Venimos de aquí: ¿Qué es lo que buscas en la otra persona como novi@ y espos@? http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2016/10/103-que-es-lo-que-buscas-en-la-otra.html
¿A qué se refería exactamente mi amigo en la extensa lista que citó?
¿Perfección? ¿Santidad absoluta? ¿Y qué de él mismo? ¿Y si busca lo que no
tiene ni posee? Abramos el abanico y respondamos a estas preguntas.
No es perfección sino madurez
Más de uno se
podría asustar ante el inventario de
peticiones que realizó mi amigo y que detallé en el apartado anterior –que te
animo a releer antes de proseguir-, e incluso dudar de que exista alguien así.
En la siguiente parte (Family man: un noviazgo basado en la
sencillez) haré una importante matización personal de estos puntos señalados
para que los veas desde otro punto de vista, a mi entender más natural. Hasta
entonces, y como conozco la mente y el corazón de quien hizo este registro,
aclararé lo que realmente quiso señalar en esos guiones.
Él no habla de
perfección o de alguien que no comete errores, sino de madurez. Tampoco se refiere a un ser humano que siempre cumpla esos
puntos en todo tiempo, sino que formen parte de la normalidad en su forma de
ser, no que sea la excepción en su vida diaria. Por ejemplo, es imposible que
una persona sea siempre equilibrada a la hora de hablar y escuchar. En
ocasiones hablará más de la cuenta y en otras callará cuando quizá debería
haberse pronunciando sobre tal o cual asunto. El mismo Pablo reconoció que no
era perfecto (cf. Filipenses 3:12), aunque sí lo fuera ante los ojos de Dios
por el sacrificio expiatorio de Cristo.
Otras
indicaciones de la lista suelen ser parte de un proceso de aprendizaje dentro
de la relación. Todos tenemos áreas inmaduras en nuestra personalidad. La
madurez no es un estado continuo al que se llega de una vez y para siempre,
sino un estado de crecimiento de por vida en todas las áreas de nuestro ser.
Pongamos dos
detalles aparentemente sin importancia: tienes por novi@ a alguien que es
sumamente desordenado con su ropa, con el cuidado de su habitación y con el
resto de sus posesiones personales: ¿lo descartarás por esto? No, pero tampoco
habrá que pasarlo por alto. Tendrá que tratarlo para el caso en que decidáis
casaros. ¿O quieres que vuestro hogar sea cada día un zoológico poseído por el
síndrome de Diógenes, lleno de cáscaras
de plátano en la cocina, calcetines encima del televisor y Objetos Voladores No Identificados haciendo
acto de presencia por el salón? Dicho esto, también hay que hablar del extremo
opuesto: hombres y mujeres que agotan al más paciente por su lucha incesante de
limpieza microscópica y de orden extremo, donde no se puede entrar en la casa
sin gafas de sol por el peligro de quedarse ciego de tanto que deslumbran las
paredes y los muebles.
Y el segundo: ¿qué
harás si tu pareja habla sin apenas respirar durante veinte minutos a la
velocidad del rayo –conozco a algunos que son capaces de hacerlo, donde el
oyente no puede escapar y se ralentiza el tiempo de tal manera que parece cinco
días- y, sin embargo, te interrumpe a los pocos segundos de tomar tú la palabra,
y vuelta a empezar? Tendrás también que hablarlo con ella para que ponga de su
parte ya que en la vida como cónyuges no será un detalle menor, sino que tendrá
una importancia considerable.
Hay muchos
ingenuos que estos detalles –embobados
que están en el período del enamoramiento- los pasan por alto durante el noviazgo,
y cuando llega la hora de la verdad dentro del matrimonio, las discusiones se
convierten en una rutina abrumadora que les revuelve las entrañas del alma.
Por lo tanto, la
lista no es tanto para buscar alguien
impecable, sino pautas generales para
identificar a una persona que realmente merezca la pena y que te pueda agradar
como ser humano y cristiano, aceptando que no es perfecto y que nunca lo será.
Reciprocidad
Por otro lado, hay
que señalar claramente que un hombre o una mujer que pide lo que citamos debe
ser capaz de ofrecer lo mismo. No se puede exigir lo que no se da ni anhelar a
la persona adecuada cuando nosotros no lo somos: “Está bien estar al tanto de la persona correcta,
pero dese cuenta de que la única manera de encontrar la persona correcta es ser
la persona correcta”[1]. Hay muchos individuos que están con otros por lo bien que sus compañeros
sentimentales les hacen sentir, pero no se interesan por el mundo interior de
su novi@ ni lo viven como algo suyo.
