lunes, 10 de diciembre de 2018

¿Es hora de cerrar mi blog? & Del ánimo al desánimo y viceversa



Como medía, el número de lecturas suele variar entre las ciento cincuenta y quinientas por artículo. Entonces ¿cuál es la razón de que me esté replanteando cerrar? Que en los dos últimos meses las cifras han caído hasta apenas sobrepasar las cincuenta lecturas por escrito, cantidades que considero muy bajas y que son las mismas que hubo en los dos primeros años del blog, con la diferencia de que por entonces era normal ya que apenas estaba suscrito a dos o tres comunidades de facebook y gmail, aparte de que nadie me conocía. Por eso el descenso me ha dejado anonadado; tengo la sensación de haber dado tres pasos atrás. ¿Una mala racha? I dont know. En el lado positivo está el hecho de que el número de lecturas en general en otros escritos sigue aumentando paulatinamente.
Pero para explicar el resto de la realidad que me suelo encontrar, pondré un caso muy sencillo para que se vea la panorámica.

Caminando entre el silencio, el rechazo, el apoyo y la aceptación
A finales de octubre publiqué un artículo donde denunciaba la manera en que por ley se quiere enseñar la ideología de género a los niños desde la misma infancia y cómo los padres tenían que luchar contra ella. Era un llamado a toda la Iglesia en general y a los cristianos en particular a compartirlo para denunciar la situación y prepararse ante lo que se nos viene encima. Como siempre hago, lo publicité en dos docenas de grupos y comunidades. Aquí me encontré las dos caras: en unos grupos pasaron completamente por alto el asunto. Nadie dijo nada ni lo compartió, a pesar de que estos grupos están formados por miles de miembros. La única persona que me escribió fue una lesbiana y, como puedes imaginar y comprobar en la captura de pantalla, no fue para felicitarme la Navidad ni a mí ni a los creyentes en general, y cuyo nombre he tachado por respeto.
En la otra cara de la moneda, otro grupo lo compartió de forma masiva, como también puedes ver. He recortado el nombre de ambos grupos puesto que no es mi intención dejar en evidencia a uno y exaltar al otro, solo exponer cuán chocante y paradójico resulta, y lo difícil que es comprender tales diferencias en el interés mostrado.
Las dos realidades que he presentado –la de grupos que ignoran sistemáticamente las publicaciones y otros que hacen lo opuesto-, es la que me suelo encontrar mes tras mes. ¿Cuál suele ser la normal? La primera. Es más: lo habitual es que al que le gusta no diga nada, y al que no le gusta no pierda ni un segundo en mostrar su opinión disonante, incluso en ocasiones de forma poca educada. 
En los meses “buenos”, como humano que soy, siento un impulso refrescante. Y, en los meses “malos” –donde reina el silencio o la indiferencia- se sienten ganas de poner el cartel de “cerrado” en el blog. Las sensaciones son muy pero que muy opuestas. Los que me apoyan saben quiénes son y cuán agradecido les estoy, al igual que los que no me conocen en persona pero comparten mis escritos sin pedir nada a cambio.
Por eso me llamó la atención el comentario que dejó una hermana llamada Sofía. Pocos días después de publicar la séptima parte de los escritos dedicados a mostrar los argumentos contrarios a la eutanasia (¿Morir voluntariamente es un acto de libertad?: https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2018/07/7-morir-voluntariamente-es-un-acto-de.html), escribió esto en una comunidad de gmail: Es lamentable que una comunidad cristiana de tantos miembros, sea tan indiferente a las publicaciones en general. No hay interés por las cosas de arriba; El enfriamiento espiritual de los creyentes, es la causa de la falta de respuestas de Dios. Aman la bendición, más no al que bendice”. Si no fuera porque no la conocía de nada, habría pensado que era una amiga íntima defendiéndome y mostrando su incomprensión ante la falta de apoyo y de palabras de ánimo. Entendiendo y agradeciendo las palabras de Sofía, al final del escrito expresaré qué busco con los escritos, y que no tiene nada que ver con conseguir likes ni corazoncitos.

