Tengo muy claro que, si hubiera sido profesor, habría
usado la literatura, el cine y las series de televisión, y cualquier otro medio
valioso a mi alcance, para enseñar a mis alumnos. Como no es el caso, y mi
único altavoz es este sencillo blog, invitaré, una vez más, a todos, a la
reflexión. En esta caso, sirviéndome de la magnífica serie Dark Matter (Materia
oscura, no confundir con otra del mismo nombre), basada en la novela homónima
de Blake Crouch –autor de la también sensacional trilogía The Wayward Pines, y cuya emisión llegó a su fin hace escasos días.
Aunque parte de una premisa de ciencia ficción y en
una teoría de la física cuántica, es un thriller, ya que la trama gira en torno
a su protagonista y el drama al que se enfrenta cuando pierde a su familia en un mundo que no es el suyo... Aunque no te
guste la ciencia ficción, la recomiendo: es todo un drama.
A los jóvenes les ayudará para ver qué pueden hacer
con aspectos muy concretos de sus vidas, lo que les evitará cometer multitud de
errores, mostrándole un camino infinitamente más sano. Cuando escucho a ciertas
personas decir “están en la edad de cometer locuras; ya aprenderán”, me quedo
estupefacto. Luego vienen los llantos, los arrepentimientos, la mala
conciencia, los malos recuerdos y los traumas. Eso es como decir: “No hace
falta que le enseñe a mi hijo que debe detenerse cuando el semáforo esté en
rojo. Ya lo aprenderá solo”. ¡Claro, cuando un coche se lo lleve por delante! ¿No
te gustaría aprender de las faltas de los que te precedieron, para no caer en
ellas?
Por otro lado, a los adultos les servirá para poner en
perspectiva sus acciones pasadas y presentes, y así analizar qué pueden
cambiar.
Dark Matter:
su trama
Imagina que llevas una vida normal y feliz: eres profesor
de física en la universidad, estás felizmente casado con una mujer maravillosa
llamada Daniela, tienes un hijo adolescente, y eres comedido y hogareño. Fue la vida que elegiste. Hubo un
momento en el pasado en que tuviste otra opción: desarrollar un complejo proyecto
científico de una idea sobre la que tenías la base y la teoría, pero que
hubiera necesitado de todo tu tiempo y esfuerzo para llevarla a la práctica,
por lo que toda tu existencia habría girado en torno a ella y te habría
impedido formar una familia.
¿En qué consistía dicho invento? En una especie de máquina,
con forma de caja gigante, que te permite viajar
al infinito multiverso, donde existen infinitos tú, y que tomaron infinitas decisiones distintas en la vida. Para
que lo entiendas:
- en uno de esos mundos, el personaje de Jason Deseen
decidió construir esa máquina, renunciar a estar con su novia Daniela, ser una
persona de éxito y acabar con otra mujer a la que realmente no amaba.
- y en otro de esos mundos prefirió no construirla y
casarse con el amor de su vida.
Por cada pequeñísima decisión que Jason tomó, existen
infinitos mundos con sus correspondientes Jason, y donde todo transcurre de
manera distinta. En muchos, apenas difieren, pero en otras las diferencias son
abismales.
Entonces, ¿qué nos cuenta la serie? Vemos cómo el
Jason que no se casó y construyó la máquina, se arrepiente de la vida que ha
tenido, porque no es feliz. Así que, usando su propio invento, viaja al mundo del Jason que sí se casó,
lo secuestra, lo mete en la máquina, y lo manda a su propio mundo; es decir, se
intercambia por él. De repente, un Jason se ve viviendo con la mujer que amó en
su juventud y con un hijo, y el otro Jason se ve completamente desposeído de
todo ello. A partir de entonces, veremos, a lo largo de los nueve
interesantísimos capítulos, el día a día de ambos y, sobre todo, el camino que uno
de ellos –el que fue arrojado de su realidad original- tendrá que recorrer para
volver con su familia, junto con todas las desdichas que experimentará.
En esos diversos mundos hay de todo: en algunos la
humanidad pereció a causa de una nueva era glacial, por la abrasión del sol o por
los efectos de una epidemia mortal. En otros el planeta es pasto de las llamas,
está completamente sumergido bajo las aguas o desértico. Por todos ellos debe
transitar Jason en su intento de encontrar el camino a casa, donde ve a otros Jason: por ejemplo, uno está en la
cárcel y divorciado, y su mujer e hijo le temen y le odian. Y lo mismo sucede
con Amanda, su compañera de viaje, una psicóloga que era la novia del Jason que
inventó la máquina. En esos otros mundos, estaba casada y tenía una hija
preciosa, en otro era presidente de una cadena de hamburguesas, etc. En uno
había fallecido, así que la reacción de la madre al verla entrar en casa...
