Extraído de la célebre novela El progreso del Peregrino, de Juan Bunyan.
- Cristiano: “¿Quién eres tú?”.
- Enjaulado: “¡Ah! En otro tiempo hice profesión de
cristiano, y prosperaba y florecía a mis propios ojos y a los ojos de los
demás. Me creía destinado a la ciudad celestial, y esta idea me llenaba de
grande regocijo. Pero ahora soy una criatura de desesperación; encerrado en
esta jaula de hierro, no puedo salir, ¡ay de mí!, no puedo salir”.
- Cristiano: “Pero, ¿cómo has llegado a este estado tan
miserable?”.
- Enjaulado: “Dejé de velar y de ser sobrio, solté la
rienda a mis pasiones, pequé contra lo que clara y expresamente manda la
Palabra y bondad del Señor; entristecí al Espíritu Santo, y éste se me ha
retirado; tenté al diablo, y vino a mí; provoqué la ira de Dios, y el Señor me
ha abandonado; mi corazón se ha endurecido de tal manera, que ya no puedo
arrepentirme”.
- Cristiano: “¿Pero no hay remedio ni esperanza para ti?,
¿habrás de estar encerrado siempre en esa férrea jaula de desesperación?”.
- Enjaulado: “He perdido toda esperanza. He crucificado
de nuevo en mi mismo al Hijo de Dios, he aborrecido su persona (Lc. 19:14), he
despreciado su justicia, he profanado su sangre, he ultrajado al Espíritu de
gracia (He. 10:28-29); he aquí porque me considero destituido de toda
esperanza, y no me restan sino las amenazas terribles de un juicio cierto y
seguro, y la perspectiva de un fuego abrasador, de cuyas llamas he de ser
pasto. A este estado me han traído mis pasiones, los placeres e intereses
mundanos, en cuyo goce me prometí en otro tiempo muchos deleites, pero que ahora
me atormentan y me corroen como un gusano de fuego”.
- Cristiano: “Pero, ¿no puedes aún al presente volverte a
Dios y arrepentirte?”.
- Enjaulado: “Dios me ha negado el arrepentimiento; en su
Palabra no encuentro ya estímulo para creer; es el mismo Dios el que me ha
encerrado en esta jaula, y todos los hombres del mundo juntos no me podrán
sacar de ella. ¡Oh, eternidad, eternidad! ¿Cómo podré yo luchar con la miseria
que me espera en la eternidad?”.
- Intérprete (una persona que aconseja a “Cristiano”):
“Cristiano, nunca eches en olvido la
miseria de este hombre; sírvate siempre de escarmiento y de aviso”.
- Cristiano: “¡Terrible es esto! Concédame el Señor su
auxilio para velar y ser sobrio, y pedirle que no permita el Señor que yo
llegue algún día a ser presa de tamaña miseria”.
Para profundizar en este tema, aquí: ¿Puede volver a Dios un “cristiano”
que ha negado a Cristo con sus palabras o sus obras? http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/05/puede-volver-dios-un-cristiano-que-ha.html

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