Hola Sira, ¿qué tal estás? Seguro que
bien. ¿Qué te cuentas? ¿Qué estás haciendo ahora mismo? ¿Estás dormida o
despierta? ¿Te han cantado ya
una nana al estilo Mary Poppins? ¡Ah, estabas
comiendo! Puede que estés con un poquito de hipo después y te estén limpiando
la babita con el babero. Pero si hay algo que te puedo asegurar es que son tus
padres los que están realmente babeando contigo. No dejan de mirarte ni de
pensar en ti cada segundo. En estos momentos, la vida de ellos gira en torno a
cada uno de tus movimientos. No se pierden ninguno de tus gestos y de tus
suspiros. Cada vez que te acarician se conmueven, algunas veces con palabras y
otras sin ellas. Si pudieras entender lo que significas para ellos te
estremecerías, pero sin duda podrás sentir cada segundo cómo te quieren. Cada
uno de estos nueves meses que los he oído hablar de ti ha sido de puro anhelo y
deseo por verte; y ahora, por fin, te tienen en sus brazos.
Me alegro que ya estés aquí, y seguro
que tu madre más, que era increíble las proporciones cósmicas que su cuerpo
había adquirido con tus sorprendentes tres kilos y ochocientos gramos. Yo
alucinaba cada domingo que la veía. Pero tranquila, ahora se le ha quedado la
cintura como a Shakira. Además, me han dicho que tú estabas muy bien dentro,
como si estuvieses en el jacuzzi de un spá. No te asustes ante todos esos
desconocidos que te ponen caras extrañas y te hablan como si les entendieras.
Solo quieren robarte tus primeras sonrisas. Ahora estás comenzando a descubrir
todo un nuevo mundo, como si hubieras hecho un largo viaje por el espacio y
hubieras llegado a tu destino. ¿Pero sabes qué? Esto es solo el comienzo. Ahora
comenzarás a explorar todo lo que te rodea. Te sorprenderás ante todo. Lo
primero será el agua que tus padres rociarán sobre ti cada día para que estés
limpita y huelas muy bien. No te olvides de salpicar a todo el mundo cuando
estés en la bañera. Verás la sonrisa que provocas... Y prepárate para probarte
todos los vestiditos que tu mami tiene guardados para ti...
Pronto comenzarás a gatear y, cuando
menos te lo esperes, saltarás y brincarás volviendo locos a tus padres, que
tendrán que correr tras de ti. Eso te hará reír a carcajadas. Sentirás que a
veces tu casa es como un parque de atracciones, lleno de juguetes para dejar
volar tu imaginación, como si fueras un personaje sacado de Toys Story. Allí
tendrás a tu hermanito, mi “Rambito”. Habrá veces que no querrá compartir nada
contigo y en otras ocasiones donde será el mejor aliado en tus juegos. También
lo verás hacer locuras que luego querrás repetir. Recuerda que él también es un
pequeñín que está aprendiendo como tú lo que significa estar vivo, aunque a ti
te parezca ya todo un experto. En el momento más inesperado, aprenderás a
hablar como él. Si logras decir “supercalifragilisticoespialidoso”,
enséñame, que llevo 37 años intentándolo sin resultado...
Cumplirás dos o tres añitos e irás a la
guardería con otros como tú. Chicos y chicas. Una locura. Al principio creerás
que aquello es un zoologico del que quieres escapar, pero encontrarás tu lugar.
Harás amiguitos. Pásalo genial. Juega mucho. Ríe más. Pinta todo lo que esté a
tu alcance (que no me escuche tu seño). Camina descalza por la hierba recién cortada y disfrázate de princesa,
de hada madrina o de lo que más te entusiasme (menos de Superman, que ese traje
ya tiene dueño...). Aprende a leer y descubre lo que te gusta hacer. Y
que no se te olviden las tareas de los cuadernillos. Pregunta lo que no sepas
hasta la extenuación. Ten curiosidad por todo.
