Quién le iba a decir a un hombre inocente, que se
había levantado como cada mañana contento por ser respetado a pesar de vivir en
un país que no era el suyo, que sería acosado por una mujer.
Quién le iba a decir a un hombre pacífico, que se
había levantado como cada mañana contento por tener un buen trabajo, que sería
señalado de violento y acusado de violación por una mujer.
Quién le iba a decir a un hombre íntegro, que se había
levantado como cada mañana contento por poder disfrutar de todos los
privilegios de su rango, que sus palabras no serían tenidas en cuenta.
Quién le iba a decir a un hombre de buen corazón, que
se había levantado como cada mañana contento de poder hacer una labor que
promovía el bien del prójimo, que sería desechado por su superior.
Quién le iba a decir a un hombre justo, que se había
levantado como cada mañana contento por sentirse acogido por una familia tras
haber sido rechazado por la suya propia, que iba
a pasar varios años de su vida en un cárcel de forma injusta.
Todo el mundo sabe que lo descrito habla de José: “Hablando ella a José cada día, y no
escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella, aconteció
que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de
casa allí. Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él
dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió. Cuando vio ella que le había
dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera, llamó a los de casa, y les
habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de
nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces; y viendo que
yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió. Y
ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa.
Entonces le habló ella las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos
trajiste, vino a mí para deshonrarme. Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó
su ropa junto a mí y huyó fuera. Y sucedió que cuando oyó el amo de José las
palabras que su mujer le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo, se
encendió su furor. Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban
los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel” (Gn. 39:10-20).
¿Qué es lo que observamos a simple vista?
- Que la incitadora fue la mujer de Potifar.
- Que la que gritó fue la mujer de Potifar.
- Que la que mintió fue la mujer de Potifar.
- Que el oficial de Faraón solo escuchó el testimonio
de su mujer.
- Que el oficial de Faraón no trató de contrastar
dicha información.
- Que el oficial de Faraón se llenó de ira y mandó
encarcelar al “culpable”.
¡Con menudo elemento se casó el oficial de Faraón! ¡Y
cuán injusto fue con su siervo!
Si a ti o a mí nos dieran a conocer nuestro futuro, y
fuera el descrito, no nos lo creeríamos. Y si nos lo confirmasen
indubitablemente, nuestro cuerpo se embadurnaría en segundos de un espeso sudor
frío y pensaríamos cómo escapar a una isla desierta inmediatamente.
Como vamos a ver, lo escalofriante de esta historia,
que aconteció hace muchos siglos, es que legalmente
es posible que se repita. Sin pruebas y con solo la palabra de una mujer,
TODO HOMBRE, por el mero hecho de ser hombre, está legalmente bajo amenaza.
Esto lo hemos visto hace pocas semanas en el conocido “Caso
Arandina”, donde tres futbolistas han sido condenados a 38 años de prisión por
agresión sexual a una menor. ¿Qué decir al respecto? Que si los hechos son
ciertos, es de justicia que sus huesos duerman cada noche en prisión. El
problema aquí reside en que, sin pruebas TANGIBLES y con VERSIONES COMPLETAMENTE
CONTRADICTORIAS de la chica en su testimonio, estos tres chicos han sido
juzgados y condenados. Es así como funciona la nueva ley de género.
Muchos dirán, entre los que me encuentro, que no se
mueven en ambientes nocturnos de pubs y discotecas donde el sexo casual se
puede presentar de forma inesperada, que no frecuentan compañías ni amistades
peligrosas, y que no buscan nada físico ni erótico esporádico con personas del
sexo opuesto, ni en real o por Internet. Pero ese no es el quid de la cuestión,
sino la ley en sí que pone una diana a todos los varones a los que una simple
acusación le puede acarrear antecedentes penales, acoso y marginación social,
junto a las pertinentes dudas el resto de su vida sobre su reputación y
honorabilidad, aunque sea completamente inocente.
Recorte de libertades sociales para el hombre en España
Cuando señalo la
falsa acusación de agresión sexual por parte de Potifar no estoy queriendo
hacer un paralelismo exacto con la realidad actual. No dudo que muchos de los
casos de denuncia por violación o violencia terminan siendo verídicos, aunque
esto no quita que, como explica la abogada
Yobana Carril en este vídeo, no se contabilizan los datos de todas las
denuncias falsas para no desincentivar a las mujeres que realmente son
maltratadas (https://www.eldiestro.es/2019/10/la-abogada-yobana-carril-cuenta-el-vergonzoso-motivo-por-el-que-se-ocultan-los-datos-de-denuncias-falsas-de-mujeres-contra-hombres/)[1].
Además, en caso de divorcio, basta una simple denuncia por violencia de género
para que el padre no pueda compartir la custodia de los hijos. Es una arma
arrojadiza más que se lanza contra el hombre[2]. Aquí podéis ver el caso ESPELUZNANTE de un padre que
no puede ver a su hijo por supuesta “violencia de género”, todo una mentira
perpetrada por asociaciones, abogadas, jueces y médicas feministas, que muestra
claramente cómo funciona la maquinaria del sistema judicial español: “Caso 1- Padres que no pueden ver a sus hijos:
Jesús Muñoz” (https://www.youtube.com/watch?v=jf8s45qNaik). Si el
testimonio y la realidad que muestra este señor no le abre los ojos a los
ciegos y a las ciegas, nada lo hará.
