Venimos de aquí: Jesús Revolution (2ª parte). 22 de junio de 2003: Una pequeña historia
de mi paso por una iglesia convertida en secta (https://usatumenteparapensar.blogspot.com/2023/10/jesus-revolution-2-parte-22-de-junio-de.html).
Lo que conté del partido de fútbol, se podría
considerar una anécdota con efectos muy
desafortunados, una mala experiencia que me podría haber evitado con una
poquita más de sabiduría y sentido común. Como no fue el caso, me tocó cargar
con ella. Lo que viví años después, y que espero algún día poder contar, fue un
verdadero calvario. Pero mi intención al narrarla, junto a todo el mal que
conlleva el legalismo, era traer a colación “tu propia historia”:
- si te has enfriado o apartado de Dios, es posible que
haya sido causado por experiencias sumamente desagradables, incluso
traumáticas, y tengas “tus razones para ello”.
- si no eres cristiano porque has oído historias
semejantes, y prefieres mantenerte al margen y vivir tu propia vida, puedo
entenderte.
A vosotros, estéis en un grupo u otro, os vuelvo a
querer hablar desde las entrañas, mostrar la realidad sin tapujo alguno y ver
qué se puede hacer al respecto.
Te comprendo
perfectamente, pero... ¿esa es
la realidad de Dios? ¿Y la tuya?
¿Quién, en su sano juicio, querría estar, ni
remotamente cerca, de un grupo de personas, que se hacen llamar cristianos, que
te hacen daño? Nadie en absoluto.
¿Cómo me sentí cuando salí de aquel lugar? Junto con
la muerte de mi padre, fueron los peores meses de mi vida. Me apabullaron. Mis
emociones se desbordaron por completo. Perdí el control de la situación, y no
sabía qué hacer al respecto. La inmensa mayoría de mis amistades desaparecieron.
Experimenté la muerte social. Llegué a tal límite que me planteé acabar con
todo, por primera y última vez en mi vida. Y no hace falta que escriba la
palabra para que entiendas a qué me refiero. Nunca fui de víctima, y eso me
ayudó a seguir adelante. Pero ese túnel, que me llevó meses atravesar, fue
negro como el carbón.
Por eso puedo
empatizar con cualquier persona, tanto antiguos cristianos –que se han sentido
usados, abusados y manipulados, y todo lo que les huele a “cristianos” les crea
animadversión-, como los que no son
creyentes y no quieren saber nada del tema. También digo que me resulta muy
triste que algunos solo hagan referencia al cristianismo cuando quieren hacer
mofa de los falsos creyentes. Todo lo que expuse en el escrito anterior puede
presentarse como “razones” para abandonar a Dios, pero serían excusas por mi
parte, y por cualquier otra persona que se agarre a ellas para defender su
postura de “adiós, Dios” o “seguiré creyendo en ti, pero a mí manera. A partir de ahora, viviré mi propia vida, tomaré mis
propias decisiones sin contar contigo, y basaré mi ética y moral en lo que yo crea”.
Recuerda, una vez más, que el hecho de que haya individuos que afirmen ser cristianos y no
sean de ejemplo, no significa que esa “realidad” represente a Dios. Imagina que
asistes invitado a un partido de fútbol entre el Milan y el Sevilla. Y allí
contemplas a varios centenares de aficionados de ambos equipos enfrentándose a
pedradas y puñetazos. Es tal la escena, que tú, junto a miles de personas
inocentes, tienes que salir corriendo, y la Policía interviene con
contundencia. Si, días, semanas, meses o años después, me conocieras y,
hablando, te contará que soy aficionado al Sevilla, ¿pensarías,
automáticamente, que soy una persona “violenta”? Sería un prejuicio si lo
afirmaras. Bastaría con saber un poco más de mí para saber que esos individuos
“sevillistas” no me representan, ni a mí, ni a nadie. Pues con los “cristianos”
y “Cristo”, exactamente igual. Que haya “malos cristianos”, “falsos
cristianos”, “hipócritas”, “individuos que dicen y no hacen”, “que no aman a
pesar de hablar todo el día de amor”, no significa, ni muchísimo menos, que ESA
imagen sea la de Jesús de Nazaret.
Por eso quiero ser muy claro: si eres de los que se
apartó de Dios a causa de terceras personas, de lo que te hicieron, de lo que
te causaron, de lo que te provocaron, sigues
siendo esclavo de lo que ellas hicieron contigo; por una sencilla razón:
continúan controlando tus decisiones. Has tomado un camino en base a las
acciones de otros individuos. De ahí que...
Vivir en paz sin Dios es una falsa paz.
Vivir confiado sin Dios es una falsa confianza.
Vivir libre sin Dios es una falsa libertad.
Vivir feliz sin Dios es una falsa felicidad.
Vivir con la vida resuelta sin Dios, es no haber resuelto
nada.
