lunes, 27 de enero de 2020

Y la mujer de Potifar le gritó a José: “El violador eres tú”


Quién le iba a decir a un hombre inocente, que se había levantado como cada mañana contento por ser respetado a pesar de vivir en un país que no era el suyo, que sería acosado por una mujer.
Quién le iba a decir a un hombre pacífico, que se había levantado como cada mañana contento por tener un buen trabajo, que sería señalado de violento y acusado de violación por una mujer.
Quién le iba a decir a un hombre íntegro, que se había levantado como cada mañana contento por poder disfrutar de todos los privilegios de su rango, que sus palabras no serían tenidas en cuenta.
Quién le iba a decir a un hombre de buen corazón, que se había levantado como cada mañana contento de poder hacer una labor que promovía el bien del prójimo, que sería desechado por su superior.
Quién le iba a decir a un hombre justo, que se había levantado como cada mañana contento por sentirse acogido por una familia tras haber sido rechazado por la suya propia, que iba a pasar varios años de su vida en un cárcel de forma injusta.

Todo el mundo sabe que lo descrito habla de José: “Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella, aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí. Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió. Cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera, llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces; y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió.  Y ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa. Entonces le habló ella las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme. Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera. Y sucedió que cuando oyó el amo de José las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo, se encendió su furor. Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel” (Gn. 39:10-20).

¿Qué es lo que observamos a simple vista?

- Que la incitadora fue la mujer de Potifar.
- Que la que gritó fue la mujer de Potifar.
- Que la que mintió fue la mujer de Potifar.
- Que el oficial de Faraón solo escuchó el testimonio de su mujer.
- Que el oficial de Faraón no trató de contrastar dicha información.
- Que el oficial de Faraón se llenó de ira y mandó encarcelar al “culpable”.

¡Con menudo elemento se casó el oficial de Faraón! ¡Y cuán injusto fue con su siervo! 

Si a ti o a mí nos dieran a conocer nuestro futuro, y fuera el descrito, no nos lo creeríamos. Y si nos lo confirmasen indubitablemente, nuestro cuerpo se embadurnaría en segundos de un espeso sudor frío y pensaríamos cómo escapar a una isla desierta inmediatamente.
Como vamos a ver, lo escalofriante de esta historia, que aconteció hace muchos siglos, es que legalmente es posible que se repita. Sin pruebas y con solo la palabra de una mujer, TODO HOMBRE, por el mero hecho de ser hombre, está legalmente bajo amenaza.
Esto lo hemos visto hace pocas semanas en el conocido “Caso Arandina”, donde tres futbolistas han sido condenados a 38 años de prisión por agresión sexual a una menor. ¿Qué decir al respecto? Que si los hechos son ciertos, es de justicia que sus huesos duerman cada noche en prisión. El problema aquí reside en que, sin pruebas TANGIBLES y con VERSIONES COMPLETAMENTE CONTRADICTORIAS de la chica en su testimonio, estos tres chicos han sido juzgados y condenados. Es así como funciona la nueva ley de género.
Muchos dirán, entre los que me encuentro, que no se mueven en ambientes nocturnos de pubs y discotecas donde el sexo casual se puede presentar de forma inesperada, que no frecuentan compañías ni amistades peligrosas, y que no buscan nada físico ni erótico esporádico con personas del sexo opuesto, ni en real o por Internet. Pero ese no es el quid de la cuestión, sino la ley en sí que pone una diana a todos los varones a los que una simple acusación le puede acarrear antecedentes penales, acoso y marginación social, junto a las pertinentes dudas el resto de su vida sobre su reputación y honorabilidad, aunque sea completamente inocente.