En las últimas semanas hemos asistido a dos casos tan
llamativos que no han podido ser ocultados por los medios de comunicación
generalistas: en uno de ellos, tres hermanas norteamericanas denunciaron haber
sido violadas a manos de tres chicos afganos. Tras la investigación, se ha
descubierto que las chicas querían cobrar la indemnización de un seguro antiviolación
que habían contratado en su país de origen[3]. El otro caso ha sido el Theo Hernández, exjugador
del Real Madrid y actualmente en las filas del Milan: el futbolista fue
denunciado por agresión sexual por la modelo hispano rusa Luisa Kremleva. Finalmente,
tras descubrirse la mentira, ella ha sido detenida por “simulación de delito”[4].
En estas situaciones, y aunque la Fiscalía debería
entrar de oficio, no lo hace a menos que el caso sea extremadamente llamativo.
Al final, tienen que ser los hombres los que se querellen y demuestren sin
ningún género de duda que la denuncia es falsa, lo cual lleva años de procesos
jurídicos, gastos económicos desorbitados en abogados que muchos no pueden
asumir y un calvario emocional que pocos pueden sobrellevar, por lo que la
mayoría desiste, siendo esta la razón por la cual las denuncias falsas no
quedan registradas ni forman parte de las estadísticas.
Con estos lances –incluso aunque muchas pudieran
alegar que son minoría- lo que quiero
denunciar al citar la historia bíblica de José es el peligrosísimo e injusto
trasfondo que la perspectiva de género le atribuye al hombre. Es pura
injusticia y no igualdad como las feministas promulgan: es DESIGUALDAD. Por eso
es dantesco que Carmen Calvo –vicepresidenta primera del Gobierno- diga que a
las mujeres hay que creerlas “sí o sí”. No señora. Se las cree si dicen la
verdad, y para esto tienen que demostrarlo, como cualquier otra persona.
Hace unos días apareció en la prensa uno de los vídeos
más horripilantes que he visto en mi vida: en el mismo, grabado en Egipto –un
país donde una investigación reveló hace siete años que el 99,3% de las mujeres
encuestadas había sido víctima de algún tipo de acoso sexual- se veía a decenas
de hombres asaltando sexualmente a una joven[5]. Exactamente lo mismo que sucedió en la Nochevieja de
2015 en Colonia (Alemania), donde hubo casi 500 casos de agresión sexual. ¿Los
acusados? De los 183 inculpados, 55 eran marroquíes, 53 argelinos, 22 iraquíes,
14 sirios y 14 alemanes. 73 acusados eran solicitantes de asilo, 36 ilegales en
el momento del crimen en Alemania y 11 tenían un permiso de residencia[6].
Es decir, la mayoría eran procedentes de una cultura y una religión donde la
mujer es considerada un objeto e inferior al hombre. Y esto no es islamofobia
sino la pura realidad ejemplarizada en datos objetivos.
Ahora mismo, en Turquía, y por segunda vez tras el
fracaso en 2016, se está intentando aprobar un “proyecto de ley denominado ´Cásate con tu
violador`, que permitirá a los hombres acusados
de tener relaciones sexuales con menores de 18 años evitar el castigo si
se casan con sus víctimas”[7]. Según los defensores de dicha ley, esto
serviría para salvarguardar el honor familiar de la víctima. Enfermizo y
vomitivo. Y luego al señor aquel de apellido Zapatero, que casi llevó a la
ruina a España cuando fue presidente, se le llena la boca hablando de la
“Alianza de Civilizaciones”.
Volviendo al caso de Egipto, unos pocos hombres
íntegros lograron rescatar a la mujer en un coche. Lo que sentí hacia esa turba
llena de “animales” no lo puedo expresar con palabras “hermosas”, así que mejor
guardo silencio. Pero extrapolar a España este tipo de situaciones, que deben ser perseguidas por la ley hasta
las últimas consecuencias, es arbitrario, al igual que no podemos
extrapolar a nuestra nación el hecho de que haya países musulmanes donde la
culpa recae sobre la mujer violada por la sencilla razón de que aquí la ley
condena al violador y no a la violada, como de forma aberrante hacen en otras
partes del mundo, donde incluso el matrimonio infantil y la mutilación genital
femenina están permitidas. La canción de
las feministas que vamos a analizar puede tener sentido en esos lugares, pero
no en España.
Por todo esto, cuando ponemos el grito en el cielo al hablar de la falta de libertades
sociales en países como China, Corea del Norte, la India, el continente
sudamericano o donde el Islam es la religión predominante, no nos damos cuenta
que en España y en otras naciones teóricamente
democráticas, está sucediendo exactamente lo mismo en otros aspectos. En
este supuesto concreto, a los hombres se nos está coartando la libertad por la
imposición de leyes, las conocidas como “leyes de género”, en las cuales el
género masculino –al contrario que el femenino- ya no posee la “presunción de
inocencia”. Ante un caso como el de la mujer de Potifar, cualquier “José” puede
ser acusado y condenado con el simple testimonio de ella, sin necesidad de
pruebas. Repitiendo las palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen
Calvo, “las mujeres tienen que ser creídas
sí o sí”. Si es un hombre el que hubiera dicho tales palabras pero
refiriéndose al género masculino, habría sido tachado de machista, destituido
en el acto y puede que hasta procesado.
