lunes, 17 de enero de 2022

¿Cómo puede un cristiano vivir en Matrix pero dentro del sistema de Dios? (2ª parte)

 


Venimos de aquí: Para los cristianos, ¿qué es Matrix? & ¿Quiénes viven hoy en día bajo su yugo y quiénes han sido liberados? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2022/01/para-los-cristianos-que-es-matrix.html).

Para saber cómo vivir en Matrix sin ser parte de dicho sistema, es necesario comenzar explicando la diferencia entre dos “mundos” completamente opuestos.

El brutal contraste entre Edén y Matrix
Si los cristianos sabemos que vivimos en esta Matrix hecha a imagen y semejanza del hombre caído es por una razón muy sencilla: los valores que imperan en esta sociedad son justo los opuestos a los que el Creador estableció para la humanidad. Es así como vemos que, el mundo perfecto creado por Dios y reflejado en el huerto del Edén, dió paso al que tenemos desde la Caída, donde “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Jn. 5:19). Resumiendo, en palabras del teólogo Millard Erickson[1]:

1) El mundo como un sistema organizado de fuerza espiritual es un hecho. Es la encarnación misma del mal. Es una entidad extendida que existe independientemente de los seres malvados individuales; es la estructura de toda la realidad contraria a Dios. Es una forma de pensar y un marco de referencia totalmente diferente y opuesto a Cristo y a sus discípulos.

2) El mundo está bajo el control de Satanás. Aunque fue creado para servir a Dios, ahora es el reino de Satanás. Es capaz de utilizarlo y de usar sus recursos para cumplir sus propósitos y oponerse a los de Cristo. Las personas e instituciones que ejercen influencias negativas en este mundo no son la fuente última del mal que se produce. Tras este asunto está la actividad de Satanás.

3) El mundo es claramente malo. Tiene la habilidad de corromper todo lo que toca.

4) Por poderosos que sean el sistema y el caudillo del mundo, están condenados. La derrota del mundo ya ha sido determinada. En un sentido espiritual, el mundo fue juzgado en los tiempos de Cristo y a través de su muerte y resurrección. Algún día será realmente juzgado ante el trono de Dios. De hecho, los creyentes mismos se verán implicados en el juicio del mundo, así que no deberían someterse al mundo hoy.

El contraste de valores mencionado lo podemos ver en cuestiones muy claras y concretas. Como las he tratado en múltiples ocasiones (ej. El Nuevo Orden Mundial: ¿Cómo sabemos que el mundo está bajo el maligno? https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2019/03/10-el-nuevo-orden-mundial-como-sabemos.html), solo citaré cuatro diferencias morales entre Edén y Matrix:

- Para Dios toda vida es sagrada desde el mismo momento de la concepción, que es cuando “surge” un nuevo ser humano. Para Matrix, matar a ese ser indefenso que no se desea por cualquier motivo es un derecho de la mujer.

- Dios muestra que solo Él puede saciar todos los anhelos internos del ser humano. Por su parte, Matrix muestra que esa dicha se satisface por medio del dinero, el reconocimiento social, los sueños alcanzados, casas, coches, un buen cuerpo, los espectáculos deportivos o musicales, las fiestas, las nuevas tecnologías, la pornografía, el sexo, el alcohol, las drogas “recreativas”, etc. 

- Para Dios el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer, donde la sexualidad se expresa entre los cónyuges una vez casados. Por el contrario, Matrix enseña que cualquier forma de unión, amor y sexualidad es válida.

- Dios nos enseña a ser decorosos en nuestra forma de vestir. Matrix nos inculca por doquier la idea del exhibicionismo, tanto masculino como femenina.

