lunes, 2 de marzo de 2015

El enigma Israel


Muchos libros se limitan a proporcionar datos y más datos que llenan nuestra mente de conocimientos. Esta clase de literatura es necesaria en muchas ocasiones. Pero hay otra que llega especialmente al corazón. Y El Enigma Israel forma parte de ella.  Personalmente, me ha tocado la fibra sensible, siendo además un tema que me apasiona.
En primera instancia puede parecer que se limita a proporcionar información sin más, ya que narra la historia del pueblo hebreo desde su nacimiento hasta el presente. Pero esa no es la esencia del escrito. Su alma reside en una perspectiva que me ha fascinado y que Virgilio ha logrado transmitir perfectamente: cuando este mundo caótico parece dejado de la mano de Dios, observamos claramente que Él sigue al frente de la historia de la humanidad y que Sus planes serán consumados. En este caso, lo contemplamos por medio de decenas de acontecimientos, aparentemente sin importancia, que sucedieron en un pueblo al que Dios escogió no por ser más que otros pueblos, ya que era el más más insignificante de todos, sino porque los amó (cf. Deuteronomio 7:7-8), y que ha sobrevivido a todo tipo de desgracias e intentos de exterminio, siendo estigmatizado a lo largo de la historia una y otra vez, hasta el punto de ser un caso único en las crónicas de este planeta: Israel.
El autor narra de forma expositiva, con un interés que va in crescendo, las promesas eternas y perpetuas que Dios le hizo a Abraham y a su descendencia, la esclavitud en Egipto, la conquista de la Tierra Prometida, la continua rebeldía de sus reyes y el resto de la nación –junto al precio en forma de juicio que pagaron por ello-, el Exilio en Babilonia, los profetas que anunciaban la restauración y las profecías mesiánicas, el período intertestamentario, su momento álgido en la venida del Mesías proclamado durante cientos de años: Yeshúa (Jesús), la destrucción del Templo en el 70 d.C., las terribles acusaciones de los llamados “padres de la Iglesia”, la Inquisición, la expulsión de España en 1492, la Diáspora, el Holocausto, las guerras árabe-israelís,  junto a otros acontecimientos significativos y todos los prejuicios que contra ellos siguen vigentes. 
Cualquier persona, sea cristiana o no, sentirá pura emoción si se acerca con un corazón abierto a esta historia. Contemplará de manera grandiosa las huellas del Creador del universo claramente plasmadas en este mundo.
Ante todo este panorama, podemos decir que lo mejor está por venir: el día en el que Yeshúa, Dios Encarnado, regrese a este mundo para comenzar una nueva etapa completamente gloriosa, en la cual la voluntad divina alcanzará su culminación para la gloria del Padre y el deleite de los redimidos.
Si quieres ver desde buena parte de la historia pasada y de la que nos espera, te recomiendo encarecidamente El Enigma Israel.

Aquí os dejo el prólogo, el índice y la introducción que el propio autor me ha pasado, junto a algunos links donde está disponible:

Índice:
PRÓLOGO DEL AUTOR
INTRODUCCIÓN
Capítulo 1. ALGUNOS RECUERDOS PROFÉTICOS
Capítulo 2. HISTORIA ANTIGUA DEL PUEBLO DE ISRAEL
El periodo de los patriarcas (2200-1700 a.C.)
La salida de Egipto y la Torah (1500 a.C.)
El cumplimiento de la promesa
La época monárquica (1000 a.C.)
El pecado de Jeroboam y el cautiverio de Israel y Judá
El retorno del cautiverio. La restauración
El periodo intertestamentario
a. Periodo persa (430-332 a.C.)
b. Periodo griego (331-167 a.C.)
c. Periodo de los Macabeos (167-63 a.C.)
d. Periodo romano (63 a.C.)
Capítulo 3. EL CUMPLIMIENTO DEL TIEMPO
Profecías que apuntan a Jesús (Yeshúa) como el Mesías Los cambios que produjo la llegada del Mesías
Capítulo 4. LA PLENITUD (EL TIEMPO) DE LOS GENTILES
Capítulo 5. LAS DOS GRANDES CRISIS DE LA ANTIGÜEDAD
La destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 d.C. La rebelión de Bar Kojba en 132-135 d.C.
Capítulo 6. LA GRAN DIÁSPORA JUDÍA: 1800 años
Algunos escritos de los padres de la iglesia y el Talmud
La llegada del Islam, Mahoma y el Corán
Las cruzadas, la peste y la Inquisición
Capítulo 7. LA RESTAURACIÓN EN SU GÉNESIS
Los orígenes del Sionismo moderno El sonido del Shofár
El holocausto: Una densa oscuridad
Capítulo 8. EL RESURGIR DE UNA NACIÓN
La partición de la ONU
Capítulo 9. LAS GUERRAS ÁRABE-ISRAELÍ
La guerra de 1956
La guerra de los seis días
La guerra del Yom Kipur
Algunas consideraciones
Capítulo 10. TEOLOGÍA AL SERVICIO DEL ANTISEMITISMO
Capítulo 11. LA TEOLOGÍA DEL REEMPLAZO
Las preguntas claves
Textos en los que se basa esta enseñanza
La enseñanza de Pablo sobre el misterio de Israel
La enseñanza de Pablo en la carta a los Efesios
Analicemos el término iglesia
Capítulo 12. PALESTINA Y LOS PALESTINOS
Una breve historia de ERETS ISRAEL
EPÍLOGO
APÉNDICES
BIBLIOGRAFÍA