Recorte de libertades sociales para el hombre en España
Cuando señalo la falsa acusación de agresión sexual por parte de Potifar no estoy queriendo hacer un paralelismo exacto con la realidad actual. No dudo que muchos de los casos de denuncia por violación o violencia terminan siendo verídicos, aunque esto no quita que, como explica la abogada Yobana Carril en este vídeo, no se contabilizan los datos de todas las denuncias falsas para no desincentivar a las mujeres que realmente son maltratadas  (https://www.eldiestro.es/2019/10/la-abogada-yobana-carril-cuenta-el-vergonzoso-motivo-por-el-que-se-ocultan-los-datos-de-denuncias-falsas-de-mujeres-contra-hombres/)[1]. Además, en caso de divorcio, basta una simple denuncia por violencia de género para que el padre no pueda compartir la custodia de los hijos. Es una arma arrojadiza más que se lanza contra el hombre[2]. Aquí podéis ver el caso ESPELUZNANTE de un padre que no puede ver a su hijo por supuesta “violencia de género”, todo una mentira perpetrada por asociaciones, abogadas, jueces y médicas feministas, que muestra claramente cómo funciona la maquinaria del sistema judicial español: “Caso 1- Padres que no pueden ver a sus hijos: Jesús Muñoz” (https://www.youtube.com/watch?v=jf8s45qNaik). Si el testimonio y la realidad que muestra este señor no le abre los ojos a los ciegos y a las ciegas, nada lo hará.
En las últimas semanas hemos asistido a dos casos tan llamativos que no han podido ser ocultados por los medios de comunicación generalistas: en uno de ellos, tres hermanas norteamericanas denunciaron haber sido violadas a manos de tres chicos afganos. Tras la investigación, se ha descubierto que las chicas querían cobrar la indemnización de un seguro antiviolación que habían contratado en su país de origen[3]. El otro caso ha sido el Theo Hernández, exjugador del Real Madrid y actualmente en las filas del Milan: el futbolista fue denunciado por agresión sexual por la modelo hispano rusa Luisa Kremleva. Finalmente, tras descubrirse la mentira, ella ha sido detenida por “simulación de delito”[4].
En estas situaciones, y aunque la Fiscalía debería entrar de oficio, no lo hace a menos que el caso sea extremadamente llamativo. Al final, tienen que ser los hombres los que se querellen y demuestren sin ningún género de duda que la denuncia es falsa, lo cual lleva años de procesos jurídicos, gastos económicos desorbitados en abogados que muchos no pueden asumir y un calvario emocional que pocos pueden sobrellevar, por lo que la mayoría desiste, siendo esta la razón por la cual las denuncias falsas no quedan registradas ni forman parte de las estadísticas.
Con estos lances –incluso aunque muchas pudieran alegar que son minoría- lo que quiero denunciar al citar la historia bíblica de José es el peligrosísimo e injusto trasfondo que la perspectiva de género le atribuye al hombre. Es pura injusticia y no igualdad como las feministas promulgan: es DESIGUALDAD. Por eso es dantesco que Carmen Calvo –vicepresidenta primera del Gobierno- diga que a las mujeres hay que creerlas “sí o sí”. No señora. Se las cree si dicen la verdad, y para esto tienen que demostrarlo, como cualquier otra persona.
Hace unos días apareció en la prensa uno de los vídeos más horripilantes que he visto en mi vida: en el mismo, grabado en Egipto –un país donde una investigación reveló hace siete años que el 99,3% de las mujeres encuestadas había sido víctima de algún tipo de acoso sexual- se veía a decenas de hombres asaltando sexualmente a una joven[5]. Exactamente lo mismo que sucedió en la Nochevieja de 2015 en Colonia (Alemania), donde hubo casi 500 casos de agresión sexual. ¿Los acusados? De los 183 inculpados, 55 eran marroquíes, 53 argelinos, 22 iraquíes, 14 sirios y 14 alemanes. 73 acusados eran solicitantes de asilo, 36 ilegales en el momento del crimen en Alemania y 11 tenían un permiso de residencia[6]. Es decir, la mayoría eran procedentes de una cultura y una religión donde la mujer es considerada un objeto e inferior al hombre. Y esto no es islamofobia sino la pura realidad ejemplarizada en datos objetivos.
Ahora mismo, en Turquía, y por segunda vez tras el fracaso en 2016, se está intentando aprobar un “proyecto de ley denominado ´Cásate con tu violador`, que permitirá a los hombres acusados de tener relaciones sexuales con menores de 18 años evitar el castigo si se casan con sus víctimas”[7]. Según los defensores de dicha ley, esto serviría para salvarguardar el honor familiar de la víctima. Enfermizo y vomitivo. Y luego al señor aquel de apellido Zapatero, que casi llevó a la ruina a España cuando fue presidente, se le llena la boca hablando de la “Alianza de Civilizaciones”.
Volviendo al caso de Egipto, unos pocos hombres íntegros lograron rescatar a la mujer en un coche. Lo que sentí hacia esa turba llena de “animales” no lo puedo expresar con palabras “hermosas”, así que mejor guardo silencio. Pero extrapolar a España este tipo de situaciones, que deben ser perseguidas por la ley hasta las últimas consecuencias, es arbitrario, al igual que no podemos extrapolar a nuestra nación el hecho de que haya países musulmanes donde la culpa recae sobre la mujer violada por la sencilla razón de que aquí la ley condena al violador y no a la violada, como de forma aberrante hacen en otras partes del mundo, donde incluso el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina están permitidas. La canción de las feministas que vamos a analizar puede tener sentido en esos lugares, pero no en España.
Por todo esto, cuando ponemos el grito en el cielo al hablar de la falta de libertades sociales en países como China, Corea del Norte, la India, el continente sudamericano o donde el Islam es la religión predominante, no nos damos cuenta que en España y en otras naciones teóricamente democráticas, está sucediendo exactamente lo mismo en otros aspectos. En este supuesto concreto, a los hombres se nos está coartando la libertad por la imposición de leyes, las conocidas como “leyes de género”, en las cuales el género masculino –al contrario que el femenino- ya no posee la “presunción de inocencia”. Ante un caso como el de la mujer de Potifar, cualquier “José” puede ser acusado y condenado con el simple testimonio de ella, sin necesidad de pruebas. Repitiendo las palabras de la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, “las mujeres tienen que ser creídas sí o sí”. Si es un hombre el que hubiera dicho tales palabras pero refiriéndose al género masculino, habría sido tachado de machista, destituido en el acto y puede que hasta procesado.
En este siglo, que más bien parece gobernado por presos huidos de un manicomio, contemplamos cómo es el hombre el que debe demostrar su inocencia (esto es lo que se conoce como “inversión de la carga de la prueba”), y donde la palabra de la mujer es la que prevalece. Y recordemos que esto solo se aplica cuando es un caso de violencia ejercida de “hombre contra mujer”, nunca cuando es “mujer contra mujer”, “mujer contra hombre” y “hombre contra hombre”.
Antes de continuar pulsando las letras del teclado, me he detenido unos instantes para releer los párrafos anteriores y me cuesta creer que algo así se haya hecho realidad. Resulta tan inconcebible que parece de locos. Hemos retrocedido en el tiempo a épocas dictatoriales. ¿Qué hombre se va a querer acercar a una mujer e iniciar una relación sentimental, sabiendo que, sin hacer nada, ella le puede arruinar la vida con solo proponérselo y usando “el método de la mujer de Potifar”? Al menos ella presentó como “prueba” la ropa de José. Hoy en día ni eso es necesario.