Estas personas basan su
relación en el “yo”, no en el “nosotros”. No hay reciprocidad. Puede que tú
seas así y estés errando el enfoque. Por ejemplo, si él se interesa por tus
sentimientos, se preocupa por tu estado de ánimo, te pregunta por tus
emociones, guarda en su corazón los momentos compartidos y los recuerda, y tú
no haces lo mismo, entonces sigues pensando en “yo” y no en “nosotros”. Y si
sucede al revés, exactamente igual. Todos sigue girando en torno a uno, no
sobre los dos. Es una relación de un único sentido.
Es triste cuando se
contempla a parejas donde uno de los dos ofrece mucho pero solo recibe migajas.
A pesar de que no está contento con la situación ni le satisface, continúa la
relación por el deseo de estar con la otra persona. Eso no es sano ni justo.
Esto se suele ver cuando uno de los miembros solo busca íntimamente al otro
cuando está pasando por una mala circunstancia o cuando su ánimo está decaído,
buscando el calmante que su pareja
supone: aliento, consuelo y compañía. Cuando la crisis pasa, vuelve a alejarse
emocionalmente y el compañero vuelve a ser un juguete más con el que pasar el
tiempo para divertirse.
Para exponerlo gráficamente
y que se entienda lo que quiero decir, pongo un caso propio: puesto que a mí me apasiona escribir, ¿qué pensaría
yo si tuviera pareja y ésta no leyera lo que escribo? ¿Si no se interesara
por lo que plasmo en esas letras? ¿Si no pensara en las ideas y en los
sentimientos que transmito? ¿Si no me compartiera su opinión? ¿Si no me
preguntara qué me lleva a pensar de esa manera y no conversara conmigo al
respecto? Estaría comprobando con su actitud pasiva que no le interesa lo más
mínimo mi mundo interior. Posiblemente estaría a mi lado por algún tipo conveniencia
o por lo bien que le hago sentir, pero nada más. Personalmente, y sin duda
alguna, no querría a alguien así en mi vida como novia, y mucho menos como
esposa.
De igual manera, si a
ella le gusta el arte, el cine clásico o practicar algún deporte, y no me
interesara por nada de eso, estaríamos en las mismas. No estaría siendo justa
con ella ni le estaría mostrando que quiero entrar en lo más profundo de su
mundo, ni por lo que siente en esos aspectos que tanto le gustan. Sin
reciprocidad, no hay nada. Es como la amistad: si uno quiere pasar tiempo con
el otro y éste no hace nada para pasarlo con él, eso no es amistad ni es nada. A
esto me refiero cuando hablo de ser la persona adecuada: es algo que depende de
las dos, no de una sola. Lo contrario conlleva el fracaso. Y esto es algo que tiene que salir del individuo de manera
natural, porque para eso se supone que son pareja: porque aman mutuamente
sus valores y la clase de persona que son, y no únicamente por lo bien que se
sienten el uno al lado del otro.
¿Encajar siendo iguales o con cualidades diferentes?
Reunir todas o la
inmensa mayoría de las características de las que hablamos, no quiere decir que
vayáis a encajar como pareja ni que seáis la persona para la vida del otro. El
amor tiene algo de misterioso que se escapa a la razón. En otros casos, puedes
poseer ciertas cualidades y para algunas mujeres supondrán un notable, incluso un sobresaliente. Sin embargo, para otras, teniendo la mismas
características, sólo serás un suficiente,
o ni siquiera llegarás al aprobado.
Esto no significa que seas menos valioso, sino que para unas mujeres
representas lo que ellas buscan y para otras no. Así de sencillo. Y exactamente
igual si eres mujer respecto a los hombres. Por eso no te encapriches de los
que no tienen interés en ti, ya que no buscan el tipo de cualidades que tú
posees. El amor no es algo que pueda forzarse.
Dicho todo esto, no
confundas “pareja ideal” (la cual no existe) con “modelo de pareja” (lo
humanamente posible y no fruto de fantasías irrealizables). Si buscas que tus
ideales se cumplan a rajatabla, y que sea alguien que te llene mental, emocional, espiritual y físicamente en todo momento
(una utopía ya que no es Dios), te pasarás toda la vida frustrado buscando una
perfección inexistente, y serás de fuente continua de estrés para la otra
persona, ya que tratará de complacer a alguien que nunca se sentirá satisfecha
por mucho que haga por ti.
