amanecer de la Justicia, en una escena que transcurre en Ciudad Juárez.

Continuará en Coco. No, los muertos no se pasean entre nosotros & El peligro de dichas creencias (2ª parte).

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