El odio hace el hombre & Ideología sesgada
Lo que estamos viendo es solo la culminación de un proyecto que se inició hace unos años –la criminalización sistemática del varón por el mero hecho de serlo- y que ha acabado con un himno que se ha extendido como la pólvora titulado “Un violador en tu camino”, y que bien podría haber sido escrito por la mujer de Potifar. Sin citar la parte “discotequera” de la canción, parte de la letra dice así:

El patriarcado es un juez
Que nos juzga por nacer
Y nuestro castigo
Es la violencia que no ves
El patriarcado es un juez
Que nos juzga por nacer
Y nuestro castigo
Es la violencia que ya ves
Es femicidio
Impunidad para mi asesino
Es la desaparición
Es la violación

Esta estrofa tiene su miga y, a la vez, está llena de incongruencias y falsedades. Puedo comprenderla perfectamente en lugares donde las mujeres no son respetadas ni protegidas por la legislación vigente. Ahí las apoyo. Pero resulta bochornoso y repudiable que en muchos países occidentales como España se haya tomado como lema reinvidicativo. Una hermana me señalaba que no estaba de acuerdo con todo este movimiento, pero que pensaba que estaba sucediendo por el abuso que ha habido durante décadas del hombre hacia la mujer, ya que éstas habían sido un objeto en las manos del hombre, y que ahora “las mujeres están pasando la factura”. Un buen argumento, que entiendo y acepto como verídico. Ahora bien, guionizando y ampliando lo que le contesté:

- Aquí en España no hay impunidad para los asesinos y violadores. Cuando es detenido, se le juzga y se le encierra en un cárcel. Y si las penas de prisión no son más altas es porque los propios partidos de izquierda –que presumen falsamente de ser los únicos que defienden a las mujeres- no quieren. Por eso hay asesinos y violadores que han reincidido; porque salieron de prisión tras unos años de condena.

- Aquí en España nadie juzga a una mujer por nacer mujer. En todo caso, y ante las nuevas leyes de perspectiva de género, es al hombre al que se le sitúa en el ojo del huracán y bajo sospecha por nacer hombre.

- Aquí en España hay igualdad de oportunidades y derechos para ambos sexos. En el día de hoy no existe el tan cacareado “techo de cristal” para las mujeres del que tanto hablan las feministas radicales, como bien explica nuevamente la abogada Yobana Carril (https://www.youtube.com/watch?v=bx_smnNwayk). Ni un solo punto de la ley las infravalora. Por eso podemos ver en España a mujeres ocupando cargos importantísimos como el de Directora de la Guardia Civil (María Gámez), Ministra de Defensa (Margarita Robles), Vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática (Carmen Calvo), Vicepresidencia tercera y Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital (Nadie Calviño), y Vicepresidenta cuarta de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Teresa Ribera). ¿Algunas más? Fuencisla Clemares dirige Google; Rosa García, Siemens; Pilar López, Microsoft; Helena Herrero, HP; Marta Mártinez, IBM[8].