Siendo claros: buscar a una
persona fiel, íntegra, con sanos valores y que sirva al Señor según los dones
que posea, forma parte del “modelo de pareja”. Algo necesario y justo. Pero
buscar a un arquitecto que sea rubio de ojos claros, de un físico rotundo,
sumamente divertido, jovial e ingenioso, líder en la iglesia local, no es un
ideal plausible; es que resulta prácticamente inverosímil. Los que creen
encontrar en el Barbie o Ken “cristiano” su felicidad, suelen
caer con el tiempo en las mayores desdichas. Como he dicho en más de una
ocasión, este tipo de ideas distorsionadas se han infiltrado en la mente de
muchos a causa de las novelas y las películas románticas, al presentar a hombres
y mujeres irreales. ¿La consecuencia principal en la vida real de perseguir
fantasías?: Desilusión, como veremos ampliamente en el capítulo Cuando el problema está en el soltero.
Conozco
un pastor que es extrovertido, risueño, culto y con mucho conocimiento de la
Palabra. Sin embargo, su esposa es más bien introvertida, se relaciona con
pocas personas, habla en pequeños grupos, dedicándose a amar a su esposo con
todo su corazón y a cuidar de sus hijos. ¿Esto la hace menos mujer? ¿No es la persona
adecuada para este pastor? ¿Tiene menos virtudes por ello? Al contrario. ¿Por
qué? Porque él no necesita otras cualidades en su mujer; le gusta tal y como
es, y la ama tal cual. Encajan y son los adecuados el uno para el otro.
Muchas veces no
es necesario que la persona que esté a tu lado tenga un Máster en Teología, que haya
estudiado en un seminario, que sepa el griego del Nuevo Testamento o que tenga
una amplísima cultura general. No digo que no estudie, ya que es algo
fundamental para crecer como persona y cristiano. Es más, en mi caso la
animaría fervientemente a hacerlo y pondría todo lo que estuviera en mi mano
para así fuera, ya que me encantaría hablar con ella de temas bíblicos, puesto
que sería una parte fascinante de la relación y sin la cual carecería de
profundidad espiritual. Los yo creo y
yo pienso no me valdrían si no
estuvieran respaldados con argumentos bíblicos.
Lo que vengo a
decir con todo esto es que, en la mayoría de las ocasiones, es más que
suficiente que tenga una buena relación con Dios, que sus ideas estén claras en
lo que concierne a seguirle y vivir según Su Palabra, porque participar de actividades cristianas y ser cristiano no siempre son sinónimos,
como bien sabemos.
Quizá, cuando
estés mal, más que palabras y sabios consejos, necesitarás que te abrace en
silencio mientras piensas en alto
delante suya. Habrá momentos donde no será necesario tanta conversación sobre temas trascendentes.
En el día a día, contarán también otros aspectos: el hecho de que mire por ti,
que te regale su cariño y apoyo, que su trato personal contigo sea amable, y que
te sientas relajado en su presencia. Es otra manera de expresarte el amor de
Dios que hay en su corazón y que tiene por
y para ti.
Fíjate tanto en
los noviazgos como los matrimonios que pueda haber a tu alrededor. En los
que fracasan estrepitosamente, te servirá para aprender de sus errores y no
cometerlos. Pero en los que triunfan –a pesar de sus luchas como en toda
relación humana-, observa cómo son: sus diferencias, cómo se complementan y
cómo muchos de ellos no se parecen en ciertos aspectos. Sin embargo, aunque no
sean clones, son la “ayuda idónea” del
uno para el otro. Esto es solo un ejemplo para que pienses:
-
Qué necesitas en verdad de una pareja.
-
Cuáles son tus verdaderas prioridades.
-
Cuáles son aquellas características imprescindibles y
cuáles no lo son en una posible pareja.
Este tipo de
cuestiones son las que tienes que analizar. Reflexiona sobre todas ellas. Si a la hora
de comprar un coche miras desde la tapicería hasta las ruedas, pasando por el
aire acondicionado, terminando por el maletero y el motor, deberías hacer lo
mismo a la hora de elegir a un compañero para toda la vida.
Por todo lo que
hemos visto, son sumamente desaconsejable personas inmaduras, egocéntricas, que no sean
íntegras ni dignas de confianza, emocionalmente inestables, problemáticas, egoístas,
con tachas graves en el carácter, con mal humor continuo, narcisistas,
soberbias, verbal o físicamente agresivas, histriónicas, dependientes, ariscas,
malhabladas, sin control sobre su lengua, con una fe cristiana sujeta con
alfileres, etc.
El hecho de que sientas amor en tu corazón no quita que pienses con el cerebro ni que anules tu raciocinio.
¡Busca sabiduría en el Señor!
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10.5. Family man: un
noviazgo basado en la sencillez.
http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2017/02/105-family-man-un-noviazgo-basado-en-la.html