De entre los pocos programas que me
gustan de la televisión y que veo –aunque lo hago online y en diferido para
evitar la pérdida de tiempo que suponen los anuncios- se encuentra Salvados, del conocido periodista Jordi
Évole. El pasado 23 de octubre[1] trató
el tema de la eutanasia, con el título La
buena muerte, usando el significado original en griego de dicha palabra
compuesta: eu (bueno, hermoso, feliz) y thanatos
(muerte).
Aunque ofreció ambas posturas (la que está a
favor y la que está en contra), a nivel testimonial únicamente mostró la de Carlos Martínez –afectado por la
enfermedad degenerativa e incurable llamada ELA, y fallecido poco
después de la grabación del espacio-, que estaba a favor de dicha práctica y la
reclamaba para sí mismo. Además, el presentador se decantó claramente por una
postura, ya que, aparte de mostrar la del paciente, añadió la de tres médicos
que pensaban igual (uno de ellos por ser el primer condenado en España por
practicar una eutanasia[2]) y
rematando con Erik Van Wijlick, del Real Colegio de Médicos de Holanda, país
donde la eutanasia está aprobada. En total, se entrevistó a cuatro personas a
favor y solo una en contra.
Todo esto me sorprendió y desilusionó,
puesto que dicho espacio televisivo suele ser, por norma general (que no
siempre), equilibrado, mostrando ampliamente ambos extremos, dejando que sea el
espectador el que se incline por uno u otro, sea en asuntos políticos, sociales
u otros, algo que no sucedió en esta ocasión. Una chica dejó este comentario: “Una amiga del facebook que tiene ELA
comentó que estaría bien que hicierais un programa con los que a pesar del ELA
tienen ganas e ilusión por la vida. Atended esa ilusión y el testimonio
impresionante de estas personas”.
¿Qué suelen hacer los medios de
comunicación generalistas en lo que respecta a multitud de asuntos? Publicar
historias que muestran una sola cara o decantarse abrumadoramente por un punto
de vista. ¿Manifestaciones a favor del aborto y del matrimonio homosexual?
Primera plana en toda la prensa. ¿Manifestaciones a favor de la vida, de los
derechos del feto y de la familia tradicional? Una pequeña reseña y, en la
mayoría de las ocasiones, ni eso. Es lo mismo que hizo el señor Évole: ofreció
el rostro de “enfermos partidarios”, pero no de “enfermos no-partidarios”. Como
dijo un telespectador: “ya no sé qué muestra, si la realidad o lo que él piensa
que debemos ver”.
Esto mismo lo podemos comprobar en
multitud de periódicos que este pasado verano ofrecieron grandes entrevistas a
deportistas paraolímpicos a favor de la eutanasia (como la belga Marieke
Vervoort[3],
que incluso tiene firmados los papeles para que se la apliquen –al ser legal en
su país- cuando ella decida) pero en rarísimas ocasiones escriben sobre aquellos que también están
enfermos de ELA u otras enfermedades degenerativas y dolorosas pero, aun así, no
quieren acabar con sus vidas. Este tipo de prensa provoca que, al final, la
conciencia social quede, como siempre, sesgada.
Como tengo que ser justo por la parte
que me toca, añado una rareza entre
la prensa, y que se publicó a principios de Marzo de este año (tiempo después
de que terminara de escribir estos artículos): una entrevista y un “cara a cara”
entre un enfermo que quiere morir y otro que no: “Mis razones para morir / Mis
razones para vivir” (http://www.elmundo.es/cronica/2017/03/03/58b17708468aeb7b238b4593.html),
y que merece la pena leer antes de analizar mis doce escritos y, especialmente,
después.
¿Disentir
está prohibido?
Cualquier ser humano que se precie de
serlo, independientemente de que ya tenga su opinión al respecto, debe siempre
escuchar de manera interesada los motivos y las creencias últimas que conducen
a otro sector de la sociedad a pensar de manera opuesta. Tristemente, está más
que comprobado que, en los foros de opinión y en los comentarios que dejan los
lectores en la prensa virtual, es imposible escribir sin que hagan acto de
aparición los clichés manidos, como las acusaciones de fanatismo, de
insensibilidad, de hipocresía, de cinismo, de falta de misericordia, de
humanidad y empatía, aderezado en ocasiones con insultos y burlas, siendo los
más suaves ´psicópatas sin piedad`. A algún “valiente” que se atrevió a llevar
la contraria le desearon de todo corazón que enfermara para que así cambiara de
opinión. Por eso no participo en esos lugares y no se lo recomiendo a nadie.