- Aquí en España las mujeres pueden votar, ser independientes, vestir como quieran, cursar cualquier carrera, acceder a cualquier puesto laboral y recibir la misma remuneración que un hombre si la labor desempeñada es coincidente. Si una empresa paga menos por cuestión de género recibe por ley grandes multas económicas, por lo que es una práctica en completo desuso. Algunas se quejan señalando que los puestos de limpieza, de cajeras o de dependientas están ocupados en su gran mayoría por mujeres, y que eso es denigrante. Pero omiten voluntariamente que infinidad de trabajos extremadamente peligrosos y que provocan todo tipo de enfermedades y muertes están copados principalmente por hombres que trabajan de mineros, de soldados de élite, de bomberos, en refinerías, en la construcción o en la limpieza de ventanales a grandes alturas. De ahí las abismales diferencias en la siniestralidad laboral: en 2018 murieron en España 602 varones por 50 mujeres.
Tanto en mujeres como en hombres, si terminan ocupando esos puestos laborales se debe a tres razones muy sencillas: 1)grado de estudios y de formación; 2)distintas capacidades físicas; 3)propia elección.

- Aquí en España es una falacia afirmar que en el presente existe un sistema ideológico y cultural que oprima a la mujer. Es terrible escuchar a Beatriz Gimeno, la nueva directora del Instituto de la mujer –sí, la misma que hace unos días dijo que “el agua del grifo es gratis”[9], apuntar que “la heterosexualidad, el régimen regulador por excelencia, no es la manera natural de vivir la sexualidad, sino que es una herramienta política y social con una función muy concreta que las feministas denunciaron hace décadas: subordinar las mujeres a los hombres”[10]. Como bien señala Yobana Carril refutando dicha idea: “España no es un país machista”, y lo que es necesario es que haya leyes que protejan a todas las personas de la sociedad, no solo a una parte de ella, en este caso, no solo a mujeres de hombres, porque la violencia es “inherente al ser humano”, sea del sexo que sea y de su edad[11], ya que afecta a todo el mundo. Basta con ver los datos de 2019 en España sobre filicidios (matar al hijo): 12 fueron cometidos por las madres, 5 por los padres, 1 entre los dos, y otro entre la madre y su pareja. A esto le sumamos los 12 neonaticidios (cometidos en las primeras 24 horas de vida), muchos de ellos lanzados a contenedores: “Estas cifras evidencian que ningún comportamiento homicida es exclusivo de un género”[12]. Nadie se libra. Pero claro, las feministas y los medios de comunicación que las apoyan llaman machistas a todos los hombres españoles por el asesinato de 50 mujeres anuales, hacen manifestaciones en contra de nosotros y componen canciones. Cuando una madre asesina a su hijo pequeño, ni manifestaciones ni bailes.

- Aquí en España los nacionales que cometen una violación son solo una parte  dentro de los hombres que llegan a violar en nuestro país. Como recoge el registro del Poder Judicial: “El porcentaje de mujeres muertas extranjeras es de un 35,8% frente a un 64,2% de españolas. El 48% de las extranjeras procedían de países europeos –todos ellos pertenecientes a la Unión Europea- el 42% de América latina y el 9,3% de África. En la serie temporal 2009-2018 la mayoría de las mujeres extranjeras asesinadas procedían de Marruecos (21%) y Rumanía (21%) seguido de Ecuador, Bolivia y República Dominicana”[13]. Con esto no estoy queriendo decir ni mucho menos que sea “menos importante” la consumación de dicho acto aberrante si se comete contra una mujer extranjera que contra una española, sino mostrar que “las mujeres españolas” no son violadas de forma sistemática.