En este siglo, que más bien parece gobernado por presos huidos de un
manicomio, contemplamos cómo es el hombre el que debe demostrar su inocencia
(esto es lo que se conoce como “inversión de la carga de la prueba”), y donde
la palabra de la mujer es la que prevalece. Y recordemos que esto solo se
aplica cuando es un caso de violencia ejercida de “hombre contra mujer”, nunca
cuando es “mujer contra mujer”, “mujer contra hombre” y “hombre contra hombre”.
Antes de continuar
pulsando las letras del teclado, me he detenido unos instantes para releer los
párrafos anteriores y me cuesta creer que algo así se haya hecho realidad.
Resulta tan inconcebible que parece de locos. Hemos retrocedido en el tiempo a
épocas dictatoriales. ¿Qué hombre se va a
querer acercar a una mujer e iniciar una relación sentimental, sabiendo que,
sin hacer nada, ella le puede arruinar la vida con solo proponérselo y usando
“el método de la mujer de Potifar”? Al menos ella presentó como “prueba” la
ropa de José. Hoy en día ni eso es necesario.
El odio hace el hombre & Ideología sesgada
Lo que estamos viendo es solo la culminación de un
proyecto que se inició hace unos años –la criminalización sistemática del varón
por el mero hecho de serlo- y que ha acabado con un himno que se ha extendido
como la pólvora titulado “Un violador en tu camino”, y que bien podría haber
sido escrito por la mujer de Potifar. Sin citar la parte “discotequera” de la
canción, parte de la letra dice así:
El patriarcado es un juez
Que nos juzga por nacer
Y nuestro castigo
Es la violencia que no ves
El patriarcado es un juez
Que nos juzga por nacer
Y nuestro castigo
Es la violencia que ya ves
Es femicidio
Impunidad para mi asesino
Es la desaparición
Es la violación
Es la violación
Esta estrofa tiene su miga y, a la vez, está llena de
incongruencias y falsedades. Puedo comprenderla perfectamente en lugares donde
las mujeres no son respetadas ni protegidas por la legislación vigente. Ahí las
apoyo. Pero resulta bochornoso y repudiable que en muchos países occidentales
como España se haya tomado como lema reinvidicativo. Una hermana me señalaba
que no estaba de acuerdo con todo este movimiento, pero que pensaba que estaba
sucediendo por el abuso que ha habido durante décadas del hombre hacia la
mujer, ya que éstas habían sido un objeto en las manos del hombre, y que ahora
“las mujeres están pasando la factura”. Un buen argumento, que entiendo y
acepto como verídico. Ahora bien, guionizando y ampliando lo que le contesté:
- Aquí en España no hay impunidad para los asesinos y
violadores. Cuando es detenido, se le juzga y se le encierra en un cárcel. Y si
las penas de prisión no son más altas es porque los propios partidos de
izquierda –que presumen falsamente de ser los únicos que defienden a las
mujeres- no quieren. Por eso hay asesinos y violadores que han reincidido;
porque salieron de prisión tras unos años de condena.
- Aquí en España nadie juzga a una mujer por nacer
mujer. En todo caso, y ante las nuevas leyes de perspectiva de género, es al
hombre al que se le sitúa en el ojo del huracán y bajo sospecha por nacer
hombre.
- Aquí en España hay igualdad de oportunidades y
derechos para ambos sexos. En el día de hoy no existe el tan cacareado “techo
de cristal” para las mujeres del que tanto hablan las feministas radicales,
como bien explica nuevamente la abogada Yobana Carril (https://www.youtube.com/watch?v=bx_smnNwayk). Ni un solo punto de la ley las infravalora. Por eso
podemos ver en España a mujeres ocupando cargos importantísimos como el de
Directora de la Guardia Civil (María Gámez), Ministra de Defensa (Margarita
Robles), Vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia Relaciones con las
Cortes y Memoria Democrática (Carmen Calvo), Vicepresidencia tercera y
Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital (Nadie Calviño), y Vicepresidenta
cuarta de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Teresa Ribera). ¿Algunas
más? Fuencisla Clemares dirige Google; Rosa García, Siemens; Pilar López,
Microsoft; Helena Herrero, HP; Marta Mártinez, IBM[8].
- Aquí en España las mujeres pueden votar, ser
independientes, vestir como quieran, cursar cualquier carrera, acceder a
cualquier puesto laboral y recibir la misma remuneración que un hombre si la
labor desempeñada es coincidente. Si una empresa paga menos por cuestión de
género recibe por ley grandes multas económicas, por lo que es una práctica en
completo desuso. Algunas se quejan señalando que los puestos de limpieza, de
cajeras o de dependientas están ocupados en su gran mayoría por mujeres, y que
eso es denigrante. Pero omiten voluntariamente que infinidad de trabajos
extremadamente peligrosos y que provocan todo tipo de enfermedades y muertes
están copados principalmente por hombres que trabajan de mineros, de soldados
de élite, de bomberos, en refinerías, en la construcción o en la limpieza de
ventanales a grandes alturas. De ahí las abismales diferencias en la siniestralidad
laboral: en 2018 murieron en España 602 varones por 50 mujeres.
