Venimos de aquí: Enamorado de un inconverso: Cuando algo no
sintoniza http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2016/07/92-enamorado-de-un-inconverso-cuando.html
Como cristiano que eres (hablo a aquellos que
verdaderamente han nacido de nuevo),
y ante la imposibilidad de unirte en yugo desigual –por ser un mandamiento directo
de Dios ante el cual no hay argumento ni excusa posible-, únicamente tienes un camino
si quieres algún día tener tu propia pareja: una buena y sabia elección. Claro
está, si es la voluntad de Dios que te cases, puesto que no es así en todos los
casos, como vimos en Lo que duele a los
solteros: Haciendo malabares (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/03/12-lo-que-duele-los-solteros-haciendo.html).
Hace tiempo leí una gran verdad: Junto con el paso de
fe respecto a la salvación, la elección de la persona con la cual vas a pasar
el resto de tu vida es la decisión más importante que puedas tomar. Tu
estabilidad espiritual, emocional y psicológica está en juego. Un grave error
en este aspecto y todo tu castillo se puede desmoronar encima de ti. Los creyentes,
por el hecho de serlos, no están ni mucho menos exentos de cometer errores en
el área sentimental.
Cuando en la introducción de este libro dije que ciertos
capítulos servirían a las parejas de novios e incluso algunos apartados a los
matrimonios, me refería sin duda a este. Analizaremos en profundidad asuntos
delicados como la resolución de conflictos, los problemas a la hora de
comunicar emociones negativas, las discordancias que suelen darse en la
expresividad del afecto, el trato con los familiares de la pareja, la manera de
compaginar la relación con otras actividades personales, las amistades, la
suprema importancia de los propios valores, etc.
Me desagrada en extremo ese proverbio chino que dice: “El matrimonio es como una fortaleza
sitiada; los que están fuera quieren entrar a toda costa, y a los que están
adentro les encantaría muchísimo salir de ella”. Por eso también trataré
diversos problemas que suelen darse entre los cónyuges para que, aquellos que aún
no están casados, los tengan en cuenta. Así podrán planteárselos antes de las nupcias
y evitarse grandes disgustos. Irán aprendiendo a afrontarlos desde la relación
de noviazgo y de forma madura, en lugar de esperar a
vivir con la otra persona para darse cuenta de las problemáticas básicas que surgen
en toda relación humana. Como dice Denis Sonet en su libro “Triunfar como
pareja”: “No prepararse para el
matrimonio es la mejor preparación para el divorcio”.
La mayoría de los cristianos desconoce las intenciones
de Dios respecto a esta área de su vida. Ninguno ha escuchado una voz
atronadora en su oído a través de una zarza ardiente. Puede que muchos amigos
te hayan dicho que el Señor tiene preparado un gran compañero para ti. La
realidad es otra: casi todo el mundo ignora los planes futuros que el
Omnisciente ha preparado en esta vida. Él lo puede remover todo de un año para
otro, así que tienes que vivir al día según tu condición presente. Y sabiendo
todo esto, tener las ideas muy claras: Por un lado, vivir plenamente ya que
eres una persona completa. Ni media naranja ni cuentos. Y por otro, estar preparado
por si se diera el caso de que una relación de pareja se presentara; así no te
dejarás llevar únicamente por la emoción del momento, como tantas veces ocurre
y tantas desgracias provoca. Lo contrario es lo que se vende por medio de las
novelas y películas románticas para jóvenes, llenas de clichés como el amor a primera vez, donde todo es
maravilloso y el cenit de la felicidad, pero que en la vida real provocan la
destrucción de infinidad de corazones por las ideas perniciosas que muestran.
Algunos
errores iniciales: ¿amistad o intenciones románticas?
Es necesario querer saber
más del sexo opuesto. Para conocerlo; para respetarlo; para entenderlo; para
apreciarlo; para empatizar; para saber cómo piensa; para poder ser amigos. ¿Por
qué? Porque, cuando conoces a alguien verdaderamente interesante y que te llama
la atención, es demasiado habitual encasillarlo en dos categorías:
- Objetivo a la vista: Candidato a ser tu novi@.
- Nada de nada.
Pensar de esta manera conduce a perder una serie de
posibles amistades de gran enriquecimiento personal. Y tristemente es lo que
suele ocurrir, especialmente entre los adultos. Y recuerdo una vez más que le
estoy hablando a cristianos genuinos.
Por eso entiendo a los que dicen que es muy difícil
acercarse a alguien del sexo contrario sin que la otra persona piense que solo está
buscando amistad. El otro cree que se le acercan con intenciones románticas. También
sucede al revés: cuando alguien que no te conoce se aproxima a ti con dichas
pretensiones. Es algo que huele a
kilómetros: la postura corporal, los gestos faciales aparentemente casuales
pero que no lo son, la excesiva proximidad física, las miradas con ojitos de gatito y el tono de voz
acaramelado les delatan.
A los que no les gustan las prisas –que son malas
consejeras como veremos a lo largo de este extenso capítulo-, este tipo de
actitudes les espantan. Todo depende de la madurez personal, de la fama que
cada uno se haya forjado y de la manera de interactuar. Si eres el clásico que
a los dos días de conocer a alguien le está escribiendo poesías, declarando
amor eterno o enviando centenares de mensajitos llenos de corazoncitos por
algún medio electrónico, es lógico que te vean así.
La impaciencia suele ser un error muy frecuente y un
problema común cuando se siente atracción hacia alguien. Incluso hay enojos
internos si el otro no da el paso de declararse o manifestar sus crecientes
sentimientos de forma clara. Hay que saber “guardar los tiempos”. Es decir, si
dos personas empiezan a salir para conocerse y uno de ellos comienza a insinuar
su amor con miradas románticas y palabras de sumo afecto pero el otro no está
en ese etapa, se asustará y posiblemente se distanciará. El amor y el
conocimiento deben ser recíprocos. Uno da un paso y el compañero otro. Así
paulatinamente.
Recuerda: El hecho de que alguien te trate bien y te
considere una persona especial, no tiene que significar automáticamente que
quiera algo más contigo. Y eso no significa que te desprecie, sino que hay
otros tipos de amor que no tienen que ver con el romanticismo.
Sin más preámbulos y tras esta breve introducción,
comencemos a desglosar cómo debe encarar el creyente una relación sentimental,
junto a creencias erradas que muchos tienen e infinidad de errores que se
cometen para poder corregir ambas.
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