Pasar por todo eso les va afectando más y más, tanto
psíquica como emocionalmente, hasta el punto de derrumbarse y caer en la
desesperanza.
Mi propio
“multiverso”
Que yo sepa, nadie ha inventado una caja que nos
permita ver e ir a otros supuestos mundos, donde el transcurso de la historia
en general, y de la nuestra en particular, se haya desarrollado de una manera
distinta a la que conocemos. Así que, dejando a un lado esa fantasía, podemos
tomar la idea en sí para ceñirnos a nuestro propio “multiverso” y ver qué
decisiones podemos tomar en nuestro día a día, y cuyas repercusiones no tienen
límites.
Para que te vayas haciendo una idea de por dónde iré,
y a dónde quiero llegar contigo, empezaré contando, brevemente, cuatro
particularidades de mi paso por este planeta, hasta ahora:
- Si hubiera variado ligeramente algunas decisiones
que tomé, y en lugar de haber dicho no
hubiese dicho sí, posiblemente, ahora
mismo, estaría trabajando en algunos de esos lugares que deseché. ¿El problema?
Me habría impedido desarrollarme en otras áreas en las que estaba enfrascado en
ese momento, y consideraba más importantes.
- Si hubiera agachado mi cabeza ante el abuso
eclesial, aceptado la religiosidad más enfermiza y la obediencia ciega,
posiblemente, ahora mismo, sería pastor. ¿El problema? Aunque aquello me cerró
puertas, habría sido un hipócrita: alguien que, para lograr un puesto eclesial, vende su dignidad como
persona y niega sus creencias más profundas en cuanto a la fe.
- Si hubiera hecho caso a los acercamientos
sentimentales de algunas mujeres en concreto, o algunas otras hubieran atendido
a los míos, posiblemente, ahora mismo, estaría casado y con hijos. ¿El
problema? Ni ellas eran para mí, ni yo era para ellas.
- Si el más mínimo detalle hubiera variado en las
ocasiones en que la muerte pasó rondando a mi alrededor, posiblemente, ahora
mismo, ya no estaría en este plano de la existencia. Es algo que conté en “El
gato con botas: ¿Cómo cambia la vida, y todo, mirar a la muerte ´cara a cara´?”
(https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2023/05/el-gato-con-botas-como-cambia-la-vida-y.html).
Si existiera otro universo, quizá habría otra versión
de mí. Una en la que estoy casado y tengo familia numerosa. Una en la que soy
un mejor escritor y me dedico profesionalmente a dicha labor. O quién sabe,
otra en que la que soy deportista de élite. Seguro que tú mismo has pensado o
imaginado en tus propias divergencias vitales.
Pero, más allá de esta ciencia ficción, ¿qué puedo
decir de lo que sí es real y me ha acontecido? Que, dadas las circunstancias
descritas, y sin entrar en detalles, creo que tomé las decisiones acertadas. Y,
cuando no las tomé directamente, estrellarme contra una pared me indicó qué era
lo mejor. Haber tomado alguno de esos otros caminos, me habría llevado a ser
infeliz y estar amargado. Son puertas que ya cerré y caminos por los cuales no
deseo volver a transitar. Por lo tanto, pienso estar en el lado correcto del
“multiverso”.
Por supuesto, también he tomado resoluciones
desatinadas. Palabras que dije sin pensar. Palabras que hirieron a otros.
Palabras que callé y debería haber pronunciado. Confiar en quien no debí
hacerlo. Pasar tiempo con personas de doble cara que me robaban la energía y la
alegría. Dejarme llevar por las emociones y no por lo que me dictaba el
raciocinio. Sobrellevar cargas de otros que no me correspondían. Tener
amistades donde no existía la reciprocidad. Y así, podría describir mil escenas
distintas de decisiones desacertadas que tomé. Como no quiero aburrirte con mi
vicisitudes, y esto no trata de mí, sino de ti, y de ayudarte, iré al grano.