Tanto en mujeres como en hombres, si terminan ocupando
esos puestos laborales se debe a tres razones muy sencillas: 1)grado de
estudios y de formación; 2)distintas capacidades físicas; 3)propia elección.
- Aquí en España es una falacia afirmar que en el
presente existe un sistema ideológico y cultural que oprima a la mujer. Es
terrible escuchar a Beatriz Gimeno, la nueva directora del Instituto de la
mujer –sí, la misma que hace unos días dijo que “el agua del grifo es gratis”[9],
apuntar que “la heterosexualidad, el régimen regulador por excelencia, no
es la manera natural de vivir la sexualidad, sino que es una herramienta
política y social con una función muy concreta que las feministas denunciaron
hace décadas: subordinar las mujeres a los hombres”[10]. Como bien señala Yobana Carril refutando dicha idea:
“España no es un país machista”, y lo que es necesario es que haya leyes que
protejan a todas las personas de la sociedad, no solo a una parte de ella, en
este caso, no solo a mujeres de hombres, porque la violencia es “inherente al
ser humano”, sea del sexo que sea y de su edad[11], ya que afecta a todo el mundo. Basta con ver los
datos de 2019 en España sobre filicidios (matar al hijo): 12 fueron cometidos
por las madres, 5 por los padres, 1 entre los dos, y otro entre la madre y su
pareja. A esto le sumamos los 12 neonaticidios (cometidos
en las primeras 24 horas de vida), muchos de ellos lanzados a contenedores: “Estas
cifras evidencian que ningún comportamiento homicida es exclusivo de un género”[12]. Nadie se libra. Pero claro, las feministas y los medios
de comunicación que las apoyan llaman machistas a todos los hombres españoles
por el asesinato de 50 mujeres anuales, hacen manifestaciones en contra de
nosotros y componen canciones. Cuando una madre asesina a su hijo pequeño, ni
manifestaciones ni bailes.
- Aquí en España los nacionales que cometen una
violación son solo una parte dentro de
los hombres que llegan a violar en nuestro país. Como recoge el registro del
Poder Judicial: “El porcentaje de mujeres muertas extranjeras es de un 35,8%
frente a un 64,2% de españolas. El 48% de las extranjeras procedían de países
europeos –todos ellos pertenecientes a la Unión Europea- el 42% de América
latina y el 9,3% de África. En la serie temporal 2009-2018 la mayoría de las
mujeres extranjeras asesinadas procedían de Marruecos (21%) y Rumanía (21%)
seguido de Ecuador, Bolivia y República Dominicana”[13]. Con esto no estoy queriendo decir ni mucho menos que
sea “menos importante” la consumación de dicho acto aberrante si se comete
contra una mujer extranjera que contra una española, sino mostrar que “las
mujeres españolas” no son violadas de forma sistemática.
- Aquí en España, y hasta el 1 de octubre del año
2019, se produjeron 56 “manadas”, entendiéndose estas como actos sexuales
perpetrados por varios hombres a la vez contra una mujer. Pues bien,
desconociendo la nacionalidad de 18 de ellas puesto que los medios la ocultan,
34 fueron llevadas a cabo por inmigrantes (89%), 3 extranjeras (1 suiza y 2
francesas, 8%) y, para terminar, 1 española (3%)[14]. De igual manera, de las 55 mujeres asesinadas en el
2019 en nuestro país, el 38% fueron actos cometidos por extranjeros[15].
Por el contrario, en las manifestaciones feministas que hay en España se
señalan a la masa de todos los varones españoles como potenciales violadores.
En proporción –repito: en proporción-, los españoles
que matan y violan suponen un porcentaje extremadamente inferior respecto al
extranjero. ¿Por qué digo esto? Por un simple cálculo matemático: si en España
hay 40 millones de nacionales y 4 millones de extranjeros, y de entre estos 4
millones –que suponen el 10% de la población del país- llevan a cabo el 40% de
los delitos totales, y el restante 90% de la población –que es española- comete
el 60% restante de crímenes, la proporción es que de entre cuatro a seis contra
uno. Es decir, los extranjeros suponen únicamente el 10% de la población que
vive en España y sin embargo comete el 40% de los crímenes.