En lo que respecta al susodicho programa
La Buena muerte, se entrevistó al doctor
Marcos Gómez (Director de la Unidad de Medicina Paliativa del
Hospital Dr. Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, Ex Presidente de la Sociedad
Española de Cuidados Paliativos –SECPAL- y miembro de la Comisión Central de
Deontología de la OMC), y cuya
opinión era contraria a la eutanasia. La reacciones contra él en las redes
sociales no se hicieron esperar. Como botón de muestra de que disentir está
prohibido –como también sucede en temas como el aborto y el matrimonio homosexual,
aunque se haga respetuosamente como hizo él- cito algunas de las palabras que
se le dedicó entre los más de mil comentarios que he leído en distintas
fuentes:
- “Este
médico debe de ganar dinero con las drogas-medicinas”.
- “¿De dónde se ha escapado este
doctor?”.
- “No estoy segura de si este señor
esconde su fanatismo religioso debajo de su ´ética médica`, o simplemente un
complejo de Dios de libro de psicología”.
- “Me parece un falso”.
- “¡Qué poco humano!”.
- “Daba la sensación de que hablaba para
estúpidos... o él se creía demasiado listo”.
Y esto
es sumamente ligth. He omitido todos
los vulgarismos e insultos que se han hecho contra su persona porque harían
falta varias páginas. Es lo que tiene Internet: millones de individuos que se
sienten con total libertad detrás de la pantalla de un ordenador para insultar
sin pagar las consecuencias[4].
La
inmensa mayoría de la masa social cree que no se puede juzgar. Es sorprendente
que incluso los que no son creyentes respalden ese pensamiento citando las
palabras de Jesús: “no juzguéis para que
no seáis juzgados” (Mateo 7:1). Son los mismos que olvidan mencionar el otro dicho suyo que complementa y aclara el
primero: “No juzguéis
según las apariencias, sino juzgad con justo juicio”
(Juan
7:24). “Juzgar” no es sinónimo
de “condenar”. En el mismo diccionario podemos
comprobar que su segunda acepción es “valorar, formar juicio u opinión sobre
algo o alguien”. Así que los que se han ofendido con aquellos que no
comparten la forma de pensar de Carlos y los pro-eutanasia, deberían de saber que, en el sentido que hemos señalado,
toda persona puede juzgar las palabras y acciones de otras personas, aunque
difieran de las suyas. Y eso no es faltarle el respeto a nadie. ¿O es que solo
podemos valorar y dar una opinión personal si pensamos igual y tenemos una idea
uniforme? ¿No es eso otra forma de totalitarismo?
Siento muchísimo por lo que pasó Carlos y su familia, y el corazón se
estremecía escuchándolo, pero eso no quiere decir que tenga que opinar como
ellos.
“Cómo
les gusta imponer su moral”, fue uno de los cientos de mensajes que leí por
la red. Cuando leo algo así, me quedo estupefacto. En mi caso, no trato de
imponer nada ni puedo obligar a nadie a pensar como lo hago, ni viceversa.
Tampoco agredo ni insulto como hacen las FEMEN ante los que se manifiestan en
contra del aborto libre. Pero sí los pro
pueden exponer sus criterios y defenderlos ante la sociedad –con el deseo de
establecerlos como derechos, normas y leyes-, ¿por qué los anti no podemos hacer lo mismo? ¿Es que las reglas sólo se aplican
a un sector de la población?
¿La culpa es de la religión?
Otro de
los argumentos que usan los pro concierne
a la fe: puesto que la mayoría de los que la defienden niegan la vida eterna y
la existencia de un ser sobrenatural (según ellos, bajo el postulado de que “la
ciencia” demuestra la imposibilidad tanto de lo uno como lo otro), no
creen que ningún “diosito” (el calificativo que usan para mofarse) tenga nada
que decir al respecto. Achacan toda creencia espiritual a personas retrógradas,
ignorantes, fanáticas, incultas y adoctrinadas, que creen en cuentos de hadas,
y que tienen que aprender a pesar página y modernizarse como el resto de la
sociedad.
Tras la
emisión del citado programa, las redes sociales se desbordaron de comentarios
señalando a la religión como causante principal de que no se haya legalizado todavía la
eutanasia en España. Corrigiendo las faltas de ortografía que resultan
hirientes para la vista y omitiendo nuevamente las opiniones groseras, he aquí
una muestra:
- “Todo
es culpa de la religión. De nada sirve más que para poner trabas a la
felicidad”.
-
“Falta educación y sobra religión en España. Que dejen decidir a cada uno, como
el aborto”.
- “Solo
rechazan la eutanasia los que piensan que nuestra vida sólo pertenece a Dios”.
- “A
ver si dejan de entrometerse y de manipular a la ciudadanía con sus habituales
monsergas, farsas, mentiras, manipulaciones, y dejan ya de adoctrinar a
borreg@s”.
- “Este
hombre no tiene una muerte digna por la religión”.
- “La
religión también influye. Para ellos hay que sufrir para ir al paraíso”.