¿Cómo vivir en Matrix sin ser esclavo del Orden Mundial?
Recordemos que la versión de Matrix que conocimos en la saga original era la séptima. Es decir, sus creadores la habían ido readaptando y remodelando para que encajara lo mejor posible con la naturaleza del ser humano; en este caso, una naturaleza genuinamente malvada. Es lo mismo que analizamos líneas atrás: el Edén dió paso a Matrix una vez que nuestra especie pecó. Y es lo que tenemos hoy en día: un mundo que se llama a sí mismo progresista y que adopta todo tipo de leyes contrarias a las establecidas por Dios. Ya no son los padres los que crían a sus pequeños sino que son “cultivados” por el sistema a través de los medios de comunicación, las redes sociales y la propia escuela.
Terrible escena de Matrix donde se observa cómo se cultiva a los bebés, al igual que en nuestra sociedad se les lava el cerebro a los jóvenes

Puesto que, mientras vivamos en este planeta estaremos “sujetos” a dicho mundo, ¿cómo vivir dentro de él sin ser parte de él? Parece una paradoja pero no lo es. En primer lugar, siendo consciente de dicha realidad, puesto que Jesús mismo dijo que su reino no es de este mundo (Jn. 18:36) y que “es verdad que vivimos en este mundo, pero no actuamos como todo el mundo” (2 Co. 10:3. TLA). Y la clave la ofrece de nuevo Jesús: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn. 8:12).
Que vivamos físicamente aquí no significa que tengamos que hacerlo en la manera en que Matrix trata de inculcarnos. Nuestros valores no son sus valores. Nuestros principios no son sus principios. Nuestras metas no son sus metas. Nuestros pensamientos no están centrados en las mismas cuestiones que las de ellos. Nuestra ética no es la de ellos. Y es así –de esa manera opuesta- como debemos pensar, sentir y vivir: “Ellos son del mundo; por eso hablan de las cosas del mundo y el mundo los oye” ( 1 Jn. 4:5).
A ellos les sorprenderá que no actuemos como ellos y, posiblemente, traerá algún tipo de persecución, sea en términos físicos o en forma de desprecios y burlas, aunque nuestro deseo sea que se salven. Como bien dijo Pedro: “A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan” (1 P. 4:4). De nuevo lo explica Millard Erickson: “Sabemos que, en muchas ocasiones, cuando la luz llegó al mundo, el hombre prefirió la oscuridad porque la luz revelaba sus malas obras (Jn. 3:19-21). Por lo tanto, los creyentes deberían esperar el rechazo e incluso la hostilidad y la oposición ante la luz que exhiben. Sin embargo, el testimonio de las Escrituras también deja claro que el mundo es condenado; su juicio ya ha tenido lugar, pero será ejecutado en el futuro”[2].
El llamado que hizo Pablo a los filipenses, y que es extensible para todos los creyentes, es contundente: “Que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Fil. 2:15). Y esto significa adoptar por completo los valores de Dios. Incluso así, no tengas duda alguna de que los inconversos señalarán tus defectos y errores con la intención de desprestigiarte, como señalamos en “Cuando los cristianos ofrecemos un mal ejemplo y se nos acusa con razón de hipócritas” (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/09/1-cuando-los-cristianos-ofrecemos-un.html).
El que tiene claro la máxima bíblica –“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mt. 22:37)-:

- Sabrá distinguir entre el camino de Dios y el del mundo.

- Comprenderá con total lucidez que su ciudadanía está en los cielos (cf. Fil 3:20) y no en el sistema actual enfermizo que nos rodea.

- Aprovechará bien el tiempo en beneficio del reino, y para crecer en el conocimiento de Dios y en su relación con Él. 

- Empleará los dones que Dios le haya dado para darle a conocer y glorificarle.

- En lugar de dejarse llevar por la ansiedad ante las circunstancias adversas, descansará en su Señor y en las promesas eternas, y no en ídolos religiosos o en filosofías. 

- Vivirá en contentamiento, sea que tenga mucho o poco.

- Ayudará a los demás en función de sus posibilidades.

- Criará a sus hijos “en disciplina y amonestación del Señor” (Ef. 6:4) en lugar de por los valores de Matrix.

- Anunciará al Libertador, al verdadero Mesías, a pesar de saber que será atacado de una manera u otra. 


Continuará en La diferencia entre elegir la pastilla azul y seguir las leyes de los hombres en Matrix o tomar la roja y obedecer las leyes de Dios (3ª parte).


[1] Erickson, Millard. Teología sistemática. Clie. Pág. 660.

[2] Ibid. Pág. 659.

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