Curiosamente –y aquí está la gravedad del asunto donde
quiero poner el énfasis de este punto-, los años de condena para los nacionales
son infinitamente superiores a las que se les imponen a los extranjeros a pesar
de ser juzgados por los mismos delitos. En términos judiciales, los hombres
españoles están siendo la presa favorita de la ideología de género, que no es
ni más ni menos que una dictadura camuflada. Jamás imaginé que iba a vivir algo
así. Incluso en el caso de dos nacionales –un hombre y una mujer que se
golpean- la pena es mayor para él que para ella. El Tribunal Supremo ratificó
hace pocos meses que si un hombre pega a un mujer es violencia de género aunque
sea una agresión recíproca. Dicha sentencia crea jurisprudencia; es decir,
siempre que ocurra un hecho semejante, la sentencia deberá ser la misma. Esto
lo hemos podido ver en Zaragoza, donde
una pareja de novios se pegó mutuamente: ella le propinó en primer lugar un
puñetazo a él en el rostro, y él le contestó con un tortazo con la mano abierta
en la cara, replicando nuevamente ella con una patada. ¿La sentencia? 6 meses
de cárcel para el hombre y 3 para ella[16].
Volviendo al tema de los extranjeros y este tipo de
datos, a pesar de que son oficiales, públicos y que son de fácil acceso,
conlleva el desprecio a aquellos que las exponen. Se tacha de racista,
fascista, facha y retrógrado al que sencillamente los muestra. Es algo que
incluso le está afectando a las mujeres que no se han dejado arrastrar por el
feminismo radical que vemos por doquier. Incluso son censuradas. Es el caso que
ha padecido Noelia de Trastámara (vlogger –realizadora de vídeo blogs- y
colaboradora del medio Alerta Nacional). Ella se limitaba a mostrar
públicamente la información que estamos viendo. Pues bien, tanto Twitter como
Youtube le han cerrado sus cuentas porque consideran
que incumple sus normas e incita al odio. ¡Por decir la verdad! Plataformas que
se postulan como los paladines de la libertad de expresión, luego la coartan
radicalmente. Son empresas privadas que hacen lo que quieren y no les importa
lo más mínimo ir en contra del artículo 19 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, que dice que “todo individuo tiene derecho a la libertad de
opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de
sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de
difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”[17].
Como no se puede poner puertas al campo de forma
absoluta, aquí dejo una interesantísima entrevista que todo hombre y mujer
debería ver sin falta y dar a conocer, donde ella misma explica lo que
descubrió al informarse y cotejar la prensa: “La mayoría de agresiones sexuales
no son obra de españoles” (https://elmanifiesto.com/identidad/719787881/La-mayoria-de-agresiones-sexuales-no-son-obra-de-espanoles.html?).
- España es el país de la Unión Europea con menor
número de homicidios: unos 300
al año, siendo la media de 50 mujeres asesinadas por violencia de género[18].
La tasa anual de homicidios por cada 100.000 habitantes es de 0,6, una cifra
ínfima comparada con los 1,3 de Francia, los 1,4 de Finlandia, los 5 de
EEUU, los 19 de México o los 30 de Brasil. “Hay que transmitir un mensaje de
mucha tranquilidad. España es un país muy seguro”, defiende el psicólogo José
Luis González. “Lo habitual son arrebatos relacionados con conflictos
interpersonales entre gente que se conoce, no son sicarios”. Además, el 69% de
los hombres homicidas ya tenía antecedentes policiales. Y el 31% de los casos
están relacionados con las drogas. Hay multitud de estudios científicos
internacionales que sugieren “una relación directa entre la pobreza y vivir en
un entorno social disfuncional, y el homicidio”. Una de estas investigaciones,
dirigida por la psicóloga finlandesa Ghitta Weizmann-Henelius, apunta al “abuso
de sustancias, el ambiente socioeconómico bajo y los antecedentes criminales
como factores de riesgo para la comisión de homicidios”[19].
Sin embargo, la “matraca” de los medios de
comunicación y de las organizaciones feministas subvencionadas por el Estado es
tan atronadora que parece que cada día los hombres normales y corrientes de
este país asesinamos a cien mujeres.
- En España, los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística muestran que
los hombres en 2018 cometieron 300 homicidios por 29 las mujeres (https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=25998&L=0). Ahora bien, y atención al dato: el 62% de los
homicidios son de hombres a hombres; el 28% de hombres a mujeres; el 7% de
mujeres a hombres; y el 3% de mujeres a mujeres[20]. Por lo tanto, siendo los hombres el 90% de los que
cometen homicidios, son a su vez casi el 70% de las víctimas. ¿Quiénes son más
asesinados a manos de hombres, las mujeres o los hombres? ¿Quiénes mueren más
en general? Las estadísticas lo dejan bien claro: ¡A los hombres nos matan
mucho más y tenemos muchísimas más posibilidades de ser asesinados que las
mujeres!
- Aquí en España también las mujeres maltratan,
golpean y matan a sus parejas, a sus madres y a sus hijos (estremecedor el
vídeo “Maltratadoras de niños”: https://www.youtube.com/watch?v=p9pHO1m-gKc), incluso
algunas abusan sexualmente de ellos, como podemos ver en esta recopilación de
hechos acontecidos en el 2019: https://twitter.com/CisEspana/status/1203442838115176449).
