Hace mucho tiempo dije que ya nada me sorprendía
dentro del mundo evangélico. Y así lo pensaba por entonces, pero me he
prometido a mí mismo que nunca más volveré a decir esa frase. Si el llamado
protestantismo, en su versión original, tiene la versión más pura y fidedigna
de las doctrinas bíblicas y con las cuales me identifico plenamente, la llamada
“iglesia evangélica” del siglo XXI no me representa en absoluto por la sencilla
razón de que, en términos generales, no representa la enseñanza de Cristo[1].
¿Quedan congregaciones sanas? Quiero creer que sí, pero lo que vemos hoy en día
es que la mayoría cojean de una pata u otra: vemos una lamentable lucha de
poder, el surgimiento de “super apóstoles”, una soberbia sin límites de los
autoproclamados “ungidos de Jehová” que se consideran prácticamente infalibles,
la expansión de multitud de herejías: teología de la prosperidad, confesión
positiva, risa santa, maldiciones generacionales, paños ungidos, etc., todo
aderezado con versículos bíblicos que son expuestos con sonrisas y aparente
conocimiento en infinidad de predicaciones y libros, mientras que los miembros
ingenuos aceptan esas enseñanzas con un profundo “amén”. A eso hay que sumarle el despilfarro
de ingentes cantidades de dinero en organizar “conciertos” y actividades
inútiles mientras que el pecado campa a sus anchas entre ellos: inmoralidad
sexual, adulterio, divorcios sin que se cumpla el requisito bíblico, yugo
desigual, fornicación, desvergüenza en el comportamiento y en la forma de
vestir, negocios ilegales, fraude fiscal, celos, envidias y una lista interminable.
En los últimos años, la nueva moda está siendo aceptar
la ideología de género y el matrimonio homosexual. En conjunto, este tipo de
“iglesia” no representa al Altísimo sino al mismísimo diablo. Denunciar todo lo
reseñado es considerado como “falta de amor”. Suena irónico cuando toda la
Biblia nos exhorta a “señalar con el dedo”, a juzgar toda enseñanza (cf. Hch.
17:11), todo espíritu (cf. 1 Jn. 4:1), toda profecía (cf. 1 Co. 14:29) y a todo aquel que se hace llamar “apóstol” (cf.
Ap. 2:2). De ahí que Jesús dijera:“No juzguéis según la apariencia, sino
juzgad con justo juicio” (Jn. 7:24).
Lo último:
Cristianos evangélicos por la República
¿Cuál es la última aberración que he oído en estos
días? La existencia de un grupo en Cataluña llamados “Protestants per la República Catalana” y
que se presentan de esta manera: “Es un grupo con inquietudes políticas
y comprometidas creado para compartir la realidad protestante republicana, y
crear un espacio libre de debate sobre el desarrollo de la república Catalana.
Es un grupo cerrado para no crear debate de enfrentamiento pero donde poder
añadir más gente que tenga una buena voluntad de diálogo” (traducido del
catalán).
Sabía
de la existencia de grupos católicos y sacerdotes a favor del movimiento (cuyas
sandeces ya refuté en https://infovaticana.com/blogs/firma-invitada/usando-nombre-dios-vano-mentir-mentir-mentir-jesus-guerrero/), pero a estos los desconocía. Junto a
ellos, la Iglesia Evangélica Española (IEE, una denominación
metodista-presbiteriana), la misma que acepta como proveniente de Dios el
movimiento LGTBI, han hecho un comunicado mostrando su “más
profundo desacuerdo con la sentencia al procés realizada por el Tribunal
Supremo” donde los cabecillas del intento de golpe de Estado en España han
sido condenados por sedición a varios años de prisión. Por su parte,
“Protestants per la República Catalana” ha dicho: “Consideramos que esto es una interpretación alejada de nuestro origen
como cristianos: Jesús de Nazaret se enfrentó al orden establecido y transformó
la sociedad”, al mismo tiempo que han manifestado que “el dolor de los presos de esta causa y su familias es también nuestro
dolor”[2].
Vergonzoso e infame. Todo eso y mucho es lo
que representan dichas palabras. Cuando estalló el conflicto, le dediqué cuatro
artículos (Usando el nombre de Dios en
vano para mentir, mentir y mentir: https://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/09/usando-el-nombre-de-dios-en-vano-para.html), ¿Cristianos catalanes
independentistas? Al pan, pan, y al vino, vino: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/10/cristianos-catalanes-independentistas.html, Y el diablo
engañó a los independentistas: https://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/10/y-el-diablo-engano-los-independentistas.html, Cuando el
independentismo usa las mismas tácticas que los fariseos: https://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/11/cuando-el-independentismo-usa-las.html), pero, visto lo visto, es necesario volver a repetir
ciertas ideas que expuse en esos escritos para desenmascarar las mentiras, las
cuales muchos creen en su fanatismo aunque en sus argumentos afirman basarse en
la actitud de Jesús mismo y en “los sentimientos”, acusándonos al resto de no
comprenderlos.
