lunes, 10 de junio de 2024

11.10. ¿Eres soltero porque afirmas no necesitar pareja?

 


Venimos de aquí: ¿Eres soltero porque estás tan ocupado que nunca tienes tiempo para el amor? (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2024/04/119-eres-soltero-porque-estas-tan.html).

Lo repetiré a lo largo de todo el capítulo: las causas a la soltería que estamos exponiendo son adyacentes o secundarias. Las causas principales que suelen darse o ser la norma están descritas claramente en el segundo apartado del primer capítulo (Lo que le duele a los solteros: Haciendo malabares: http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2015/03/12-lo-que-duele-los-solteros-haciendo.html). Lo aclaro para que no haya malos entendidos y nadie se cree falsos sentimientos de culpa.

Hay multitud de personas que emplean cada cierto la expresión “no necesito a nadie a mi lado; estoy bien así”. Y la usan cuando, en cierta manera, se sienten acosados ante la pregunta: “¿Cuándo te casarás?”.
Muchos de ellos lo dicen con un corazón sincero. La realidad nos hace ver que es acorde con su estilo de vida, plena en sí misma. Esto es digno de elogio. Como veremos cuando llegue el momento, hay mil razones para sentirse bien y vivir una vida plena sin pareja. Pero no siempre la respuesta es sincera.

Tipos de eunuco
Jesús hizo mención a tres tipos de eunucos (cf. Mt. 19:12), como explica William Mcdonald:

- Algunos hombres son eunucos porque nacieron sin la capacidad de reproducirse.

- Otros lo son porque fueron castrados por los hombres; los gobernantes orientales a menudo castraban a los criados del harén para hacerlos eunucos.

- Pero Jesús tenía especialmente en mente a aquellos que se hicieron eunucos a sí mismos por causa del reino de los cielos. Estos hombres podrían haberse casado, y no tienen ningún problema físico. Pero en su dedicación al Rey y Su reino dejan voluntariamente el matrimonio para dedicarse a la causa de Cristo sin distracción alguna. Su celibato no es físico, sino cuestión de una abstinencia voluntaria[1].

Si un cristiano decide no casarse para servir totalmente a Dios -aunque ambas cosas no son incompatibles, ni muchísimo menos, que quede bien claro-, estará obedeciendo un llamamiento, sumamente específico y personal. Hay que tener cuidado de que esta decisión no sea fruto de ciertas frustraciones o de conflictos internos sin solucionar.
En el otro lado, hay un grupo que presume de no necesitar una pareja, cuando realmente no lo siente así. En verdad están llenos de tristeza, camuflando el dolor, y manifestando un tono irónico en sus palabras, como despreciando un potencial compañero, o escondiendo multitud de lágrimas que casi nadie conoce. En el fondo, desean un compañero, pero que, por distintas circunstancias, no tienen. Puede incluso que exista ira y resentimiento en el interior de sus corazones. Algunos de ellos sufrieron el rechazo en el pasado, o los  distintos esfuerzos que realizaron no dieron el fruto deseado. Otros se desanimaron por el poco interés que mostraban por él las personas del sexo opuesto.

Mala impresión
Cuando se usa el sarcasmo para despreciar al prójimo, se ofrece una mala impresión. Los demás observan, y le llegan a considerar una persona recelosa, lejana, insensible, indiferente y dura de corazón, prácticamente inconquistable y, por lo tanto, no deseable. Aparentan no necesitar a nadie a su lado, aunque la realidad sea completamente opuesta. Ofrecen externamente una falsa sensación de fortaleza.
Además, se muestran bruscos al rechazar cualquier tipo de ayuda práctica o consejo personal. Si insisten en ayudarles, se ofenden y se tornan verbalmente agresivos, o lanzan miradas frías como el hielo. Es una manera clara y contundente de decir: “No te necesito”. Siempre están con las barreras levantadas y no permiten que nadie entre en su mundo más íntimo y privado, salvo algunos amigos, casi siempre del mismo sexo.
Cuando alguien se muestra interesado y conoce cómo es en realidad, se marcha al sentir que es imposible satisfacerle y entender que no podrá aportarle nada como ser humano. Nadie quiere un compañero con las puertas del corazón cerradas, porque termina volviéndose crítico, autoritario y tremendamente exigente con su pareja.
Todo esto es la manera que tienen de negar ante sí mismos los verdaderos deseos que anidan en su alma. Se están engañando, aunque a la propia conciencia nunca le pueden ocultar la verdad. Con el paso del tiempo, este tipo de actitudes les conduce a tener serias dificultades para experimentar sentimientos positivos y alegres ante aquellos que se le acercan con intenciones amorosas. Ellos mismos son conscientes de esta realidad que no les agrada. Incluso les asusta, al sentirse como robots sin alma, ya que les cuesta llegar a sentir el cariño que otros le expresan. Podrán ser muy amigos de sus amigos, tiernos, cariñosos y dadivosos con ellos, pero cambiar totalmente su actitud ante aquellos que quieran mayor intimidad.
En estos casos, las mujeres suelen mostrar un carácter poco femenino (aunque puede que sí vistan como tales) y rechazan a los hombres tiernos y sensibles. Por su parte, los hombres dan una imagen de machos prepotentes. Los pretendientes maduros, al comprobar la poca receptividad mostrada por ambos, no irán más allá de una breve conversación.

Cambiando la actitud
La autosuficiencia en Cristo es sana, positiva y deseable. Somos llamados a cuidar de nosotros mismos (cf. 1 Ti. 4:16) y a vivir feliz de forma sana, aunque estemos solteros. Pero la autosuficiencia basada en la independencia total, eludiendo todo tipo de afecto y apoyo emocional, es enfermiza, negativa, inhumana e indeseable.
Si es tu caso, y como no me canso de repetir:

- Debes restablecer tu corazón.

- Sanar tus heridas.

- Disipar tu dolor, con la ayuda del Señor.

- Cambiar tu actitud negativa y tu forma lacónica de pensar.

- Aceptar de manera natural que te gustaría tener un compañero a tu lado, lo logres o no. Es un error negar esta clase de sentimientos para fingir fortaleza, creyendo que lo opuesto es una señal de vulnerabilidad.

¿Quiero decir que una actitud positiva traerá por arte de magia a la persona deseada? No, pero si no cambias tu forma de pensar, tu paso por este mundo será una amargurá. Y esa no es la voluntad de Dios para tu vida.

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* Prosigue en: ¿Eres soltero porque tienes miedo?


[1] Mcdonald, William. Comentario Bíblico del Antiguo y el Nuevo Testamento. Clie. Pág. 563.

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