Tu propio
“multiverso” & Preguntas que debes responder
Al mirar tu propia vida, y como no te conozco
personalmente, no sé qué opciones has tomado, cuáles consideras positivas y
cuáles erradas. Puede referirse a los estudios que llevaste a cabo. O la
persona con la que contrajiste matrimonio. O haberte acostado con tal o cual
durante el noviazgo. O haberte dejado llevar por la ira en lugar de callar. O
haber guardado silencio cuando deberías haberte mostrado asertivo. Decisiones, microdecisiones y macrodecisiones, que
llevaste a cabo. El pasado pasó, y ahí se queda. Pero, ¿y las que estás tomando
en el presente, hoy mismo, segundo a segundo, y tomarás en el futuro? Es eso
sobre lo que debes meditar. Las opciones son claras, en TODOS y CADA UNO de los
ASUNTOS:
- ¿Serás de los que use el alcohol para encajar entre la multitud, o incluso
para olvidar los malos momentos? ¿O
serás una persona madura, que afronte lo que venga con sabiduría y sensatez?
- ¿Serás de los que use su tiempo libre únicamente
para la diversión, el ocio y el mero hedonismo? ¿O guardarás parte del mismo
para instruirte, para crecer y adquirir nuevos conocimientos en historia, filosofía,
teología y ciencias sociales, entre otros, principalmente por medio de la
lectura?
- ¿Serás de los que
llene su mente de pornografía y de toda la basura que anida en las redes
sociales? ¿O la llenarás de buenos libros y sanos entretenimientos?
- ¿Cuál crees que es tu estado civil adecuado, según
tu personalidad, el de soltero o el de casado? ¿Qué opción elegirás de las dos?
- Si tienes ya pareja, ¿te casarás con él, creyendo
que es el adecuado para ti, y viceversa? ¿O, por el contrario, verás que lo
mejor es acabar la relación, antes de dar ese paso?
- ¿Serás de los que regala su cuerpo a la primera
persona de la que se enamoran, o lo guardarás para el amor de tu vida, cuando
te cases?
- ¿Serás fiel cuando
tengas pareja? ¿O seguirás coqueteando con otros que te agraden o muestren
interés en ti?
- ¿Serás una persona que se queje continuamente por
todo, y por minucias? ¿O serás alguien que quitará importancia a los problemas,
viendo el vaso medio lleno?
- ¿Dejarás que tu lengua se deje llevar por la ira
cuando algo no se haga como tú quieres? ¿O serás alguien sosegado que habla con
respecto, de la misma manera en que te gustaría que te hablaran a ti?
- ¿Serás de los que se obsesionan con lograr un cuerpo
cuasi perfecto para luego lucirlo en
Internet? ¿O disfrutarás del ejercicio y del deporte por salud, sin buscar el
lucimiento ni la vanagloria?
- ¿Serás de los que
aplique en su vida ese refrán que dice “no es más feliz quien más tiene, sino
quien menos necesita”? ¿O vivirás por
y para el materialismo, y estar
siempre pensando en adquirir más de todo, como más ropa, más joyas, más coches
y más casas?
- Si no eres creyente, ¿leerás solo libros y artículos
de ateos para “respaldar” tu incredulidad y tus prejuicios? ¿O, por el
contrario, le darás una oportunidad a la literatura que, con argumentos
racionales e históricos, defienden el cristianismo como real?
- ¿Serás de los que cree en Dios durante un tiempo,
pero cuando vienen las pruebas se apartan? ¿O serás de los que siguen firmes, a
pesar de las tormentas que se le presenten? (cf. Lc. 8:13; Mt. 7:24-27).
- ¿Serás de los que
use sus dones para la propia presunción y el aplauso del hombre? ¿O, aunque
pases desapercibido ante las multitudes, los emplearás para la obra de Dios,
para darlo a conocer, y para Su gloria? (cf. Ef. 4:8; Col. 3:23).
- ¿Serás como Marta,
una persona afanada y turbada ante cualquier situación de la vida, sea pequeña
o grande, o como María, que descansarás en las promesas de Dios? (cf. Lc.
10:38-42).
- ¿Aceptarás los
mandamientos de Dios, Su ética y moral, o la reharás para que se adapte a tus
propios pensamientos y fabricar tu
propio “dios”? (cf. Ro. 12:2).
- ¿Usarás lo que no
estés de acuerdo con Él como excusa para negarlo o despotricar sobre Su persona?
- ¿Serás de los que
usa las mismas redes sociales para publicar continuamente cuestiones banales,
como fotos, chistes o comentarios vacíos? ¿O las aprovecharás para enseñar y
bendecir a otros en temas interesantes y vitales?