- “El
que por casualidad se mete a médico siendo un ´religioso radical que impone su
moral` se ha equivocado de profesión. Cuando quiera curar a gente que los envíe
a rezar”.
Según
ellos, todo se resume a que los que están en contra de la eutanasia “son
víctimas de sus miedos, cegados por dogmas, prejuicios, condicionantes
religiosos”.
Lo
llamativo es que el doctor Marcos Gómez no ofreció ningún argumento en contra
de la eutanasia que implicara a Dios. De la misma manera que él, todos los
razonamientos que voy a presentar no van a incluir la fe cristiana ni a Dios, aunque hablaré de ambos en el capítulo final, una vez haya concluido todo el análisis
sobre este tema. Por lo tanto, no hace falta que me detenga a refutar las
conclusiones que muchos han sacado sobre la supuesta culpabilidad de la
religión, aparte de que me desviaría completamente de las materias principales.
Hay tanta memoria histórica selectiva,
y tantos prejuicios y estereotipos sobre el cristianismo –o lo que las personas
entienden por cristianismo- que en un futuro cercano me centraré en
describirlos para mostrar sus errores.
Dicho esto, añadiré que resulta
sumamente llamativo e irónico que cuando la prensa cita a creyentes que están
en contra de la eutanasia sea expresamente para desprestigiarlos o burlarse de
ellos, y por el contrario se les toma en serio cuando están a favor de dicha praxis,
como en el caso del polémico Hans Küng[5] (al
que ni siquiera considero cristiano[6]) y
del ex diputado holandés Van der
Heijden –supuestamente devoto católico- que decidió suicidarse junto a
su esposa. De éste, la periodista llegó a decir que “supone un aval póstumo
muy significativo”. Una vez más, vemos el doble rasero que usan los
periodistas.
Las bases
Por todo lo señalado hasta
ahora, y ante la intolerancia de los que se hacen llamar tolerantes (http://usatumenteparapensar.blogspot.com.es/2013/11/la-intolerancia-de-los-que-se-hacen.html),
estos escritos parten de una base, dividida en tres aspectos; van dirigidos exclusivamente a:
- Aquellos que no se han decantado por
una opción porque no conocen realmente los argumentos de ambos bandos.
- Los que, aunque están a favor de la
eutanasia, son respetuosos, abiertos y están interesados en saber el porqué hay
muchos que no la apoyan, cuestión que apenas se desarrolló en el programa.
- Aquellos que no la defienden pero no
tienen sus propias razones muy definidas.
A los que son irrespetuosos, a los que
disfrutan con el insulto barato, a los que no les importa lo más mínimo
formarse una opinión personal sobre este trascendental tema, y a los que no
tienen ningún interés en escuchar opiniones divergentes a las suyas, les
recomiendo no perder el tiempo. Al resto, a los que se sienten incluidos en
alguno de los tres aspectos que conforman la base, les animo a seguir hasta el
final esta serie de artículos –puesto que conforman un todo- para formarse una idea global y completa. Si es tu caso,
recuerda que todos estos
escritos constituyen un puzzle, así que para verlo en su totalidad hay que
analizar cada ficha y situarla a continuación en el conjunto global. No hacerlo
sería un error, al igual que juzgar un libro por un único capítulo.
Mi idea
a la hora de tratar la eutanasia es no esquivar ningún asunto en particular,
por muy espinoso, peliagudo, controversial o incómodo que resulte, sea el tema
que sea (médico, ético, social, personal y legal), ya que es algo que procuro hacer
siempre. Por eso también haré mención a ese porcentaje de pacientes en
situaciones extremas que muchas veces se citan para defender la llamada “muerta
digna”.
Y sin más, comencemos.
Continuará en A favor y en contra de la eutanasia: dos posturas opuestas.
[1]
Emitido el 23 de octubre - 2016 http://www.atresplayer.com/television/programas/salvados/temporada-12/capitulo-2-buena-muerte_2016102200103.html
[2]
Marcos Ariel Hourmann, quien fue condenado a un año de prisión pero que no
cumplió al carecer de antecedentes penales.
[4]
A personas así, que usan las redes sociales para ultrajar a los que no piensan
como ellos, les recomendaría que reflexionaran viendo el capítulo Odio Nacional de la serie Black Mirror.
[6] Es difícil calificar –por no decir
imposible- como verdadero cristiano a alguien como Hans Küng, ya que en su
famosa obra “Ser cristiano”: 1)Niega la inspiración de la Palabra de Dios
formulada en 1 Ti. 3:16 por el mismo Pablo; 2)Rechaza casi todos los elementos
milagrosos del Evangelio. 3)Se muestra ambiguo en su formulación sobre la
cristología. Grau, José. Catolicismo
Romano: Orígenes y desarrollo (tomo 2). P. 1057-1065.