Este artículo va dirigido a aquellos con edades comprendidas entre
los doce y los treinta años. Puesto que describe la situación en la que caen
los que sobrepasan de largo esa edad, les ayudará para no cometer los mismos
errores. Si no hacen caso ya, luego será demasiado tarde para la mayoría.
Tanto en persona como en las redes sociales, no pasa
el día en que, con una asiduidad nunca vista, me encuentre la misma queja entre
los mayores de treinta años: ellas dicen que “ya no quedan hombres buenos” y
ellos que “ya no quedan mujeres buenas”. Es digno de un estudio sociológico,
pero parece que, en los últimos años, el deporte más practicado es del de
despotricar un sexo del otro. No sé si la causa es:
- una mezcla de salseo
continuo, donde lo importante es opinar sobre las vidas ajenas.
- el querer aparentar que se es mejor que los demás.
- el postureo de las redes sociales para encontrar
visibilidad y así ser “aceptado/amado”.
- la ingeniería
social llevada a través de los medios de comunicación (series, películas,
programas, etc.) que han inculcado una nueva ideología, y que fomentan lo peor
del ser humano, calando entre los más jóvenes.
- el feminismo extremo que se observa entre las nuevas
generaciones y el rechazo que provoca en los hombres.
- el machismo que perdura entre cierto grupo de hombres.
Siendo esa la realidad, y más allá de las causas que han provocado esta “guerra de sexos”,
veamos qué dicen unos de otros. Luego analizaremos qué hay de cierto y si es un
verdadero problema a medio y largo plazo. Es la única manera en que las nuevas generaciones reflexionen, ahora que, todavía, están a tiempo.
La
definición de “bueno”
Antes de nada, es imprescindible acotar y definir lo
que entendemos por “bueno”. En términos meramente teológicos, “bueno”, como
dijo Jesús, solo hay uno: Dios (Mr. 10:18). Del resto de nosotros se nos deja
muy claro que “no hay hombre justo en la
tierra, que haga el bien y nunca peque” (Ecl. 7:20). Pero para entendernos coloquialmente, incluso entre aquellos que
no son cristianos y están leyendo estas líneas, usaremos la definición que hace
el diccionario de dicho adjetivo: “Que posee bondad moral; que tiene buena
aptitud o calidad respecto a sus iguales; con cualidades gratas o gustosas”.
Por lo tanto, cuando un soltero dice que “ya no quedan
hombres y mujeres buenos”, se refiere a que “no los hay con bondad moral, ni
con buena aptitud, ni sus cualidades son gratas o gustosas”. No son, usando
algunos de sus sinónimos, bondadosos, afables, tiernos, compasivos, honrados,
serviciales, benévolos, sensibles, comprensivos ni amables.
Al final sucede como se narra en este chiste: Una
señorita que iba caminando por la orilla de la playa y, sin darse cuenta,
golpeó una lámpara medio enterrada. De ella salió “el Genio”. Ella, emocionada,
dijo: “¡Qué bien, el Genio de la lámpara! Me va a conceder tres deseos,
¿verdad?”. A lo que él contestó: “Con la inflación, los impuestos y demás, tres
son muchos, así que mejor lo dejamos en uno”. Así que ella se dispuso a hacer
su petición: “Quiero que, por favor, se acabe ya la guerra de Ucrania”. Al Genio
se le torció el gesto y le respondió: “Eso es muy difícil. Está Putin.., hay
muchos países negociando, la Unión Europea, Estados Unidos... imposible. Dígame
otro más asequible”. Y entonces ella rehizo su interés: “Pues mire, yo soy
soltera y me gustaría encontrar a un hombre adecuado para mí”. “Venga,
señorita, dígame qué características desea en ese hombre”, añadió el Genio.
Ella no se cortó un ápice y declaró: “Que sea considerado, detallista,
divertido, que le guste cocinar, que ayude en las tareas del hogar, que se
lleve bien con toda mi familia, que sea fiel, que no le guste el fútbol...”.
Inmediatamente, el Genio la cortó y concluyó: “A ver, ¿tiene por ahí el número
de Putin?”.
Era más fácil lo primero que encontrar un hombre con
esas cualidades... (el que quiera
escuchar el original, contado por el humorista “El comandante Lara” con un arte
sublime, aquí lo tiene: https://www.youtube.com/watch?v=V6ZdnHJig5A).
Qué dicen
“malo” las mujeres de los hombres, y viceversa
Entonces, chistes aparte, y una vez hecha esta
aclaración sobre el concepto de “bueno”, ¿cómo son los hombres y las mujeres,
según lo describen el sexo opuesto?:
- Egocéntricos, donde la empatía y el saber escuchar
no forman parte de la ecuación.
- Infieles, tanto emocional como físicamente, aparte
que acaban en la cama a las primeras de cambio con alguien que acaban de
conocer o con el que llevan saliendo poco tiempo.
- Inconstantes, puesto que un día dicen amarte con
locura, y al siguiente le ponen ojitos al compañero de estudios o de trabajo.
- Controladores, manipuladores y chantajistas.
- Sin dominio sobre sus propias emociones, dejándose
llevar por la ira cuando se les lleva la contraria.
- Infinitamente más preocupados por el físico que por por
desarrollar su ser interior con la lectura de buenos libros.
- Más allá de los temas superficiales o de los
chismorreos, no tienen temas de conversación interesantes, por lo que terminan
resultando aburridos.
- Incapaces de resolver problemas en pareja.
- Mentirosos, donde usan el engaño cuando les conviene.
- Poseedores de un vocabulario lleno de palabras soeces.
- Exhibicionistas, que muestran sin pudor alguno sus cuerpos con ropas
minimalistas, desde edades cada vez más tempranas, sea en el gimnasio, en la
playa, en discotecas, por la calle y en redes sociales.
