Las mujeres proabortistas hacen esta afirmación: “Que quieran obligarnos a hacernos una ecografía es cruel
para nosotras”. Nuevamente, es una idea sin pies ni cabeza, y que sobrepasa lo
éticamente absurdo e irracional. Al fin y al cabo, lo que se esconde detrás se
resume con el refranero popular: “Ojos que no ven, corazón que no siente”.
Por eso, cuando se
iba a aprobar en el 2014 en España la llamada “Ley Gallardón” (en referencia al
ex Ministro de Justicia), que, entre otros aspectos, incluía la obligación de
que las mujeres embarazadas que tuvieran la idea de abortar se sometieran a una
ecografía, todo el movimiento proabortista lanzó una campaña brutal para que no
fuera así. Finalmente no se aprobó, provocando que el Ministro, que había
prometido en campaña dicha ley, dimitiera en conciencia tras ser negada su
petición por el mismo Mariano Rajoy, presidente del país en aquel momento, que
se acobardó ante el miedo a perder votos y terminó plegándose a los deseos de
la turba.
Como he contado en más
de una ocasión, un ginecólogo de mi ciudad suele acercarse a la entrada de una
clínica abortista y le ofrece a las mujeres que van a entrar una ecografía
gratuita en su consulta. Las que aceptan, cuando escuchan el latido del corazón
del hijo que llevan en su interior, comienzan a llorar quebrantadas. Por lo que
me narró un colaborador suyo, de todas las que se han hecho con este ginecólogo
una ecografía, solo una siguió adelante con el aborto. Ellas, en su inmensa mayoría, se dan cuenta de que llevan a un ser humano en su interior y toman verdadera
conciencia de lo que supondría acabar con esa vida. Por eso a las radicales
proabortistas y a las clínicas que se lucran, no les conviene que los gobiernos
les impongan una ecografía ni la visualización de un vídeo donde se muestre
cómo se lleva a cabo un aborto y fotografías del resultado en el “ser”
extraído.
(Escena de la película Unplanned, donde la protagonista observa la reacción de un feto mientras es abortado)
Aquí podéis ver y
escuchar la reacción de Jael Ojuel, médica ginecóloga y obstetra, al preguntarle qué ha sentido al contemplar en primera persona desde un quirófano dicha práctica, y que sería la misma si los que quieren abortar lo pudieran ver (minuto
18:40 a a 21:13, https://www.youtube.com/watch?v=kIwOTxhGKr4).
Por otro lado, una de las “ideas” más recurrentes
entre los proabortistas es señalar que una criatura no debería nacer en un
lugar de pobreza y sin esperanza, puesto que eso es condenarlo en vida. Por lo
tanto, para ellos, lo mejor es impedir que nazca.
La realidad se resume en esta pregunta: ¿Por qué, en lugar de centrarnos en
que “es pobre” y en su condición social, no lo hacemos en ayudarlos y en proveerlos de recursos? ¿Seguimos la
misma pauta proabortista con los adultos pobres de este mundo? ¿Los matamos
o los ayudamos a salir de su situación? Nadie en sus cabales respondería lo
primero. Sin embargo, para un bebé que aún sigue en el vientre de su madre, sí
consideran válida la propuesta. De los
miles de millones de euros y dólares que se gastan al año los gobiernos en financiaciar la destrucción del feto, ¿por qué no lo invierten en mejorar
la calidad de vida de las embarazadas y de los niños por nacer y ya nacidos? ¿Por qué no
ofrecen mayores ayudas económicas a las encintas y el apoyo constante de los
servicios sociales? El presupuesto para las embarazadas o madres solteras,
en comparación a otras partidas económicas, suele ser irrisorio, así que consideran más barato y fácil quitarse el problema de encima antes de que aparezca. Mejor gastarse el
dinero en armas, en aviones de guerra, en los sueldos de los políticos, en
ministerios que no sirven para nada y en sus vidas lujosas, ¿verdad? Hierve la sangre conocer la injusta
realidad.
También apuntan a que, como existen abortos clandestinos, es necesario
legalizarlos para que algo así no suceda. ¡Claro, y como existe el tráfico de
drogas y la trata de menores, lo legalizamos también!
Por otro lado, ¿por
qué no facilitan las adopciones para millones de parejas que no pueden
tener descendencia y se mueren por tener un pequeño al que amar sin excusas, a una criatura que tiene todo el derecho del
mundo a VIVIR, a sonreír, a disfrutar de los sanos placeres de este mundo, a
ser amado y a amar, y a formar su propia familia en el futuro?
El que quiera saber más del tema económico que hay detrás
de todo el negocio del aborto, aquí tiene una breve entrevista a Marta
Valverde, presidenta de la Asociación Más futuro: https://youtu.be/MoLinEWrCvc.
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