Nos tachan a todos los heterosexuales –solo a los
heterosexuales- de ser la encarnación del mal. ¿Qué hacemos entonces con esta
información?: “La violencia doméstica o intragénero en parejas
homosexuales es una realidad invisible y
un gran tabú que sufren en silencio muchos gays y lesbianas en nuestro país, y
que generalmente no se denuncia y no se contabiliza. Los estudios realizados en países como Estados Unidos, Canadá o
Australia establecen sin duda que las tasas de violencia en hogares gay-lésbicos
son comparables o incluso superiores a los hogares heterosexuales. Según el
último estudio realizado por Richard Carroll de la Universidad Northwestern de
Chicago (publicado en Septiembre de 2014), indica que entre un 25 y un 75% de
las parejas homosexuales son víctimas de violencia doméstica, comparable y
superior a los estudios que fijan un 25% de mujeres víctimas de violencia de
género por parte de sus parejas masculinas”[21]. Como explica Paco Rámirez, presidente de COLEGAS
(Confederación Española de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales):
“También denunciamos una necesidad urgente, que llevamos años demanando al
Ministerio de Interior, como es la recopilación de estadísticas de todas las
intervenciones policiales de violencia entre parejas LGBTI. Así podremos
contabilizar el fenómeno de forma aproximada, lo podremos visibilizar y luchar
contra él de forma efectiva”. Muy llamativo que se oculte dicho dato. ¿Las
agresiones entre parejas homosexuales también son culpa del heteropatricardo? ¿O lo es del machismo?
Cuando un hombre mata a una mujer es portada de todos
los medios nacionales y los telediarios abren con dicha información. Cuando una
mujer mata a otra mujer, a un hombre –a menos que sea un suceso extremadamente
escabroso (como el de Ana Julia, que mató a Gabriel, el hijo de su pareja
sentimental)-, solo aparece en letras pequeñas, en una esquina apenas visible o
únicamente en la prensa local y minoritaria. La doble vara de medir salta a la
vista.
Más allá de la buena o mala educación que recibe cada
uno, del ambiente social en que se cría, de la familia con la que convive y de
otros factores, la realidad bíblica muestra la raíz de todo mal: “Por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios” (Ro. 3:23). ¡¡Todos somos pecadores!!
¡Hombres y mujeres!! El mal anida de forma innata en cada uno de nosotros,
independientemente de nuestro género. Como dice Pablo: “hallo esta ley: que el mal mora en mí” (Ro. 7:21). La
implementación de leyes humanas jamás podrán cambiar esta verdad y la
naturaleza del ser humano. Unos lo manifiestan a través de la violencia física, otros de la verbal y la psicológica (las mujeres también son violentas, y si tuvieran la
misma fuerza que los hombres... https://www.youtube.com/watch?v=FLHTBJG0FsE&has_verified=1),
o de otras muchas maneras: “adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones,
herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a
estas” (Gá. 5:19-21). Los que se consideran “mejores” que los maltratadores
–cuyos actos son aborrecibles-, olvidan que ellos expresan “de otras formas” el
mismo mal. Por eso ellas –al igual que todo el mundo- tienen que conocer a Dios de forma personal y el mensaje de Cristo en particular.
¿Qué son muchos menos casos que los cometidos por los
hombres? Sí, pero lo que hay que valorar
y penar es el hecho en sí, no el género del infractor. Lo que no puede ser
es que a un hombre maltratado se le exijan pruebas (un parte de lesiones
físicas como mínimo) mientras que a la mujer no cuando interpone una demanda,
pasando el hombre varios días en el calabozo automáticamente por “presunto
agresor”.
- Aquí en España no existe el feminicidio per se. Los hombres no salimos a cazar y
a matar mujeres por el hecho de ser mujeres ni a causa del “heteropatriarcado”
como dicen ellas. La inmensa mayoría de los casos donde un hombre mata a su
pareja o expareja no es por razones ideológicas o misóginas. La inmensa mayoría
están causados por celos, desequilibrios psíquicos, conductas violentas en
general contra cualquiera persona sea del sexo que sea y de su edad, etc.
En todo caso, y si ampliamos el concepto, el mayor
femicido – cuyo significado exacto es “un acto de violencia extrema contra las
mujeres por el hecho de ser mujeres”- es el que cometen más de 100.000 mujeres
al año en este país al abortar y las que las apoyan. Defienden la vida de la
mujer pero no de las niñas que todavía permanecen en el vientre de sus madres.
Pura incongruencia que muestra hasta qué punto llega la ceguera, el egoísmo y
la barbarie humana, y que encaja perfectamente con la descripción que hace
Pablo del carácter del hombre de los postreros tiempos (2 Ti. 3:1-4). No me
quiero extender más sobre este punto en particular ya que, aunque en su momento
le dediqué tres escritos, lo retomaré en un nuevo artículo.
El fin que
busca el feminismo radical: el odio al hombre
Lo que estamos observando en estos tiempos a nivel
mundial no es una lucha por la igualdad por la que tanto se esforzó el
feminismo original del siglo XX. Ahora lo que vemos es una batalla a favor de
la supremacía feminista que se alimenta del rencor, del odio acumulado y de
experiencias personales dolorosas e incluso traumáticas, que se está
transmitiendo a las generaciones más jóvenes, haciéndoles creer que todo hombre
heterosexual como individuo es un maltratador, un asesino y un violador. De ahí
que últimamente se lean en los medios de comunicación esos eslóganes tan
llamativos como “El matrimonio es la manera que tiene el heteropatriarcado de
someter a las mujeres y de obligarlas a tener hijos” y “La heterosexualidad es
peligrosa”, señalando que lo mejor sería abolir el matrimonio y la familia heterosexual.