Sorpresas inesperadas, tanto para bien como para mal
Hay sorpresas positivas, con picos que sobresalen como Inside Out (1ª Parte): ¿Cuáles son las emociones que controlan tu vida? (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2016/02/inside-out-cuales-son-las-emociones-que.html) con 737 lecturas hasta la fecha,  L@s cristian@s ante el bikini y otras cuestiones (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/12/78-ls-cristians-ante-el-bikini-y-otras.html) con 595, La sexualidad del soltero cristiano: Sanidad & Hábitos y concupiscencias (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/09/74-la-sexualidad-del-soltero-cristiano.html) con 516, ¿Cristianos catalanes independentistas? Al pan, pan, y al vino, vino (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/10/cristianos-catalanes-independentistas.html) con 726, y ¿Cómo debe vestir una mujer cristiana? (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/10/77-como-debe-vestir-una-mujer-cristiana.html) con 1502.
En el lado opuesto –el negativo-, destaco tres que son de mis escritos favoritos y, curiosamente, de los menos leídos: Cuando los cristianos ofrecemos un mal ejemplo y se nos acusa con razón de hipócritas (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/09/1-cuando-los-cristianos-ofrecemos-un.html) con 108 lecturas, Dios: el verdadero gran showman (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2018/10/dios-el-verdadero-gran-showman.html) también con 108, Westworld: ¿Quién serías si pudieras ser quién quisieras? ¿Y qué harías? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2018/07/westworld-quien-serias-si-pudieras-ser.html) con 121.

Estas cifras corresponden a la última fecha que las he mirado: 7 de diciembre de 2018.
Para mí lo fácil sería dejar de hablar de los asuntos menos leídos y centrarme en los que más. Pero si hiciera eso estaría cayendo en mi propia trampa: pensar que no tienen importancia, cuando sí la tienen, y mucha. Además, estaría traicionando el espíritu que Pablo manifestó, el de anunciar “todo” el consejo de Dios (cf. Hch. 20:27).
Lo más inesperado de todo esto es cuando publico algo que creo que no lo va a leer ni una tortuga marina y sucede todo lo contrario. Cuatro ejemplos clarísimos son: Lucifer: ¿simpático, de buen corazón y condenado injustamente? (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2016/10/1-lucifer-simpatico-de-buen-corazon-y.html) con 325, Las abismales diferencias entre Jesús y Superman (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2016/04/las-abismales-diferencias-entre-jesus-y.html) también con 317, El cuento de la criada: ateos que creen que los cristianos quieren imponer una dictadura (https://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/07/1-el-cuento-de-la-criada-ateos-que.html) con 5373 lecturas, y Alma salvaje: Cuando el dolor puede convertirnos en la mejor o en la peor versión de nosotros mismos (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/06/alma-salvaje-cuando-el-dolor-puede.html) con 1202.

¿Qué temas interesan y cuáles no?
Como el blog está dividido en etiquetas que hacen la función de índice temático, es fácil comprobar qué temas interesan más y cuáles menos. Los que más: lo referente a la soltería, a la sexualidad, a los errores doctrinales, a los problemas y todo lo que trata sobre sentimientos de tristeza o depresión. Es algo comprensible ya que son asuntos universales, independientemente de la edad y el país de procedencia.
También aquí me he encontrado con gratas sorpresas, al contemplar que ha habido cambios en la forma de pensar y sentir de los lectores. Por ejemplo, esto se comprueba viendo el comentario que me dejó un hermano argentino hace poco en Fracasos por falta de sabiduría & ¿Citas amorosas? (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2016/09/102-fracasos-por-falta-de-sabiduria_20.html) o las palabras positivas –y para mí inesperadas- que me han dejado varias hermanas a lo largo del tiempo en L@s cristian@s ante el bikini y otras cuestiones (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/12/78-ls-cristians-ante-el-bikini-y-otras.html) y que se pueden leer en el mismo blog. Como otros escritos donde trato aspectos peliagudos o que no suelen ser abordados, me daba mucho respeto la respuesta que recibiría. ¿El resultado? Chicas y mujeres que decidieron cambiar ante Dios, ante los demás y ante sí mismas, que decidieron dar un paso al frente, independientemente de lo que diga la sociedad. A eso lo llamo mostrar personalidad.
¿Y cuáles los que temas que menos parecen importar a los cristianos? La eutanasia en general (algunos escritos son bastante leídos pero otros pasan sin pena ni gloria), el aborto, aquellos que recomiendan libros en particular (salvo alguna excepción), los que hacen mención a ayudar a los demás en términos personales y/o económicos. Y, encabezando la cola (lo cual es triste), los que tratan sobre la importancia de cambiar actitudes ante el mundo, nuestros semejantes y ante otros cristianos, como por ejemplo el que precede a este escrito: Cristianos que salen a cazar a otros cristianos (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2018/11/cristianos-que-salen-cazar-otros.html) con 54, Si tú quieres (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/02/si-tu-quieres.html) con 67,  ¿Odiando a nuestros enemigos? (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2013/10/odiando-nuestros-enemigos.html) con 51 y La intolerancia de los que se hacen llamar tolerantes (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2013/11/la-intolerancia-de-los-que-se-hacen.html) con 50.
¿Es casualidad el desinterés de los cristianos ante estos temas? No lo creo. Las estadísticas dan que pensar, y estas ofrecen dos impresiones: una, que parece que a los creyentes los asuntos sociales no son de su incumbencia y miran para otro lado, como si lo humano no afectara al reino de Dios. Con dar alguna ofrenda en la iglesia local les basta. Y dos, que no queremos que nadie nos diga que tenemos que cambiar y mejorar aspectos personales, y que nos conformamos puesto que nos sentimos felices tal y como somos. Por el contrario, basta con ver cualquier publicación en las redes donde se lanzan mensajes como “¿Quién quiere recibir la bendición de Dios?” (la cual entienden como prosperidad sentimental, laboral, económica y material); en breves minutos, cientos de personas escriben “yo” y “amén”. Palabras como las de Job las consideran malditas y prohibidas: “Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos” (Job 2:10), desechando así multitud de pasajes bíblicos y el destino de muchos de los héroes de la fe de los que se habla en Hebreos 11. ¿Quieres cambiar? No. ¿Quieres bendición? Sí. Llamativo.
En mi opinión, y como más de una vez he reseñado, esto puede ser un reflejo de dos aspectos:

1) La dejadez a la hora de leer y estudiar teología por uno mismo usando una sana hermenéutica, peligro del que ya avisé seriamente en su momento: Aprender y crecer & Conformarse y estancarse (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2014/12/aprender-y-crecer-conformarse-y.html). Este pasotismo conduce a muchos creyentes a creer todo lo que dice un “pastor” o autor famoso, incluso aunque llegue a decir verdaderos disparates.
2) La “liturgia” establecida por lo general en muchas congregaciones, donde sutil o directamente se hace creer que lo verdaderamente importante es lo que ocurre entre las cuatro paredes del local, el cual muchos llaman erradamente “iglesia”. Al final, los cristianos desdoblan su personalidad: actividad sin fin en el local (especialmente enfocada a la música y a decenas de reuniones) y desidia fuera de él.

Las otras razones por las cuales no leen este blog
Aparte de lo ya mencionado, veamos algunas razones más por las cuales creo que no son cientos de miles de personas las que leen cada uno de los escritos publicados. Y esto lo voy a contar por si eres de los que compartes por las redes y te sientes identificado, al creer que tus palabras no tienen importancia o caen en saco roto.
Estas nueve son las que he identificado y son muy fáciles de entender, aunque puede que haya alguna más que se me escape:

1. La más evidente. En internet hay literalmente millones de páginas web; incontables las que son de contenido cristiano. Al igual que cuando entramos en un supermercado seleccionamos entre toda la variedad existente, con lo que leemos exactamente igual. Por lo que, en mi caso, las probabilidades que ser “seleccionado” es, en términos de porcentaje, bastante bajo.

2. Han leído algún artículo y, sencillamente, no les termina de gustar mi estilo o las distintas temáticas, o directamente no están de acuerdo con el contenido. O una mezcla de todas. Si yo leo a un autor unas cuantas veces y no me gusta, en lugar de seguir con él busco a otros que sean de mi agrado. Así que esta es una explicación muy razonable y comprensible al porqué no me leen un mayor número de personas.

3. No estoy en posición de exigir algo que yo tampoco hago. Teniendo en cuenta el punto uno, acoto mucho lo que leo. Y todo ello según mis gustos y tiempo. Todos quisiéramos que los días tuvieras quinientas horas, pero solo son las que son y tienes que repartirla entre tu trabajo, hijos, familia, descanso, etc. De igual manera, la mente termina por embotarse cuando la sobrecargas de trabajo intelectual, por lo que no puedo leer todo lo que me gustaría. A día de hoy, tengo casi veinte páginas con links de artículos que quiero leer y no paran de acumularse. Por cada diez que leo, se añaden otras tantas. Lo mismo con los libros. De ahí que solo en ocasiones muy puntuales me verás comentando lo que otras personas publican en sus redes sociales, y mucho menos las fotos, que ni las suelo ver. Ante esto, comprendo perfectamente a los que actúan igual respecto a mí.