¿Y qué de tus padres? Sí, los dos
actores principales de los primeros años de tu vida. Pues a veces te parecerán
que quieren quitarte la diversión diciéndote que te levantes de la cama cuando
quieres dormir, que te comas ese plato de comida que no te gusta, que no grites
con lo bien que sienta hacerlo, que no le arranques la cabeza a los Gi Joe de
tu hermano, que no pintes en los muebles a pesar de lo bonito que quedan con
tus rotuladores, que no saltes del sofá como si fueras la mona Chita y que no
metas los dedos en los enchufes por muy emocionante que parezca. Pero será todo
lo contrario: ellos desean que te diviertas a lo grande. Cuando los veas
cometer errores, acuérdate que son tan humanos como tú. Aunque a veces te
cueste entenderlos, ten presente que todo lo harán por tu bien porque te aman
con locura. Para ellos, tú y Salvita sois lo más hermoso que tienen. Cuando
desees algo de ellos, no tengas miedo en expresarlo a tu manera, aunque te dé
un poquito de vergüenza. Que te lleven a caballito a la camita y te arropen
cada noche, junto a tu muñeca o tu osito favorito, mientras acarician tus
mejillas sonrosadas. Y por supuesto, que te lean cuentos antes de entrar en el
mundo de Morfeo.
Ante tus peticiones, si ellos pueden y
lo ven bien, te las concederán. Y si no, acepta que es lo mejor. Escúchalos
puesto que hay mucha sabiduria
en ellos. Disfruta de los platos de tu madre ya que es una excelente
cocinera; doy fe de ello. Habla con los dos de todo lo que se te ocurra. Ambos
se desvivirán cuando te pongas malita o te hagas alguna heridita. Te darán ese
jarabe que sabe a rayos y te pondrán mercromina y una tirita en la rodilla
cuando te hagas pupa. Te llevarán al parque para que te subas una y mil veces
en los columpios y te tires por la resbaleta (bueno, tu hermano la subirá...).
Estarán a tu lado para que aprendas a montar en bicicleta y lo celebrarán
contigo cuando lo hagas sola. Siempre estarán ahí para ti. Soplarán contigo
cada año las velas en tu cumple y te harán miles de fotos. Y aunque estas
sirvan para el recuerdo, guarda cada momento de tu vida que pases con ellos en
lo más profundo de tu corazón, como si fuera un diario eterno que siempre te
acompañará.
Por encima de todo lo que he dicho hasta
ahora, sin duda alguna la decisión más importante de tu vida será qué postura
tomarás respecto a Dios. Te encontrarás a una inmensa mayoría que te dirán que
creer en alguien invisible es una locura. ¿Mi mejor consejo?: que busques al
Invisible y lo encontrarás en Jesucristo. Cuando os conozcáis, sabrás con total
certeza de que es real. Entenderás de tu necesidad de un Salvador y sabrás el
amor que profesa por ti. Así podrás hablarles a otros de Él. Aunque haya días
en que lo sientas distante y la noche más oscura te envuelva por momentos,
agárrate a sus promesas eternas que un día cumplirá, puesto que somos extranjeros y peregrinos en este
planeta. Tus padres te podrán hablar mucho de lo que Él ha hecho por
vosotros. Además, tendrás una gigantesca colección de libros que tu padre lleva
años guardando para que tu hermano mayor y tú podáis aprender y resolver todas
vuestras dudas, aunque el mayor pozo sin fondo de sabiduría lo encontrarás en
la Biblia. Todo lo que te escuches o leas, pásalo por ese filtro para conocer
la verdad. Si quieres, te dejaré también de mi biblioteca. Eso sí, nada de
subrayarlos, de hacer dibujitos en las esquinas ni de doblar las páginas como
si estuvieras haciendo un avioncito de papel...
Tendrás noción de sobra de que tu madre
tiene una voz maravillosa para cantar y que tu padre es un excelente escritor.