PRÓLOGO DEL AUTOR
No ha sido fácil escribir este libro. El tema es controvertido, y está preñado de ignorancia y posiciones preconcebidas. Buscar el equilibro entre Israel y la Iglesia puede prestarse a caer en extremismos. He pretendido, en la medida de mis posibilidades, no caer en ninguno de ellos, sino ser lo más objetivo posible, y aunque en ocasiones puede dar la impresión de que cargo más sobre la responsabilidad de la iglesia, especialmente durante la larga Edad Media, no por ello dejo de tener presente los extremos a que muchos han llegado hoy en su “amor por Israel” descalificando el mundo cristiano y una parte de su doctrina fundamental. Mi intención ha sido exponer hasta dónde puedo los errores que hemos cometido y el futuro común que tenemos. Comencé a escribir las primeras páginas hace más de dos años, luego tuve que hacer un paréntesis por motivos laborales para retomarlo hace unos pocos meses. Por otro lado, a pesar del arduo trabajo, he disfrutado estudiando y contrastando la información histórica. En definitiva, entrego el texto a los lectores orando al Dios de Jacob que traiga luz y revelación en el enigma de Israel.
Terrassa (Barcelona), 2008-2011

INTRODUCCIÓN
No deja de sorprenderme la ignorancia alarmante que veo en mi país, incluyendo los ámbitos evangélicos, sobre la historia y la realidad de Israel como pueblo de Dios y como Estado moderno. Comprendo que ha habido y hay mucho interés en mantener esa ignorancia desde la perspectiva de las potestades territoriales, que alimentan, desde tiempos inmemoriales la oscuridad mediante teologías desvirtuadas y medios de comunicación partidistas y sectarios que a su vez se retroalimentan de prejuicios antisemitas o judeófobos. Sea como fuere, el hecho es que Israel ha venido a ser un concepto muy confuso y errado en grado sumo.
La Historia de Israel es en gran parte la Historia del ser humano tropezando con la misma piedra una y otra vez. Es la piedra de la Soberanía de Dios que escogió a este pueblo para trazar sus planes sobre toda la Humanidad y cómo los demás pueblos han tratado de destruir ese plan una y otra vez sin conseguirlo. Como se le diría al judío Saulo de Tarso: “dura cosa te es dar coces contra el aguijón”. Y no tengo ninguna duda que la estrategia espiritual de esa oposición tiene su origen en el Adversario de Dios tratando de materializar su voluntad a través de la ceguera, el velo, la cubierta que cubre a todas las naciones.
Y destruirá en este monte (Sión) la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones (Isaías, 25:7).
Por tanto, cuando abordamos un tema como este hay que saber que la oposición está garantizada, la controversia es habitual y que en realidad necesitamos el sometimiento a la Soberanía de Dios o de lo contrario no estaremos en disposición de avanzar mucho en este misterio. Y digo misterio usando las palabras del apóstol Pablo cuando dijo:
“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sión el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados. Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios (Romanos 11-25-29).
Una mirada superficial a la Historia de Israel nos lleva a constatar un hecho trágico: Este pueblo ha sido perseguido por la mayoría de los demás pueblos de la tierra, odiado, rechazado, expulsado; se le ha querido exterminar en varias ocasiones (Amán y Hitler) y el motivo ha sido el ser judíos, por su identidad, lo que nos conduce otra vez al hecho de su elección como pueblo. Y esta elección no ha sido por ser mejores que otros, sino únicamente por la voluntad de Dios.
“Porque tú eres pueblo santo para Adonai tu Dios; Adonai tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Adonai y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto Adonai os amó, y quiso guardar el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Adonai con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto” (Deuteronomio: 7:6-8).