4. Mea culpa. Quizá, si le dedicará más tiempo a las relaciones virtuales, obtendría mayor atención sobre mis escritos. Pero tomando en cuenta el punto uno y tres, y que hace un par de años tomé la decisión de relacionarme solo cara a cara –salvo excepciones muy concisas y breves-, no le dedico apenas tiempo cibernético a otros.

5. No hay ganas de cambiar. Basándome con insistencia en Romanos 12:2, continuamente reto a cambiar los pensamientos para ajustarlos a la buena, perfecta y agradable voluntad de Dios. Pero, ¿y si la persona no quiere cambiar? Entonces es normal que me esquive. Si alguien viste provocativamente o se exhibe en las redes y escribo al respecto, normal que salga corriendo. Si alguien dice amén a la teología de la prosperidad, normal que rehuya todo lo que digo en contra. Si alguien cree ciertas doctrinas y expongo bíblicamente que está errado, normal que salga corriendo. Si alguien está enfrascado en una relación de yugo desigual y señalo qué dice Dios al respecto, normal que salga corriendo. Y así con todo. Por lo que esta es otra razón para no leerme. Para ganarme el favor de estas personas, tendría que dejar de escribir sobre asuntos impopulares o que en las iglesias se consideran tabú. Si hiciera eso, sería lamentable por mi parte y olvidaría las palabras de Pablo: “Pues, ¿busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo” (Gá. 1:10).

6. No hay interés ni ganas de pensar. Es triste comprobar que de forma masiva a las personas cada vez más les cuesta la misma vida leer algo que lleva más de diez palabras seguidas. Y no lo digo por mi blog (sería un engreído si pensara así), sino en general. Por eso muchos cristianos prefieren leer cartelitos de pocas palabras con un sol brillante de fondo. No tengo nada en contra de dichos letreros –sobretodo porque son textos de las Escrituras-, pero es obvio que a muchos les cuesta concentrarse cuando conlleva más de diez minutos de lectura atenta y reflexiva.

7. La modernidad líquida. A esto hay que añadirle otro aspecto: el difunto sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman (1925-2017) acuñó el concepto de “modernidad líquida”, que hacía alusión a cómo la sociedad había cambiado los valores tradicionales por otros donde priman la satisfacción inmediata. Se pasó de la modernidad sólida a la modernidad líquida puesto que ya nada es estable. Y esto es lo que vemos hoy en día: en lugar de leer, de buscar respuestas a cuestiones profundas a través de Dios y de indagar sobre el ser interior, la humanidad prefiere pasar su tiempo buscando el placer y el ocio como la máxima meta. Y esto es algo en que han caído también ciertos cristianos, especialmente los más jóvenes, que se han ido diluyendo en medio de esta modernidad líquida. El tiempo libre que tienen fuera del trabajo y los estudios lo dedican a salir a cenar, a wasapear, a ver vídeos en youtube, a Instagram, a escuchar música, a hacer deporte, a jugar a videojuegos, a ver películas y programas de televisión sin descanso, etc. Todo esto, que puede tener su tiempo y lugar de forma sana y equilibrada como he dicho en multitud de ocasiones, se ha terminado convirtiendo en el interés principal de muchos. Es así como se relajan, por lo que si el título de mi blog es el que es, es comprensible que no se acerquen ni con un palo de los que sirven para hacer selfies. Si necesidad de dar nombres, en España hay escritores excepcionales y que apenas son leídos. Mi propio editor me dijo que la demanda de libros ha decaído en los últimos años de forma muy llamativa entre la comunidad cristiana. ¿Crisis económica? Sí, es cierto, pero para comprar otras cosas no hay crisis. Curioso.