- Aquí en España, y hasta el 1 de octubre del año 2019, se produjeron 56 “manadas”, entendiéndose estas como actos sexuales perpetrados por varios hombres a la vez contra una mujer. Pues bien, desconociendo la nacionalidad de 18 de ellas puesto que los medios la ocultan, 34 fueron llevadas a cabo por inmigrantes (89%), 3 extranjeras (1 suiza y 2 francesas, 8%) y, para terminar, 1 española (3%)[14]. De igual manera, de las 55 mujeres asesinadas en el 2019 en nuestro país, el 38% fueron actos cometidos por extranjeros[15]. Por el contrario, en las manifestaciones feministas que hay en España se señalan a la masa de todos los varones españoles como potenciales violadores.
En proporción –repito: en proporción-, los españoles que matan y violan suponen un porcentaje extremadamente inferior respecto al extranjero. ¿Por qué digo esto? Por un simple cálculo matemático: si en España hay 40 millones de nacionales y 4 millones de extranjeros, y de entre estos 4 millones –que suponen el 10% de la población del país- llevan a cabo el 40% de los delitos totales, y el restante 90% de la población –que es española- comete el 60% restante de crímenes, la proporción es que de entre cuatro a seis contra uno. Es decir, los extranjeros suponen únicamente el 10% de la población que vive en España y sin embargo comete el 40% de los crímenes.
Curiosamente –y aquí está la gravedad del asunto donde quiero poner el énfasis de este punto-, los años de condena para los nacionales son infinitamente superiores a las que se les imponen a los extranjeros a pesar de ser juzgados por los mismos delitos. En términos judiciales, los hombres españoles están siendo la presa favorita de la ideología de género, que no es ni más ni menos que una dictadura camuflada. Jamás imaginé que iba a vivir algo así. Incluso en el caso de dos nacionales –un hombre y una mujer que se golpean- la pena es mayor para él que para ella. El Tribunal Supremo ratificó hace pocos meses que si un hombre pega a un mujer es violencia de género aunque sea una agresión recíproca. Dicha sentencia crea jurisprudencia; es decir, siempre que ocurra un hecho semejante, la sentencia deberá ser la misma. Esto lo hemos podido ver en Zaragoza,  donde una pareja de novios se pegó mutuamente: ella le propinó en primer lugar un puñetazo a él en el rostro, y él le contestó con un tortazo con la mano abierta en la cara, replicando nuevamente ella con una patada. ¿La sentencia? 6 meses de cárcel para el hombre y 3 para ella[16].
Volviendo al tema de los extranjeros y este tipo de datos, a pesar de que son oficiales, públicos y que son de fácil acceso, conlleva el desprecio a aquellos que las exponen. Se tacha de racista, fascista, facha y retrógrado al que sencillamente los muestra. Es algo que incluso le está afectando a las mujeres que no se han dejado arrastrar por el feminismo radical que vemos por doquier. Incluso son censuradas. Es el caso que ha padecido Noelia de Trastámara (vlogger –realizadora de vídeo blogs- y colaboradora del medio Alerta Nacional). Ella se limitaba a mostrar públicamente la información que estamos viendo. Pues bien, tanto Twitter como Youtube le han cerrado sus cuentas porque consideran que incumple sus normas e incita al odio. ¡Por decir la verdad! Plataformas que se postulan como los paladines de la libertad de expresión, luego la coartan radicalmente. Son empresas privadas que hacen lo que quieren y no les importa lo más mínimo ir en contra del artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que dice que “todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”[17].
Como no se puede poner puertas al campo de forma absoluta, aquí dejo una interesantísima entrevista que todo hombre y mujer debería ver sin falta y dar a conocer, donde ella misma explica lo que descubrió al informarse y cotejar la prensa: “La mayoría de agresiones sexuales no son obra de españoles” (https://elmanifiesto.com/identidad/719787881/La-mayoria-de-agresiones-sexuales-no-son-obra-de-espanoles.html?).

- España es el país de la Unión Europea con menor número de homicidios: unos 300 al año, siendo la media de 50 mujeres asesinadas por violencia de género[18]. La tasa anual de homicidios por cada 100.000 habitantes es de 0,6, una cifra ínfima comparada con los 1,3 de Francia, los 1,4 de Finlandia, los 5 de EEUU, los 19 de México o los 30 de Brasil. “Hay que transmitir un mensaje de mucha tranquilidad. España es un país muy seguro”, defiende el psicólogo José Luis González. “Lo habitual son arrebatos relacionados con conflictos interpersonales entre gente que se conoce, no son sicarios”. Además, el 69% de los hombres homicidas ya tenía antecedentes policiales. Y el 31% de los casos están relacionados con las drogas. Hay multitud de estudios científicos internacionales que sugieren “una relación directa entre la pobreza y vivir en un entorno social disfuncional, y el homicidio”. Una de estas investigaciones, dirigida por la psicóloga finlandesa Ghitta Weizmann-Henelius, apunta al “abuso de sustancias, el ambiente socioeconómico bajo y los antecedentes criminales como factores de riesgo para la comisión de homicidios”[19].
Sin embargo, la “matraca” de los medios de comunicación y de las organizaciones feministas subvencionadas por el Estado es tan atronadora que parece que cada día los hombres normales y corrientes de este país asesinamos a cien mujeres.

- En España, los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística muestran que los hombres en 2018 cometieron 300 homicidios por 29 las mujeres (https://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=25998&L=0). Ahora bien, y atención al dato: el 62% de los homicidios son de hombres a hombres; el 28% de hombres a mujeres; el 7% de mujeres a hombres; y el 3% de mujeres a mujeres[20]. Por lo tanto, siendo los hombres el 90% de los que cometen homicidios, son a su vez casi el 70% de las víctimas. ¿Quiénes son más asesinados a manos de hombres, las mujeres o los hombres? ¿Quiénes mueren más en general? Las estadísticas lo dejan bien claro: ¡A los hombres nos matan mucho más y tenemos muchísimas más posibilidades de ser asesinados que las mujeres! 