Vivir con un propósito que no incluya a Dios, es una
vida sin propósito.
Vivir con sueños que no incluyan a Dios es un sin soñar.
Y sé que tú sabes todo esto, aunque no quieras dar tu
brazo a torcer, y trates de negarlo con acciones y palabras, mostrando al mundo
“cuán feliz eres” y “cuán bien te marcha todo”. Pero, como dice Miguel
Contreras, en su libro El vacío del alma
que solo Dios puede llenar: “Si alguien busca estar satisfecho fuera de
Dios, entonces vivirá con el vacío del alma, independientemente de lo que
acumule. Ese vacío del alma se tiene desde que uno nace hasta que Dios en su
plan soberano lo llena. Entonces la vida es transformada. Hoy entiendo que lo
más importante es la certeza de la eternidad al lado de Dios”.
Tú, tú, tú y
solo tú, con Dios
Acabaré, una vez más, hablándole tanto a los no
cristianos como a los que se apartaron o enfriaron:
1. A los que no son cristianos, que rehúyen buscar a
Cristo, por experiencias como las que narré, u otras, pudiendo tener miedo a
que algo así les suceda. Por un lado, ya están sobre aviso, y les he dejado
claro que, el hecho de “alguien te diga que es cristiano”, no significa que lo
sea, ni que ESA sea la imagen de Dios. Es fundamental que, en tu mente,
aprendas a separar lo uno de lo otro.
¿Mi consejo, a ti, seas un buscador o no? Dos en
concreto: el primero, es que compres y leas detenidamente el libro “El Caso de
Cristo”, de Lee Strobell. Su esposa se hizo cristiana, y él, periodista ateo,
quiso mostrarle su error, llevando a cabo una ardua investigación. Y no me
digas que no tienes diez euros, que es lo que cuesta, cuando el precio de ese
libro te lo gastas en cualquier prenda de vestir o en tomarte una hamburguesa.
Lo puedes solicitar en cualquier librería, y si no, aquí lo tienes en Amazon: https://www.amazon.es/caso-Cristo-investigaci%C3%B3n-periodista-Investigation/dp/0829721924/ref=cm_cr_arp_d_product_top?ie=UTF8
Y mi segunda recomendación, que te parecerá hasta
extraña: lee el Evangelio de Marcos. Son solo dieciséis capítulos. No hace
falta, ni mucho menos, que lo entiendas todo o que te vayas deteniendo en las
dudas que te vayan surgiendo. Ya habrá tiempo para eso algún día. Ahora,
limítate a pasear concienzudamente por sus letras, con la mente abierta. Entra
en la historia como si la estuvieras viviendo en una película. A ver qué te
encuentras y qué te parece. Date esa oportunidad. Dale a Dios esa oportunidad.
2. Por último, a los apartados y enfriados, aunque no
diré nada nuevo o que no sepan:
¿Y qué si hay malas personas?
¿Y qué si hay falsos cristianos?
¿Y qué si hay individuos que juegan con el nombre de
Dios a su antojo?
¿Y qué si te hicieron daño?
¿Y qué si otros se apartaron?
¿Y qué si ves hipocresía?
¿Y qué si escuchas de las “obras de la carne” que
cometen los demás, como “adulterio, fornicación, inmundicia,
lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras,
orgías”?
¿Y qué, con todo eso?
Recuerda lo que le dijo Jesús a Pedro: “¿qué a ti? Sígueme
tú” (Jn. 21:22). ¡Tú, tú, tú, tú,
túuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!
¡Deja de ser esclavo de lo que otros hacen o dejan de
hacer! Ponte delante de un espejo, que te veas bien la cara, porque vas a
hablarte a ti mismo. Pero mira bien: no te quedes en los ojos o en tu boca. Ve más allá, a tu alma. Si tienes
que gritar, hazlo. Si tus vecinos se asustan, que se asusten. Enfádate
si quieres, hasta rabiar. O llora. Lo que necesites. Y repite ante ti mismo:
“NO ME DA LA GANA SER ESCLAVO DE LAS MALAS DECISIONES DE LOS DEMÁS O DE LO QUE
ME HAN HECHO. DIOS MÍO, TE QUIERO SOLO A TI, SOLO A TI, SOLO A TI. PERDÓNAME
POR HABERTE DEJADO A UN LADO. QUIERO QUE SEAS MI MUNDO, MI ALEGRÍA, MI
CONSUELO, MI SUEÑO, MI META Y MI ILUSIÓN”.
¡Me encantaría levantarte en peso de los mofletes para hacerte
reaccionar, leñe! Pero no depende de mí lo que hagas a continuación. Solo digo
que me da exactamente igual si son esas palabras u otras, y que mi único deseo
es que retornes a TU SALVADOR y al
primer amor. Que Él vuelva a ser tu Señor.
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