Venimos de aquí: ¿Qué buscan los hombres en una mujer como pareja? (2ª
parte): https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2024/09/4-que-buscan-los-hombres-en-una-mujer.html
Recuerdo que estos artículos hay que leerlos
en su conjunto, con perspectiva global, y sin saltarse el orden en que son publicados.
En esta primera
parte, me centraré en la parte interna del hombre, y dejaré la externa para la
segunda, aunque ambas van de la mano.
Para comenzar, lo
haré con unas palabras muy parecidas a cuando aludí lo que un hombre busca en
una mujer: como hombre, puedes enojarte y negarlo todo, creyendo que la mujer
debe pensar, sentir y desear como tú. Pero no es el caso. Así que solo puedes
aprender y reflexionar, en lugar de culpar al sexo femenino de cómo es o de
rechazar estas afirmaciones.
Hago una
puntualización a mis palabras para no conducir a errores: por un lado, lo que
desean el uno del otro, en muchas ocasiones, se suelen solapar y entrelazar, o
al menos, parecer. En otras, y como aquí estamos generalizando, basándonos en mayorías, puede que haya mujeres que
deseen lo que desean los hombres y hombres que desean lo que desean las
mujeres. Los detalles ya son particulares de cada uno, pero lo habitual suele
ser lo que estamos viendo y vamos a ver a continuación.
Una mujer sensata, emocionalmente madura e inteligente, con los pies en la tierra, que
no se guía por las ensoñaciones hollywoodenses, que no se ha dejado absorber el
cerebro por el feminismo radical y rencoroso, y que no busca un unicornio
inexistente...
1) desea que sea un hombre
Puede sonar ridículo
y redundante el subtítulo: claro, si una mujer busca un hombre, es que quiere
un hombre. Pero, hoy en día, ¿todos los hombres son hombres? Biológicamente,
sí. Si es XY, es una persona del sexo masculino, diga sentirse de una manera u
otra, y por mucho que la ideología de género afirme falazmente lo contrario.
Ahora bien, ser
hombre, en el sentido global del término, debe abarcar más cualidades, no solo las referentes a los cromosomas. Y ahí es donde
hay hombres que son poco masculinos y no atraen a las mujeres. Por mucho que
haya feministas que hablen de deconstruir
y hacerlos “a su imagen y semejanza”, a las mujeres no les gusta para una
relación seria los que son físicamente debiluchos y con un carácter pusilánime.
Contra la biología y el sentido común no se puede luchar. Hacerlo es, en sí
mismo, antinatural.
Un hombre de verdad,
por definición, no es un niño, sino alguien seguro de sí mismo y que se respeta, independiente, emocionalmente
estable, con pleno control sobre sus actos y sus palabras, con una sana
autoestima, íntegro, honrado, servicial, resiliente, protector, confiable,
sincero y respetuoso. En definitiva, con valores y principios. Como ya
resalté cuando me referí a la mujer, y usando casi la misma expresión, eso es un verdadero carácter masculino, y esas
sí son verdaderas cualidades, que no tiene nada que ver con la chequera,
con un determinado estatus social, con el coche que conduce, con la casa que
tiene o con lo bien que cocina.
Esto no quiere decir
que se muestre perfecto o que no tenga a veces alguna inseguridad, malos
momentos o de tristeza, sino que tiene un carácter formado en todos los
aspectos: mental, emocional, moral y espiritualmente.
2) desea que sea inteligente
Lo primero que se
viene a la mente al ver semejante encabezado es: “que tenga estudios
universitarios”, “que tenga dos carreras”, “que haya hecho un máster”, “que
sepa varios idiomas” o “que posea un alto coeficiente intelectual”. Pero no, no
van por ahí mis intenciones. Para empezar, si tiene todo lo citado y un
carácter nada o poco agradable, sus conocimientos no importarán lo más mínimo.