- Aquí en España también las mujeres maltratan, golpean y matan a sus parejas, a sus madres y a sus hijos (estremecedor el vídeo “Maltratadoras de niños”: https://www.youtube.com/watch?v=p9pHO1m-gKc), incluso algunas abusan sexualmente de ellos, como podemos ver en esta recopilación de hechos acontecidos en el 2019: https://twitter.com/CisEspana/status/1203442838115176449).
Nos tachan a todos los heterosexuales –solo a los heterosexuales- de ser la encarnación del mal. ¿Qué hacemos entonces con esta información?: “La violencia doméstica o intragénero en parejas homosexuales es una realidad invisible y un gran tabú que sufren en silencio muchos gays y lesbianas en nuestro país, y que generalmente no se denuncia y no se contabiliza. Los estudios realizados en países como Estados Unidos, Canadá o Australia establecen sin duda que las tasas de violencia en hogares gay-lésbicos son comparables o incluso superiores a los hogares heterosexuales. Según el último estudio realizado por Richard Carroll de la Universidad Northwestern de Chicago (publicado en Septiembre de 2014), indica que entre un 25 y un 75% de las parejas homosexuales son víctimas de violencia doméstica, comparable y superior a los estudios que fijan un 25% de mujeres víctimas de violencia de género por parte de sus parejas masculinas”[21]. Como explica Paco Rámirez, presidente de COLEGAS (Confederación Española de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales): “También denunciamos una necesidad urgente, que llevamos años demanando al Ministerio de Interior, como es la recopilación de estadísticas de todas las intervenciones policiales de violencia entre parejas LGBTI. Así podremos contabilizar el fenómeno de forma aproximada, lo podremos visibilizar y luchar contra él de forma efectiva”. Muy llamativo que se oculte dicho dato. ¿Las agresiones entre parejas homosexuales también son culpa del heteropatricardo? ¿O lo es del machismo?
Cuando un hombre mata a una mujer es portada de todos los medios nacionales y los telediarios abren con dicha información. Cuando una mujer mata a otra mujer, a un hombre –a menos que sea un suceso extremadamente escabroso (como el de Ana Julia, que mató a Gabriel, el hijo de su pareja sentimental)-, solo aparece en letras pequeñas, en una esquina apenas visible o únicamente en la prensa local y minoritaria. La doble vara de medir salta a la vista.
Más allá de la buena o mala educación que recibe cada uno, del ambiente social en que se cría, de la familia con la que convive y de otros factores, la realidad bíblica muestra la raíz de todo mal: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Ro. 3:23). ¡¡Todos somos pecadores!! ¡Hombres y mujeres!! El mal anida de forma innata en cada uno de nosotros, independientemente de nuestro género. Como dice Pablo: “hallo esta ley: que el mal mora en mí” (Ro. 7:21). La implementación de leyes humanas jamás podrán cambiar esta verdad y la naturaleza del ser humano. Unos lo manifiestan a través de la violencia física, otros de la verbal y la psicológica (las mujeres también son violentas, y si tuvieran la misma fuerza que los hombres... https://www.youtube.com/watch?v=FLHTBJG0FsE&has_verified=1), o de otras muchas maneras: “adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,  idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas” (Gá. 5:19-21). Los que se consideran “mejores” que los maltratadores –cuyos actos son aborrecibles-, olvidan que ellos expresan “de otras formas” el mismo mal. Por eso ellas al igual que todo el mundo- tienen que conocer a Dios de forma personal y el mensaje de Cristo en particular.
¿Qué son muchos menos casos que los cometidos por los hombres? Sí, pero lo que hay que valorar y penar es el hecho en sí, no el género del infractor. Lo que no puede ser es que a un hombre maltratado se le exijan pruebas (un parte de lesiones físicas como mínimo) mientras que a la mujer no cuando interpone una demanda, pasando el hombre varios días en el calabozo automáticamente por “presunto agresor”.

- Aquí en España no existe el feminicidio per se. Los hombres no salimos a cazar y a matar mujeres por el hecho de ser mujeres ni a causa del “heteropatriarcado” como dicen ellas. La inmensa mayoría de los casos donde un hombre mata a su pareja o expareja no es por razones ideológicas o misóginas. La inmensa mayoría están causados por celos, desequilibrios psíquicos, conductas violentas en general contra cualquiera persona sea del sexo que sea y de su edad, etc.
En todo caso, y si ampliamos el concepto, el mayor femicido – cuyo significado exacto es “un acto de violencia extrema contra las mujeres por el hecho de ser mujeres”- es el que cometen más de 100.000 mujeres al año en este país al abortar y las que las apoyan. Defienden la vida de la mujer pero no de las niñas que todavía permanecen en el vientre de sus madres. Pura incongruencia que muestra hasta qué punto llega la ceguera, el egoísmo y la barbarie humana, y que encaja perfectamente con la descripción que hace Pablo del carácter del hombre de los postreros tiempos (2 Ti. 3:1-4). No me quiero extender más sobre este punto en particular ya que, aunque en su momento le dediqué tres escritos, lo retomaré en un nuevo artículo.