Y mucho más que verás en ellos. Tengas sus mismos talentos o no, no te compares
con nadie, y mucho menos te acomplejes. Simplemente descubre tus dones y
desarróllalos. Investiga qué te hace verdaderamente disfrutar y es acorde a la
voluntad de Dios. Pídele sabiduría. Estima tu valor en lo que Dios piensa de ti
y no en creencias distorsionadas.
Poco a poco tus horizontes se ampliarán.
El instituto, las nuevas amistades y ese sentimiento de sentirse un poco
perdido en la vida, serán una etapa más de tu crecimiento. No te dejes guiar
por los principios que dicta la sociedad que te rodea. No valores a nadie por
su físico, por su inteligencia o por su capacidad económica. Al final, nada de
eso perdurará. No busques amigos
perfectos porque no existen, pero sí aquellos en los cuales predomine la
sencillez, la integridad, la bondad, la nobleza y la sinceridad, y que no
tengan deseos de grandeza, para que sean parte de tu círculo íntimo.
Protege tu corazón, pero ábrele lo más profundo de tu alma a aquellas personas
que genuinamente se interesen
por tus pensamientos y sentimientos. Esto no significa que ignores o dejes de
lado al resto de la humanidad, puesto que ahí está incluida la parte de la
sociedad que más te necesitará: viud@s, pobres, huérfanos, afligidos,
solitarios, etc. Jesús tuvo sus buenos amigos, pero vino a buscar a todo el
mundo. Acércate a ellos y ayúdales en la medida de tus posibilidades.
Como descubrirás por ti misma, hay otra
parte menos agradable en el mundo. Te encontrarás con individuos peculiares,
algunos verbalmente maliciosos y resentidos por sus propias malas experiencias
que querrán dañarte por tus creencias, y habrá otros sin escrúpulos que
intentarán aprovecharse de tus buenas intenciones. Como Jesús dijo, sé prudente
como una serpiente y sencilla como una paloma. Y nunca les pagues mal por mal. No permitas que la opinión que puedan
tener estas personas sobre ti ennegrezca tu carácter ni consientas que la
amargura anide en tu corazón, por mucho daño que te puedan infligir en algún
momento de tu caminar. Que el dolor no te borre la sonrisa. Recupérala siempre
que veas que se diluye. Aunque la vida trate con todas sus fuerzas de robarte
la inocencia, consérvala a toda costa en lo más profundo de ti aunque el resto
de la humanidad la pierda. Mirar a los ojos de los más pequeños te ayudará a
lograrlo.
Ama la humildad y la sencillez en todas
las esferas, sin mirar a nadie por
encima del hombro. Cuando decaiga tu ánimo, concédete el derecho de
sentir la tristeza y llorar con libertad puesto que serán la vía por donde
eliminarás el dolor. Nunca olvides que incluso en las nubes más negras siempre
estará presente tu Dios. Pide ayuda sin temor y un abrazo cuando lo necesites.
Haz lo mismo cuando otros necesiten de ti, teniendo en mente que solo se puede
auxiliar al que lo desea realmente.
Abre
bien los ojos y conviértete en una persona muy observadora de todo y de todos.
Te enriquecerás en gran manera. Aprende de las equivocaciones propias y
ajenas. Te ayudarán a madurar. Independientemente de lo que hagan los demás, no
hagas juicios de valor sobre las
personas sin antes escucharlas y muéstrate educada con los que piensan de
manera diferente a la tuya aunque creas llevar la razón. No trates de imponer
tu opinión a nadie. Expón tus argumentos y deja que sean ellos quienes decidan
qué creer. Si están equivocados y no cambian, no te sobresaltes: es el orgullo
y la vanidad las que se lo impiden. No caigas en la misma trampa cuando seas tú
la que cometas errores.