Siendo esa la base –un buen carácter, formado de sanos valores-, la
inteligencia a la que hago alusión se refiere a la de una persona internamente rica. Y perdón por la
insistencia, pero esa clase de inteligencia
se obtiene:
- de los libros.
- de aprender de las
experiencias, tanto propias como ajenas, convirtiendo el conocimiento en
inteligencia emocional y en sabiduría.
No todo es saber de
fútbol, música, videojuegos, cine y economía. El saber de la humanidad es tal
que no tiene límites. Nadie puede decir: “Ya lo sé todo. No tengo nada más que
aprender”. Un hombre que extrae enseñanzas vitales, y las pone en práctica, que
es reflexivo, que se interesa por lo que sucede en el mundo en general y en la
sociedad en la que vive, que sabe reírse de sí mismo, que relativiza y pone en
persperctiva las circunstancias negativas que le acontecen, que domina sus
emociones, que tiene tema de conversación fuera de lo superfical, que sabe
hacer una sana introspección, que no es altivo ni hace ostentación de sus
conocimientos fuera de lugar, que es agradable en el trato, que sabe cuando es
mejor callar y no responder, despierto, vivo, perspicaz e instruido, es un
HOMBRE en mayúsculas. Y eso suele provocar el entusiasmo en una mujer de alto
valor, mucho más que las carreras universitarias o los títulos.
3) desea que sea proactivo
Un factor que espanta
a casi todas las mujeres son los hombres que, con su tiempo libre, son pasivos.
En lugar de un hombre que ve cómo pasa la
vida –visto como un “aburrido”-, les gusta un hombre proactivo, y que
emplea el tiempo en su provecho y en el de los demás.
Aquel que toda su
existencia, más allá de los estudios o el trabajo, se lo pasa delante de un
teléfono móvil, tirado en la cama, viendo algún deporte en televisión o jugando
a videojuegos, es alguien que no tiene atractivo alguno. Da la impresión de ser
un espíritu apagado. ¿Qué puede haber
momentos para todo eso? Sin duda. Pero si esa es lo normal, entonces apaga y
vámonos. Sería el equivalente que ya vimos respecto a la mujer, la que se
limita a las telenovelas, las compras y poco más.
Un hombre que tiene
iniciativa es interesante para una mujer, porque ella sabe que podrá ser
partícipe de dichos propósitos, a los que añadirá los propios. Y aquí me
refiero a todo lo que uno se puede imaginar, tanto lo externo como lo interno,
tanto lo que enriquece la calidad de vida como los que enriquece el interior:
- emplear los propios
talentos y dones.
- tener proyectos y
esforzarse en llevarlos a cabo.
- pasear por el campo.
- montar en bicicleta.
- leer literatura
clásica y moderna.
- escuchar buena
música.
- ver cine clásico.
- estudiar sobre
ciertas temáticas (filosóficas, teológicas, históricas).
- asistir a
conferencias.
- aprender nuevas
habilidades.
La variedad es tan
grande que dependerá de cuán profunda sea la persona. A intereses más vacíos,
más superficial resultará. A mayor disposición, más profundo será ese hombre.
Esa es la verdadera riqueza que debe
buscar una mujer en el sexo opuesto.
Muchos hombres y
mujeres entran en una relación sin tener esto en cuenta. Creen que todo serán
mariposas eternas en el estómago, y que no importa los intereses que tengan
cada uno, tanto por separado como en común. Cuando se dan cuenta de que las
miradas de amor no bastan para sostener una pareja unida, todo se desmorona.
Para leer más al
respecto: ¿Cómo repercute el paso del
tiempo en una relación?: La monotonía en el noviazgo y el cuidado de la
apariencia física (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2020/02/1093-como-repercute-el-paso-del-tiempo.html).
4) desea que la conozcan
Esto puede ser tan
obvio que puede confundir a muchos. Conocer a una persona –en este, caso, una
mujer-, no consiste únicamente en saber sus colores y comidas favoritas, o la
talla de pantalón que usa. Por su propia naturaleza, donde las relaciones
humanas están en la escala máxima de importancia, ellas necesitan abrirse de
par en par y hablar de sí mismas, y que el hombre se interese realmente por su
mundo interior.
