“Cartas del diablo a
su sobrino el pastor” es una secuela no-oficial (ya que han sido escritas por
mí), del célebre libro de C.S. Lewis titulado “Cartas del diablo a su sobrino”.
En este caso, son cinco misivas añadidas a las treinta y una originales publicadas
en 1942, donde el demonio Escrutopo le vuelve a escribir a su sobrino Orugario,
el cual, ahora, se ha infiltrado en una iglesia como pastor.
Antes de comenzar,
haré unas pequeñas puntualizaciones:
1) Como hay personas
que no han leído la obra de Lewis –algo que deberían remediar lo antes
posible-, habrá algunos cristianos que, al observar un título tan chocante, se
lanzarán a juzgar en base a esas ocho palabras del encabezado sin leer el resto
del contenido. No es la primera vez que me sucede, así que espero que no caigan
en ese error por enésima vez.
2) Estas misivas no
tienen intención alguna de decir que haya pastores que sean demonios en el
sentido bíblico y literal del término, sino servirme de la idea y del estilo
literario de Lewis –sin llegar, ni mucho menos, a su nivel-, para mostrar los
errores que, desde ciertos estilos de pastorado, se están cometiendo y
perpetuando en las últimas décadas, sin que se le ponga freno.
3) Un antiguo pastor,
cuando supo del título de mi primer libro (“Herejías por doquier”), le preguntó
a otro de su gremio: “¿Tantas herejías hay en el Campo de Gibraltar?”. Dicha
zona es donde vivo. Ante esto, el segundo pastor, que ya había leído el libro,
contestó: “Él no se refiere solo a esta parte, sino en general, al mundo
entero”. Con estas cartas, hago lo mismo: aunque los lectores puedan sentirse
identificados con situaciones iguales o semejantes a las descritas, no me
refiero a nadie en particular ni a un lugar en concreto, sino, nuevamente, en
general, a todo el mundo.
4) En su obra, Lewis
no cita literalmente ningún texto bíblico, y ni siquiera los parafrasea. En mi
caso, sí he hecho ambas cosas, insertándolos dentro de la misma narración, para
enriquecer el contenido todo lo posible. A mayor conocimiento bíblico por parte
del lector, más referencias percibirá y, por lo tanto, más disfrutará.
Podríamos entenderlo
como una “evolución” en el conocimiento de Escrutopo después de miles de años,
que se adapta al tiempo presente.
5) En ningún caso
responsabilizo a los pastores en lo que respecta a los cristianos que se
enfriaron o apartaron. Un mal pastor –incluso un falso pastor-, puede hacer
“descarrillar” a un creyente, pero, después, es el individuo el que decide si
subirse o no al verdadero tren de Cristo y, en última instancia, qué curso de
acción tomará su vida tras una mala experiencia eclesial.
6) Algunas ideas son
exageraciones de la realidad, pero con un trasfondo excesivamente verídico.
Otros conceptos son prácticamente literales. Entremezclado con todo esto,
veremos cómo las huestes de maldad, sabiéndose derrotadas, siguen dando
coletazos, tratando de provocar el mayor número de víctimas posibles.
7) Aunque pueda
parecer que están escritas exclusivamente para “pastores” o aquellos que tengan
el deseo de serlo en el futuro, no es así. Va dirigidas a todos los cristianos,
para que reflexionen profundamente sobre faltas, pecados y despropósitos que se
cometen, tanto en el púlpito como fuera de él por todo el cuerpo de Cristo. Así
que animo a que, con juicio crítico y constructivo, sean leídas por todos los
creyentes.
8) La primera carta
(la 32), se centrará en las “actitudes” del pastor hacia los demás y su errado
concepto de sí mismo. La segunda (33), en cómo la fe se confunde con las
emociones, y la manera en que la herejía de la prosperidad se ha apoderado de
muchos. La tercera (34), en cómo se dividen los propios cristianos por temas
secundarios, en el legalismo que les han inculcado a millones y, por último,
cómo la música se ha convertido en el nuevo becerro de oro, tanto para oyentes
como para cantantes. La cuarta (35), se enfocará en la sexualidad humana, el
matrimonio, la familia y la educación de los hijos en general. Y la última (36),
en el “maltrato” que provocan los pastores a los que, según ellos, “no
obedecen”.
9) Habrá personas
que, con algunas partes, no estarán de acuerdo, como en lo que concierne a la
sexualidad, y estarán a favor de las nuevas ideas al respecto que se están
apoderando de muchas congregaciones. Pero nadie puede quedarse con lo que le
gusta de Dios y desechar el resto, tratando de poner en Su boca palabras que Él
no ha dicho. Todos nos debemos al principio paulino: no rehuir anunciar “todo”
el consejo de Dios (cf. Hch. 20:27).
10) Que el lector no
olvide que no estoy señalando a nadie en particular, sino que es la Biblia
quien lo hace, la cual no escribí yo y se interpreta a sí misma.
11) Para no dar lugar
a malas interpretaciones, expongo el significado de varios términos que empleo
y que están extraídos directamente de la obra original:
- “El Enemigo”,
“Nuestro Opresor”, “Fundador”, “Hombre”: Como es un demonio el que escribe, se
refiere en estos términos a “Dios Padre/Hijo”.
- “Pacientes”: Son
los cristianos a los que Orugario trata de destruir.
- “Nuestro Padre”,
“Nuestro Padre de las Profundidades”: Es como Escrutopo llama a su padre
Satanás.
* Hay expresiones que
son de propia invención y otras que pertenecen al señor Lewis, pero que dejo al
lector avispado descubrir cuáles son.
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