Como haré a lo largo de toda la obra, aviso
que los capítulos de este libro hay que leerlos en el orden en el que están
escritos, sin saltarse ninguno. El lector queda prevenido.
Ante la ingente cantidad de falsedades que se ofrecen
e ideas erradas que muchos tienen sobre el verdadero cristianismo, considero
necesario mostrar la otra realidad que no se cuenta y que distorsiona la verdad
que afirmamos. Existe una sustantividad que, en lo que respecta a los
postulados sobre la homosexualidad, pocas veces coincide con la que se ofrece
en los medios de comunicación generalistas. La cantidad de falacias que
muestran contra los cristianos sobreabunda de forma ofensiva.
Es grotesco que, hoy en día, la sociedad –fuertemente
influenciada por el cine, la televisión en general y la literatura-, considere
que pensar de forma opuesta a los principios que defienden los grupos LGTBI sea
“homofobia” y “delito de odio” –llevándolo al terreno de lo delictivo-, como no
paran de repetir insistentemente, tanto que es raro el día en que no viene
algún artículo en la prensa al respecto. Es más, hay redes sociales que, en
ocasiones, censuran y eliminan los escritos que ofrecen opiniones divergentes
sobre la homosexualidad, pero permiten campar a sus anchas todas las blasfemias
habidas y por haber contra Dios y los creyentes.
Así que, la base sobre la que voy a trabajar, se
sustenta en los quince puntos que conformarán este primer capítulo, que vienen a ser principios y notas
aclaratorias sobre prejuicios que se tienen contra los cristianos y la doble
vara de medir. Así nadie podrá decir algo que yo no dije ni sacar mis palabras
de su contexto. Retorcer lo que aquí expongo y quedarse solo con lo que
“interesa”, sería pura malicia.
Aunque considero que algunos aspectos no necesitan
mayor explicación, otros los ampliaré y desarrollaré en sucesivos escritos.
Continuará en 1.1 ¿Es homofobia que los cristianos no pensemos como los
grupos LGTBI?
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