Ahora que muchos creyentes y no creyentes “participan”
de la que llaman “semana santa”, sabiendo o sin saber el porqué, este “dibujo”,
lleno de fallos, me servirá para explicarles una verdad muy sencilla. Cualquiera
que tenga un mínimo de interés, lo entenderá.
Una imagen
errada vs La verdad
¿Qué piensas al ver esta imagen de Jesús luchando
contra el diablo, tanto si eres creyente como si no? ¿Te resulta grotesca?
¿Ofensiva? ¿Blasfema? ¿Heroica? ¿Irrisoria? ¿Burlesca? ¿Irritante? ¿Cómica?
¿Incomprensible?
Ahora que muchos creyentes y no creyentes “participan”
de la que llaman “semana santa”, sabiendo o sin saber el porqué, este “dibujo”,
lleno de fallos, me servirá para explicarles una verdad muy sencilla. Cualquiera
que tenga un mínimo de interés, lo entenderá.
Desconociendo al autor de la misma y la fuente
original, puedo decir que a mí no me gusta la ilustración. ¿Qué puede servir
como metáfora para instruir en una lección? Personalmente, pienso que confunde
más que aclara, dando lugar a flagrantes errores y a ideas que no concuerdan
con la verdad.
Dice el refranero que una imagen vale más que mil
palabras. Además, suelen quedar impresas en la mente con mayor facilidad. Pero,
aun así, en condiciones normales, jamás usaría este “retrato” para uno de mis
escritos en el blog. Ahora bien, aprovechando que un familiar me la envió, me
serviré de ella para expresar dos
realidades breves y sencillas de aprender, incluso para un neófito no-cristiano
que preste un mínimo de atención. Así, la imagen tomará su verdadero lugar
cuando alguien piense en ella o la recuerde.
1) Parece que el Jesús-Dios se bate encarnizadamente
contra el Demonio-Dios, como si estuvieran al mismo nivel de grandeza y poder.
Y eso no es así: Jesús es Dios Encarnado. El diablo es solo una criatura que
fue arrojada del cielo cuando trató de usurpar el trono de Dios. Tampoco posee
ninguno de los atributos divinos, como son la Omnipotencia, la Omnisciencia y
la Omnipresencia. Repito: uno es Dios, el cual no fue creado, y existe “desde”
y “para” siempre, y el otro es una criatura con un principio.
2) Visto así, parece que Jesús es un superhombre
enfrentándose al demonio, donde uno de ellos es “algo” más fuerte tras
someterse a un duro entrenamiento en el gimnasio. Aquí su fuerza depende de su
físico. Además, derrota al diablo “con la cruz”. A algunos les puede parecer
emocionante, pero las circunstancias no sucedieron de dicha manera. Jesús no
derrotó al diablo y sus demonios usando la cruz como “arma”, ni “con la cruz”,
sino “en la cruz”. La diferencia es abismal. Y la razón es la vamos a ver en el siguiente párrafo.
El pago: en la cruz
Fue en la cruz el
lugar donde Cristo pagó por nuestros pecados, logrando para nosotros la vida
eterna y el triunfo sobre las fuerzas de las tinieblas. Pablo
lo expone de manera magistral, proclamando un grito de victoria que podemos
hacer nuestro: “perdonándoos todos los pecados, anulando el
acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria,
quitándola de en medio y clavándola en
la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en
la cruz” (Col. 2:13-15).
El acta de los decretos era un documento escrito donde quedaba
manifiesto que un deudor había cancelado su deuda con el acreedor. Hoy en día,
sería el equivalente a un recibo o a una factura pagada. Este escrito quedaba
expuesto en un lugar público para que así hubiera constancia del pago. Esto es
exactamente lo que hizo Cristo respecto a nosotros: nuestra infinita deuda para
con el Padre, fruto de incumplir por nuestra parte sus mandamientos a causa de
los deseos pecaminosos que moran en nosotros, quedó pagada completamente por
Cristo, quien ´hizo pública` la cancelación de la deuda, en la cruz, para que quedara
constancia a todos. Por eso, ningún demonio (los principados y potestades
citados en el texto) tiene ya nada con lo que acusar a un verdadero cristiano: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el
que justifica” (Ro. 8:33). Ya somos justos ante el Creador por lo que aconteció
en la cruz: ¡el pago por nuestros pecados!
Es obvio que, por todo lo reseñado, el diablo intentó,
una y otra vez, que Jesús no llegara a la cruz, como vimos en “Y el diablo
gritó: ´¡No lo crucifiquéis!`” (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/04/y-el-diablo-grito-no-lo-crucifiqueis.html).
Por lo tanto, la ilustración del encabezado
distorsiona la realidad bíblica, se queda muy corta en comparación a lo que nos
enseña la teología más básica, y no sabe captar la dimensión y el significado
de los hechos que ocurrieron en la cruz. Espero que ahora lo hayas comprendido
y nunca lo olvides.
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