El fin que busca el feminismo radical: el odio al hombre
Lo que estamos observando en estos tiempos a nivel mundial no es una lucha por la igualdad por la que tanto se esforzó el feminismo original del siglo XX. Ahora lo que vemos es una batalla a favor de la supremacía feminista que se alimenta del rencor, del odio acumulado y de experiencias personales dolorosas e incluso traumáticas, que se está transmitiendo a las generaciones más jóvenes, haciéndoles creer que todo hombre heterosexual como individuo es un maltratador, un asesino y un violador. De ahí que últimamente se lean en los medios de comunicación esos eslóganes tan llamativos como “El matrimonio es la manera que tiene el heteropatriarcado de someter a las mujeres y de obligarlas a tener hijos” y “La heterosexualidad es peligrosa”, señalando que lo mejor sería abolir el matrimonio y la familia heterosexual. Incluso Aurelia Vera, una profesora socialista del PSOE le dijo a sus alumnos menores de edad que “a los niños habría que castrarlos al nacer, pero de forma selectiva, para evitar la extinción de la especie”[22]. Luego dijo para defenderse que sus palabras estaban sacadas de contexto. Claro. Por sus palabras ha sido denunciada ante los juzgados.
Hemos llegado a tal grado de ridiculez que Elizabeth Banks, la directora de la nueva película de “Los ángeles de Charlie” (2019), considera que la culpa de que haya sido un fracaso en taquilla no tiene su origen en que sea un mal largometraje sino en  el machismo imperante de la sociedad. Verdaderamente absurdo. Si una película es mala, es mala. ¿O es que ahora las protagonizadas por Adam Sandler, por ser hombre, son obras de arte, cuando suelen ser todo lo contrario? Por otro lado, nos podemos encontrar a muchas actrices extraordinarias interpretando grandes papeles en la última década. Algunos ejemplos son Charlize Theron en Mad Max: Fury Road, Cate Blanchett en Blue Jasmine, Daisy Ridley en la nueva saga de Star Wars, Amy Dunne en Perdida, Gal Gadot en Wonder Woman, Jennifer Lawrence en Los juegos del hambre, Frances McDorman en Tres anuncios en las afueras, y muchas más, todas ellas alejadas del supuesto estereotipo de “princesas” débiles que dependen de los hombres. Y si hablamos de series de televisión, exactamente igual, como las sensacionales Heridas abiertas con Amy Adams o Big Litlle Lies con un elenco impresionante formado por Nicole Kidman, Laura Dern, Reese Witherspoon, Shailene Woodley, Zoe Kravitz y Meryl Streep.
¿A qué conduce todo lo expuesto? A justificar la condena general del hombre como colectivo. Han caído en los mismos errores que cometió el machismo en otras épocas: “querer imponerse por encima de”, incluso con leyes opresoras y diferenciadoras. Eso no es feminismo, es misandria.
Luego no tenemos que extrañarnos que salgan algunas mujeres, como Emily McCombs, periodista del Huffington Post, publicando un tuit donde señala que no de sus objetivos es “agruparse para matar a todos los hombres”[23]. ¡Ay, si eso lo dice un hombre de las mujeres! Esto, que podríamos considerarlo una anécdota o incluso una broma de mal gusto de una mujer fuera de sus cabales –aunque para ella no es ni una cosa ni la otra, sino algo muy serio-, es lo que de una manera u otra está llegando con otras palabras a los más jóvenes: “Todos los hombres que no defienden los mismos puntos que nosotras son despreciable y hay que marginarlos”. Podemos verlo en un simple ejemplo en este adolescente español donde él mismo explica que, por oponerse ante el feminismo radical usando las palabras y la argumentación, está sufriendo bullying en el Instituto, incluso hasta el punto de ser agredido tanto por chicas y chicos (aquí el vídeo de su propio testimonio; más quisieran muchos adultos hablar con la lógica y la madurez que hace él: https://www.youtube.com/watch?v=ka0ZVBYZOP8).
Si están leyendo estas palabras mujeres y chicas jóvenes, os lo diré muy claro: las promotoras del feminismo ultra no quieren que temáis a los violadores, sino que tengáis miedo a todos los hombres, hasta el punto de odiarnos y despreciarnos, y que penséis que todos somos asesinos, maltratadores, machistas y seres física y verbalmente agresivos. ¡Os están manipulando y tenéis que despertar! No buscan la IGUALDAD. Quieren que desconfiéis de todos nosotros y que no tengáis relaciones de amistad ni amorosas por considerarnos peligrosos. Ellas creen que un hombre es la esencia del mal, que hay que someterlo, controlarlo, domarlo al propio antojo y moldearlo hasta convertirlo en un pelele. Eso es hembrismo.
Algunas llegan al extremo de Beatriz Gimeno –que recuerdo lo que dije líneas atrás, es la nueva directora del Instituto de la mujer-, donde en su teoría del “lesbianismo político” dice que las mujeres heterosexuales deberían dejar de serlo porque les ha sido impuesto (por la sociedad, por la educación, por las instituciones y por las novelas y su mito de la media naranja[24]), y porque es la forma en que el hombre somete a la mujer. Ella, lesbiana declarada desde hace muchos años, señala que para combatir con mayor eficacia a las opresiones del patriarcado el modelo de vida lesbiano es la mejor alternativa[25]. Si esto no es heterofobia...
Hasta este límite han llegado las feministas, que se esfuerzan por silenciar incluso a las mujeres que no piensan como ellas.