Aquí entrarían
decenas de aspectos, donde el hombre debe aprender a facilitar su exposición,
mostrando atención y escucha activa, usando también el lenguaje no-verbal. Por
supuesto, esto implica hacer preguntas en lugar de estar mirando el móvil
mientras dice “sí, sí, te estoy escuchando”.
Así ella podrá contar
lo que le gusta, lo que le molesta, sus sentimientos más profundos, sus miedos,
sus ilusiones, sus sueños, sus gustos y aficiones, su pasado, lo que espera de
la vida, su relación con sus amigas y familiares, cómo reacciona ante diversas
vicisitudes de la vida, etc. Solo así verá que es importante para ese hombre y
que quiere realmente conocerla.
Como vimos en “Hombres y mujeres: distintos, pero complementarios” (https://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2018/01/hombres-y-mujeres-distintos-pero.html), ellas suelen hablar el doble de palabras diarias,
porque “en las zonas del cerebro
responsables del lenguaje, las mujeres tienen el 11% más de neuronas que los
hombres”[1]. Al igual que la masa ósea de ambos
sexos difiere sobremanera, nuestro cableado
cerebral también es diferente. Esto es algo que el hombre debe tener muy en
cuenta, para convertirse en alguien que sabe escuchar. Es la única manera en
que una mujer sepa que de verdad le interesa su verdadero ser interior.
5) desea complicidad emocional
Intrínsecamente unido
al punto anterior, cuando me refiero a complicidad, hago alusión a un hombre cercano. Por lo general, y por lo que
citamos en el cuarto apartado, al hombre le cuesta más hablar de sus emociones
y abrir su corazón, por lo que se les hace más dificultoso escuchar a las
mujeres cuando lo hacen.
No sé si alguna vez
te ha pasado, pero este ejemplo explicará muchas cosas: entras a estudiar en
una nueva aula y allí hay varias chicas. Con alguna de ellas hablas con
naturalidad y espontaneidad, y mirándola a los ojos con sencillez, sin dobles
intenciones. En los ratos libres, comienzas a hablar de asuntos livianos.
Conforme pasan los días, y sin darte cuenta, alguna empieza a contarte de sí,
de su vida y sus circunstancias, de sus alegrías y tristezas. ¿Por qué lo hace?
Porque nota que eres alguien cercano con el que se siente cómoda. También desea
que expreses tus emociones, y no solo ella, puesto que así se conectan las mujeres en sus relaciones
humanas: de corazón a corazón. Con esto no quiero decir de un varón que se pase
el día llorando, sino que sea un hombre en todo su conjunto: mente y corazón.
Alguien como el
descrito es visto como una persona de confianza, que, se intuye, ofrecerá apoyo
en los malos momentos, ante el que se podrá llorar con libertad, que dará un
abrazo cuando se le busque y que estará ahí cuando se le necesite. Por lo
tanto, la pregunta sería: ¿eres esa clase de hombre? Si no lo eres, o es una
destreza que debes mejorar, tanto si tienes pareja como si no, y sabiendo que
no es algo fácil, te recomiendo leer “¿Sabes
escuchar y comunicarte con tu pareja? ¿Te comunicas de forma no-verbal?” (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2019/06/1072-sabes-escuchar-y-comunicarte-con.html). Ahí va de forma específica para los novios, pero te
servirá a cómo aprender a desarrollar una aptitud que las mujeres valoran
sobremanera, y que, independientemente de ello, te hará crecer como ser humano.
Continuará
en “¿Qué buscan las mujeres en un
hombre como pareja?” (2ª parte)
[1] Doctor Hugo Liaño, jefe del servicio de Neurología de la Clínica Puerta de Hierro de Madrid y autor de “Cerebro de hombre, cerebro de mujer” (Ediciones B).
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