¿Jesús de Nazaret se enfrentó al orden establecido?
La pregunta que
encabeza este apartado es una de las ideas para defender la creación de la
República catalana que expone el grupo “protestante” que hemos citado. ¿Cuál es
la realidad? Que eso es MENTIRA. Como ya dije, “los judíos esperaban un Mesías
revolucionario que les liberase del yugo romano. Pero, cuando el Mesías llegó,
y a pesar de la tiranía de Roma, Jesús no llamó a la rebelión contra el Imperio
ni a la desobediencia civil. ¿Nos imaginamos a Jesús y a sus discípulos
manifestándose en las calles y cantando proclamas en contra de los gobernantes
y a favor de la independencia de Israel? ¿Nos imaginamos a Jesús puesto en pie
encima de un caballo dándole patadas mientras sus seguidores empujaban a los
soldados y amenazaban a los Magistrados? ¿Nos imaginamos a Jesús enseñándoles
canciones a los niños contra Roma, llevándolos delante de los cuarteles de los
soldados a protestar o usándolos para empapelar edificios públicos? ¿Verdad que
no?”. Pues eso exactamente, con el añadido de la violencia de estos días, es lo
que estamos contemplando.
El enfrentamiento de
Jesús fue con los religiosos de su época, con los fariseos y con los saduceos,
y la hipocresía que había en ellos, la cual destapó. Por el contrario, dijo “dad a César lo que es de César, y a Dios lo
que es de Dios” (Lc. 20:25). Nada de crear grupos para independizarse. Nada
de huelgas generales como señal de protesta. Nada de movimientos para crear un
nuevo Estado. Nada de un referéndum donde solo una parte de la población
pudiera votar. Pablo, que era igual de consciente de la realidad en la que
vivía, le recalcó a Tito lo que tenía que enseñar: “Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que
obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra” (Tit. 3:1). Estos
textos no son interpretables. Pedro tambíen dijo:“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os
llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 P. 2:9).
Ese es el llamado
principal de los cristianos, no promover la ilegalidad y la ruptura con la
nación en la que Dios les hizo nacer. Deberían sentirse agradecidos porque
podrían haber nacido en países tercermundistas o dictatoriales. Con su actitud,
le están diciendo a Dios que se ha equivocado por haberles hecho nacer en España.
Lamentable.
Por eso lo vuelvo a
repetir con toda la contundencia que me permite el lenguaje: aquellos
cristianos que fueron a la votación el 1 de octubre de 2017, declarado ilegal
por el Tribunal Superior de Justicia Catalana, PECARON, fueron cómplices de un
delito y la libertad que expusieron en su defensa para acudir a votar fue
libertinaje, de la misma manera que lo siguen haciendo estos grupos
“cristianos” que se levantan, aunque sea de forma pacífica, contra el Gobierno
de España. Todos ellos tienen el deber de obedecer siempre el poder legislativo
y las leyes civiles: “Sométase toda
persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de
Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone
a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean
condenación para sí mismos” (Ro. 13:1). El pasaje es claro por sí mismo: el
que se resiste o se levanta contra la autoridad, sea de una forma u otra, por activa o por pasiva, está
acarreando condenación para sí mismo. Tanto los que votaron aquel terrible día
como los que han tomado esta senda, es necesario que se arrepientan.
¿Qué harán luego
estos “cristianos” si logran sus sueños y en tan ansiada República se
establecen leyes que no les gustan? ¿También se rebelarán? ¿Crearán un nuevo
grupo llamado “protestantes que protestan contra la República”? Por eso, apelar
a la Biblia para defender sus posturas “independentistas” es infame. Y el que
lo hace y lo cree, está tan ciego que se está autoengañando.
¿Es injusta la condena de los cabecillas del procés?
Según la IEE y los “Protestants per la
República Catalana”, sí, es injusto. Pero, como escribía hace unos días un
hermano pastor, eso es “una falsa piedad
vestida de barretina”[3]. Según
señalan los condenados y sus seguidores, han sido condenados por venganza y por
expresar sus ideas, por lo que se consideran “presos políticos”. Otra falacia
infinita. Han sido juzgados con la
ley, por la ley y por sus actos.