Conclusión
Toda esta situación es terrorífica porque la equivalencia bíblica es muy obvia: el diablo, en el huerto del Edén, puso a la mujer contra el hombre y al hombre contra la mujer. Es lo mismo que el movimiento totalitario feminista, respaldado por el comunismo, el marxismo y la izquierda desde sus orígenes en siglos anteriores, está tratando de lograr, junto con la destrucción de la familia tradicional, como ya vimos en “La ideología de género: de nuevo el diablo asomando su cabeza, y ahora, adoctrinando a los niños” (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2018/10/la-ideologia-de-genero-de-nuevo-el.html). La realidad de Dios es completamente opuesta, como explica el pastor Ángel Bea: “Existen desde el principio dos sexos distintos que juntos forman la humanidad (…) La imagen de Dios en nosotros se ve reflejada en su totalidad a través de la comunidad. Todo intento cultural o institucional de separar al varón de la hembra, o de establecer dominio de uno sobre otro, atenta contra la existencia de la humanidad y contradice el mensaje del relato de la creación”[26].
Por eso Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gn. 1:26-27). Hombre y mujer: iguales en imagen e iguales en valor y en dignidad.
Muchas mujeres se están dando cuenta de los engaños y las trampas argumentales que habían caído por parte de estos grupos y están rechazando de plano los principios ideológicos extremistas. Aquí un ejemplo: “Y dejó de ser feminista en directo” (https://www.youtube.com/watch?v=LUGxNDwfYnU). Otras sinceramente tienen buenas intenciones pero no conocen todo el trasfondo. Por eso muchas se han unido a una moda sin saber muy bien ni en lo que creen pero donde se sienten partícipes de un colectivo que las acepta y las hace sentir bien bajo un ritmo musical coreografiado. El problema es que la ley actual es la que es, y nada indica a medio o corto plazo que vaya a cambiar o a eliminarse: parece que irá a peor, al menos en mi país.
Con toda la verdad mostrada que desnuda la realidad de las leyes actuales de género, es lamentable que se apunte de forma genérica al hombre español como asesino y violador. Resulta infame que se valore doblemente culpable a una persona por su género en lugar de a título individual por sus malas acciones. Es TERRIBLE que se nos catalogue a todos los hombres occidentales por igual, independientemente de su nacionalidad, cuando la infinita mayoría lo único que desea es ser feliz con su pareja y formar un hogar donde reine el amor familiar. ¡Es espeluznante la manera en que  muchos grupos y medios de comunicación nacionales tiran piedras contra su propio tejado! ¡Y es atroz que lo hagan para apoyar cierta ideología y venderse a poderes fácticos que les subvencionan con cientos de millones de euros para que manipulen la verdad a su conveniencia! 
Depositar la confianza en que las leyes logren que no haya un solo asesinato más –tanto por parte de hombres como de mujeres- es ignorar por completo la naturaleza humana. Por supuesto que todo esto es un drama, y claro que se debe proteger a la mujer, pero no al precio de criminalizar a todos los hombres y desposeerlos de sus libertades básicas. De lo contrario, como sucede hasta el día de hoy por las leyes establecidas, habremos retrocedido muchos siglos, tanto como cuando en Egipto se aceptaba que una mujer acusara falsamente a un hombre y le dijera “el violador eres tú”.
Esperemos que este mundo, que está cambiando a pasos agigantados y de forma completamente loca y amoral, recupere el sentido común al menos en este aspecto. Si no es así, y como he dicho en otras ocasiones, el conflicto está a la vuelta de la esquina –si no ha estallado ya- y se recrudecerá. Ahora bien, al igual que Dios usó las terribles circunstancias en las que se vio envuelto José para Su gloria y la bendición del hebreo y de los que le rodeaban, Él hará lo mismo una vez más. Todo lo que observamos en el mundo es solo un reflejo del corazón humano, donde, como fichas de ajedrez, se está jugando una partida que ya está ganada aunque falte su consumación. Cuando el Rey de Reyes y Señor de Señores haga efectivo “el jaque mate”, toda la injusticia y toda la maldad que vemos a nuestro alrededor recibirá su pago y desaparecerá: “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad” (Ro. 1:8).
Hasta que ese día llegue, sabiendo que estamos rodeados de personas perversas que establecen leyes opresivas en ámbitos sociales, económicos y religiosos, que son verdaderos lobos con piel de cordero, que todo hombre y mujer de Dios aplique ante ellos estas palabras de Jesús: “sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas” (Mt. 10:16).



[1] Si quieres saber más sobre “denuncias falsas” y qué hay detrás de buena parte del feminismo radical: “Denuncias falsas de gente sin escrúpulos” (https://www.youtube.com/watch?v=DqBd9gPG_cU&feature=youtu.be) y “Denuncias falsas a montones” (https://www.youtube.com/watch?v=eqqTInlxIJE&feature=youtu.be).
[20] Ibid.

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