8. Soy un desconocido y no me vendo. Por un lado, no soy un Charles Swindoll o un César Vidal. Tampoco tengo una megaiglesia detrás como pueden tener otros autores del continente americano. Esto hace que a los ojos de muchos creyentes yo sea una especie de cristiano de segunda categoría. Dicho con ironía, podría imitar el método de los influencers fitness: subir vídeos míos grabándome desde que me levanto hasta que me acuesto, contando qué como, qué visto y que ejercicios hago: una sentadilla pesada por aquí y un press de banca por allá. Así me vendería absurdamente a mí mismo. O también podría meterme a youtuber, donde los que se dedican a eso logran en un solo vídeo las mismas visitas que yo en años, y cuyos vídeos consisten en cuánto tiempo tardan en comerse una hamburguesa de 3 kilos. Pero, en mi caso, va a ser que no. Este verano pasado me planteé muy seriamente crear un videoblog, con la idea de tratar los mismos temas que escribo pero ante una cámara y con un toque personal diferente. Llegué a hacer un boceto de cómo lo haría, per finalmente decidí que no, que no tengo necesidad de exponerme más de lo que ya hago. El que le interese los asuntos que trato, lo tiene muy fácil para leer. Además, una de las lecciones más importantes que he aprendido viene de las palabras que repetía sin cesar un pastor: “Lo importante no es el cartero, sino la carta”. Así que cuando cuento algo de mí no es para centrar la atención sobre mi persona, sino porque considero que puede aportar riqueza a lo que estoy exponiendo.

9. Y la última razón. A algunos no les caigo bien. Que levante la mano el cristiano que afirma las verdades del cristianismo y le cae bien a todo el mundo. ¡Ni un mano levantada! Luego hay otros cristianos que piensan mal de mí porque un día me estigmatizaron y se centran en mis errores o defectos, así que nada de lo que pueda llegar a decir lo consideran válido. No desechan los argumentos porque sean falsos, sino que me desechan a mí como persona, lo cual les lleva a no plantearse la posibilidad de que pueden estar errados.

¿Seguir adelante?
En términos meramente humanos, el blog supone demasiado esfuerzo para tan poco rédito. Pero, si a día de hoy, cerrara el blog, estaría dejándome llevar por la carne. Estaría demostrando mi estrechez de miras y una fe nula. Así que seguiré por aquí hasta que el número de lectores no se reduzca a la mínima expresión. Y si eso sucediera, pues cerraría y preguntaría quién estaría interesado en recibir por email los escritos y se los enviaría solo a ellos. Y si nadie se interesa, pues seguiría como siempre escudriñando las Escrituras para mi propio crecimiento.
Con todo lo que he señalado, si eres de los que te dedicas a escribir, puede que te hayas desanimado y llegado a pensar que las palabras de la Biblia que Dios pone en el corazón de cada uno no merecen la pena compartirlas porque son “cuatro gatos” las que la leen. Y yo te pregunto, ¿y qué? Si tienes una granja con miles de gallinas y vacas, tantas que tendrías para dar de comer a millones de personas, pero solo quieren comer mil, ¿les negarías el alimento a estas mil? ¿Verdad que no? Jamás olvidemos que el Señor nos ha llamado a ser fieles en lo poco (cf. Lc. 16.10). Recordemos las palabras que Jesús les dijo a los discípulos: “Dadles vosotros de comer” (Lc. 9:13). En aquel contexto se refería literalmente a comida. En el nuestro, casi siempre, el llamado es a dar comida espiritual.
Tú deber y el mío es ofrecer esa comida al que quiera, pero no depende de nosotros que la coman. Ten en mente que, en otra ocasión, Jesús dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba” (Jn 7:37). ¿Has leído bien? Un condicional. No dijo “ven aquí que te agarre del cuello, te abra la boca y te oblige a la fuerza a beber”.
No olvides que unos plantamos y otros riegan, pero que el crecimiento es de Dios, el cual ha preparado las obras de antemano (cf. 1 Co. 6; Ef. 2:10). ¿Qué me encantaría que los que me leen compartieran mis escritos tantas veces como el de la ideología de género que cité líneas atrás? ¡Por supuesto! ¿Que me leyeran miles y miles de cristianos y ateos que de corazón buscan a Dios? ¡Encantado de la vida? No para conseguir likes, corazoncitos, admiración o ser el centro de atención, sino porque así llegaría a más personas y podrían ser bendecidas –que es mi única intención-, pero no es algo que dependa de mí.
Por tu parte, sigue ofreciéndole al resto lo que Dios pone en ti y ya será Él quien se encargue de que llegue a las personas que considere oportuno, sean muchas o pocas, te lo agradezcan o no, te digan qué les ha sido de bendición o guarden silencio, lo compartan con otros hermanos o se lo queden solo para ellos.
Lo que nos debe mover a seguir adelante es saber que estamos poniendo nuestro pequeño granito de arena en la obra de Dios en la Tierra. Así que merece la pena, ¡y mucho! Grábalo en tu mente para los momentos de desaliento. ¡Ánimo!