Las preguntas que
puedes hacerte son muchas más de las citadas, pero las dichas son
fundamentales.
Circunstancias incontrolables & Aprender de todo
Hay un grupo de
teólogos que defienden lo que llaman “Determinismo absoluto”: enseñan, no solo
que Dios, por medio de Su “voluntad decretada”, determina quién es salvado y
quién es condenado, sino que decide hasta nuestras más pequeñas acciones,
abarcando los pensamientos. Creen que, si no fuera así, Dios no sería soberano.
A pesar de ello, consideran que tenemos “libre albedrío”. Por mucho que lo he
estudiado, la forma en que tratan de encajar ambos conceptos me resulta
completamente incomprensible. Aunque ya me he referido en alguna ocasión a
dicha idea, cuando llegue el día –puesto que ese es otro tema- profundizaré todavía
más en mi desacuerdo en dicho determinismo, que lo considero puro fatalismo.
Dicho esto, y
centrándonos en el asunto de hoy, creo que hay circunstancias que podemos
controlar y otras que no; siempre hasta cierto punto. Puesto que vivimos en un mundo con una naturaleza imparable, hay
terremotos, huracanes y otras fuerzas salvajes. De igual manera, interactuamos
con personas imperfectas –como lo somos nosotros-, con individuos que pecan –como
nosotros-. Un grupo amplio de entre esas, hacen de la inmoralidad su estilo de
vida, sea por la corrupción o cualquier tipo de vicio. Otras que están heridas,
y al no saber gestionar dichas emociones, hieren a otras, y se convierten en lo
que odian. Y, para terminar, los que tienen poca inteligencia emocional o áreas
inmaduras de su personalidad. En definitiva, de una manera u otra, existe una relación
directa entre nosotros como individuos, y todo lo que nos rodea.
Esto nos lleva a lo
ya anunciado, lo inevitable y lo
relativamente controlable, que se
entrecruzan y están intrínsecamente unidos: no podemos evitar una guerra, pero
sí salir del país antes de que suceda. No puedes controlar cómo son tus padres,
el resto de tus familiares, compañeros de trabajo y vecino, pero sí cómo te
relacionas con ellos y el trato que les ofreces, bajo los condicionantes que
conoces. No puedes sujetar una falla sísmica, pero sí evitar vivir en
determinados lugares. No puedes evitar que se cometan delitos en determinadas
barriadas, pero sí puedes evitar pasear por ella. No puedes controlar que una
amistad revele un secreto, pero sí aprender para no contarle más. Puedes
conducir excelentemente, pero no puedes evitar que un conductor se salte un Stop y choque brutalmente contra tu
coche. Puedes realizar un trabajo excelente para que te contraten como fijo en
tu empresa, pero no puedes evitar que tu jefe le regale ese mismo puesto a un
amigo suyo. Y así, con todo.
Visto así, nuestro
control es, por lo tanto, limitado. Pero, dentro de lo que podemos hacer, todas
las preguntas que te planteé en el apartado anterior, están bajo tu dominio. Es
lo que significa “ser el mayordomo” de tu vida. Dios te ha permitido ser el
“administrador” principal: de tu tiempo, de cómo ejerces, de tus intenciones,
de decidir entre un sendero u otro.
Nuevamente, seguro que, si haces un repaso mental de tu vida, recordarás ciertos momentos del pasado, lejano o reciente, donde te gustaría haberte comportado de otra manera. De esos “errores”, lo único que podemos hacer es APRENDER, lo cual nos lleva a madurar y a pulirnos como seres humanos, absolutamente en todo: forma de actuar, de pensar y de sentir, amistades, relaciones, trato con el prójimo, etc. He conocido a tantas personas que, en lugar de aprovechar los reveses de la vida para evolucionar, han involucionado, aunque supongo que ellos pensarán lo contrario de sí mismos.
Recuerda también que los fallos son para APRENDER, no para quedarnos rumiando en el ayer, lo cual solo trae tristeza, desesperanza y, en los peores casos, depresión.
Ahora es cuando te
toca volver al cuestionario planteado líneas atrás y DECIDIR cómo quieres ser y
qué principios y modelo ético-moral vas a adoptar, para así implementarlo en lo
más profundo de ti. Dedícale todo el tiempo necesario. Esto no son meras
palabras que olvidar en una hora: es TODO lo que ERES y SERÁS.