Lo que llamamos cultura occidental, especialmente en Europa, tiene buena parte de sus raíces en un trasfondo judeo-cristiano, aunque hoy se quiera negar la evidencia porque no es políticamente correcto, pues bien, precisamente ha sido en este Continente donde más se ha perseguido, expulsado, expoliado y causado un sinfín de sufrimiento y muerte al pueblo de Israel. Teologías de reemplazo, e ideologías racistas y antisemitas han sido el caldo de cultivo para fundamentar el odio y antisemitismo que culminó en el Holocausto nazi con seis millones de víctimas a través de la industria de la muerte que el educado y “culto” pueblo alemán llevó a cabo durante la Segunda Guerra Mundial. Al respecto quiero resaltar la honrosa visita que hace poco hizo la canciller alemana, Ángela Merkel, al Parlamento de Israel, el Knesset, donde hizo un discurso que repara al menos la dignidad y la historia reciente de ese pueblo, sin olvidar los esfuerzos de compensación que se han hecho anteriormente. Curiosamente no ha trascendido a los medios de comunicación esa visita como debería. ¡Qué significativo!
Sin embargo, el pueblo de Israel ha dado a la Humanidad la revelación del Dios Único, la ley moral con la que se han regido las naciones más avanzadas de la tierra; a través suyo hemos recibido las Sagradas Escrituras, los pactos, las promesas, el Mesías. “La salvación viene de los judíos”, dijo Jesús. Han destacado en múltiples ciencias, siendo el pueblo que mas premios Nobel ha recibido en proporción a su densidad de población, el 0,02 % de la población mundial. Nos hemos apropiado de gran parte de su herencia y a cambio han recibido el desprecio, la marginación y el rechazo. Este ha sido un gran pecado de todo nuestro Continente europeo cristiano del que no nos hemos arrepentido, aunque haya habido excepciones y reconocimiento del daño causado. Al respecto es saludable resaltar las palabras del Concilio Vaticano II sobre la relación entre la iglesia católica y los judíos, en la declaración Nostra Aetate:

Pues la Iglesia de Cristo reconoce que los comienzos de su fe y de su elección se encuentran ya en los Patriarcas, en Moisés y los Profetas, conforme al misterio salvífico de Dios. Reconoce que todos los cristianos, hijos de Abraham según la fe, están incluidos en la vocación del mismo Patriarca y que la salvación de la Iglesia está místicamente prefigurada en la salida del pueblo elegido de la tierra de esclavitud. Por lo cual, la Iglesia no puede olvidar que ha recibido la Revelación del Antiguo Testamento por medio de aquel pueblo, con quien Dios, por su inefable misericordia se dignó establecer la Antigua Alianza, ni puede olvidar que se nutre de la raíz del buen olivo en que se han injertado las ramas del olivo silvestre que son los gentiles.
Cree, pues, la Iglesia que Cristo, nuestra paz, reconcilió por la cruz a judíos y gentiles y que de ambos hizo una sola cosa en sí mismo.
Roma, 28 de octubre de 1.965

Además quiero citar las palabras de arrepentimiento que el Papa Juan XXIII redactó poco antes de su muerte, el 3 de Junio de 1.963:

“Reconocemos ahora que muchos, muchos siglos de ceguera han tapado nuestros ojos de manera que ya no vemos la hermosura de Tu pueblo elegido, ni reconocemos en su rostro los rasgos de nuestro hermano mayor. Reconocemos que llevamos sobre nuestra frente la marca de Caín. Durante siglos Abel ha estado abatido en sangre y lágrimas porque nosotros habíamos olvidado Tu amor. Perdónanos la maldición que injustamente pronunciamos contra el nombre de los judíos. Perdónanos que, en su carne, te crucificásemos por segunda vez. Pues no sabíamos lo que hacíamos…”


2 comentarios:

  1. Gracias, de todo corazón, por esta recomendación, apreciado Jesús Guerrero. Me alegra compartir contigo el mismo sentir en favor de nuestro país, de la verdad liberadora sin atajos, el amor al Dios de Israel y por los buenos libros. Un abrazo fraternal.

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  2. Ahí seguiremos todos juntos aportando nuestro granito de arena, cada cual allí y en la forma en que Dios nos llame.

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