- Consumidores de alcohol como parte de su rutina
de diversión, y donde los fines de semana beben como si no hubiera un mañana.
- Traidores, al narrar con todo lujo de detalles a sus amigos
conversaciones íntimas que han tenido con sus parejas cuando las tienen.
Aunque algunas de estas actitudes y pensamientos los
envuelven con un bonito lazo, y las llaman “libertad”, “juventud”, “ser
moderno” y “evolución” (por ej. si han tenido diez, quince o veinte parejas
sexuales –incluso más-, no lo consideran “promiscuidad”, sino ““disfrutar de la
sexualidad y de su cuerpo”), saben en su foro interno que las conductas que
ellos mismos denuncian en el otro sexo –usando en este caso los antónimos de
“bueno”- son malas, perversas, injustas, maliciosas, inadecuadas, inapropiadas
y perjudiciales.
Visto así, ¿cómo no van a tener obstáculos insalvables
a la hora de la verdad?
Un boomerang
que se vuelve en contra
No todos son así, pero lo primero que tienen que
hacer, antes de “señalar” estas características en el sexo opuesto para afirmar
que “ya no existen mujeres y hombres buenos”, es mirarse a sí mismos y ver si
“poseen” dichas “cualidades” o algunas de ellas. De ser así, es lo primero que
deberían solucionar. Además, no se puede “demandar” y “buscar” en otros lo que
uno mismo no es.
Ya hablé del
tremebundo error que supone tener una relación sentimental y/o casarse con una
persona con la que no se comparte valores (“Las consecuencias de errar en la
búsqueda de un hombre o una mujer & Qué buscar y qué no en una relación
sentimental”: http://usatumenteparapensar.blogspot.com/2022/12/las-consecuencias-de-errar-en-la.html).
Pero, de igual manera, es una
locura absoluta –y que acaba siempre mal- unirse a alguien con la que se comparte todo lo que hemos citado: esa
forma de ser, esas ideas y esa visión de la vida. Si ya de por sí es complejo,
y requiere esfuerzo tener una relación sana entre personas “buenas”, cuánto más
entre los que se mueven entre estos “antivalores”. El hecho de que haya
millones –sí, millones- de divorcios al año en todo el planeta, no es fruto de
la casualidad, sino de la causalidad.
A pesar de eso,
escuchamos a chicos jóvenes decir tajantemente que “les gustan las malotas”, y
lo mismo a las chicas respeto a los “malotes”. Y así acaban tarde o temprano:
tragedias en forma de corazones rotos. A esas edades tempranas, cuando no
piensan en las consecuencias de sus actos, y no son conscientes de que “ser” de
esa manera y “buscar” en el otro sexo a los que son así, les llevará con el
tiempo a recoger lo que han sembrado, siendo una muy mala cosecha. Luego se
quejarán de que no hay “buenos”, cuando ellos fueron parte del problema al
buscar “al malo”.
Conforme todo esto se
está afianzando en la sociedad, siendo ya la norma, solo podemos llegar a la
conclusión de que la generación presente, y las que vienen, lo tienen bien jorobado.
Con todo lo reseñado,
cuando los treinta años empiezan a quedarse atrás, donde el reloj biológico y
la propia vida empieza a dar señales de alarma, y quieren “algo serio” y
“formal” con aquellos que, ahora, consideran “buenas personas”, reciben una
bofetada de realidad: se echan las manos a la cabeza al contemplar espantados
que las opciones se han reducido a su máxima expresión o que, directamente, ya
no las hay. En unos casos, porque los
“buenos” que llegan a conocer no les atraen lo suficiente. En otros, porque
están casados y han formado una familia. Y, por último, porque estos
individuos, viendo el panorama actual y la extrema desconfianza que les crea,
han tomado la decisión de vivir felices como solteros, estando convencidos de
que es la voluntad de Dios para sus vidas.
¿Y qué ocurre ya pasado cierto umbral en lo que
respecta a la edad, cuando no encuentran lo que de verdad anhelan en un novio
“bueno” y futuro cónyuge? Que entran en un bucle sin fin: empiezan a buscar
aquí y allá, se emparejan por
impulso, y acumulan relaciones frustradas o, en el caso de casarse, divorcios.
Conclusión
He avisado. Aquí
quedan mis palabras, porque esto afecta tanto a los ricos como a los pobres, a
los famosos como al vecino de tu calle. No entiende de estratos sociales. Así
que, vosotros, jóvenes, antes de que sea demasiado tarde, podéis actuar de otra
manera. No busquéis al malote y sed de ejemplo en todas las esferas de la vida.
Que podáis ser “buenos” y tengáis como pareja a alguien igual o semejante,
donde ambos seáis sensibles, empáticos, cariñosos, fieles, confiables,
intelectuales, espirituales, sexualmente íntegros, dadivosos, educados,
sensatos, con dominio propio, equilibrados emocionalmente, sinceros y sanamente
pudorosos.
¿Los habrá que
encuentren hombres o mujeres “buenos”, a pesar de que no lo fueron en el
pasado? Seguro, pero se están jugando buena parte de su felicidad a cómo caiga
la moneda: cara o cruz. Si alguien se la quiere jugar, aunque es poco sabio,
está en su libertad de hacerlo. Pero, visto lo visto, mejor comenzar a madurar
desde ya y no dejar algo tan importante al azar.
P.d: ¿Y qué de los que se consideran buenos –en el sentido humano del adjetivo- y no encuentran a una pareja “buena”? Aunque está enfocado principalmente a cristianos “nacidos de nuevo”, para ellos está el libro “Crónicas de los solteros”, que llevo años publicando en el blog, y que aquí dejo el índice de lo publicado hasta el día de hoy: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/02/indice_16.html
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