Busca
tiempo a solas para reflexionar y meditar. Muchos de tus pasos se decidirán en
esos silencios. Si el paisaje no te gusta, redecóralo a tu gusto sin perder tu
esencia más profunda. Vacúnate contra el virus de la queja que anda suelto como
si fuera un fantasma. Encuentra siempre el lado positivo de la vida, aun en
medio de las circunstancias más adversas.
Haz el
bien siempre que esté en tu mano, pero no lo conviertas en un espectáculo
vanaglorioso para atraer la atención sobre ti misma. Procura que solo el
beneficiado de tus acciones se entere. No esperes nada a cambio. Algunos te
darán las gracias de distintas formas y otros no lo harán ni de lejos, pero que
no sea eso lo que te mueva, sino agradar a Dios. Él te lo recompensará en su
presencia.
No me
puedo imaginar
en qué situación se encontrará el mundo cuando ya seas adulta, pero no te dejes
cautivar por la tecnología; ella no te dará la felicidad. Úsala cuando sea
realmente beneficiosa y necesaria, pero no pierdas jamás la capacidad de deleitarte ante una
puesta de sol, ante la luna reflejada en el océano, ante el sonido del mar, ante
una sonrisa que te regalen, ante la lluvia que empapa tu cabello o ante tu
helado favorito, aunque todos suenen a clichés.
No creas que me he olvidado hablar de
algo importante: algún día, más tarde o más temprano, sentirás pequeños
pinchazos en el corazón. No te asustes. Simplemente será que te has enamorado
de algún chico. Seguro que en esos instantes no podrás pensar en nada más y el
mundo no te importará en absoluto. Jamás olvides que la persona que esté a tu
lado tendrá que merecerlo. Aunque te atraiga su belleza o su porte, eso es solo
el envoltorio. Descubre cómo es realmente. Que sea un verdadero cristiano con
el fruto del Espíritu, no alguien que solo lo aparente. Pregúntale por sus
valores y qué es lo que espera alcanzar en la vida. Analiza qué tenéis en común
y si os complementais. Examina cuáles son sus intereses, a qué dedica su tiempo
libre, y si se esfuerza en servir a Dios y aprender de Él. Comprueba si te
valora y te respeta verdaderamente. Observa cómo te habla, cómo expresa su
cariño hacia ti y si te apoya en los momentos de dolor. Escucha más allá de sus
palabras. Sé una buena oyente
para leer entre líneas. Así verás si es capaz de ofrecerte la
clase de amor que deseas, y viceversa. En definitiva, analizar si sois el uno
para el otro: él para ti y tú para él. Aunque
finalmente seas tú quien decidas, no temas escuchar la opinión de tus padres y
de los que te quieren. Y sobre todo, pídele a Dios sabiduria para elegir bien. No dejes tu mente
a un lado, ya que tendrás que ver si es la persona con la que quieres pasar el
resto de tu vida y formar tu propia familia.
Sea
como sea, disfruta cada etapa de la vida, sin anclarte en el pasado ni afanarte
por el futuro. Cuando crezcas, si te gustan las conversaciones hasta altas horas de la
madrugada, si te aficionas a las novelas de ciencia ficción y futuros
distópicos, al Foster`s Hollywood y al cine, cuenta conmigo, pero no me
preguntés por qué tuvo que morir Mufasa, el padre de Simba en El Rey León, porque todavía no lo sé...
¿Y qué más?: Nada más. ¿Nada más?: No
exactamente. Solo te he ofrecido una pequeña panorámica de lo que es este mundo
en el que acabas de entrar. Los detalles y el resto de tu vida quedan en tus
manos. Serás tú quien camines sobre esas páginas que Dios tiene preparadas para
ti. Hasta entonces, y para siempre, te deseo lo mejor. Que el Señor te guarde
siempre y que descanses en Él.
Un besito y buenas noches pequeña Sira.
Seeeé bueeena.
Tu amigo, E.T.
p.d. Sira es la hija de mis amigos Salvador Menéndez y Saray Momparler.
p.d. Sira es la hija de mis amigos Salvador Menéndez y Saray Momparler.