-
Proclamaron leyes de desconexión con las leyes de España de forma unilateral,
ignorando la Constitución.
-
Hicieron una declaración de independencia.
Dios
perdona pero Él mismo puso jueces sobre Israel para juzgar todo asunto humano.
Y perdonar implica arrepentimiento. En el caso de estos políticos, no solo no
se arrepienten sino que ya están proclamando que lo van a volver a hacer. Por
eso no puede haber amnistía de ningún tipo. A la espera de ver qué sucederá
finalmente con el prófugo Puigdemont, los Junqueras,
Forcadell, Romeva y compañía son peligrosos y deben estar entre rejas por lo que han hecho
y para protegernos de ellos como sociedad.
Basados
en un falso concepto de “buenismo” y “amor”, es inconcebible el comunicado de
estas dos “asociaciones cristianas”, que se quieren poner por encima de la
justicia y de Dios. En otros países habrían sido condenados a cadena perpetua o
incluso a la pena de muerte. Aquí, en España, según lo tipifica la ley (la cual
es igual para todos), sus condenas sí son justas y, según la opinión de muchos,
incluso suaves y cortas. Por eso sería una vergüenza que, como parece ser,
salieran en breve de prisión. No le deseamos ningún mal físico ni de ningún
otro tipo y sentimos el dolor de sus familias, pero tienen que pagar por sus
actos. Y esto no es venganza sino justicia, como vimos en “¿Deseamos justicia o
venganza?” (https://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/09/respondamos-sinceramente-deseamos.html).
Sin
embargo, ante lo reseñado, lo más grave concierne al orden ético y moral,
aunque muchas no estén tipificadas como delito:
-
Han hecho promesas que no podían cumplir.
-
Han repetido hasta la saciedad el eslogan “Espanya ens roba” (España nos roba),
cuando Cataluña
es la comunidad con mayor número de procesados y acusados por corrupción.
-
Han fracturado la sociedad catalana.
-
Han roto familias y amistades.
-
Han mentido sistemática y compulsivamente sobre la verdadera historia al
enseñar que Cataluña fue en el pasado un país o que en 1714 hubo una guerra de
secesión contra España en la que fueron derrotados.
- Han hecho creer a
los más jóvenes que España es un Estado opresor, creando una realidad paralela.
- Han hecho creer que
la República será la respuesta a todos sus anhelos de libertad y prosperidad,
cuando ya es la más rica de la nación.
-
Han permitido el crecimiento de partidos deleznables como la CUP (formado por
todo tipo de antisistemas, anarquistas y okupas que llaman a la rebelión y a la
desobediencia civil) o grupos como los CDR, que señalan, repudian, insultan y
agreden a todos aquellos que no piensan como ellos (incluso a los
independentistas no violentos), exactamente igual que hacían los nazis.
Abominable. Es tal el odio que muchos de ellos guardan en sus corazones, que si
pudieran y tuvieran cobertura legal, matarían. El carácter que tienen concuerda con gran
exactitud con el descrito por Pablo del hombre de “los postreros días” (2 Tim. 3:1-4).
-
Han ignorado a más de la mitad de la población de dicha región que está en
desacuerdo con sus posturas.
-
Han llegado a decir, como el todavía presidente (Torra), que los españoles y
los catalanes que no hablan catalán somos carroñeros,
víboras, hienas y bestias con forma humana. Todo un xenófobo que actúa como un
capo. La oración del fariseo era “Dios,
te doy gracias porque no soy como los otros hombres” (Lc. 18:11). La
oración de Torra es “Dios, te doy gracias porque no soy español”.
-
Han subvencionado periódicos y un canal de televisión (TV3) para exaltar todo
lo catalán y menospreciar todo lo español, promulgando un nacionalismo
exacerbado y creando un sentimiento enfermizo de supremacía.
- Han dejado que
infiltrados espíen en los institutos para ver si los niños hablaban en catalán.
- Han adoctrinado y usado
a menores de edad como punta de lanza contra el Estado español.
- Han logrado, como
malos “padres”, que se pierda el respeto a la autoridad por parte de estos
“malcriados”.
- Han hecho que
profesores y alumnos discriminen a hijos de Policías y Guardias civiles.
- Han creado de la
nada sentimientos de odio.
- Han sido desleales,
gastando millones de euros que el propio Estado les daba, para promover sus
intereses, mientras la ciudadanía pasaba por verdaderas necesidades.
