Venimos de aquí: ¿Eres
soltero porque afirmas no necesitar pareja? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2024/06/1110-eres-soltero-porque-afirmas-no.html).
Lo repetiré a lo largo de todo el capítulo:
las causas a la soltería que estamos exponiendo son adyacentes o secundarias. Las
causas principales que suelen darse o ser la norma están descritas claramente en
el segundo apartado del primer capítulo (Lo que le duele a los solteros:
Haciendo malabares: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/03/12-lo-que-duele-los-solteros-haciendo.html). Lo aclaro para que no haya malos entendidos y nadie se cree
falsos sentimientos de culpa.
Aquí nos
encontramos con infinidad de casos que aluden al miedo para no buscar pareja.
O, en el caso de que la tengan, para no comprometerse. He conocido a muchas
personas que alojan en su interior esta clase de temores. En general, es el
miedo a sufrir. En algunas ocasiones, anticipan en sus mentes lo que aun no ha
ocurrido. Y en otras, lo que temen es que vuelva a repetirse historias pasadas.
Un hermano me
compartió que había hecho una especie de “voto de soltería” junto a un amigo, ya que
únicamente veía sufrimiento y corazones rotos en las personas que había a su
alrededor por sus experiencias negativas; ninguno de los dos quería pasar por
las mismas circunstancias.
Una antigua amiga me contó
una vez que desconfíaba de los hombres en general, porque su padre se marchó
con otra mujer sin que la madre sospechara nada, cuando todo iba aparentemente
bien en casa y ella se sentía feliz con sus padres.
Miedos concretos
Veamos algunos
de estos miedos que padecen muchas personas, que incluye también a los
cristianos:
- Miedo a repetir los mismos
errores que cometieron sus padres, cuyo matrimonio fue realmente aciago y acabó
en divorcio.
- Miedo a comprometerse y a
no estar a la altura de las circunstancias de lo que espera la pareja de
él.
- Miedo a no saber afrontar
los problemas de pareja cuando surjan.
- Miedo al dudar de su
propia capacidad para cubrir las necesidades emocionales y sentimentales de su
compañero.
- Miedo a no ser capaz de
cubrir las necesidades económicas y materiales al carecer de trabajo estable.
- Miedo a mostrarse
vulnerable y creer que dejará de ser amado cuando esto suceda.
- Miedo a la convivencia
diaria.
- Miedo al fracaso
matrimonial y a las
consecuencias que ello conllevaría para su salud emocional y sentimental.
- Miedo a una posible
infidelidad de su pareja (física o emocional) y más si lo fue su ex.
- Miedo a no ser un buen
padre o madre.
- Miedo a sentirse anulado
por su compañero, y con ello perder la libertad de hacer tareas por sí mismo.
- Miedo a la infelicidad,
porque es lo que ha visto en otros matrimonios cercanos, incluyendo familiares,
hermanos en la fe o amigos.
- Miedo a descubrir en el
matrimonio que la persona con quién se casó no era como él creía.
- Miedo a hacer daño a su
pareja por la forma propia de ser.
- Miedo a no estar a la altura de la anterior pareja de su compañera, y
más si ella tuvo relaciones sexuales antes de conocer al Señor.
- Miedo a las comparaciones
con anteriores parejas a nivel físico, emocional e intelectual.
- Miedo a repetir los
errores del pasado.
- Miedo al abandono.
- Miedo a ser manipulado y
controlado, ya que así lo padeció con sus padres.
Afrontar los miedos
Todos estos
miedos deben ser afrontados. Siempre lo he dicho y siempre lo diré: el amor es
un riesgo y, cuando llega, merece la pena luchar por él. Es lógico que
sientas cierto desasosiego a que un
pasado negativo se repita o que se den en tu vida las mismas condiciones que se
han dado en la de aquellos que están cerca de ti. Es humano en un principio
sentir desconfianza ante las personas del sexo opuesto cuando una (o varías) de
ellas te fallaron o te traicionaron gravemente, incluso con alevosía. Pero de
ahí a quedarte anclado y bloqueado hay una distancia abismal.
La persona
madura aprende las suficientes herramientas en el Señor para enfrentar
cualquier circunstancia que se presente. Aprender del pasado, analizar los
errores ajenos y propios, y buscar la sabiduría de Dios para cada situación,
son claves para adquirir fortaleza en tu continuo crecimiento personal.
Por otro lado,
ser consciente de que los errores que otros cometieron no tienen que darse en
tu vida. Vive al día disfrutando de cada paso. Las garantías completas no
existen en ningún ámbito de la vida, y tampoco en el sentimental.
Recuerda que tu
Padre celestial usa cada acontecimiento, aun los más dolorosos e inexplicables,
para acercarte a Él y mostrarte Su voluntad, junto a tu dependencía de Su
Gracia.
* En el siguiente enlace está el índice:
* La comunidad en facebook:
* Prosigue en: ¿Eres soltero porque te tomas las relaciones como si
fueran un juego?
No hay comentarios:
Publicar un comentario