lunes, 17 de febrero de 2025

11.11. ¿Eres soltero porque tienes algún tipo de miedo?

 


Venimos de aquí: ¿Eres soltero porque afirmas no necesitar pareja? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2024/06/1110-eres-soltero-porque-afirmas-no.html).

Lo repetiré a lo largo de todo el capítulo: las causas a la soltería que estamos exponiendo son adyacentes o secundarias. Las causas principales que suelen darse o ser la norma están descritas claramente en el segundo apartado del primer capítulo (Lo que le duele a los solteros: Haciendo malabares: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/03/12-lo-que-duele-los-solteros-haciendo.html). Lo aclaro para que no haya malos entendidos y nadie se cree falsos sentimientos de culpa.

Aquí nos encontramos con infinidad de casos que aluden al miedo para no buscar pareja. O, en el caso de que la tengan, para no comprometerse. He conocido a muchas personas que alojan en su interior esta clase de temores. En general, es el miedo a sufrir. En algunas ocasiones, anticipan en sus mentes lo que aun no ha ocurrido. Y en otras, lo que temen es que vuelva a repetirse historias pasadas.
Un hermano me compartió que había hecho una especie de “voto de soltería” junto a un amigo, ya que únicamente veía sufrimiento y corazones rotos en las personas que había a su alrededor por sus experiencias negativas; ninguno de los dos quería pasar por las mismas circunstancias.
Una antigua amiga me contó una vez que desconfíaba de los hombres en general, porque su padre se marchó con otra mujer sin que la madre sospechara nada, cuando todo iba aparentemente bien en casa y ella se sentía feliz con sus padres.

Miedos concretos
Veamos algunos de estos miedos que padecen muchas personas, que incluye también a los cristianos:

- Miedo a repetir los mismos errores que cometieron sus padres, cuyo matrimonio fue realmente aciago y acabó en divorcio.

- Miedo a comprometerse y a no estar a la altura de las circunstancias de lo que espera la pareja de él. 

- Miedo a no saber afrontar los problemas de pareja cuando surjan.

- Miedo al dudar de su propia capacidad para cubrir las necesidades emocionales y sentimentales de su compañero.

- Miedo a no ser capaz de cubrir las necesidades económicas y materiales al carecer de trabajo estable.

- Miedo a mostrarse vulnerable y creer que dejará de ser amado cuando esto suceda.

- Miedo a la convivencia diaria.

- Miedo al fracaso matrimonial y a las consecuencias que ello conllevaría para su salud emocional y sentimental.

- Miedo a una posible infidelidad de su pareja (física o emocional) y más si lo fue su ex.

- Miedo a no ser un buen padre o madre.

- Miedo a sentirse anulado por su compañero, y con ello perder la libertad de hacer tareas por sí mismo.

- Miedo a la infelicidad, porque es lo que ha visto en otros matrimonios cercanos, incluyendo familiares, hermanos en la fe o amigos.

- Miedo a descubrir en el matrimonio que la persona con quién se casó no era como él creía.

- Miedo a hacer daño a su pareja por la forma propia de ser.

- Miedo a no estar a la altura de la anterior pareja de su compañera, y más si ella tuvo relaciones sexuales antes de conocer al Señor.

- Miedo a las comparaciones con anteriores parejas a nivel físico, emocional e intelectual.

- Miedo a repetir los errores del pasado.

- Miedo al abandono.

- Miedo a ser manipulado y controlado, ya que así lo padeció con sus padres.

Afrontar los miedos
Todos estos miedos deben ser afrontados. Siempre lo he dicho y siempre lo diré: el amor es un riesgo y, cuando llega, merece la pena luchar por él. Es lógico que sientas   cierto desasosiego a que un pasado negativo se repita o que se den en tu vida las mismas condiciones que se han dado en la de aquellos que están cerca de ti. Es humano en un principio sentir desconfianza ante las personas del sexo opuesto cuando una (o varías) de ellas te fallaron o te traicionaron gravemente, incluso con alevosía. Pero de ahí a quedarte anclado y bloqueado hay una distancia abismal.
La persona madura aprende las suficientes herramientas en el Señor para enfrentar cualquier circunstancia que se presente. Aprender del pasado, analizar los errores ajenos y propios, y buscar la sabiduría de Dios para cada situación, son claves para adquirir fortaleza en tu continuo crecimiento personal.
Por otro lado, ser consciente de que los errores que otros cometieron no tienen que darse en tu vida. Vive al día disfrutando de cada paso. Las garantías completas no existen en ningún ámbito de la vida, y tampoco en el sentimental.
Recuerda que tu Padre celestial usa cada acontecimiento, aun los más dolorosos e inexplicables, para acercarte a Él y mostrarte Su voluntad, junto a tu dependencía de Su Gracia.

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* Prosigue en: ¿Eres soltero porque te tomas las relaciones como si fueran un juego?

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