Incluso Aurelia Vera, una profesora socialista del PSOE le dijo a sus alumnos
menores de edad que “a los niños habría que castrarlos al nacer, pero de forma
selectiva, para evitar la extinción de la especie”[22]. Luego dijo para defenderse que sus palabras estaban
sacadas de contexto. Claro. Por sus palabras ha sido denunciada ante los
juzgados.
Hemos llegado a tal grado de ridiculez que Elizabeth
Banks, la directora de la nueva película de “Los ángeles de Charlie” (2019),
considera que la culpa de que haya sido un fracaso en taquilla no tiene su
origen en que sea un mal largometraje sino en
el machismo imperante de la sociedad. Verdaderamente absurdo. Si una
película es mala, es mala. ¿O es que ahora las protagonizadas por Adam Sandler,
por ser hombre, son obras de arte, cuando suelen ser todo lo contrario? Por
otro lado, nos podemos encontrar a muchas actrices extraordinarias
interpretando grandes papeles en la última década. Algunos ejemplos son
Charlize Theron en Mad Max: Fury Road,
Cate Blanchett en Blue Jasmine, Daisy
Ridley en la nueva saga de Star Wars, Amy
Dunne en Perdida, Gal Gadot en Wonder Woman, Jennifer Lawrence en Los juegos del hambre, Frances McDorman
en Tres anuncios en las afueras, y
muchas más, todas ellas alejadas del supuesto estereotipo de “princesas”
débiles que dependen de los hombres. Y si hablamos de series de televisión,
exactamente igual, como las sensacionales Heridas
abiertas con Amy Adams o Big Litlle
Lies con un elenco impresionante formado por Nicole Kidman, Laura Dern,
Reese Witherspoon, Shailene Woodley, Zoe Kravitz y Meryl Streep.
¿A qué conduce todo lo expuesto? A justificar la
condena general del hombre como colectivo. Han caído en los mismos errores que
cometió el machismo en otras épocas: “querer imponerse por encima de”, incluso
con leyes opresoras y diferenciadoras. Eso no es feminismo, es misandria.
Luego no tenemos que extrañarnos que salgan algunas
mujeres, como Emily McCombs, periodista del Huffington Post, publicando un tuit
donde señala que no de sus objetivos es “agruparse para matar a todos los
hombres”[23].
¡Ay, si eso lo dice un hombre de las mujeres! Esto, que podríamos considerarlo
una anécdota o incluso una broma de mal gusto de una mujer fuera de sus cabales
–aunque para ella no es ni una cosa ni la otra, sino algo muy serio-, es lo que
de una manera u otra está llegando con otras palabras a los más jóvenes: “Todos
los hombres que no defienden los mismos puntos que nosotras son despreciable y
hay que marginarlos”. Podemos verlo en un simple ejemplo en este adolescente
español donde él mismo explica que, por oponerse ante el feminismo radical
usando las palabras y la argumentación, está sufriendo bullying en el
Instituto, incluso hasta el punto de ser agredido tanto por chicas y chicos
(aquí el vídeo de su propio testimonio; más quisieran muchos adultos hablar con
la lógica y la madurez que hace él: https://www.youtube.com/watch?v=ka0ZVBYZOP8).
Si están leyendo estas palabras mujeres y chicas
jóvenes, os lo diré muy claro: las promotoras del feminismo ultra no quieren
que temáis a los violadores, sino que
tengáis miedo a todos los hombres, hasta el punto de odiarnos y
despreciarnos, y que penséis que todos
somos asesinos, maltratadores, machistas y seres física y verbalmente agresivos.
¡Os están manipulando y tenéis que despertar! No buscan la IGUALDAD. Quieren
que desconfiéis de todos nosotros y que no tengáis relaciones de amistad ni
amorosas por considerarnos peligrosos. Ellas creen que un hombre es la esencia
del mal, que hay que someterlo, controlarlo, domarlo al propio antojo y
moldearlo hasta convertirlo en un pelele. Eso es hembrismo.
Algunas llegan al extremo de Beatriz Gimeno –que
recuerdo lo que dije líneas atrás, es la nueva directora del Instituto de la
mujer-, donde en su teoría del “lesbianismo político” dice que las mujeres
heterosexuales deberían dejar de serlo porque les ha sido impuesto (por la
sociedad, por la educación, por las instituciones y por las novelas y su mito
de la media naranja[24]),
y porque es la forma en que el hombre somete a la mujer. Ella, lesbiana
declarada desde hace muchos años, señala que para combatir con mayor eficacia a
las opresiones del patriarcado el modelo de vida lesbiano es la mejor
alternativa[25]. Si esto no es heterofobia...
Hasta este límite han llegado las feministas, que se
esfuerzan por silenciar incluso a las mujeres que no piensan como ellas.