- Han querido hacer
–y siguen exigiéndolo- un referéndum donde el resto de los 47 millones de
españoles no podamos votar. A eso ellos lo llaman “negociar” y por eso no hay
nada que hablar con ellos. El Artículo 1.2 de la Constitución dice que “la soberanía nacional reside en el pueblo
español” (Art. 1.2). Es decir, en todos. En ningún país del mundo existe
nada llamado “el derecho de autodeterminación” que permita a una parte de una
nación escindirse de la otra.
- Han llevado a la
sociedad a una situación límite, donde todo el odio acumulado hacia lo español
ha terminado en estallidos de violencia y cuyo final desconocemos, temiéndonos
lo peor.
- Han creado durante
las cuatro últimas décadas un monstruo que ha crecido y al que ya no pueden
controlar.
En definitiva, han
creado una sociedad enferma cuyo terrible precio está pagando toda la sociedad
catalana, con la injustificable permisibilidad de los partidos que han
gobernado la nación en su conjunto todos estos años. El daño que han provocado
es incuantificable. Puede que muchos escapen de
la acción de la justicia humana, sean fugados o encapuchados. Esto puede
irritar e indignar. Pero que nadie se
preocupe: en su debido momento, y si no se arrepienten profundamente por
todo el mal causado, tendrán que pasar
irremediablemente por el juicio de Dios (cf. 1 Co. 5:13). De ahí ninguno se
librará. Así que calma y a descansar en el Señor.
Una exhortación final
Dijo Pablo: “Exhorto ante todo, a que se hagan
rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres;
por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y
reposadamente en toda piedad y honestidad” (1 Ti. 2:1). Vista
las consecuencias de sus actos, con los dirigentes catalanes no se han cumplido
ni se cumplen los deseos del apóstol: no vivimos quieta ni reposadamente. Muchos
están con ansiedad, tristeza, lágrimas y depresión. Por el hecho de que dominan los impíos, “el pueblo gime” (Pr. 29:2).
Algunos
defienden sus ideas con buenas palabras (como Guardiola o Xavi, ambos pirómanos y calumniadores[4]) y otros con las piedras,
pero lo que aquí vemos es una nueva forma de fascismo. Y esa es la verdad, le
pese a quien le pese, y le duela a quien le duela.
Acabo
con unas palabras a los “protestantes independentistas” y a todos aquellos
“cristianos” que promueven las mismas ideas separatistas: Disolveros
inmediatamente como grupo y dejad de promover un diálogo cuando el objetivo
final que tenéis es la ruptura de España. Si
vuestras preocupaciones, como afirmáis, son “políticas”, preocuparos de los
pobres, de las viudas, de los huérfanos, de los desempleados, de los
inmigrantes, de la sana educación de los jóvenes, de la seguridad ciudadana, de
mejorar las condiciones de vida de la población en general, y no de dividir un
país que costó mucho sacrificio unir. Ocuparos del Reino de Dios y su justicia. Predicad el
Evangelio. No seáis parte de las tinieblas que invaden nuestro mundo.
Reconoced vuestros errores y retractaros. Dejad de basaros en vuestras propias
emociones y sentimientos. Deponed vuestra actitud. Dejad de dividir el cuerpo
de Cristo. No seáis cómplices de la destrucción de una sociedad. Dejad de usar
la Biblia para torcerla y ajustarla a vuestros deseos. Y nunca dejéis
de glorificar a Dios por la tierra que os regaló y llenad vuestras bocas de
gratitud hacía Él por el país donde os hizo nacer.
Solo
tenéis un camino si queréis vivir dentro de los designios del Creador: “Por causa
del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,
ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y
alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que
haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como
libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo
malo, sino como siervos de Dios. Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a
Dios. Honrad al rey” (1 P. 2:13-17).
[1]
Carta abierta de las ovejas
olvidadas pero no perdidas:
[3]
Barretina: Gorro tradicional catalán, de lana,
con forma de manga cerrada por un extremo y de color generalmente rojo y negro.
https://www.wordreference.com/definicion/barretina
[4]
Aquí la sensacional respuesta que les ofreció el periodista Paco González a
estos dos personajes esperpénticos: https://www.abc.es/deportes/futbol/abci-paco-gonzalez-xavi-hernandez-y-guardiola-sois-unos-lamejeques-201910152225_noticia.html
Animo Jesús,me parece que esta predicando en el desierto, lo que acaba de escribir está claro que a mas de uno no le va a sentar bien, has puesto el dedo en la llaga y eso no suele gustar, y no me estañaría que te dijeran de todo menos bonito. Así Que: ¡ole tú! por ser fiel a Dios y su Palabra. un abrazo muy grande
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