Conclusión
Toda esta situación es terrorífica porque la
equivalencia bíblica es muy obvia: el diablo, en el huerto del Edén, puso a la
mujer contra el hombre y al hombre contra la mujer. Es lo mismo que el
movimiento totalitario feminista, respaldado por el comunismo, el marxismo y la
izquierda desde sus orígenes en siglos anteriores, está tratando de lograr,
junto con la destrucción de la familia tradicional, como ya vimos en “La
ideología de género: de nuevo el diablo asomando su cabeza, y ahora,
adoctrinando a los niños” (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2018/10/la-ideologia-de-genero-de-nuevo-el.html). La realidad de Dios es completamente opuesta, como
explica el pastor Ángel Bea: “Existen
desde el principio dos sexos distintos que juntos forman la humanidad (…) La
imagen de Dios en nosotros se ve reflejada en su totalidad a través de la
comunidad. Todo intento cultural o institucional de separar al varón de la
hembra, o de establecer dominio de uno sobre otro, atenta contra la existencia
de la humanidad y contradice el mensaje del relato de la creación”[26].
Por eso Dios dijo: “Hagamos
al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los
peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y
en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gn. 1:26-27).
Hombre y mujer: iguales en imagen e iguales en valor y en dignidad.
Muchas mujeres se
están dando cuenta de los engaños y las trampas argumentales que habían caído
por parte de estos grupos y están rechazando de plano los principios
ideológicos extremistas. Aquí un ejemplo: “Y dejó de ser feminista en directo”
(https://www.youtube.com/watch?v=LUGxNDwfYnU). Otras
sinceramente tienen buenas intenciones pero no conocen todo el trasfondo. Por
eso muchas se han unido a una moda sin saber muy bien ni en lo que creen pero
donde se sienten partícipes de un colectivo que las acepta y las hace sentir
bien bajo un ritmo musical coreografiado. El problema es que la ley actual es
la que es, y nada indica a medio o corto plazo que vaya a cambiar o a
eliminarse: parece que irá a peor, al menos en mi país.
Con toda la verdad mostrada que desnuda la realidad de
las leyes actuales de género, es lamentable que se apunte de forma genérica al
hombre español como asesino y violador. Resulta infame que se valore doblemente
culpable a una persona por su género en lugar de a título individual por sus
malas acciones. Es TERRIBLE que se nos catalogue a todos los hombres
occidentales por igual, independientemente de su nacionalidad, cuando la
infinita mayoría lo único que desea es ser feliz con su pareja y formar un
hogar donde reine el amor familiar. ¡Es espeluznante la manera en que muchos grupos y medios de comunicación
nacionales tiran piedras contra su propio tejado! ¡Y es atroz que lo hagan para
apoyar cierta ideología y venderse a poderes fácticos que les subvencionan con
cientos de millones de euros para que manipulen la verdad a su conveniencia!
Depositar la
confianza en que las leyes logren que no haya un solo asesinato más –tanto por
parte de hombres como de mujeres- es ignorar por completo la naturaleza humana.
Por
supuesto que todo esto es un drama, y claro que se debe proteger a la mujer,
pero no al precio de criminalizar
a todos los hombres y desposeerlos de sus libertades básicas. De lo contrario,
como sucede hasta el día de hoy por las leyes establecidas, habremos
retrocedido muchos siglos, tanto como cuando en Egipto se aceptaba que una
mujer acusara falsamente a un hombre y le dijera “el violador eres tú”.
Esperemos que este
mundo, que está cambiando a pasos agigantados y de forma completamente loca y
amoral, recupere el sentido común al menos en este aspecto. Si no es así, y
como he dicho en otras ocasiones, el conflicto está a la vuelta de la esquina
–si no ha estallado ya- y se recrudecerá. Ahora bien, al igual que Dios usó las
terribles circunstancias en las que se vio envuelto José para Su gloria y la
bendición del hebreo y de los que le rodeaban, Él hará lo mismo una vez más.
Todo lo que observamos en el mundo es solo un reflejo del corazón humano,
donde, como fichas de ajedrez, se está jugando una partida que ya está ganada
aunque falte su consumación. Cuando el Rey de Reyes y Señor de Señores haga
efectivo “el jaque mate”, toda la injusticia y toda la maldad que vemos a
nuestro alrededor recibirá su pago y desaparecerá: “Porque la ira de Dios se revela desde
el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia
restringen la verdad” (Ro. 1:8).
Hasta que ese día
llegue, sabiendo que estamos rodeados de personas perversas que establecen
leyes opresivas en ámbitos sociales, económicos y religiosos, que son
verdaderos lobos con piel de cordero, que todo hombre y mujer de Dios aplique
ante ellos estas palabras de Jesús: “sed,
pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mt. 10:16).
[1] Si
quieres saber más sobre “denuncias falsas” y qué hay detrás de buena parte del
feminismo radical: “Denuncias falsas de gente sin escrúpulos” (https://www.youtube.com/watch?v=DqBd9gPG_cU&feature=youtu.be)
y “Denuncias falsas a montones” (https://www.youtube.com/watch?v=eqqTInlxIJE&feature=youtu.be).
[20] Ibid.